Mía..., sexo con el hijo del jefe...

Mía Sara nos ofrece una única noche de sexo privilegiado con el hijo de su jefe...

MÍA..., SEXO CON EL HIJO DEL JEFE...

Mía Sara nos ofrece una única noche de sexo privilegiado con el hijo de su jefe...

Hola de nuevo mis amigos, hoy les traigo otro relato de mi diosa Mía Sara...

Sin más dilación, aquí les dejo esta joya sensual del relato erótico...

Dice así:

Corría el año 1986, tenía 22 primaveras, ya me había separado de mi marido y tenía únicamente a mi hija de corta edad...

En otro relato les contare mis vicisitudes amorosas y sexuales relacionadas con esos frutos maravillosos que son mis hijos..., de diferentes relaciones, de diferentes amores, pasajeros o más permanentes...

Amor y sexo siempre unidos..., a veces de manera instintiva..., a veces de manera consciente...

Era eficaz secretaria de una firma contable de prestigio en la ciudad de Panamá, cuyo nombre no viene a colación en este momento.

Además de nuestro jefe, y su hijo recién llegado de Estados Unidos, estábamos 16 mujeres trabajando en aquella oficina de cierta relevancia estatal.

Si bien yo era la secretaria ejecutiva, había secretarias y auxiliares administrativas, además de especialistas de diferentes áreas de gestión empresarial, desde áreas jurídicas hasta áreas de ecología y medio ambiente, pasando por economía, y recursos financieros.

En fin..., una gran consultora..., cerrada desde la muerte de su CEO hace ya algunos años.

Trimestralmente el trabajo se incrementaba por causa de declaraciones y presentaciones de impuestos de nuestros clientes, entre ellos, algunas delegaciones de empresas internacionales.

Corría el mes de junio, hacía calor.

La declaración de la renta era inminente y debíamos de hacer horas extraordinarias hasta altas horas de la noche.

Al terminar la jornada nos repartíamos en varios coches a fin de evitar tener que ir solas a nuestros domicilios particulares.

Aquella noche de finales de junio, me tocó viajar en el coche del hijo del jefe.

Una coincidencia maravillosa a la postre.

Julio José, el hijo del jefe, al que todas llamábamos “Julito” acababa de terminar sus estudios universitarios en la Universidad de Berkeley en California, una de las universidades públicas más prestigiosas no solo de California, sino de todo Norteamérica e incluso de todo el mundo.

Que entre sus docentes y alumnos se hayan computado más de cien premios nobel, es solo una anécdota más, a su tremenda clarividencia pedagógica.

Julito había estudiado uno de los programas más innovadores por entonces..., Ciencias Medio Ambientales junto a Economía.

Julito llevaba dos meses en la empresa y tenía a todas las mujeres revolucionadas.., también a mí.

Era además de joven, alto, buen mozo, sencillo, con buen humor, detallista, trabajador responsable...

Todas apostábamos por quien sería la primera en beneficiárselo...

A pesar de tener muchas contrincantes de prestigio, belleza y dotes de todo tipo..., aquella apuesta la ganaría yo...

Hablar con él, era tener la sonrisa en boca a todas horas debido a sus bromas permanentes sin mal gusto.

Yo llevaba cinco meses separada de mi ex marido, y durante aquellos duros cinco meses, quizás alguno más por los periodos previos, llevaba sin estar con un hombre en condiciones casi todo un año...

Mi cuerpo tenía disparadas las feromonas, aunque el trabajo intenso no me permitía tener ninguna relación seria, salvo algún salvaje revolcón rápido algún que otro sábado..., muy de vez en cuando...

(Mi amor..., cuanta hambre de hombre pasaba en aquellas fechas...)

Sentía que necesitaba una noche entera de pasión y sexo..., lo que no sabía es que aquella noche de junio sería la propicia.

Julito me pidió que me quedase la última en el reparto domiciliario de compañeras aludiendo que tenía que comentarme algo para el día siguiente...

Accedí, inocentemente..., aunque dentro de mí..., algo me decía que habría algo más...

No me equivocaba.

Mi sexo estaba inundándose segundo a segundo según se aproximaba el momento de estar solos.

Al despedir a la última compañera..., llevó de inmediato su mano a mi pierna...

Recuerdo perfectamente que llevaba aquella noche unos pantalones vaqueros azules intensos...

Empezaba a lloviznar, aunque la temperatura era excelente...

Hablarme de cosas triviales mientras me tocaba ligeramente mi pierna, entraba dentro de su humor nada nocivo de Julito.., pero cuando su mano empezaba a llegar cerca de mi sexo..., le dije...

Julito..., ¿Qué se te ha perdido por estos lares calientes...?

Me gustas mucho... Mía Sara... (Dijo..., sacando su lado seductor...)

La luna llena, siempre me ha predispuesto al sexo..., la lluvia también..., y la naturaleza mucho más...

Como conociendo mis preferencias, Julito me llevo cerca del mar, a unos de los parques principales y más grandes de nuestra ciudad...

De día, centenares de personas aparcaban en aquel aparcamiento en frente del mar Pacífico para hacer ejercicio y pasear durante horas y horas por aquellos infinitos senderos y caminos de aquel parque de nombre tan característico..., y que ya nombré cuando aquel vecino me llevo al río...

Nos bajamos de su Toyota recién estrenado..., un Land Cruiser  Bj 7p..., me acuerdo perfectamente pues fui la encargada de todo el papeleo del coche de Julito... Era de color metalizado gris precioso...

Me dejé llevar...

Había dejado de lloviznar y el césped ya estaba seco...

Sin darnos cuenta estábamos desnudos al lado del coche...

Nuestra propia ropa, hacía de lienzo de amor...

Pensé que estaría poco experimentado..., ya que años atrás en la oficina antes de irse a la universidad, era un muchacho demasiado tímido en el sexo.

Su estancia por Berkeley seguro que le había cambiado...

Al final de la noche, mi dictamen era que aquel joven era un experto amante..., seguramente gracias a decenas de californianas que se lo habían merendado...

Nos tocábamos con lujuria...

Nos acariciábamos recíprocamente todo nuestro cuerpo...

Nos lamimos es turnos repetitivos respectivamente todas nuestras calientes carnes.., a excepción del sexo...

Dijo querer hacerme masaje tántrico...

Amigas, no les recomiendo un buen masaje tántrico si no quieren disfrutar de verdad...

Llegada la hora mamé aquella verga enorme hasta tenerla en una dureza extrema...

Creyendo que me penetraría...  Julito dijo desear comerme el coño.... que hasta ahora había respetado..., física y tántricamente...

¡Vaya comidita de sexo del jovencito!!!

Le hubiese dado entonces un doce en una escala de cero a diez...

Hoy después más de treinta años..., aquel recuerdo es para darle al menos un trece más dos...

(Mi amor cada día me encanta más tu número trece...)

Amigos..., aun me excito y me masturbo recordando aquella noche mágica...

Después de correrme varias veces con aquella maravillosa lengua en mi coño..., me pidió posición perrito... y mientras me magreaba mis tetas erectas y duras por entonces..., me empezó a follar con profundidad...

(Mi diosa..., tus tetas siempre...,  serán perfectas...)

Era incansable follando...

Durante horas hicimos sexo y él quería aguantar hasta el final como un auténtico maestro del noble arte del sexo placentero...

Creo humildemente que Julito era un experto amante y que años más tarde, la que sería su mujer, disfrutaría de aquel magnifico amante..., aunque antes hubo de practicar con la gran mayoría de mis compañeras...

Lo malo de Julito..., era colibrí de flor única..., pasaba a la siguiente con facilidad..., olvidándose de la anterior...

No es criticable..., ser flor de un día... Cada cual..., que actué como desee..., lo importante es no hacer daño, ni crear falsas expectativas...

Bien está lo que bien se disfrutó..., siempre pensé...

Cerca del amanecer abrazados, después de haber hecho varias veces el amor, nos confesamos inexistencia de amor y si de mucha atracción física y sexual aquella noche mágica...

Bendito sexo...

Después de horas de sexo, por fin se corrió y decidimos bañarnos en la playa...

Disfrutamos de juego amoroso dentro del agua..., algo que me encanta al igual que a mi adorado Manchego...

(Bendita diosa..., como recuerdas los detalles que te cuento...)

Empezó a lloviznar nuevamente y aquella sensación de frio nocturno de sentirnos mojados nos animó a meternos en el coche y acondicionarlo para hacer el remate amoroso dentro del mismo....

Me dijo que el coche se estrenaba sexualmente conmigo...

Por entonces yo estaba bien hermosa, según diría la abuela centenaria de mi Pepito..., yo hubiese dicho alguna que otra cosa...

Rellenita pero con carnes prietas y sensuales.., que disfrutaron de aquel miembro enorme de Julito..., de su lengua, de sus manos y de todo su ser...

Lamí, comí, tragué... semen...

Lamió, comió, tragó..., flujos...

La cuarta corrida de Julito dentro de mí.., abrazados, cansados y sudorosos..., nos dejó durante minutos aturdidos...

Amanecía cuando nos despedíamos...

Ambos sabíamos que éramos flor de un día..., mejor dicho..., de una noche.

El tiempo justo para ducha, desayuno y prepararme para la oficina...

A las ocho de la mañana entraba esta reina por la oficina como si fuese la mujer más satisfecha de todo el mundo mundial...

Todas se dieron cuenta de que había sido espléndidamente follada..., y muy pocas supieron aquel día..., solo las más íntimas..., que había sido Julito el artífice...

Hasta aquí aquella radiante noche de sexo excepcional..., más que gratificante...

Gracias Mía Sara por participarnos de tus sensaciones..., aquella gran noche de junio..., cuando tenías apenas 22 primaveras...

Estarías maravillosa mi vida..., pero creo que aun hoy lo estas más..., mi AMOR...

PEPOTECR.