MI VIOLADOR...Lucha mortal por una follada

Felipe y Dani se enfrentan a una lucha, en la que el vencido estará a merced del vencedor que hará con él lo que quiera.

Lo primero, dar especialmente las gracias a Elbotija, Katnnis y Zarok por comentar la narración anterior. A Dug también, siento que no te haya gustado. A mi no me gusta todo lo que leo, por eso lo entiendo. Dar también las gracias a todos los que me leen, que suelen ser bastantes. Si no fuera por esos lectores, hacía tiempo que habría dejado de escribir.

MI VIOLADOR ME INVITÓ A FACEBOOK

Lucha mortal por una follada

Después de aquella sesión de sexo violento, no volvimos a vernos en una temporada. Nos comunicamos por face, chateamos y nos telefoneamos, por los tres medios nos calentamos hasta corrernos, nos contamos nuestros problemas y nuestras vidas, pero no nos vimos por temas laborales o sentimentales.

Acabé con Ben, no por Felipe, sino porque estaba hasta los huevos de aguantar su mal humor, sus desplantes y sus aventuras (no eran celos, eran verdad, follaba a quién se le ponía a tiro mientras no estaba a mi lado).

Un día en el que se iba de viaje a cubrir un reportaje fotográfico se despidió de mi con un: "no se si volveré, porque ya no te aguanto más".

  • Vale - le contesté.

  • ¿Cómo que vale?. ¿Me has oído?.

  • Si. Y te he contestado que vale. Cuando vuelvas te llevas tus cosas y punto. No quiero en esta casa nada tuyo.

Se quedó mirándome sin dar crédito a lo que oía.

-No has dicho que te ibas. Pues ya puedes largarte.

Noté como se le enrojecían los ojos y me miraba incrédulo. - ¿No te importa?...¿No te importo?...

  • Ben, voy a ser muy sincero contigo. Desde hace tiempo me importas una mierda lo mismo que yo a ti,  osea que no te hagas el mártir. Venga lárgate y cuando vuelvas te llevas tus cosas y, si no estoy en casa, me dejas las llaves  en la entrada. Buen viaje y buenas folladas.

Bajó la mirada. Su chantaje no había hecho efecto. Salió de casa y cerró la puerta con mucho, mucho cuidado.

Al fin solo, pensé. Qué felicidad.

Me decidí y llamé a Felipe. Necesitaba sexo y desahogo.

Tuvimos una conversación distendida hasta que le pregunté si no nos íbamos a ver más.

  • ¿Quieres que nos veamos?

  • ¿Tu que crees?

  • No me has dicho nada (Ya empezábamos)

  • Te recuerdo que fuiste tu el que me llamó?. Vale, vale, lo dejamos. No quiero discutir y menos en este momento.

  • Te pasa algo?

  • Me tiene que pasar algo para querer verte?. Vete a la mierda.

  • Niño...tranquilízate...vale....

Silencio por mi parte.

  • ¿Tienes el finde libre?

  • Si.

  • Ven el sábado a comer a casa. ¿Vale?

  • Vale.

  • Hasta el sábado. Ponte guapo

  • Siempre lo estoy

  • Más

  • Hasta el sábado.

Me lavé por dentro hasta que el agua salió limpia, me duché, me vestí con una camiseta blanca de licra ajustada como una segunda piel, unos suspensorios blancos , unos pantalones "cargo" que se me ajustaban a las caderas y unas botas Timberland. Me miré al espejo. Ese atuendo con el pelo cortado a cepillo me daba un aspecto militar que era lo que buscaba. Me puse una cazadora de cuero viejo tipo aviador y me fui a su encuentro.

Cuando abrió la puerta, me miró de arriba abajo. Se sonrió - Este es mi chico. Así me gusta verle.

Felipe me recibió con una camiseta negra de tirantes (el cabrón me había hecho caso y se había dejado crecer el vello), unos pantalones  anchos de chándal gris que, no se cómo lo hacía pero los pliegues de la zona de su paquete se abrían para que se le notara la dimensión de la polla que albergaba. Pantalón que se ponía, pantalón que forzaba hasta que se le notaba el salchichón. Era la hostia.

  • Anda pasa - Se me acercó (...ese olor...), y sin más me morreó hasta que me hizo sangre en el labio. Le separé a la fuerza, le inmovilicé y le mordí el cuello - Yo también se hacerlo, yo también se hacer daño - Le dije con rabia.

Nos miramos fijamente, nos sonreímos. - Venga...vamos a tomar algo. Tengo una sorpresa para ti...luego te lo cuento.

Preparó unas cervezas y unos aperitivos y nos sentamos en el sofá. Nos miramos, nos acercamos y nos besamos. Ahora con placer. Nos morreamos mientras le acariciaba el vello del pecho. - Así me gusta más. Siempre me imaginé tu pecho así...en mis fantasías… contigo - Le metí la mano entre las axilas y noté que también estaban emboscadas - Así me gustan más. Siempre recuerdo tus sobacos peludos cuando a los demás nos comenzaban a crecer los primeros pelitos.

Me cogió la mano y se la llevó a la entrepierna - Y de esto te acuerdas...

Sonreí - Me acuerdo de cuando me dabas vellos pubitales o de los sobacos... eras un cerdo - Comenzamos a reirnos.

  • La verdad es que era un poco guarro, pero no sabía como seducirte...era un niño, joder.

Le volví a besar con ternura y a disfrutar de su olor que me excitaba tanto. Metí mi cara en su cuello y le besé, le lamí y le mordí.

  • Me estás poniendo a cien- me dijo.

  • Pues ponte. ¿Qué te lo impide?

Se puso en pié dejando ver su excitación debajo de su pantalón. Me ofreció la mano para levantarme. - ¿Que llevas puesto debajo...seguro que te has puesto unos suspensorios - Me dijo. (¿Era yo tan predecible?).

  • Así es-. Le contesté

  • Me encanta - y me apretó la entrepierna - Cómo me gustas cabrón. - Vamos arriba, quiero enseñarte una cosa.

Una vez en el gimnasio me hizo una zancadilla y me tiró boca arriba sobre el tatami y de un salto se sentó sobre mi. - ¿Ya vamos a empezar a pelearnos? - le dije.

  • Si no intento dominarte no me pongo.

  • Mentiroso - le dije apretándole la polla. - ¿Y esto que es?.

  • Todavía no está a pleno rendimiento.

  • Ni la mía...y eso no quiere decir que no me pongas.

Se inclinó sobre mi y me lamió los labios, las orejas y el cuello...y me dijo en un susurro al oído: - ¿Cononces la página Todorrelatos?.

  • No

  • Pues tienes que entrar y buscar a un narrador que se llama Karl y tiene una serie titulada "Los Olivenza". (Siento hacerme autopropaganda pero en este caso viene a cuento, como veréis a continuación).

  • ¿Y porqué?.

  • En ella se cuenta la historia de una familia en la que los hombres buscan el placer en la filosofía de los espartanos y los griegos...y eso es lo que vamos a hacer tu y yo.

Me quedé en silencio esperando la continuación.

  • Nos vamos a desnudar, vamos a luchar y el vencedor decidirá que quiere hacer con el vencido... ¿De acuerdo?

Nos miramos a los ojos. Pensé que ese juego además de morboso, era justo...pero...

  • Tu eres más fuerte que yo.

  • Pero tu sabes judo y yo no.

Le volví a mirar, le sonreí  y le dije que sí.

Se levantó y se fue al vestuario. Cuando volvió llevaba una bolsa de la que extrajo dos pequeñas bolsitas de plástico con algo negro dentro. -Desnudate y ponte esto-. Sacó de las bolsitas dos suspensorios de cuero negro y me lanzó uno de ellos.

  • Estas loco si piensas que me voy a poner una de esas cosas.

Se volvió a poner en horcajadas sobre mi y me dijo con tono autoritario. - Si no te lo pones tu, te lo pongo yo a la fuerza. Tu verás.

Ya empezaba la fiesta de la dominación. - No pienso ponerme esa mariconada.

  • ¿Mariconada esto?. Esto se lo ponían los gladiadores y los espartanos para no hacerse daño en los genitales mientras luchaban. ¡Inculto!.

  • Pues...obligame- le dije sonriendo con malicia.

Por su posición no podía obligarme por lo que con un movimiento y con destreza me giró boca abajo. Ahora si podía hacerlo el cabrón. Metió la mano por debajo de mi cintura y me desabrochó el pantalón y me lo bajó en un santiamén, dejando mi culo al aire sujetado por las gomas del suspensorio.

  • ¡Dios mío!...este culo si que me pone y encima está en mi poder- y de un tirón me dejó desnudo. - Ves como si puedo...ves como si...

Di un giro repentino y le puse boca arriba. Le levanté los brazos para sujetráselos sobre la cabeza. -Yo también puedo...yo también -. Por el efuerzo, su piel se había comenzado a calentar y su olor me llegó y me obnubiló bajé la cabeza para aspirar el aroma de sus sobacos y, mientras le sujetaba los brazos con una mano, con la otra le bajé el pantalón dejándo su falo al aire, de manera que los dos miembros se acariciaron.

  • Venga...déjate de tonterías...vamos a cambiarnos que nos vamos a hacer daño...en serio...no seas aguafiestas.

Me incliné, le bese, me levanté y comencé a desnudarme. Felipe se levantó y se denudó junto a mi. Tenía un cuerpo fantástico y, ahora, con el vello crecido, lucía espectacular. Siempre me había gustado pero ahora con la musculatura trabajada y su polla adulta de piel oscura, que destacaba más al surgir  de un matojo canoso, me ponía como loco, su prepucio arropaba casi la totalidad de la polla, pero se abría para dejar ver el comienzo de su capullo de color rosado. Me hubiera tirado como una perra para metérmelo en la boca, pero me contuve, ya tendría ocasión más adelante, no quería que pensara que me tenía en el bote.

Yo soy más alto y fibrado que él y el vello realza el relieve de mis músculos al juntarse entre los pliegues formando pequeños regueros que bajan desde el pecho hasta el pubis, pasando por el canalillo del abdomen .

Ví como me miraba mientras me desabrochaba las botas. Sus ojos recorrían mi cuerpo observando con detalle. Cuando me quité el suspensorio. Se quedó mirando mis atributos detenidamente. Yo si tenía la polla totalmente cubierta por el prepucio que continuaba un poco más lejos del glande, dando a mi miembro la apariencia de un chipirón.

  • Estás como un tren chaval. Nunca pensé que llegarías a tener un cuerpo tan guapo. Eras tan poca cosa...y mírate ahora, tienes un cuerpo que te cagas - se fue acercando a mi y comenzó a acariciarme el pecho y  los pezones, que acarició hasta que se pusieron erectos - Y mira tu miembro...tan poderoso - me lo pesó con su mano - y esos cojones que cuelgan poderosos.

  • Gracias, sobre todo viniendo de ti...que eres el entrenador- bajé la mano hasta su polla y se la agarré - Tu polla siempre fue un ídolo para mi y siempre me chocó que teniéndola tan hermosa, grande y gorda, aún de chaval, tuvieras estos huevos tan pequeños y ocultos- se los apreté con delicadeza-. Me volvían loco tus huevos...Niño...se te está poniendo morcillona  solo de oírme.

  • Y de sobarme. Anda, vamos a ponernos los aparrabos que vamos a estar más guapos todavía.

Nos pusimos los suspensorios y nos ajustamos bien las pollas ya morcillonas.

  • ¿Y ahora?...

Me cogió a traición y me tumbó boca abajo en el tatami. Apretó su cuerpo sobre el mío y me mordió el cuello. - Ya te he ganado. Eres mío.

Le dejé hacer porque me gustaba que me tratara con dureza. Me giró la cabeza para morderme los labios, meterme la lengua en el oído y morderme la oreja. Le dejé que metiera sus manos debajo de mi cuerpo para que llegara a los pezones y los apretara, le dejé que metiera una mano en la entrepierna y me apretara los huevos. Y entonces me incorporé de golpe y le tumbé boca arriba y me subí en el. Le sujeté los brazos para inmovilizarlo y poder morder sus labios hasta hacerle sangre y decirle en su boca - ¿Quién ha ganado a quién?.

Le agarré la cabeza con las manos y le susurré - Te voy a follar, cabrón.

Hizo fuerza para levantarse y lo que consiguió fue que nos pusieranos a cuatro, agarrándonos donde podíamos para desestabilizarnos. Los cuerpos se retorcían, los músculos se tensaban, nos agarrábamos de los brazos, de las piernas, del cuello, de los hombros, de cualquier parte del cuerpo para que el otro cayera vencido. Comenzamos a sudar y eso hizo que la piel se volviera resbaladiza. La lucha no nos impedía mordernos, besarnos o llevar las manos a las zonas más erógenas de nuestros cuerpos.

En un momento cayó de espaldas y yo sobre él. Mi vientre en su pecho y el mío en el suyo. Mi cabeza entre sus piernas musculadas y entonces me fijé en sus pies. Nunca me había fijado. Eran preciosos, finos, de piel banca. Mis manos fueron bajando por sus piernas. Felipe nos sabía que hacía y noté que hacía fuerza. - Quieto... tranquilo... espera un momento, deja la lucha un momento. Quiero hacer una cosa, luego seguimos machacándonos.

Bajé hasta sus pies, los acaricié y luego comencé a  besar los tobillos, los empeines, los lamía y los olía...me embriagaba...y me pudo la lujuria. La polla que ya la tenía dura con la pelea, se encabritó de repente y yo di rienda suelta a mis apetencias gustativas y olfativas y me di un festín  con sus dedos metiendo la lengua entre ellos y luego chupándolos.

Noté que Felipe se excitaba por su reacción, por sus suspiros y gemidos y por la dureza de su polla apretando mi vientre.  Sus manos abrieron mi culo y sus dedos acariciaron mi ojete, me tiraba del anillo de vello produciéndome un gran excitación. Yo mamaba sus pies y el acariciaba mi culo. Me propinó un azote y me susurró...-Yo también quiero mamar...pero esto que tengo entre las manos.

Me incorporé y le dejé el culo a su disposición. Sus manos se apoderaron de las nalgas y su lengua de mi orificio, lamiéndolo como una vaca hasta que se fue relajando y abriendo para dejarle paso a su lengua y a sus dedos.

Me metió la mano por el suspensorio buscando mi cetro, que en ese momento estaba como un mástil y lo que consiguió fue que abriera más mi culo y que yo buscara su tranca que pugnaba por salir de su encierro. Se lo bajé y ahí encontré su oscuro miembro empalmado con su capullo rosa pidiendo que lo liberaran de una vez de toda la piel que aún le tapaba. Se la bajé dejándolo al aire, se la apreté lo mismo que los huevos para que se llenara del todo y ver como se humedecía.

La excitación hacía que manara, igual que me estaba pasando a mi gracias al masaje que me daba y que, a causa de él, mi ano se abría y cerraba buscando alimento.

De un salto me di la vuelta, puse su preciado fruto en mi entrada, le miré, me incliné para morderle y le dije - Fóllame...no puedo más... jódeme... métemela toda...

Me desabrochó la hebilla posterior dejando libre mi pollón que se estrechó contra mi vientre. Me incliné para volverle a besar a lo bestia mientras notaba como su capullo me acariciaba la entrada y lo iba dejando entrar, le mordía el cuello, le levantaba los brazos para lamerle los sobacos, le tiraba del pelo hacia atrás...para dejar el cuello a mi disposición y poder morderle como si fuera un vampiro, y mientras...su polla iba entrando según yo quería, según mi culo se abría para recibirlo...¡Dios...que gozada de follada!... La piel, el cuerpo,  el vello, el olor, la saliva...todo era de una excitación extrema.

Yo notaba como Felipe estaba disfrutando lo mismo que yo...y comencé a cabalgarle, me incliné hacia atrás para notar su polla con más intensidad mientras entraba y salía de mi.

Se tensó y se corrió. Se quedó como paralizado. No se podía mover de lo intenso de su eyaculación.  Se fue relajando y entonces le ofrecí mi polla y se la metió en la boca para dar fin a mi placer. Me la mamó como tres o cuatro veces y descargué en su boca una gran cantidad de lefa, que tragó como si fuera un manjar.

Nos tiramos en el tatami y nos abrazamos, le besé y le lamí la boca disfrutando de mi sabor.

-¿Quién ha vencido?- Le pregunté

Me besó en los labios. - Los dos.

Nuestra situación actual es la siguiente: el tiene su trabajo y yo el mío, el tiene y casa y yo la mía, el su intimidad y yo la mía. No somos pareja pero con bastante frecuencia, cuando nuestras agendas lo permiten, follamos como bestias y somos felices dando rienda suelta a nuestras fantasías sexuales. Al fin nos hemos compenetrado.

Os recomiendo la lectura de "Los Olivenza" para entender mejor a estos personajes.