Mi visita a José, mi primo

Su matrimonio era aburrido y tradicional, solo tenía que abrir las piernas y ser receptora del semen de José y sus urgencias, nunca le daba espacio. Ahora sentía que si se lo estaban cediendo, pero la estaban enloqueciendo con tantas caricias, se enloquece al sentirse acariciada

Mi visita a José, mi primo.

Me envían a casa de José, pues este llevaba dos años de casado y en estos dos años de matrimonio, había escrito solo dos veces y eran tarjetas, la familia creía que algo le sucedía.

Este tiene 20 años, no fui muy contento por dos razones, una, es muy tranquilo y hasta medio afeminado en su trato, no fuimos grandes amigos, ni siquiera en fiestas. La segunda. No me acordaba de la señora de este, a quien solo la vi en el matrimonio y nunca más.

Al llegar a la ciudad, ciudad le queda grande, al pueblo que vivían estos tórtolos, llegue a su casa y me atendió Marcia, la señora de José, pregunte por este y me comunico que volvería pronto del trabajo, solicitando antecedentes de quien era yo. Me presente, soy Leo primo de José, tengo 16 años estudio en el Liceo Nacional, no me interesan los camiones como a tu marido, pero me encantan las fiestas le dije y ella rió ante mi presentación.

En eso llega José, me saluda muy afectuosamente y me dice si me acordaba de Marcia, mentí asegurándole, por supuesto…, y conversando me preguntó que pasaba, eso digo yo, conteste y le conté cuales eran las preocupaciones de su madre y el resto de la familia al no tener noticias de él. En que poco me gusta escribir y la verdad las tarjetas las mando mi señora, porque con mi trabajo llego a esta hora tu ves que ya son casi las ocho de la tarde, es cierto contesto, pero continuo, me siento bien, estoy bien y gracias por pegarte el viajecito de casi 12 horas en bus para saber de mi, no te preocupes respondí fue bonito conocer esta parte. Ahora dijo él comeremos y nos acostaremos pues mañana debo partir antes de las seis de la mañana en viaje otra vez, si, si le dije, pero primero déjame ir a comprar pasaje para volver hoy, se rió y me dijo perdiste, no hay bus de regreso hasta mañana y después de las doce. Oh, fue mi respuesta, entonces dime donde hay un hotel para dormir, loco me dijo, dormirás aquí en mi casa.

Cenamos mientras conversábamos y observaba a Marcia, de la misma edad de este y me preguntaba como una mujer joven podía vivir en un pueblo con pocas entretenciones, la tele y la radio pues mi vida, dijo. Ella no estaba mal físicamente aunque no era ninguna beldad. Era por cierto favorecida por su juventud, aunque su mirada triste. Conversamos una hora mas o menos y luego José se fue a la cama y ella me mostró el cuarto donde dormiría, le pregunte el porque de esa mirada triste, si te contara estaría toda la noche aquí, me respondió.

Al día siguiente los movimientos de la casa me despertaron, miré la hora y eran las cinco de la madrugada. Me asomé a medio vestir y José me dijo anda a la cama es demasiado temprano, pero a esta hora salgo yo, casi todos los días. En eso veo a Marcia con una camisita de dormir delgada y casi transparente, menos mal que tenía puestos los pantalones o sino que ridículo me vería con el pene tieso.

Desayunó y partió, … ya que estaba en pié, también me serví una taza de café, acompañando a la dueña de casa, bueno… dije, anoche no quisiste contarme porque era muy tarde tu tristeza, hoy tenemos tiempo, aclaré, cuenta… ella llevó sus dedos a su boca, se limpio los labios, me miró y con amargura me dijo, en verdad ¿quieres saberlo?, sí… y la miré…., se levantó se cogió su camisa de dormir, la apretó a la altura de su busto y me respondió…, tengo feo cuerpo, soy fea, soy , soy… y se puso a llorar, me acerque a ella y le respondí…, no eres fea, tu cuerpo es hermoso, hoy cuando me levanté y te vi, te contaré que mi sexo se paró al verlo, pero porque dices todo esto …, Mira, dice, llevo dos años casada y creo que en la cama no me han ocupado como mujer mas de diez veces, encuentras explicación a esto diez veces en dos años y de esa diez veces no he tenido ni un solo orgasmo…, me ocupa para vaciarse, cuando él tiene ganas, luego…, a dormir y yo…como quedo, concluyo llorando, al tiempo que se apoyaba contra un sillón.

Me acerque a su lado, me arrodillé sobre el sillón, puse mis manos sobre sus piernas…, la mire…, sentí que sufría… Subí el borde de su camisa y puse mis labios sobre estas, recorría con mi boca sus muslos sentía mis manos apretando sus nalgas con fuerza, la jalé hacia mí, sentí que ella me estremecía, sentí que temblaba…, me mira y estalla en ella la locura del deseo contenido, jadeaba en señal de aceptación, porque la recorría, tomaba los pechos expuestos ante mis ojos y su boca abierta buscando oxigeno, recorría su cuerpo, me puse de pié rápidamente, la atraía hacia mi cuerpo, mis manos la recorrían por todas partes, sus brazos me ciñeron por el cuello, la llevé tomándola de su gran y hermoso trasero a su cama, sentía en ella la desesperación de quererse sentir poseída, la recosté y su falda la subía con mis manos, sentía que perdía más y más el aliento, que estaba enloqueciendo, que no podía dejar de pedirme cosas. "Más.., más rápido, apúrate o me voy a arrepentir", al sentir mis labios sobre sus senos, enloqueció, loca porque quería estar en la posición adecuada para la penetraran, y se recostó abriendo sus piernas, con maldad no lo hacía, ella estaba desenfrenada, clamaba "quiero ser tuya, penétrame", y movía su cabeza con los labios entreabierto soñando con el momento de liberar sus fantasías y dominar aunque sea una vez la situación y no que el macho jugase con ella, se sentía una muñeca utilizada. Este hombre la dominaba y estaba agotándola, ella quería estar cuerda para ese momento significativo de ser penetrada. Pero yo seguía pegado a sus pezones chupé ambos, "mas profundo… apriétalos son tuyos", decía, mis manos bajaron a su vulva, "gózame, por…favor… gózame"

Su matrimonio era aburrido y tradicional, poco ardiente y la verdad es que estaba harta de que solo tenía que abrir las piernas y ser receptora del semen de José y sus urgencias. Nunca José le daba espacio, no le daba tiempo, no podía ver más allá de su propia necesidad, poseía a su esposa cuando el tenía ánimo y gana, ese espacio que ella clamaba jamás le fue cedido.

Ahora sentía que si se lo estaban cediendo, pero la estaban enloqueciendo con tantas caricias, se enloquece al sentirse acariciada, pongo mis manos por detrás de su gran culo que tiene le meto mis dedos, ella esta tan excitada que toco su vientre y bajó mis dedos hacia su vulva, toco sus labios vaginales que están humedecidos siento mis dedos mojados y ella jadeante abre aun más las piernas y sube su rodilla para que mis dedos entre a su cueva carnosa y peluda, la acaricio, juego con su clítoris durante unos minutos ella excitada, entonces saco mis manos de su cueva toda mojada mis dedos me desabrocho la corea y los botones de mi pantalón , sigo besando su cuerpo y acariciando sus caderas sus piernas hasta sus pantorrillas y su culazo duro y redondo, siento mi verga que esta dura y la empieza a acariciar en su zona erótica, llega un momento en que jadea de placer, se preparar para ese momento, pues estaba abriéndola y separándole sus piernas completamente, me ubiqué entre ellas, acerque mi pene a la entrada de su vulva y enloqueció con la punta en su agujero, una sensación de plenitud que la invadía con los masajes de mi miembro en la entrada de su cueva, elevaba las piernas, las abría hasta mas no poder facilitándole la penetración, los gemidos escapaban de sus boca, sus piernas atraparon mi cintura, luego mi pene siguió entrando y saliendo con total facilidad porque estaba tan mojada que no era necesario más lubricación, sus gemidos no dejaban de salir de su boca, subían desde el fondo de su garganta, lanzó un grito sordo de dolor que duró solo instantes porque enseguida se transformó en sonidos guturales de placer, cuando hundí mi miembro en su abertura, sus caderas se movían hacia adelante y hacia atrás, sintió por completo al pene dentro de sí, tuve que tomarle las caderas con una de mis manos para marcarle el ritmo, ella estaba desenfrenada. Quería retener ese pene dentro de ella, permitiendo que este la gozara a plenitud.

Eran tal sus movimientos que pronto sentí que mis testículos se vaciarían en ella, vibraba de tal forma que casi no me movía, pero sentía como amasaban mi miembro, lo tiraban hasta casi hacerme doler, y luego lo soltaban, mi campeón comenzó a hincharse más y mi respiración se agitaba, ella arquea su cuerpo cuando sintió mi estallido, sintió que mi leche se derramaba dentro de ella, ese fue el instante mágico en el que ella explota y alcanza tal vez, su primer orgasmo como había soñado, que explosión de jubilo, tuve que estrecharme con fuerza a ella para no ser tirado fuera de la cama. Luego una calma absoluta, se relajo a mi lado semi desmayada y con una cara angelical atiborrada de encanto.

Al rato me mira diciéndome, al fin tuve el placer de pertenecer a un macho que supo contentarme y darme lo que tanto deseaba, antes de irte tenemos que repetirlo, me abraza y comienza a besarme tratando de introducirme su lengua en mi boca. Después se acurruca a mi lado y dice durmamos un rato, que nos queda mañana. Cansados nos dormimos, despierto a la hora después, por necesidades de ir al baño, cuando vuelvo ella esta sobre las sabanas desnuda, ven te estoy esperando, dice… Después de permanecer un rato acariciándonos y abrazados en la cama, comentando lo bien que lo estamos pasando. Comenzamos de nuevo, la recorro con mis labios, acaricio su abertura sexual, al tiempo que succiono sus pezones, casi de inmediato se moja mi mano que acariciaba la matriz tocando su clítoris, estaba lista para repetir el encuentro sexual, no la hago esperar…, mientras me acomodaba despacio, comencé a lamerle la vulva, primero de arriba hacia abajo, por todos los lados, sin dejar ninguna sinuosidad sin lamer. Su cara era un espectáculo, no podía articular palabras, pero sus ojos me decían que quería recordarse de este acto sexual infiel toda su vida. La penetré y nuevamente vibró hasta casi sacarme de sus entrañas como se satisfacía, como se sacudía, pronto respiró profundamente y clamo a gritos "me llega…, me llega", vaciando en su caverna sexual e inundando mis testículos, sus atributos a tan feliz cópula, que la saciaba hasta entregar su segundo orgasmo, a su vez recibía en lo más profundo de su útero las descargas de mi miembro, que le entrega a borbotones chorros de semen.

Luego nos levantamos y marchamos a comprar el pasaje mío de vuelta, no sin antes dejarnos nuestros teléfonos y con la firme intención de repetir la inolvidable experiencia. Tomé mi bus y me dormí casi todo el viaje recuperando fuerzas y soñando con Marcia.