Mi viejo vecino
Mi viejo vecino sin darme cuenta supo como hacerme sentir su hembra
Hace como unos 10 años me traslade a vivir a otra ciudad por temas de trabajo cuando tenía aproximadamente 40 años aún no cumplidos.
soy un hombre que aunque voy en silla de ruedas por un accidente de tráfico a mis 30 años nunca he tenido problemas para intimar con mujeres dado que me considero completamente heterosexual
Con el tiempo a base de leer relatos y ver vídeos por la red me fue entrando curiosidad y deseo de estar alguna vez con un hombre, también tan novato y sin experiencia como yo, para algunos tocamientos y sobre todo darle placer.
Decir que mi sexualidad es algo distinta ya que mis erecciones no son lo potentes y duraderas que yo desearía si no fuese por un fármaco específico por lo que mis encuentros sexuales con mujeres se limitan básicamente a sexo oral, caricias y Besos.
Volviendo a lo que me ocurrió una tarde cuando regresé de trabajar.
Pude conocer al señor Alberto, un vecino de mi escalera cuya fama no era muy buena dado que su mujer padecía esquizofrenia y su hijo era alcohólico por lo que siempre se le veía bastante amargado.
Era un hombre ya jubilado que tendría alrededor de 68 años y luego supe qué fue Guardia Civil. Eso me aclaro muchas cosas puesto que su semblante era de un hombre serio y muy recto al mismo tiempo que un tanto machista.
La historia no empezó nada agradable puesto que cuando aparqué mi vehículo y al abrir la puerta le di un golpe a su coche justo cuando él iba a entrar en su vehículo para ir de compras.
Su reacción fue bastante grosera y desproporcionada pero sabiendo lo que él estaba viviendo en su casa tampoco quise discutir con él y le comenté que si quería hacer un parte no habría ningún inconveniente.
Acordamos que cuando él tuviese libre me llamaría para ir a mi casa a hacer los trámites del seguro.
He de reconocer que toda esa historia produjo una excitacion tremenda al imaginar que con ese hombre pudiese tener una aventura pero pensé que simplemente sería una fantasía
Al día siguiente llego a mi casa con la intención de hacer los papeles y como no, le invite a una cerveza para que al menos pudiéramos tener un ambiente más amigable que el que tuvimos en el aparcamiento
Él seguía con semblante serio, el típico hombre que ha vivido siempre con una disciplina militar que no le deja sonreír ni mostrar sus sentimientos
Pero todo eso cambió cuando empezamos a hablar y me fue preguntando de dónde era, que hacía, si tenía novia y él me fue contando un poco su historia y seguramente necesitaba desahogarse con alguien
Y en un momento dado la conversación se fue declinando hacia unos temas un tanto delicados
El - que tal vives aquí? Echas de menos tu tierra?
Yo - para nada, a parte lo decidi yo y no me arrepiento.
El - disculpa por mi actitud de antes, me supo mal, tenía un mal día y lo pagué contigo.
Yo - no pasa nada, es comprensible
Entonces me hizo una pregunta que me dejó helado, sin poder decir nada
El - desde que nos hablamos pareces un chico muy educado, sumiso diría yo, no has respondido a mi enfado y agachaste la cabeza. Eso lo intuyo por mi experiencia en la guardia civil.
Volví a mirar al lado, agachando la cabeza y simplemente soltando un "pues no se que decirle"
El - ves? Otra vez lo has hecho, creo que te sientes intimidado, no será que te gustan los hombres?
Yo - no! Solo he estado con mujeres pero...
Ese pero fue el detonante por el cual se tomó más libertades...
El - pero seguro que has fantaseado con estar con un hombre y por lo que veo uno que sea muy macho para sentirte muy hembra y darle todo el placer que desee?
Yo - pues...
El - ya veo que estás hecho una mariocona y seguro que estás deseando tocar mi polla
En ese momento no pude hacer otra cosa que mirar su paquete. Parecía abultado, estaba excitado y yo imnotizado
Se acercó a mi, estábamos uno en cada punta del sofá. Mi silla de ruedas estaba a mi lado por si la necesitaba.
Con voz autoritaria y firme me dijo
El - mira, nunca he estado con hombres porque yo soy muy macho pero hace tiempo que no tengo sexo y tu puedes ofrecerme placer porque sé que lo estás deseando
Yo ya no sabía que decir ni hacer, estaba a merced de él, en ese momento empezó a ser mi hombre y yo me sentía su mujercita sumisa
El - tocame cariño, no seas tímida. Y siempre que estemos juntos te llamaré Carla
Volvió a dejarme sin voluntad e hizo que le tocara la polla
Entonces ya quise ser su putita y la mejor manera de satisfacer a ese macho era lamiendosela
El - así putita, sigue tocando que ya está para que te la comas
Se desabrocho el pantalón y me lancé como una posesa a saborear por encima de los calzoncillos su polla, con aroma de hombre, fuerte y seductor, hasta no poder más y descubrirla para lamer lentamente su capullo, gordo, y un falo normal pero para mi precioso.
Como si fuese el dulce más sabroso que haya probado no dejaba de la merlo mientras los suspiros de mi macho eran casa vez más profundos y sus palabras más obscenas, cosa que me volvía como loca
El - ummmmm zorra, como me gusta, estás hecha una hembra mamona de primera. No pares que me voy a correr, sigue así cariño
Me sujetaba la cabeza contra su polla y movía sus caderas como si me estuviera follando, de hecho lo estaba haciendo.
Y con un gemido profundo inundó mi boca de su leche, soltando una y otra vez lo puta que era, y reconozco que me gustó
Me preguntó dónde estaba el baño para limpiarse. Yo me quedé sentado en el sofá repasando el como había sucedido eso y no podía reaccionar
Cuando volvió me dijo que quería volver a verme pero no a mi, sino a Carla. Me estaba insinuando que deseaba que me travistiese para el y un escalofrío de placer volvio·a recorrer mi cuerpo.
Me pidió mi número de móvil y me dijo, mientras se iba, que me avisaría y que estuviera preparado o mejor dicho, lista para mi macho
Continuará...