Mi vida se rompe 3: Pilar

Como

Una de las consecuencias de vivir solo es la mala alimentación, la quincena en la que estaba solo llegaba a casa cansado y tras sacar y darle de comer al perro, yo cogía un trozo de pan, abría la nevera y lo llenaba, normalmente de algo poco saludable, lo acompañaba de un refresco y me sentaba a ver la tele hasta que me caía de sueño, y me acostaba.

¿Qué trajo consigo esto?

Pues, que en la última revisión de la empresa, me salió el colesterol por las nubes, era hora de cambiar de forma de vida, empecé intercalando en mi ruinosa dieta,  pescado y carne a la plancha para cenar, pues a mediodía comía en un bar cercano al trabajo ya que acabo a las 3 y media y no es hora de ponerse a cocinar pues comería a las 5.

Pero claro, el pescado y la plancha pronto me cansaron, la verdad, la pechuga de pollo a la plancha o algún pescado blanco de la misma forma, son insípidos, pero no quería hacerme salsas, pues perdería los beneficios que te da el no usar aceite para cocinar. Algo tenía que hacer, pero mi repertorio culinario era muy limitado, por lo que poco más podía hacer.

Fui a la biblioteca, hojee varios libros de cocina, pero ante mi asombro las recetas que explicaban eran sumamente complejas, o imposibles de comprender para un novato. Decepcionado me dirigía a la puerta cuando divisé un cartel que anunciaban unos cursos de vida saludable, y entre ellos un curso de cocina de 10 días. Miré las fechas y justo esos 10 días no tenía a los nenes, llamé al número que indicaba y me inscribí.

Al día siguiente fui a pagar la matrícula. 50 euros, la chica del mostrador me explicó que aunque eran cursos patrocinados por el ayuntamiento, había que pagar el material que usaríamos en el mismo.  Sin ningún problema los pagué pues me pareció algo justificable.

Para mi sorpresa de las más de 50 personas que asistirían al curso tan solo 5 éramos hombres, para que luego digan que en nuestro país no existe la discriminación sexual. El curso era casi presencial, pues una cocinera, nos explicaba cómo hacer un plato y las variaciones que se podían conseguir de ese plato. Muy útil, la verdad pero de material, lo que se dice material, solo nos dieron un bolígrafo y una libreta, si sumamos que éramos más de 50  y le multiplicábamos por los alumnos asistentes casi llegábamos a los 3000 euros, eso divídelo entre los 10 días que duró el curso, cada plato que hizo la cocinera costó 30 euros. Bueno al menos me dieron las bases para cocinar mejor y devolver  mi colesterol a niveles óptimos. Aunque claro descubrí que la repostería se me daba francamente bien y eso me preocupó, pues tanto mis hijos como yo somos muy golosos. Pero todo en su justa medida es bueno

La recepcionista que me cobró la matrícula, también asistía al curso y le tocó la silla justo al lado de la mía es una chica muy simpática y dicharachera, tenía cuatro años más que yo, se llama Pilar.

Pilar vivía sola, era soltera y en esos momentos no tenía pareja, asistía al curo, por razones parecidas a las mías, a ella la mala alimentación le había hecho subir de peso, dejándole algo de estómago, y un culo imponente, la verdad siempre se quejaba de lo estrechas que eran las sillas donde nos sentábamos, pues su pandero era más grande que la superficie del asiento. La verdad, si no fuese por su estómago sería una tía  jamona, tetas medianas tirando a grandes no era bajita y lucía una media melena castaña y unos ojos azules preciosos, aunque poseía una nariz pronunciada  que impedía que se la pudiese considerar una chica muy guapa, podríamos decir que era atractiva.

El estar sentados uno al lado del otro, en los intervalos de tiempo que no había que estar atentos, por ejemplo, cuando la cocinera había metido algo en el horno, durante un tiempo prolongado y había acabado la explicación, antes del tiempo de cocción. Daba pie a que tuviésemos tiempo para conversar y contarnos cosas:

Yo le conté como había ido mi divorcio, excluyendo las partes más denigrantes, y ella me contó que había tenido mala suerte con los hombres, había pasado por un sinfín de parejas, incluso había vivido con un par de ellos, pero ninguna había durado más de 5 años. Así y todo era una chica muy positiva, siempre veía el vaso medio lleno, por lo que era lógico, el roce hace el cariño, al estar los dos sin pareja la invité a salir.

Fuimos al teatro, era una apasionada, incluso era socia de un club de amigos del teatro clásico. La obra a mi me pareció aburrida, pero ella encontró matices, que yo no llegué a ver por ningún lado. Fuimos a comer a un tailandés, a mi la comida oriental no me gusta, pero bueno como era nuestra primera cita y por ser caballeroso le dejé elegir a ella.

La segunda cita fuimos a la ópera y después a un hindú, estuve una semana con ardor de estómago, no sé qué me pasa con las especias que si no voy con sumo cuidado me destrozan el estómago.

Yo ya estaba harto de citas culturales, eran un peñazo, si no fuese porque era realmente simpática y su conversación muy fluida la hubiese enviado a hacer gárgaras en la segunda cita. Así que la tercera cita la invité yo a cenar a un restaurante tradicional, estuvimos cenando muy a gusto y cuando terminó la misma mientras comíamos el postre me dijo.

-         Espero que no pienses que soy atrevida pero, ¿Quieres venirte a mi casa?

-         Yo siempre hago lo que dice una chica guapa._ Contesté

La verdad a lo largo de mi vida he comprobado que las mujeres tienen un pequeño punto de vanidad, con respeto a su aspecto físico y alagarlas, en su justa medida, suele dar buenos resultados.

-         ¿Seguro, que haces todo lo que te dicen?

-         Palabrita del niño Jesus._ Dije entre risas

-         Ya veremos si eso es cierto

-         Chica tampoco me asustes, no sea que luego me arrepienta.- Dije

-         Hombre no que no voy atarte a la pata de mi cama, si no me lo pides claro, pero soy una mujer de armas tomar._ Dijo con una gran sonrisa pícara

-         ¿Y qué armas sueles tomar?

-         Sobre todo porras o garrotes, depende el día y el tamaño._ Dijo

-         No sé yo si mi arma te decepcionará._ Seguí la broma

-         He visto de muchos tipos y tamañas, y no la saben manejar mejor los que tienen bates de beisbol._ Continuó, poniéndose cachonda mientras hablaba ya que las mejillas se le pusieron como tomates y los pezones se le empitonaron

-         Yo esperare estar a la altura de sus expectativas, señor._ Dije mientras hacia el saludo militar

-         Venga sargento que hoy tiene turno de guardia._ Dijo mientras estallaba entre risas, no sé, si era por el tamaño de su nariz pero cada vez que se reía con ganas roncaba.

-         Señor deje que pague la cuenta y la llevo a su garita._ Dije mientras pedía la cuenta y pagaba

-         Pase a su carruaje._ Dije mientras le abría la puerta

-         No sargento los generales van en la parte trasera._ Dijo mientras se sentaba en el asiento de atrás.

-         Muy bien mi general donde la llevo

-         A esta dirección._ me dijo la dirección y fuimos para allí

Cuando arranqué el coche, ella cogió el teléfono y llamó a alguien, la verdad no se de que hablaron, pues lo hicieron en susurros, pero veinte minutos después llegábamos allí. No es que viviese lejos, pero aparcar en su zona era francamente complicado. Nada más aparcar salí del coche y fui a abrirle la puerta

-         Llegamos señor._ Dije mientras le abría la puerta

-         Eres un sol, me gusta jugar a ser otras personas._ Me dijo mientras me daba un beso que casi me tumba para atrás.

-         La verdad yo también me he divertido, no te lo voy a negar

-         ¿Quieres seguir jugando?._ Preguntó

-         ¿Qué propones?._ Contesté yo a su vez

-         Déjate llevar, y no te arrepentirás._ Me dijo mientras abría el portal de su casa

Al entrar me encontré una escena curiosa, sentada en el sofá había una enfermera, en serio, pero no una mujer vestida de enfermera puta sino una enfermera con uniforme actual de enfermera, con el eslogan de la sanidad regional, a su lado tenía otro  uniformes, uno de médico, más concretamente de cirujano pues era verde. Lo se, es lo típico, pero que queréis fue lo que pasó

-         Le presento a la enfermera Ariadna, nos ayudará a realizarle el chequeo, pase a esa habitación desnúdese que ahora vamos.- Dijo mientras señalaba un cuarto con una gran cama.

-         Lo que usted ordene doctora, enfermera encantada de conocerla._ Dije

-         Es un placer._ Dijo la enfermera casi en un susurro

La verdad algo cortado, me fui al cuarto indicado a desnudarme, y que demonios, no me digan que jamás han soñado con follar con dos mujeres a la vez, yo nunca lo había hecho, pero mira por donde lo probaría esa noche. La enfermera era una chica de estatura media, larga melena morena, una cara agradable ojos verdes, tetas pequeñas y culo de infarto.

-         Bien Joaquín, ¿Ha venido para su revisión anual?._ Preguntó Pilar ya vestida con el uniforme de doctora

-         Sí doctora, noto que tengo algo de calentura._ Contesté yo

-         Pues eso habrá que solucionarlo. Enfermera vaya mamándole la polla mientras yo le hago la revisión._ Dijo Pilar

-         Sí Doctora._  Contestó la chica y si por supuesto que estaba totalmente empalmado

-         Vamos a ver su respiración._ Y cogiendo un estetoscopio me lo puso sobre el pecho

-         Que frio que está.- Le dije yo

-         Perdone, ahora se lo caliento._ Y cogió el embolo se bajó los pantalones y se lo pasó por toda la raja del coño. No llevaba bragas claro

-         Mucho mejor así donde va a ir a parar._ Le dije cuando volvió a ponérmelo en el pecho.

Me oscultó todo el pecho luego me hizo levantar y siguió por la espalda y los costados.

-         Parece que de esto vamos bien, bien voy a tomarle la tensión

Sacó un tensiómetro me lo puso alrededor del brazo y me tomó la tensión.

-         Parece ser que tiene muy alta la tensión.- Dijo

-         Es que su enfermera me está poniendo muy nervioso._ Dije yo

-         Entonces está haciendo bien su trabajo, enhorabuena Ariadna._ Dijo la doctora

-         Gracias.- Contestó con mi polla en su boca, por lo que se le entendió bastante mal

-         Vamos a comprobar si tiene bien la lengua._ Dijo

Y ni corta ni perezosa se quitó los pantalones, se subió hasta dejarme su coño a la altura de la cara y dijo

-         Vamos a ver si los músculos de su lengua funcionan bien

-         Si doctora

No es por alardear, pero comiendo coños soy casi un genio, por lo que en pocos minutos se corrió

-         La lengua le funciona estupendamente, le felicito._ Dijo Pilar

-         Gracias son años de práctica

-         Es hora de comprobar sus reflejos pollariles._ Dijo

-         Enfermera póngale un capuchón

-         Sí Doctora._ Dijo mientras me ponía un condón, la verdad había estado diez minutos comiéndome la polla y no estaba ni cerca de correrme.

Pilar se empalo directamente en mi polla, y empezó a cabalgar como una amazona, desbocada

-         ¿Quiere comerle los pechos a mi enfermera?

-         Por supuesto, dije mientras la acercaba a mí.

Entonces fue cuando la vi, esta chica tenía nuez, ¿como era posible?, a menos que…

-         Tu eres un tío._ Dije levantándome de golpe y lanzando,  de paso, a Pilar a un metro de la cama.

-         No del todo_ Dijo la enfermera

-         ¿Eres un travesti?._ Dije

-         Sí, ¿te importa eso?._ Dijo

-         Sí, a mí los tíos no me van, y si tiene que haber una polla cuando follo ha de ser sólo la mía._ Le dije

-         Pues si Ariadna no está presente yo no follo._ Dijo Pilar

-         Pues no folles._ Dije mientras me levantaba y me vestía

-         Si sales por esa puerta no volverás a verme._ Dijo Pilar

-         Hasta nunca._ Dije y me fui

No soy una persona homófoba, pero tampoco soy homosexual por lo que por mucho que digan los travestis son tíos disfrazados de mujeres, aunque suene así de crudo es lo que opino. Por supuesto no volví a ver a Pilar, ni ganas tenía tampoco

¿Cómo?

Era algo que me llenaba de curiosidad, la verdad por mi ex esposa ya no sentía nada, pero me preguntaba, como era posible que se hubiesen conocido. El regentaba en una zapatería exclusivamente masculina, además con unos precios que poca gente se podía permitir, nosotros, por ejemplo no podíamos. En el trabajo de él no podía haber sido.

Mi mujer era contable en una afamada clínica dental, ¿podía haber sido allí?. Era cuestión de averiguarlo, así que recurrí otra vez a mi alter ego, putón verbenero del face, miré un día que estaba conectado y le dije

-         Qué sonrisa más bonita que tienes

-         Lo mío me ha costado pechitos

¡En serio me había llamado pechitos! Joder y ¿con eso ligaba?, bueno al menos a la imbécil de mi mujer le gustó, bueno que me disperso

-         Seguro que vas a un buen dentista._ Le dije

-         Sí voy al Doctor… de la calle…

Que fácil había sido, las tias buenas como detectives serían impresionantes. En definitiva, que no era la clínica donde trabajaba mi mujer, entonces dijo

-         Además hace años que ni voy , creo que la última vez que fui fue antes del accidente de mi madre

-         ¿Tu madre tuvo un accidente?

-         Sí se cayó por las escaleras de mi casa

Mira como tú, debe ser cosa de familia, bueno aunque a ti te tiré yo, pensé

-         No se haría nada bueno la verdad

-         Se rompió un brazo y la cadera

-         Estuvo recibiendo más de seis meses de recuperación en la clínica …..

Bingo la clínica donde hizo mi mujer la rehabilitación, pero tenía que asegurarme

-         Allí estuvo mi padre cuando se rompió la pierna, me dijo que las enfermeras estaban más de muy buen ver.

-         Que va, eso no es verdad, pero había allí una macizorra que había tenido un accidente de tráfico que me la follé por todos lados. Y el idiota de su marido estuvo un mes sin enterarse.

Muy bien, tu te lo has buscado, ese mismo día esperé a la hora de cierre de la zapatería, lo seguí hasta el parquin donde guardaba el coche y le di tal paliza que lo dejé tiritando, eso sí le recordé que esta vez si me denunciaba le pegaría cada dos por tres. El suplicó que no lo hiciese y hasta me regaló unos zapatos, mierda de tío.

Ahora quedaba lo más arduo, el porqué, pues debía hablar con mi ex para saberlo