Mia

De como una mujer normal puede ser una Putita con todas las palabras, el comienzo de un nueva vida.

Iba caminando de la facultad a mi casa, como siempre lo hacia desde que tengo memoria, siempre con la maldita costumbre de ir por arriba del borde que da con el asfalto haciendo equilibrio, todavía a mis 18 años hacia cosas de niñas, como eso, u otras cosas como cantar o hablar sola, eso tal vez da signos de locura, pero aun no dejaba a mis amigos imaginarios, lo recuerdo y me da un tanto de risa, al salir de la facultad, ya por la tarde, era eso de las seis de la tarde, era invierno, el sol se estaba ocultando, jamás voy a olvidar ese sol tan grande brilloso y hasta diría un tanto rojizo que se escondía en el horizonte, tras las casitas que habían hacia donde estaba el sol, mientras miraba esa postal, iba con mis auriculares puestos estaba en mi mundo, en mi pequeño e intocable mundo, recuerdo ese jeans gastado y esa blusa blanca que llevaba con buzo de polar bastante grueso color rojo y la mochila a los hombros tan grande como yo, que por cierto muy grande de cuerpo no soy pero si un tanto rellenita.

Hasta que un ruido me saco de repente de mis pensamientos, el ruido de las ruedas de un auto frenar de golpe sobre el asfalto, hasta dejar las huellas grabadas en ese la mitad de la calle, solo pude ver que era negro de esos lujosos altos casi casi camioneta, luego todo fue gritos y dolor, dos hombres con trajes negros altos robustos con gafas camisa blanca y corbata, se podría decir que dos ejecutivos pero el cuerpo no era el de los ejecutivos sino mas bien de gimnasio, bajaron y de manera inmediata los dos agarraron mis brazos me sacudía pero no había nadie para defenderme, o nadie quiso hacerlo , me arrastraron hacia la puerta trasera del auto y allí pude ver desde el vidrio de atrás un hombre en una bicicleta que cruzaba justo por ese lugar, y que se gritarle pedirle ayuda pero ya no tenia fuerzas, despacio perdía noción del tiempo y el espacio, y sentía un mareo leve que se profundizaba con el tiempo, me habían colocado una jeringa en un brazo y quede dormida. Y allí es donde todo cabio rotundamente, a un mundo que no conocía, que sabia que existía pero no que yo un día conocieria.

Al despertarme, con un dolor de cabeza terrible, me encontraba en un lugar oscuro, solo un foto de esos que alumbran amarillo había en el techo, y daba una luz tenue que solo dejaba ver, que a mi alrededor había muchas mujeres mas sucias tristes, con los ojos cerrados muchas, y otras tantas de biquini, se podría decir, otras muchas con solo ropa interior o con la mitad de la ropa rota, había para todos los gustos y los colores, morenas rubias pelirrojas, altas bajas gordas delgadísimas, lo que busques había allí, y eso que recién entraba y ya había hecho un paneo de todo aquello, pero era consiente estaba  donde ninguna mujer, ninguna con un mínimo orgullo querría estar, era un cuerto un tanto pequeño para la cantidad de mujeres que se encontraban adentro, muchas se quejaban de dolores de golpes que pude persibir luego, esa imagen me hizo recordar lo ultimo de mi vida feliz, ese ultimo tema que escuche antes de que todo comenzara esa imagen de tranquilidad que me hacia flotar y nadie me lo podía quitar, y comencé hacer algo que salió sin que yo quisiese, si, comencé a llorar, no a los sollosos un llanto triste y silencioso.

Al lado mio había una chica una morena de cabellos rizado ojos negros y era mucho mas alta que yo, me dijo que me tranquilisara que ella hace tiempo esta allí y de nada vale llorar, no se gana se pierde agua importante para el organismo, ya que en ese lugar no te daba comida y bebida d hotel, ni cuando quisiéramos, solo migajas de pan y agua nada mas y una vez al día. No tenia noción del tiempo, no sabia si era de tarde noche o mañana, cunato tiempo había pasado desde que yo había despertado, hasta que alguien entro por una puerta donde dejaba entrar mucha luz y lastimaba los ojos, era un hombre alto, fue allí que me di cuenta que estaba en el medio del piso, para él yo era la nuevita ,  tengo que decir que era lindo, con cara de malo nada mas, pero enia buen físico, todo marcado, labios carnosos y deseables, pero en ese momento solo era un objeto mas de sus ojos, me levanto de un jalón de brazo, que el “señor” quería verme. Me temí lo peor, me llevo por un gran pasillo donde habían muchas puertas a sus costados, supongo que dentro haba mas chicas en mi estado.

Llegamos a una pieza totalmente blanca, al final de ese largo pasillo, había una mesa de cristal y un escritorio de madera color oscura, un sillón que estaba dado vuelta, un armario donde habían muchos libros pesados y además de la puerta por donde entre había una hacia laderecha de donde yo me encontraba. El hombre este me dejo para en el medio de aquella iluminada habitación, dijo que ya vendría el señor que no hiciera nada me quedase donde estaba que era por mi bien, y lo hice, sentía como los nervios el miedo y tal vez el hambre, me hacia temblar y no quería morir, no en ese lugar, no en ese momento, aunque hoy, hubiera sido lo mejor. Al cerrarse aquella puerta el sillón se dio vuelta, solo dijo hola con un tono de voz gruesa fuerte poderosas, de esas que con un solo susurro te inmovilizan el corazón, era un hombre de unos 50 años gordo, con bigotes sorprendentemente tenia unos ojos verdes tan claros que daban miedo, pero solo eso pude ver luego dirigí mis ojos al piso, no quería ver algo que toda la vida me desagradaría.

Se acerco hacia mí, me rodeo completamente mirando cada centímetro de mi cuerpo, lo podía sentir, era tanta la tensión que sentía sobre mi cuerpo que hasta el sonido de su respiración profunda y larga la escuchaba, el piso era de mármol, podía escuchar como sus zapatos hacían un ruido en ellos en cada paso que daba,  llevaba unos zapatos marrones y un pantalones negros, nada mas quise ver en esos momentos. Se coloco en frente mío y con una varilla de metal larga apoyada sobre mi mentón hace fuerza para que levante la mirada, no quise abrir mis ojos sabía lo que encontraría, los ojos y la mirada de un pervertido que me quería para él, para usarme para quitar todas sus ganas de animal sobre mi débil cuerpo, pero tuve que hacerlo tuve que abrir los ojos, al hacerlo no hubo otra opción, mis ojos chocaron con los suyos, chocaron y no fue lo que yo creía, no me miraba como so esperaba, miraba buscando cosas en mi mirada, observaba las muecas de mi cara, mis ojos mis cejas mis labios, mis mejillas, y en cada parte de mi rostro la varilla rozaba con cada mirada que me dedicaba.

Hasta que solo dijo después de todo el análisis superficial , quítate toda la ropa y déjala en el rincón de aquella esquina , lo dijo con esa voz que por un lado me atraía y por otro me hacia temerle, pero no quería que me lastimaran, así que solo lo hice, solo me despoje de cada ropa que llevaba puesta, al principio no me costo, pero llegando a la ropa intima, llegando aquella ropa intima de flores rosas, de puntillas en los bordes, teniendo la mirada clavada en mi cuerpo de aquel hombre, intente guardar mis lagrimas y mi vergüenza, y terminar de desnudarme, sabía que lo que ese hombre quería no eran vueltas. Totalmente desnuda y ya con la mirada hacia abajo pero lo cabeza en alto, volvía a rodearme entera y colocarse detrás de mi esta vez, y con la punta de la varilla dirigía por el camino de mi columna vertebral hasta llegar el nacimiento de mi trasero. Solo eso hizo y me empujó con la varilla hacia la puerta que se encontraba a la derecha, yo caminaba como un prisionero que esta condenado a la muerte, abrieron la puerta al escuchar los pasos dos de sus hombres de negro, en esta habitación había una cama grande y nada más, no era de dudárselo, ese hombre quería tenerme en su cama, solo pude sentir mis lagrimas recorrer mis mejillas, vendría lo peor en mi mundo, oí cerrar la puerta estaba parada en frente de esa gran cama y detrás de mí quedo aquel hombre y por los pasos que sentí, los demás hombres se habían ido.

Sentí sobre mi cintura una mano  fría, grande y pendiente de cómo reaccionaría mi piel, y si lo hizo, mi piel reacciono y se erizo cada vello de mi cuerpo, luego sentí su respiración en mi cuello, pero no quise levantar la vista del suelo, no me sentía capaz de hacerlo, o sentí el cuerpo de el hombre contra mi espalda, y sentí el calor que su cuerpo trasmitía hacia el mío, y los pequeños besos que me daba en el cuello, que si no supiera quien y en donde estaba juraría que eran con amor, pero no, estos buscaban otra cosa de mi, busco con sus manos mi entre pierna, primero mi pelvis, haciendo círculos con los dedos hasta que yo diera reacción de sus manos, fue bajando para intentar buscar en mi intimidad su mas preciado tesoro.

-          Tranquila-. Susurro en mi oído.

Aquello me desconcentró de todos mis pensamientos de odio hacia aquella persona, gire para ver su rostro, y era aquel hombre, el que me fue a buscar del cuerto de las chicas, que me había dejado con el señor. senti muchas sensaciones extrañas al saber que eran sus manos las que me tocaban y no la del señor, y una leve sonrisa salió de su rostro, y continuo con una mano en una de mis tetas y la otra en mi pelvis, yo solo me deje hacer, nada mas eso podía hacer, y tampoco quise hacer nada mas, logró que por fin abriera las piernas al  pellizcar un pezón y coloco su dedo índice entre los labios de mi vulva, y yo solo pude gemir al sentir el rose de la palma de su mano en mi clítoris.

-          Asi me gusta bonita, mira lo mojada que estas y negándote ante mis caricias-.

Ya no podía mas con mis sentimientos de orgullo y me deje llevar, sentía sus dedos entrar en mi cueva y salir llenos de fluidos, de hilos de jugos, y escuchar como se aceleraba su respiración era peor para mi, hasta que se alejo de mi cuerpo para poder colocarme boca arriba en la cama, cerre los ojos no quería pensar que me encontraba con él en ese lugar, escuché como caía toda su ropa en el suelo, y se acercaba a la cama, subió a gatas a la misma dando pequeños besos desde los pies hasta la parte interna de mis muslos, cuando se detuvo, metió todo su pene de un solo golpe en mi vagina, en cuando lo sentí y sentí todo el peso de su cuerpo sobre el mío grite, y grite de dolor y de placer, grite como nunca lo había hecho, solo eso se escucho en la habitación, tal vez fue lo único que se escucho en todo el lugar.

-          Putita. Fueron las únicas palabras que dio el señor el cual se encontraba en su sillón en la pieza contigua, se levanto y lo último que se escucho fue la puerta que se abría.


Bueno espero que les guste el relato, no quiero ofender a nadie ni mucho menos, espero sus comentarios y  sugerencias.

Cuidence!