Mi visita al bar swinger
La primera vez que fui con mi esposo a un bar swinger.
Era un viernes por la tarde de los finales de enero, recién llegaba de trabajar y me recosté en un sillón de la sala, mis hijos se encontraban en casa de mis suegros, por lo que disfruté de un rato de soledad, me quité las zapatillas, estiré las piernas, saqué mi celular y me puse a revisar mensajes, incluyendo redes sociales y correos electrónicos. Ya en varios días anteriores había recibido correos con una invitación que tenía como título “BIENVENIDOS AL CLUB SWINGER”, pero en realidad no sabía de lo que se trataba y creía que eran correos maliciosos, por lo que no les daba importancia y los eliminaba definitivamente, sin embargo, me ganó el cansancio de término de semana y dormí un rato.
Pasaron unas dos horas y escuché la llegada de mi esposo, entra abriendo un portón eléctrico y estaciona el carro, por lo que se escuchan ruidos que me hicieron abrir los ojos, entró a casa y llegó muy animado, cosa que me sorprendió, ya que los viernes por la tarde son momentos de flojera, en los que se antoja acostarse y no saber más del mundo, pero el al contrario, me saludó de beso como acostumbramos y me dijo con mucho entusiasmo “TE TENGO UNA PROPUESTA”, yo sorprendida le respondí preguntando de qué se trataba y me dijo “VÁMONOS DE VAGOS, LOS NIÑOS NO ESTAN EN CASA”, lo cual me dejó sin palabras, ya que no somos de salir a bares, ni nada de esas cosas, por lo qué pregunté a dónde quería ir y fue ahí cuando me dijo haber recibido una invitación para un bar swinger, por lo que recordé de inmediato los correos recibidos que eliminaba inmediatamente y le dije que yo también había recibido invitaciones, pero no sabía de que se trataba, lo que le dejó algo de duda y me explicó de lo que se trataba, por lo que no di crédito de inmediato, incluso me molestó la propuesta de primera impresión, sin embargo, a la vez tuve algo de curiosidad y mi marido insistía casi rogándome que asistiéramos.
Eran aproximadamente las 20:00 horas, yo no podía creer que mi esposo me propusiera algo donde yo tendría sexo con otro hombre, aunque ya lo había tenido, jejejeje, pero no entendía que fuera idea de el semejante propuesta, por lo que se salió a la cochera algo molesto a fumar un cigarrillo, mientras yo seguía recostada y pensando en la invitación invadida de morbo y curiosidad, no obstante que ante mi esposo tenía que dejar en claro mi papel de esposa fiel y leal.
Nuevamente entró a la casa y se disculpó conmigo por la propuesta, diciendo que en realidad no lo había pensado bien y sólo se dejó llevar por la curiosidad, lo abracé y le pregunté al oído con un tono sensual ¿quieres ir?, por lo que me volteó a ver afirmando y dándome un rico beso, entonces le dije que si y de inmediato fuimos a la computadora para ver su invitación, en la cual venía la dirección, un reglamento y el número telefónico para reservar, marcó al teléfono y contestó una chica repitiendo lo que el correo electrónico mencionaba, mi esposo le dijo que quería reservar y la chica pidió nuestros nombres, en ese momento hubo un silencio, pero mi marido tiene mucha facilidad de palabra y dio de nombres “ALEXA Y MATÍAS”, los cuales desde luego no corresponden a nuestros nombres reales y la chica nos dio un número de acceso para el ingreso y descuento en el cover.
Nos dispusimos a arreglarnos, mi esposo me dijo que quería sorpresas y se llevó su ropa sin que yo viera a la recamara de nuestro hijo, donde hay otro baño y me pidió no vernos hasta la hora en que estuviéramos listos. Me metí a bañar en mi habitación llena de curiosidad, con mucha tranquilidad y paciencia, ya que nunca tengo ratos de soledad, me di un rico baño, me quedé remojando un rato mi cuerpo, mientras el agua tibia recorría todo mi ser, pasé una depilada, me enjuagué, terminé y me sequé, me fui directamente al closet porque ya sabía que ponerme, saqué mi vestido negro de tirantes, el cual abre en falda de corte A, y me quité las toallas, la del cuerpo y la del cabello, podía andar desnuda sin preocupaciones por mi recamara, me di libertades que en días normales no me podía dar, tenía pintadas las uñas de manos y pies en color tinto, me unté cremas, desodorante y lociones corporales como siempre lo hago, saqué un coordinado de lencería que me regaló mi marido de tanga tinta con brasier del mismo color, estaba cambiando mi aspecto, ya que nunca uso tanga, tuve mucho cuidado con el secado del cabello, para después hacer un alaciado perfecto, me puse el vestido y unos huaraches negros con tacón de pluma número 12, haciendo relucir las uñas de mis pies, me colgué una cadenita de oro y una pulsera que le hacía juego, mientras en mi brazo derecho me puse un reloj dorado, que hacía juego a los broqueles que me puse de aretes. Me maquillé sencilla agregando labial tinto, me puse perfume, un abrigo corto color negro y tomé mi bolso en color tinto, le marqué por teléfono a mi esposo y me dijo que ya tenía una hora que estaba listo jejeje, salí del cuarto y le vi un bonito traje en color azul marino, con camisa azul tenue, un bonito cinturón que yo le regalé, sus calcetas azules y zapatos negros de mocasín, pero además se puso un perfume que yo le regalé porque me vuelve loca.
El bar nos quedaba a unos veinte minutos y en el trayecto el trato fue de personas desconocidas, se presentó como Matías y yo respondí muy gentilmente como Alexa, nos hacíamos preguntas e inventábamos respuestas, me estaba gustando el juego, fue divertido, llegamos y nos recibió el valet parking, un señor muy amablemente abrió mi puerta, me dio su mano y me ayudó a bajar acompañándome hasta la puerta de ingreso en lo que mi esposo se acercaba a mi. Mi esposo agradeció ese gesto y en la puerta estaban dos muchachos muy atractivos, altos y fuertes, uno de piel negra que hablaba como cubano y otro blanco de piel con cabeza rapada, mostrando unos bonitos tatuajes en sus musculosos brazos, le dimos el número de acceso con nuestros nombres artísticos, pagamos el cover y por fin ingresamos. Subimos unas escaleras y el bar se encuentra en la planta alta de un edificio de tres pisos.
Ya en el lugar nos llamó la atención que todo era oscuro, solamente se iluminaban las mesas con luces de neón tenues, dos chicas muy atractivas nos acompañaron a una mesa con dos sillones cómodos y nos reiteraron las reglas del lugar, sobre todo ser respetuosos con las demás parejas, pedí una piña colada con alcohol y mi esposo un tequila con refresco de toronja. Estuvimos platicando y no veíamos nada de diferente a otros lugares, a excepción de la luz, hasta que el Dj, comenzó a hablar e invitar a las parejas a la pista de baile para una dinámica que rompiera el hielo. A lo mucho vi unas veinte parejas más aparte de nosotros, el lugar no permitía hombres solos, una pareja era de mujeres y varias parejas guapas, con algunos hombres atractivos, pero la dinámica consistía en hacer una fila de hombres y otra de mujeres, quedando de frente cada quien con su pareja. Por nuestra parte habíamos quedado en no entrar a nada, solamente ver, tampoco la pareja de mujeres entró, apagaron todas las luces, solamente dejaron las de neón sobre la pista y comenzó el juego, el cual consistía en bailar una canción sensual, mientras los hombres estaban tapados de los ojos y sin poder tocar a las damas, recorriendo al momento que el Dj lo indicara un lugar las mujeres, donde la última pasaba al primer lugar, la del primer lugar al segundo y así sucesivamente, en realidad me pareció excitante y mientras tanto, mi esposo y yo andábamos de manitas sudadas, notando una erección en el y sintiendo mojada mi entrepierna.
Al terminar la dinámica pusieron música, mi esposo y yo bailamos cumbias y otras parejas nos veían, mientras otras bailaban en el área de su mesa, la luz permitía vernos las caras todos y en eso vimos que varias parejas corrieron hacia un cuarto que se encontraba a un lado de la entrada del bar, por lo que fuimos tomados de la mano y al llegar encontramos a una mujer que portaba una gabardina larga de piel con botas hasta los muslos, abrió la gabardina y se recostó en un reclinable, mientras entraron cinco hombres y comenzaron a tocarla, al parecer ya se conocían, nosotros quedamos en medio de las parejas como espectadores, ella tomó un pene con cada mano, otro hombre chupaba su vagina, a otro le chupaba el miembro y el último le quitó una bota para chupar sus pie y lamer la pierna. Absolutamente todo era nuevo para nosotros, mi esposo tenía los ojos saltados y yo le tocaba su miembro sin que los demás se dieran cuenta, ya que las miradas estaban fijas en el show, el miembro de “Matías” estaba durísimo y el esposo de la mujer veía con excitación como otros la poseían, hasta que el hombre que chupaba la vagina se levantó e intentó penetrarla, entonces el marido lo quitó y levantó a la mujer, dando por terminado el show sin que nadie pudiera decir nada, ya que era regla del lugar, entonces comenzamos a salir del cuarto, pero yo quedé detrás de mi marido y en eso sentí una mano gorda y fuerte tocando mis sentaderas, pero sentí como el dedo medio tocó en medio de mis nalgas, lo que me hizo saltar a un lado de mi esposo y refugiarme en el, quien por su parte volteó y vimos a un señor alto, gordo, feo, pero bien vestido, acompañado de su esposa, una señora bonita con el gesto de mujer sumisa y triste, mi esposo lo enfrentó y el señor no contestaba, ya que era regla principal del lugar “NO TOCAR A LAS MUJERES SIN SU CONSENTIMIENTO”, hasta que llegaron dos muchachos de seguridad y calmaron la situación. Los jóvenes de seguridad me preguntaron qué deseaba hacer al respecto, por que era una conducta que les permitía retirar a la pareja del lugar, yo por mi parte mencioné que no quería que pasara nada, pero ya me quería ir a casa, me sentía frágil e impotente, la pareja se fue a su mesa y los chicos se disculparon a nombre del bar dándonos de obsequio dos bebidas.
Al parecer ese momento había arruinado la noche, yo no me sentía bien, ni siquiera por las bebidas de regalo, mi esposo no sabía que hacer y además veía como el tipo no me quitaba la vista desde su mesa, que quedaba a unos diez metros de la mesa de nosotros, pero en eso salieron a bailar dos edecanes hermosas y apagaron de nuevo las luces para solo alumbrarlas a ellas con luz de neón, comenzó una canción sensual y bailaron su show, eran muy lindas, una era morena exuberante, tenía traje de enfermera con liguero blanco y zapatillas rojas y la otra era rubia con un baby doll y liguero rojo, zapatillas negras y un sombrero de bruja negro, hasta que ambas quedaron en pura tanga, mientras seguía el siguiente show, que era pasar a bailar a las mesas que solicitaran baile más personal. Mi esposo me volteó a ver con cara de sugerencia, pero en realidad no me molestó, alzó la mano y se acercó la que estaba vestida de enfermera, me saludó de beso en la mejilla y me preguntó si había problema en que le bailara a mi esposo y haciendo paréntesis en esto, la verdad es que yo soy un tanto celosa, pero en realidad no me pareció mal, me gustó que la chica fuera educada, además de portar un cuerpazo que todo tenía perfecto, pies, piernas, caderas, pompis, abdomen, cintura, pechos, cara y cabello. Ella comenzó su baile y mi esposo se dejó llevar por el momento, ella se acercaba a su cuello y le decía que podía tocarla, pero el decidió no hacerlo, por lo que siguió bailando hasta terminar la canción, después empezó otra y mi esposo le puso un billete en la tanga, por lo que ella agradeció y le dio un beso en la boca, pero solo de trompita. Eso del beso quizá fue lo que más me pudo haber molestado, pero no, “Matías” tomó tequila y después me besó a mi, mientras las edecanes pasaban a las mesas que las solicitaban.
Una vez que terminaron el show, el Dj invitó a dos stripers, de los cuales uno iba vestido de policía, alto, musculoso y nalgón, mientras que el otro portaba uniforme escolar, casi de las mismas características que el anterior, ambos bailaron y después era el mismo show que las edecanes, pero ahora con las mujeres, entonces la noche subía de intensidad, en verdad eran atractivos, ambos pasaron a mesas que los solicitaban y vimos que después de bailarles personalmente, el final era chupar su miembro, lo que me dejó perpleja, me sentía sacada de onda, pero veía que los demás esposos disfrutaban y volteaba a ver al señor que me tocó, ya que tampoco me quitaba la mirada, es difícil de describir, porque me sentía algo incomoda, pero a la vez me parecía excitante el momento, de lo cual yo no quería hacerlo saber a “Matías”, hasta que se acercó con nosotros el chico que iba de policía, nos preguntó si queríamos baile, “Matías” y yo nos volteamos a ver y el dijo que si, por lo que me quedé paralizada, pero también quería apretar esas duras nalgas que portaba, el chico muy atento comenzó a bailar sin despegar la mirada de mis ojos, pidiéndome tocarlo, yo le acariciaba solamente la espalda y el movía sus caderas sensualmente hasta que logre atrapar su enorme trasero, el cual ni siquiera podía apretar de lo duro que estaba, rozaba mis uñas en sus muslos y veía como se retorcía de placer, hasta que sacó su miembro de la tanga, un pene que ví de aproximadamente veinte centímetros, veía también como “Matías” se tocaba el miembro, pero yo no quería hacer algo más de lo que ya había hecho, por lo que sólo puse un billete a la altura de su cadera entre la tanga, el chico agradeció, me besó la mejilla y se retiró. Creo que hasta entonces ya habíamos visto demás, en mi vida hubiera creído que existieran lugares así y con la cercanía en la que nos encontrábamos, pero no terminaron las cosas ahí.
Mi esposo se levantó al baño y en ese momento pasó la pareja del señor que me había tocado, todavía el muy cínico me guiñó el ojo, se dirigieron a otra área del bar, regresó mi esposo y vimos que algunas parejas se levantaban de su mesa y se iban directo al cuarto donde se fue el viejo con su esposa, “Matías” me volteó a ver y me preguntó si quería ir a ese lugar, yo me opuse porque ya había visto al señor, pero era un lugar diferente al anterior, le dije que fuera a dar un vistazo y que me platicara, se levantó y fue, pero no lo dejaron ingresar, vi que lo devolvieron y me llamó la atención que venía pelando los ojos, le pregunté que había pasado y me dijo que nada, saludamos con las copas y le dije que no me quería quedar con la duda, por lo que fuimos y desde la entrada se alcanzaba a ver algo de adentro, veía siluetas de personas completamente desnudas y para ese entonces mi vagina ya era completamente de agua, jalé a “Matías” y entramos, viendo primeramente al señor que me tocó cogiendo con su esposa en un sillón, el señor era robusto y fuerte, pero estaba sentado mientras la señora se daba sentones sobre el, además había una cama y en ella había tres parejas teniendo sexo, las cuales intercambiaban parejas y lo hacían en diferentes posiciones y vi a dos chicas hincadas en el otro extremo del cuarto, por lo que caminamos hacia ellas y vimos que estaban chupando los penes de hombres que no se veían, es decir, ellas hincadas frente a la pared y detrás de esa pared los hombres que gozaban del sexo oral. Yo no podía creer todo lo vivido en esa noche y de repente sentí a “Matías” por detrás, levantó mi falda que colgaba del vestido y yo lo bajé de inmediato, pero me apretó del pecho tomándome de espalda, en realidad sentía miedo y a la vez excitación, nos volteamos de modo que el quedara recargado en la pared y jugaba con mis nalgas, las que ya quedaban a la vista de todos, mientras nos besábamos, siendo ahí cuando decidí vengarme del señor, por lo que me movía sensualmente ante “Matías” provocando el deseo de quienes me veían, que además nos invitaban a la cama para el intercambio, pero me hinqué, ya que había alfombra y le chupé el pene un rato hasta que vacío su semen en su mano, sin embargo, los fluidos eran demasiados y caían a la alfombra, por lo que me levanté mientras me decía haber aventado litros de leche y nos dirigimos cada quien al baño.
Al salir del baño decidimos retirarnos del lugar, las personas se portaron muy amables y nos pidieron regresar después, fuimos directo a casa, la que estaba sola para los dos y fue ahí donde terminamos con sexo hasta en la cocina, jejejejeje.
Fue una experiencia placentera, incluso recordar lo atrevido del señor que me tocó me parece fogoso, espero se den la oportunidad de hacerlo con su pareja y cada quien decida si les gusta o no, nosotros optamos por no volver a ir, pero el hecho de recordarlo es excitante, sobre todo jugar a que somos “ALEXA Y MATÍAS”.
Muchas gracias por leerme. Besitos