Mia. Segunda parte y final.

Trabajo de ficción. Mia conocerá su destino en manos de Keith y el equipo de médicos que él había contratado para transformar a Mia en la perfecta esclava sexual.

A la mañana siguiente Mia despertó en una habitación que no conocía. Se sentía un poco enferma, le dolía horrible la cabeza, el dolor casi no la dejaba pensar con claridad, y la enorme cantidad de luz que entraba por las ventanas, la hizo volver a recostarse y cerrar los ojos. De pronto su mente empezó a recordar la noche anterior.

Recordó que se paró para bailar con Keith, que se sintió de pronto muy atraída hacia él, y con unos deseos enormes de coger. Su siguiente recuerdo era que habían llegado a su casa.

-¡Dios mío! Estoy en la casa de Keith. Dijo Mia en voz alta, casi gritando. De pronto trató de sentarse en la cama y se dio cuenta que estaba desnuda, y que estaba atada, estaba atada a una enorme cama en una hermosa habitación. Sus muñecas estaban atadas a la cabecera de la cama, con algo parecido a unos largos listones de terciopelo negro y sintió que sus pies estaban firmemente atados también. Las ataduras de las manos estaban lo suficientemente sueltas para que lograra sentarse, pero lo que sea que estuviera atando sus piernas , no permitía que las moviera. Cuando se sentó en la cama, se bajaron las sábanas que la cubrían, estaba desnuda pudo sentir y notar que lo único que traía puesto era una tanga, y una tanga en verdad pequeña porque podía sentir la forma en que se enterraba en su carne, entre sus nalgas y en sus labios vaginales.

Y de pronto recordó todo lo que había ocurrido la noche anterior, o al menos casi todo, porque sentía que algunos recuerdos estaban un poco nebulosos.

Recordó que en tan pronto llegó a la casa de Keith, el la folló, la folló como nunca nadie en su vida la había follado. Entonces reconoció bien la habitación, habían estado juntos en aquí la noche anterior. Le dolía su vagina, nunca la habían follado tan fuerte, podía ver que sus senos y sus pezones estaban con moretones, esos que se hacen cuando alguien te chupa la piel. Sus pezones también estaban rojos, irritados, le dolían, Keith la había mordido, y había succionado de sus pezones en una forma espectacular. Con cada recuerdo que le venía a la mente se sentía más enferma, el dolor de cabeza sentía que iba a aumentar hasta que le explotara. No lograba entender cómo había ella admitido ir con él a su casa, jamás en un millón de años ella hubiera aceptado una invitación de él. Le dolían las piernas, no lograba entender bien porque, pero un recuerdo un poco borroso que tenía, de estar en unos enormes zapatos de tacón (que no eran suyos), atada a alguna estructura empotrada en la pared, sentía que estaba relacionada a eso, no estaba muy clara en su mente la memoria de lo que pasó mientras estuvo atada así, pero algo en su interior le decía que ese dolor en las piernas estaba vinculado a esa estructura en la pared.

Con cada recuerdo se sentía casi enferma del estómago, pero no le extrañaba, Keith era un hijo de perra, debió haber imaginado que algo así podría pasar desde el momento en que se dio cuenta de cómo la observaba cuando estaban juntos en la oficina. ¿Mis amigas? pensó, ¿cómo me dejaron salir sola del Arlequín con este monstruo? No entendía nada de lo que había pasado, por un momento trató de dejar de pensar, se sentía demasiado débil, la cabeza le dolía demasiado, y pensar le estaba costando trabajo.

Y entonces se abrió la puerta, y entró Keith, con él venía otro hombre vestido de médico con la cara cubierta con un cubrebocas.

-Hola muñeca, la cabeza te debe doler en forma casi insoportable, debe ser casi imposible pensar con claridad con un dolor de ese tipo. El buen Doctor Speer te dará algo en este momento para ese terrible dolor, te sentirás mejor casi de inmediato. Por favor Doctor, dele algo para ese dolor a mi preciosa muñeca, no puedo permitir que siga sintiéndose mal, no deseo que sufra de ningún tipo de dolor físico.

Mia se sentía demasiado débil para oponer cualquier tipo de resistencia cuando el Doctor se acercó a la cama con una inyección y se la aplicó en su brazo. "Gracias a Dios" pensó Mia, el dolor empezó a ceder casi de inmediato, pero la enorme debilidad que sentía no se le quitó, y todavía no podía pensar con la claridad del día anterior, la claridad de antes. Sentía mucha vergüenza de estar desnuda, y atada en la cama, de tener sus enormes senos al aire, pero la debilidad era mayor que cualquier pudor que pudiera sentir.

El doctor se salió, Keith se acercó a la cama, se sentó, y la ayudó a a sentarse bien en la cama, arregló las almohadas para que Mia pudiera apoyarse bien en la cabecera de la cama. Pero no la cubrió y no la desató.

Cuando ella estuvo bien sentada, Keith le dio un sorbo de agua de un vaso de cristal que tomó de la mesita de noche. Ella bebió del vaso, dócil, como una niña, como una muñeca. Entonces empezó a jalar de las ataduras de sus manos, y trato de mover sus piernas.

Keith le pellizco un pezón, como si estuviera jugando.

-Tranquila muñeca, estas ataduras están hechas de un hermoso material, suave al tacto como terciopelo, pero fuerte como el hierro. No te esfuerces, odiaría que mi preciosa muñeca se lastimara.

Entonces Mia observó sus ataduras, y se dio cuenta de que en efecto casi parecían hechas de un listón de terciopelo, así de suaves se sentían y podrían haberla engañado si no las hubiera observado de cerca, porque no era terciopelo ni listón. La debilidad seguía, el dolor de cabeza ya había desaparecido. Se sintió un poco más fuerte y lanzó un grito. De inmediato Keith le cubrió la boca con mucha fuerza.

-Shh, no quiero que te canses gritando muñeca, nadie te puede escuchar, en esta casa sólo vive mi servidumbre y ahora el buen Doctor Speer. Va a estar acá por algunos días. No grites chiquita mía, no tiene ningún caso.

-¡Usted está loco señor, está loco en verdad!. Mi familia y mis amigas deben estar buscándome, todos como desesperados, ¡Usted va a terminar en la cárcel, por maldito degenerado!

-¡Calla muñeca! O voy a tener que amordazarte, y no quiero hacerte eso, tu boquita me gusta mucho y deseo verla así como está ahora, antes de que cambie.

Mia empezó a gritar, como una desquiciada, entonces Keith saco algo que Mia no conocía ni había visto nunca, una bola con un par de correas a cada lado, una bola rosa, con correas rosas. Keith metió la bola en la preciosa boca de Mia, le levantó su pelo, y apretó fuertemente las correas contra su nuca. Ella no pudo resistirse, se sentía tan débil, se movió, forcejeo, luchó, y aunque no se hubiera sentido así, Keith era un gigante en comparación con ella, no había forma que ella hubiera podido pelear contra él y ganar, aún y estando desatada. A Keith le daban risa sus intentos de resistencia.

-Mi preciosa muñeca, ve lo que me has hecho hacer. Estás siendo muy mala niña, no te voy a castigar el día de hoy, porque no sabes en realidad lo que está pasando. Permíteme por favor explicarte qué es lo que está ocurriendo.

Mientras le decía esto, Keith le pellizcaba con fuerza uno de sus pezones, hasta que este se ha puesto rojo, y parado. De pronto él se agacha y le muerde, primero un pezón, y después otro, los dos quedan más rojos (ya estaban bastante irritados) y brillantes de saliva. Después de morderlos, y jalarlos con los dientes, Keith se aleja un poco, para ver cómo han quedado.

-Mira nada más tus pezones baby, son tan hermosos, y lucen aún más hermosos así como están, tan rojos y brillantes. Eres hermosa muñeca. Quédate tranquila, deja de luchar, entiende que no tiene ningún sentido.

Mia sentia que estaba en una pesadilla, no podía ser real lo que estaba pasando, sabía que Keith era despreciable, pero jamás pensó que fuera capaz de secuestrarla.

Pero seguía esa debilidad enorme, estaba ahora segura que Keith la había drogado, era la única explicación de esa debilidad y de cómo sentía débil su mente. Y estaba excitada, la forma en que Keith había mordido sus pezones la tenía muy excitada, se sentía mojada, sentía mojada la tanga que traía puesta.

En ese momento Keith retiro por completo las sábanas y empezó a rozar suavemente la tanga.

-Mmmmm, que delicia, estás húmeda baby. Seguramente te preguntas porque estás tan excitada a pesar de estar secuestrada, y de estar atada, y de que estás luchando contra mí. Aunque te juro que no lucharás por mucho tiempo más.

En ese momento Keith introdujo uno de sus dedos dentro de la vagina de Mia, y ella no pudo evitar arquear su espalda. De no haber estado amordazada, hubiera suspirado.

-¡Que bonita muñeca! Estás tan húmeda mi amor, eres tan estrecha, esa vagina es tan rica, estás tan estrecha, eres tan pequeña, tan chiquita.

Mia seguía arqueando la espalda sin poder controlarse y sin poder llegar a entender la razón de su reacción.

Keith le dijo:

-Está bien preciosa, creo que necesito explicarte que ha pasado, y que te va a pasar. No quiero que te preocupes por tus padres ni por tus amigas, ni por la escuela. A todos ellos les he enviado un mensaje, desde tu celular, explicándoles que estás perdidamente enamorada de mí, y que todas las cosas malas que les habías dicho de mí, eran producto de que pensabas que yo no estaba interesado en ti. Veras pequeña, Desde que te conocí tengo intervenidas todas tus comunicaciones, y trabaja para mí el mejor hacker del país, A todos tus contactos les hemos enviado el mensaje más adecuado de acuerdo al tipo de relación que tenías, shhhhhhhh, también a tu psiquiatra se lo hemos mandado, ella ahora cree que eres la más feliz y que estás enamorada de mí. Nadie te va a buscar preciosa, nadie. Conforme pasen los días les estaremos contestando cualquier duda que puedan tener, tengo toda la información necesaria para dar las respuestas más contundentes y no generar ninguna preocupación a la gente que te ama, y por supuesto no generar ninguna búsqueda indeseable antes de que tu transformación sea completa y tu misma puedas dar las explicaciones.

Mia abrio los ojos enorme, sentía luchando contra Keith, pero cada vez que ella luchaba, el metía y movía sus dedos, y chupaba y mordía sus pezones en una forma deliciosa, tan rica que en ese momento tuvo un delicioso orgasmo. Keith dijo:

-Mmmmmmmmm, deliciosa muñeca.... Necesitabas tener un orgasmo mi vida, eso te va a dejar más accesible a la información que vas a recibir.

Mia estaba temblando, el orgasmo que justo había tenido había sido el mejor orgasmo que había sentido en su vida, a excepción tal vez de los que en ese momento recordó haber tenido la noche anterior.

-Estás recordando la noche anterior ¿verdad bebida?,  no puedo recordar la cantidad de orgasmos que tuviste la noche pasada. Bien preciosa, te voy a explicar que es lo que va a pasar. Si prometes quedarte callada como una buena niña, te voy a quitar la mordaza. ¿Prometes quedarte callada? ¿como una nena buena?

Mia mueve su cabeza diciendo que si, entonces Keith le desata esa extraña bola que tiene en su boca.

Justo después de hacer eso , Keith mueve un poquito la tanga de Mia, e introduce un objeto hasta el fondo de su pequeña matriz, el suspiro de placer que Mia emite es profundo.

-Que hermosa eres muñeca, mira nada más esa carita roja de placer.

Keith se agacha y vuelve a morder sus pezones, después los succiona, como si fuera un bebé amamantado. Mia suspira en contra de su voluntad, no puede controlar la reacción de su cuerpo, no puede entender como no puede luchar en contra de ese placer, Keith la tiene secuestrada, amarrada en una cama, y la trata como si fuera una muñeca sin voluntad, detesta que le diga muñeca.

De pronto, y sin saber la razón, siente un espasmo de placer en su vagina que la hace sentir que casi se desmaya.

-Este juguete hace maravillas muñeca, cada vez que yo presione este botón- Keith le muestra algo como un pequeño control remoto que tiene en su mano- vas a sentir una ola de placer que no vas a poder luchar contra él, así que pórtate linda, no grites, no me hagas enojar, y así te podré explicar qué es lo que va a pasar de ahora en adelante. Dime que entiendes la orden que te acabo de dar bebita.

Mia le dijo que si. En ese momento Keith presionó el botón del control remoto de nuevo. Mia tiene otro orgasmo. -Dios mío- piensa Mia, no voy a poder resistir otro de esos.

-Bien preciosa, no pude resistirme, prometo no volver a presionar este botón, mientras te portes bien y obedezcas todas mis órdenes.

Mia seguia sacudiendose por la embestida de placer y ese orgasmo que acababa de recibir por ese aparato y las mordidas y pellizcos que Keith seguía haciendole a sus pezones. Dijo que si, repetidas veces. Que se portaría bien, que sería buena niña (así como le había dicho Keith) cualquier cosa con tal de no volver a sentirse así de vulnerable y expuesta a ese placer que tanto odiaba.

-Perfecto bebita, te voy a explicar qué es lo que va a ocurrir. Tan pronto terminemos de platicar, el Doctor Speer va a regresar a la habitación y te va a preparar para varios largos y cansados  procedimientos y operaciones para transformar tu pequeño cuerpo. No quiero que te preocupes, no vas a sentir ningún dolor durante y después las modificaciones a las que te va a someter el doctor, junto con un grupo de especialistas en diversas áreas. En estas intervenciones lo que va a ocurrir es que el doctor te va a colocar unos implantes de senos, que van a hacerte lucir unas hermosas tetas copa G, sí, van a hacer tus senos más deliciosos de lo que ya ahora son, un poco más grandes, para que luzcas perfecta bebita. Te van a extraer también unas costillas, para que tu cintura quede del tamaño perfecto que deseo, 40 centímetros, es posible que un poco menos. Te van a inyectar botox en tus hermosos labios, tu boquita va a quedar hermosa bebita, vas a lucir como si siempre estuvieras lista para un beso, o para ser follada por la boca. Otro procedimiento que te va a hacer, es reducir el tamaño de los ligamentos de tus piernas, para que te duelan, al menos claro, que estés usando unas hermosas zapatillas de tacón de 5 pulgadas, al menos. Te van a hacer un hermoso tatuaje que va a empezar justo abajo de las gigantes y hermosas tetas que te vas a tener, y que va a terminar justo arriba de tu pubis. Va a perforar tus pezones para que sea posible que utilices hermosas argollas, joyería en esas deliciosas tetas que tienes, y que van a ser aún más hermosas después de los implantes que he ordenado te coloquen. Otras hermosas perforaciones para joyería van a ser hechas en tus labios vaginales, tengo tantas joyas hermosas que vas a lucir.... joyas de todo tipo, para esas orejitas, cuello, manos, pezones y labios vaginales, vas a lucir deliciosa

-Keith, ¡eres un maldito!, ¡esto no va a quedar así!, ¿crees que mi familia no va a empezar una búsqueda desesperada durante el tiempo que van a tomar la mil cirugías que estás diciendo?

Keith pellizcó, jaló y mordió fuerte uno de sus pezones, se quedó prendido de él chupando y succionando después, mientras encendió el control remoto que tenía en la mano. Mia empezó a sacudirse de placer y poco después tuvo un delicioso orgasmo.

Quedó temblando, Keith seguía jugando con sus senos y observando el hermoso cuerpo de Mia. Tocó las ataduras que tenían sujeta firmemente a Mia en la cama y las ajustó para que ella no pudiera mover un centímetro los brazos. Acercó su rostro a la carita de ella y la besa con brutalidad, con fuerza, como violando su boca, penetra la pequeña boca con su lengua, mientras la besa, sujeta su cabeza con sus manos, porque Mia no deja de tratar de forcejear y luchar en contra de él.

-Muñequita, quédate quieta, no quiero tener que volver a amordazarte, necesito terminar de explicarte lo que te va a pasar. Mientras más pronto entiendas que lo que digas o hagas no va a evitar que te conviertas en mi muñeca y esclava sexual, la perfecta bimbo, mejor será para ti. Necesito que me prometas que no vas a volver a luchar contra mí mientras estoy hablando. ¿Me lo prometes mi amor?

Mia le dijo que si, asintió con su cabeza, mientras sentía que quería vomitar. Será posible que nadie me busqué, ¿cómo puedo escapar de este maldito enfermo?.

-Ya sé lo que estás pensando mi amor, pero no, no puedes ni podrás escapar de mí nunca, ni lo intentes porque tendría que castigarte y el castigo te juro que no te va a gustar.

También te van a hacer una depilación permanente en la zona púbica, en las piernas y axilas, no queremos bello desagradable ¿verdad? tu piel será más suave de lo que es ahora, y las joyas en tus labios vaginales lucirán siempre hermosas. Creo que eso es todo, espero no olvidar nada muñeca, y si lo hago, no importa, cuando despiertes ya platicaremos y te explicaré que otras transformaciones sufrirás, y la forma en la que espero que te comportes.

En ese momento Keith presionó un botón que estaba en la mesita de noche, y entró el Doctor con otra jeringa en la mano.

-Bien Doctor, proceda a sedarla para prepararla para cirugía.

El Doctor se acerca, Mia comienza a luchar como si su vida fuera en ello, pero Keith y el Doctor la sujetan fuertemente contra la cama, mientras le es aplicada la inyección. Tan pronto terminó esto, el Doctor se retiró de la cama y Keith le dijo a Mia.

-Muy bien muñeca, no te resistas, déjate ir a ese abismo profundo de sueño narcótico, cuando despiertes serás perfecta.

Por unos segundos Mia luchó contra el efecto del poderoso narcótico que le habían administrado, no quería quedarse dormida, tenía mucho miedo de lo que estaba sucediendo, quería pensar que en cualquier momento iba a despertar, y todo se trataría de una pesadilla, y justo en ese momento, quedó dormida.

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Mia despertó de un profundo sueño. No sentía dolor en ninguna parte de su cuerpo, sólo se sentía muy mareada. En pocos minutos, despertó completamente su mirada se ajustó un poco a la enorme cantidad de luz que entraba por las ventanas.

Ve que sentada, no muy lejos de la cama, se encuentra una enfermera, cuando ella se da cuenta de que Mia ha despertado, se levanta y sale de la habitación.

Mia trata de sentarse, pero está, de nuevo, firmemente atada en la cama, en esta ocasión no puede mover un centímetro de sus brazos o piernas.

La puerta se abre, y entra Keith. Viéndola con un claro placer en los ojos, se acerca a la cama, y se sienta en ella.

-Hola preciosa. Seguramente tienes miles de preguntas dando vueltas en esa pequeña cabecita de bimbo que tienes. Voy a hablarle a la enfermera para que te arregle y podamos platicar.

Mia se siente demasiado débil, no puede pensar muy bien todavía debido a los medicamentos que le habían suministrado, así que decide no luchar en ese momento, simplemente no tenía fuerza para hacerlo.

Keith se levanta de la cama, sale de la habitación, entra la enfermera. Mia alcanza a escuchar que le dice: "Arréglenla, justo como te indiqué", y salió de la habitación.

Cerca de una hora después Mia se dirigía, en una silla de ruedas, hacia una habitación que resultó ser una especie de enorme biblioteca, Keith estaba sentado en un sillón individual de piel esperándola. La enfermera que la llevó, dejó la silla de ruedas enfrente del sillón de Keith.

-Aquí la tiene señor. La gente que enviaron del salón de belleza la arregló. El sedante que le suministré antes de que comenzaran a trabajar, para impedir que hablara, así como usted lo ordenó, no debe tardar en perder su efecto, el doctor preparó la dosis exacta, así como lo indicó el señor.

Con una mano, Keith señaló la puerta, y asintió con la cabeza, la enfermera se desapareció de la biblioteca.

-En unos momentos te sentirás completamente despierta bebita, mientras eso ocurre, quiero que te levantes de esa silla de ruedas, y vengas caminando hacia mí, estás totalmente recuperada de las operaciones, no debes sentir ya ningún dolor.

Mia se levantó con lentitud de su silla, tan pronto estuvo completamente de pie y dio el primer paso, un dolor horrible sintió en sus piernas, moverlas era insoportable, agachó su cabeza, tratando de entender qué era lo que estaba ocurriendo, y lo primero que notó es que sus pies, parecían más pequeños, lucían mucho más pequeños que antes, no podía ser el efecto de las medias negras a medio muslo  de liguero que traía puestas, no podía ser falta de luz, no podía entender cómo eso estaba ocurriendo, debía estar más drogada de lo que pensó originalmente, pero para su extrañeza, con cada momento que pasaba, sentía que su cabeza pensaba en forma más clara, como antes. El efecto de las drogas debía estar desapareciendo poco a poco.

Con un enorme dolor se acercó al sillón donde estaba sentado Keith, y quedó parada enfrente de él.

-Si muñequita, tienes los pies más pequeños, son de 19 centímetros ahora, esta modificación se me olvidó platicarla contigo hace un mes, la última vez que estuviste completamente despierta y consciente. Y ese dolor insoportable que sientes cuando caminas, son los ligamentos acortados, ahora sólo te será posible caminar, sin dolor, con unos zapatos como estos.

En ese momento Keith movió uno de sus brazos a un lado del sillón y tomo un par de zapatillas de enorme tacón. Se agachó enfrente de Mia, y le tomó con suavidad uno de sus pequeños pies para calzarle la zapatilla, hizo lo mismo con el otro pie. Se incorporó y tomó a Mia de la mano.

-Ven conmigo preciosa, quiero que te veas en el espejo y admires las modificaciones que ha sufrido tu precioso cuerpo.

Caminaron a través de la biblioteca hacia un enorme espejo, el espejo parecía un biombo, tenía tres espejos, de forma que ella pudiera admirarse por delante y por atrás también.

Keith le quitó el cinturón a la bata del babydoll negro que Mia traía puesto y la colocó de frente al espejo, el se puso detrás suyo.

Cuando se vio en el espejo, Mia no se reconoció y sintió que se desmayaría. Sino hubiera sido porque Keith la abrazó fuertemente contra su enorme cuerpo, muy probablemente se hubiera desmayado.

Tenía el pelo de color rubio platinado, su cara estaba perfectamente maquillada, con pestañas postizas. Sus ojos se veían enormes por el efecto de esas pestañas y el pesado maquilla que le habían puesto, nunca en su vidas se había maquillado tanto. Sus labios eran como del triple de tamaño, carnosos y lucían como si no se pudieran cerrar, o tal vez no los podía cerrar, y estaban un poco entre abiertos, y cubiertos por una pesada capa de brillo labial. Sus orejas estaban adornadas con unos enormes aretes, de piedras preciosas azules, seguramente eran zafiros, no tenía forma de saberlo con certeza. Siguió revisando su actual cuerpo, y vio que sus senos tenían un aspecto de melones, tenían una forma circular, y eran de un tamaño que ella sentía ridículo, era demasiado chiquita para el tamaño de esas prótesis mamarias, y no había forma de que parecieran naturales, era un trabajo que lucia diseñado para que se vieran falsos sus senos. A través del brasier de media copa de encaje, notó algo raro, entonces se acercó al espejo un poco más y vio que parecía que traía algo pegado a los pezones. Keith se dio cuenta de que era lo que estaba observando, y parado detrás de ella como lo estaba, movió sus brazos hacia adelante y retiró el encaje que apenas cubría sus pezones, lo bajó.

-Son una belleza, me encanta como has quedado bebita, el tamaño de estas tetas es perfecto ahora, y ve nada más esos piercings, esos pezones lucen ahora deslumbrantes, cuando la gente te vea, no va a poder quitarte los ojos de encima, los hombres te verán con deseo y las mujeres con envidia. Yo mismo he seleccionado la joyería que usas ahora, son zafiros engarzados en oro blanco, sólo lo mejor para mi muñeca.

Le dijo esto mientras con sus manos sobaba los senos de Mia, y frotaba, pellizcaba y jalaba los pezones suavemente a través de los piercings.

Mientras Keith estaba ocupado admirando a Mia, ella seguía revisando con asombro e incredulidad su nuevo cuerpo, sus ojos miraron su cintura, cubierta por un hermoso corset de terciopelo y encaje negro, del cual estaban sujetos los ligueros que llegaban a las finas medias que cubrían parcialmente sus preciosas piernas. Su cintura era ahora de 40 centímetros y lucía más pequeña aún por el efecto del ajustado corset. Sintió asco, nauseas, horror, quería morir en ese momento, no deseaba seguir viviendo con ese cuerpo, se veía peor que una muñeca Barbie.

Keith se dio cuenta de lo que le estaba ocurriendo a Mia y la cargó como si fuera una niña, entre sus brazos la llevó hacia uno de los enormes sillones que adornaban la biblioteca, la sentó en el sillón, y se sentó junto a ella.

-Preciosa, has quedado hermosa, luces como una muñeca, una perfecta muñeca, y ahora serás mi esclava sexual. Además de lo que has visto, estás tatuada, un verdadero artista ha decorado tu hermoso torso, ya lo verás más adelante. Tu vagina sufrió también una modificación, y es ahora mucho más pequeña y apretada, cuando reciba mi enorme verga, tu vagina la abrazara delicioso. Tienes unos piercings en tus labios vaginales, son unas joyas exquisitas, toda la joyería que traes ahora es del mismo diseñador.

Abrazó a Mia y la apretó contra su cuerpo, retiró con suavidad el encaje de la tanga diminuta que cubría su delicioso sexo, e introdujo un dedo. No lo sacó de Mia durante el resto de esa conversación.

-Mmmmmmm, te siento tan bien bebita. Ahora es importante que entiendas lo que te voy a decir, durante este mes le hemos estado enviado mensajes a tus familiares y amigos, les hice creer que estabas tan perdidamente enamorada de mí, que habíamos salido juntos de viaje. Hace un par de días, les mandé un mensaje, en tu nombre por supuesto, diciéndoles que nos habíamos casado y que habíamos venido a vivir a Inglaterra y que muy pronto te podrían venir a ver. No te muevas, no me hagas enojar por favor, que te juro que no te va a gustar nada verme enojado. A partir del día de hoy te voy a empezar a drogar con un medicamento que el buen doctor Speer, sí el que conoces, me ha proporcionado, esta droga elevará tu libido, eliminará tu ansiedad y la depresión que has sufrido desde que eras una niña. No sufrirás en absoluto, de hecho pienso que el resultado de esa droga te hará muy feliz, y eventualmente modificará tu mente, para que lo único que desees sea servirme, amarme, y follarme de todas las formas imaginables. Pero, si aún y con la droga, sientes deseos de escapar de esta casa, no te equivoques, le haré mucho daño a alguna de tus amigas, o a alguno de los miembros de tu familia que tanto amas. Acepta tu destino como mi esclava sexual, al final del día, no sufrirás, serás profundamente feliz, y vivirás una vida de lujo que jamás en toda tu vida soñaste. Te quiero feliz, risueña, tontita, y sobre todo, sumisa, dócil y obediente. Ahora están claras las reglas del juego, un juego que estabas destinada a jugar desde el momento que llegué a tu país a dirigir mi compañía, sí, mi compañía, sólo me hice parecer por un alto ejecutivo. Odio a la gente aduladora, al menos a los aduladores que saben lo rico y poderoso que soy.

En ese momento Mia se desmayó en brazos de Keith. Después de eso, se levantó del sillón y presionó un botón debajo de la mesa de centro que se encontraba frente a él y se volvió a sentar abrazando a su inmóvil muñeca humana. En unos pocos minutos llegó el Doctor junto con la enfermera y una silla de ruedas.

-Se ha desmayado. Dijo Keith.

-Era de esperarse señor, son demasiadas impresiones para tan poco tiempo. Pero ahora mismo la llevaremos a su habitación y comenzaremos con su medicación, cuando despierte ya no será la misma. El efecto de la droga será acumulativo, su IQ bajará muchos puntos, así como usted lo solicitó, su libido será la que hemos acordado, y sus recuerdos irán desapareciendo poco a poco. Dentro de 6 meses, los cambios serán definitivos e irreversibles, esta joven, jamás volverá a ser la misma del día de hoy.

La depositaron en la silla de ruedas y se la llevaron a su nueva habitación.

Mia despertaría, algunas horas después de un excelente humor, sintiéndose muy bien de salud, y lista para convertirse en la bimbo perfecta, en la perfecta esclava sexual que Keith tanto había deseado.

Fin