Mi vida, mi experiencia
Es la historia de una perversion, de la dependencia del placer, de la dependencia que se crea y se extiende, sin que haya ninguna barrera que la detenga con la unica excepcion de las que fije su creador.
Entre el Placer, la vergüenza y el asco; hay un dominio absoluto del placer, pérdida de la vergüenza, ausencia total de voluntad, perdida de prejuicios y no te queda el más mínimo decoro 1ª Parte
Mi nombre es M B, y tengo 43 años, y aunque no soy algo espectacular, creo que estoy bastante bien, tengo unos pechos y un culo muy deseables, aunque estoy un poco gordita, pero mis piernas son bonitas. Me considero una viciosa del sexo, mi marido así me enseño, llevándome por caminos poco normales y a veces hasta muy difíciles, o hasta separarme así lo creía, pero ahora lo hecho de menos y no me atrevo ni a hacerlo sola ni decírselo a mi compañero, así que voy a tratar de gozar con el recuerdo y que todo el mundo compruebe que clase de mala bestia era el. Hace 20 años, mejor dicho los hará el mes de agosto, me hizo pasar por infinidad de humillaciones y sometimientos, aunque tengo que reconocer que a todos accedí voluntariamente, o al menos eso creo ahora, aunque en aquellos días yo no estaba nada segura de que no me estaría obligando a hacer algo que no quería. En ese año me fui de vacaciones con mis padres y nos fuimos en dos tandas, primero mis padres y los niños, tengo tres, y después yo y el perro, ya que mi marido trabajaba durante todo el mes. Así que M llevo a mis padres y a los niños al pueblo mientras yo me quedaba reparando las cosas y me llevaría a mí y al perro la semana próxima. En principio era de ir el viernes a la tarde y regresar el domingo a la noche, pero adelanto la vuelta al sábado. Tenia la costumbre de llamarme por teléfono y ponerme cachonda, con historias porno, la mayoría sacadas de vuestras páginas, en aquel entonces yo no lo sabía ya que lo he averiguado hace un par de semanas. Me hacia estar por casa desnuda o con ropa interior y tocándome para el. O bien me decía como y donde me tenia que tocar; haciéndome introducir objetos, que previamente el había seleccionado, en el coño o en el culo, e irle contando lo que sentía; y siempre con la premisa de que los orgasmos solo podía tenerlos delante suyo o con el; aunque en circunstancias especiales, según me viera o sintiera en mi actuación, y de manera excepcional me podía autorizar sin estar el presente. Pero como el decía me lo tenia que ganar a pulso. Siendo de esa manera, como me trasladaba a estados muy difíciles de describir, pero donde mi voluntad desaparecía, para dejar paso a una única voluntad, la suya. Dejándome yo ir, por derroteros y caminos impensables en otras circunstancias; siempre muy degradantes y humillantes para mi, pero en los cuales yo me volvía loca; llegándome a masturbar muchas veces con el recuerdo, a pesar de la vergüenza y humillación que experimentaba con dicho recuerdo; pero el placer, a pesar de no llegaba a realizar plenamente, ya que siempre acababa imponiéndose su orden, de nada de orgasmos sin mi presencia o sin mi autorización; y con el claro perjuicio, de que quedaba a su disposición y en sus manos, después de estas masturbaciones, como si hubiera sido el quien me hubiera preparado. Ese sábado me llamo y me contó como una mujer lo hacia con un perro, un Terranova como el nuestro, y me hizo ir introduciendo una berenjena pequeña en el coño, y tocarme los pezones y el clítoris con miel; me hizo tumbar encima de la cama, embadurnarme el coño y las tetas con miel, y masturbarme una y otra vez, hasta que casi no podía aguantar el orgasmo, momento en el me tenia que poner unas pinzas en los pezones y pellizcar el clítoris, para evitar la remontada final. Así una y otra vez hasta perder la cuenta, mientras me contaba como el perro le comía el coño a la señora, que primero se resistía a este capricho de su amante, luego las tetas y el culo volviendo a su coño, así una y otra vez hasta que ella se entregaba a su amante, para que la poseyera, por todos sus agujeros para al final ser ofrecida al perro. Cuando perdida la cuenta del tiempo, dominada por el placer, estaba a punto de entregarme a un orgasmo; apareció M, y sujetándome el pezón derecho, es mucho mas sensible que el izquierdo, y con la otra mano me introdujo de golpe la berenjena, de forma que me pareció que me reventaba, diciéndome, "no iras a llegar ahora que estoy yo aquí", mantén este precioso orgasmo. Entonces mi mano, como si no fuera mía, pellizco el clítoris hasta arrancarme un grito de dolor, e impedirme de nuevo alcanzar el tan deseado y necesitado orgasmo. Entonces el me empezó a acariciar los pechos, besarme, masturbarme el clítoris, diciéndome expulsa eso que tienes en el coño, que ni tan siquiera es carne. Entre grandes esfuerzos, muchos dolores y un placer indescriptible, conseguí expulsar la berenjena, cosa que me resulto harto difícil y laboriosa, dada su particular forma; y en mi oído solo resonaba su voz diciendo, para que Ayax te coma ese coñito y ese culito y te vuelvas loca de placer, necesitas liberar el coñito al menos. La berenjena salio disparada, y mi sensación de vació, de insatisfacción, de que necesitaba algo mas en mi coño, un trozo de carne como el rabo de M, se hizo insostenible, así como mi voluntad que desaparecía, al ser depositada en sus manos; para mi en ese momento solo había una cosa placer, necesidad de placer, y deseo de mas placer, pero sobre todo y ante todo un deseo de satisfacerle al máximo, gozando con su placer. Como muchas otras veces, me había convertido en su objeto sexual, como el gustaba de decir, su oscuro objeto del deseo. Me hizo levantar de la cama, sujetándome los pechos desde atrás, apretándome los pezones, hasta que se deslizaban de entre sus dedos, por los efectos de la miel, haciéndome experimentar un gran placer que se trasformaba en un dolor insoportable, para volver a convertirse en un placer indescriptible. Me situó delante de la mesilla donde estaba el frasco de la miel, yo lo cogi y llene mi mano de miel, con la que masajeé mis pechos, aprovechando que se soltaban los pezones de su presa, llevando el placer hasta extremos nunca antes alcanzados. Cuando me hizo abrir las piernas e inclinarme hacia delante, yo experimente una extraña sensación acompañada de un placer desbordante; a la vez que una idea se abría paso entre las brumas de mi cerebro, embotado por el inmenso placer que estaba experimentando. La sensación que se trasformaba en deseo, era que me iba a llevar con el Terranova y me iba a entregar a el. Sin saber muy bien lo que hacia y por que lo hacia, mis manos se llenaron de miel de nuevo, y con ellas llene mi concha, hasta rebosar. Su voz sonó en mi oído mientras, comía mi oreja, diciéndome, muy bien, ahora coje el frasco y vamos al bacón. Sin soltar mis pezones, sin permitirles descansar en la tortura que les estaba infringiendo, me condujo suavemente hasta el balcón; donde me plante con el deseo de que sucediese lo que me había contado en su historia. Nada mas asomarme al bacón el Terranova se acerco y yo me abri todo lo que pude de piernas, a la vez que depositaba el tarro de miel en la mesa que allí había. Mi marido, me apoyo en la pared, que estaba muy fría, y cojió al Terranova del cuello y le froto el morro contra mi concha, el al principio se resistía, pero al notar el dulce de la miel que empezaba a salir de mi concha, licuada por mis flujos, empezó a chupar y lamer, de una forma, como nunca antes me habían chupado o comido mi concha. Mi marido me volvió a coger los pezones y morréandose conmigo me dijo, si te gusta, no lo desatiendas, necesitas más miel. Mis manos buscaron el frasco y me volví a untar, así varias veces. Entonces M, me dijo, necesitas mas placer y mas intimidad; a cuatro patas, como la perra que eres en este momento; ofreciendo el coño y el culo llenos de miel, a la lengua lasciva del perro, es casi todo lo que necesitas; aunque en esa posición corres el riesgo de que el perro te coja, confundiéndote con una perra, para eso necesitas la intimidad, por que es lo que deseas hacer, es lo que necesitas hacer y por que en definitiva es lo que vas a hacer. Me dejo sola en el bacón con el Terranova, Aiax, se llamaba, y sus palabras en mis oídos. Separe a Aiax un poco, me coloque de rodillas y me unte concha y culo; el placer que me dio su lengua, fue algo nuevo que no había experimentado nunca; seguí untándome hasta acabar el contenido del frasco; y me sentía nerviosa, enfadada, esperaba una acometida de Aiax que no acababa de producirse. Entonces se asomo M, diciéndome, quien es mas perro, tu o el; a lo que sin dudarlo respondí, tu, haz que me monte de una vez. M se rió, cojió a Aiax y lo situó en mi espalda, sujetando sus patas delanteras; sentí su herramienta frotándose en mis nalgas, hasta que se deslizo en mi concha. Mi deseo venció a mis temores y lo recibí dentro de mí. Al cabo de un rato, mi marido nos separo, me cojió del pelo y sin dejarme levantar me llevo al cuarto, con Aiax a mi cola, lamiéndome coño y culo. Me tumbo en la cama, atravesada, de forma que mi culo se apoyaba en el borde lateral de la misma y mis piernas quedaban colgando. Yo intuyendo lo que M quería, abri todo lo que pude, y en aquella postura mis piernas, al segundo tenia la cipote de Aiax de nuevo en mi coño; M me sujetaba la cabeza en alto y dominaba de nuevo mis pechos, sus manos aparecieron, no se como, untadas de miel, unto con ellas mis pechos, y mientras Aiax, me penetraba, lamía mis pechos; mi morro era untado de miel también, así como mi cuello. Las lametadas de Aiax, fueron ascendiendo, abandonando mis pechos, que volvieron a ser retomados por mi marido, y yo casi al borde del orgasmo, pero sin conseguir alcanzarlo, sin querer alcanzarlo, me encontré con que Aiax me lamía mi morro, mi boca, que yo acabe ofreciéndole abierta y morréandome con el, no sin un temor a que me mordiese. Mi marido, apretándome mas y mas los pezones, me dijo, ahora, tu que nunca has recibido el semen en tu boca, vas a recibir el de Aiax, mientras yo le sustituyo en tu coño, por que todavía no ha llegado el momento de que se venga dentro de tu concha. Sustituyo sus piernas por una almohada que me mantenía la cabeza levantada; e hizo que el perro pusiera su sexo en mi boca, que se abrió para recibirlo; y el se deslizo penetrando mi concha y corriéndose en ella, haciéndome alcanzar el orgasmo mas grande de mi vida, me dejo boqueando y sorbiendo la cipote de Aiax, que justo se venía también en aquel momento, sorbí gran parte de su leche, sintiéndome llena por arriba y por abajo y completamente insatisfecha a pesar del placer experimentado. Mi marido se salio inmediatamente de mi concha, me arrastro hacia el otro lado de la cama, y me puso miel en las manos, me sujeto los pezones e introdujo su cipote en mi boca; a la vez que yo sentía la imperiosa necesidad de seguir chupando y me untaba la concha de nuevo con miel, que Aiax se apresuraba a lamer, junto con mis flujos y la leche de mi marido. Entonces M me dijo, te voy a lavar la boca, pero que no se caiga ni una gota; retiro su cipote un poco y empezó a soltar un chorro diciéndome mi pis es el mejor limpiador; se estaba meando en mi boca, Aiax comiéndome la concha, mis pezones en sus manos, y mis manos sujetando mi clítoris, maltratándolo para no venirme en un nuevo orgasmo. Recogí hasta la última gota de su meada en mi boca. Mi marido separo el perro y lo llevo al bacón. Regreso, se tumbo en la cama a mi lado, diciéndome, eres más perra de lo que creía y esperaba. De camino al pueblo, volverás a coger con Aiax en un lugar donde no te pueda oír chillar nadie. Y así tendrás quien te coja todos los días en el pueblo y en mi ausencia. Mi marido se durmió. Me desperté el domingo a la mañana, muy excitada, con la cipote de M en la boca, sorbiéndola con delirio y pasión, como si en ello me fuera la vida, sorbiendo lo que de ella salía y que a penas podía tragar. M, me dijo bebe, es un buen desayuno. A continuación, yo estaba en periodo de descanso con los anticonceptivos, me dijo vas a tener el hijo que tanto deseas; pero vas a comportarte como la perra que eres y deseas ser; te pasaras esta semana, antes de irte con tus padres y los niños, desnuda en casa, solo te vestirás cuando yo te diga y con lo que yo te diga, y únicamente para salir a la calle. En casa solo llevaras tu collar, me dijo señalando a la mesilla de noche, donde estaba un collar de Aiax; si te parece bien pontéela y si te parece mal dilo. Yo acepte, sin contestar poniéndome el collar. Nada mas terminar de ponerme el collar, sujeto la correa y tiro de mí, que le seguí por el pasillo a cuatro patas, diciéndole, te gusta así tu perra. M, me miro y se echo a reír. Me llevo al balcón, donde Aiax nada mas verme se puso a lamerme la entrepierna y el culo. Se subió a mi espalda con la ayuda de M que le sujetaba las patas delanteras para que no me arañase, e intentaba penetrarme; la intensa excitación con la que había despertado, y que había ido en aumento desde que me había despertado, me hizo moverme de manera que me pudiera penetrar, hasta que sentí la polla de Aiax dentro de mi; jadeaba loca de placer. Entonces M me dijo si sigues así vas a tener un hijo de perra; y yo con mucho morbo y placer le respondí, un hijo de perra o de puta que mas da, lo importante, lo que deseo desde hace mas de 3 años es un hijo. M retiro el perro de dentro de mí y me situó de tal forma que Aiax soltó su leche en la parte baja de la espalda, y me condujo a la habitación, del mismo modo que me había traído, a cuatro patas, soltó la correa del collar y salio dejándome sola, tumbada en la alfombra, boca abajo. Me quede dormida, pensando en masturbarme, pero sin atreverme a hacerlo; y me desperté, mucho mas excitada que a la mañana, tumbada sobre la alfombra, con el sonido del timbre de la puerta de la calle; y en ese preciso instante en el que me despejaba, abrió la puerta de la habitación mi hermana, que me miro y volvió a cerrar la puerta, al verme como estaba, llamando a continuación. Mi hermana, volvió a abrir la puerta de la habitación, y entro, yo ya estaba encima de la cama, tapada con la sabana. Mi hermana Ester, me miraba de forma extraña y yo no sabia que decirle, pues sabia lo que había visto y ademas me di cuenta de que me seguía viendo con el collar de Aiax. Me pregunto si había reñido con M, o si me encontraba mal; dejándole ver mis pechos con unos pezones como flechas y notar la terrible excitación que me dominaba; le dije que estaba mejor que nunca y que no había reñido con M. Sentí una imperiosa necesidad de masturbarme, con el semen reseco de Aiax, en mi espalda; y mientras hablaba con mi hermana me masturbe, dándose ella perfecta cuenta de lo que yo hacia. Justo en el momento de tener el orgasmo, Ester se despidió y salio de la habitación. Pude oír como hablaba con M, que le decía que estaba muy rara desde hacia dos días, y que seria por la ausencia de los niños; mi hermana algo le dijo y M respondió que a la tarde no, que me sacaría a pasear; que tenia toda la semana para venir, ya que yo no iba a salir, hasta que nos iríamos de vacaciones o el me sacara a pasear. Me sentí insultada, humillada, pero sobre todo tuve un nuevo sentimiento, un sentimiento de sometimiento, de dependencia. Justo con el ruido de la puerta al cerrarse detrás de mi hermana, entro M en la habitación diciéndome que había estado muy bien y lo había hecho como se esperaba de una perra como yo. Me sujeto del collar, espero a que bajase de la cama, y acerco mi cara a su bragueta; yo se la abrí con los dientes, cosa que nunca antes había hecho, y sacando su cipote me puse a chuparlo hasta que descargo su leche en mi boca, seguía chupando, pero M me detuvo, diciéndome, por ahora ya has bebido bastante; retiro su cipote de mi boca y me dijo descansa que luego te sacare a pasear perra. Cerro las puertas del armario, diciéndome, si viene alguien lo recibes tal y como estas, sin ponerte nada encima, y no habrás la puerta a nadie. Te traeré ropa de casa de tu madre para el paseo de la tarde. Cuando M volvio, traia una faja de cuerpo entero, de esas que tienen media pierna y apenas escote, y un vestido de esos que son ajustados en el pecho y luego de caida y que llegan por de la rodilla, y unos zapatos de plataforma, toda era ropa de mi madre, de hacia años, mi madre en esa epoca iba a hacer 45 años y seria ropa de cuando tenia 25 ó 30 años. Me dijo que con aquello me tenia que vestir para salir a la calle y que iriamos a casa de mis padres. Me vesti con la ropa a duras penas, ya que mi madre es mas baja y delgada que yo, apenas podia estar derecha con la faja, ya que ella es 12 cm mas baja que yo; ademas pesaba, por aquel entonces 20 kg menos que yo, y su talla de sujetador era de 95 contra la 115 que usaba yo. M me miro me dijo que muy bien, el vestido me quedaba a media pierna, justo tapaba las perneras de la faja. Me llevo a la cocina, y me dijo desnudate, haciendo entrar a Aiax de la terraza, y ponte delante del frigorifico y abrete de piernas. Le obedeci con una extraña sensacion, y un gran placer. Aiax, me lamio la entrepierna, su lengua de atrás adelante, me inundo la concha de flujos, llevandome al inicio de un gran orgasmo; en ese momento M, me dijo abre el frigorifico y seleciona lo que necesites dentro de ti, y piensa en el placer que te dara llevarlo dentro hasta casa de tu madre. Obedeci y abriendo el frigorifico, me sorprendi a mi misma, eliguiendo el pepino mas grueso y rugoso, asi como el calabacin mas grueso. M acerco una silla; yo al borde del orgasmo, puse un pie encima, forzando la apertura de mis piernas y me introduje el pepino en el culo, el dolor interrumpio el placer evitando el orgasmo, entonces la necesidad de placer hizo que me introdujera el calabacin hasta lo mas profundo de mis entrañas, y de nuevo su frialdad, pospuso el orgasmo que tenia en puertas. M me hizo ponerme la faja, cuando iba a cubrirme el pecho, hecho sobre mis pezones una gran cantidad de gel, estaba helado, su frio hizo ponerme los pezones igual que puntas de flecha, asi estaba yo, como una flecha a punto de ser lanzada. Me acabe de vestir. Me puso la correa colgada del collar, deslizandola entre los pechos, de manera que terminaba justo en mi concha, haciendome sentir su contacto por encima de la faja. Estaba llena, y me costaba andar con lo que llevaba dentro. Salimos de casa y nos dirijimos a casa de mis padres, que esta aproximadamente a un kilometro, en la otra punta del pueblo, cruzando el centro del pueblo y cruzandome con muchas amistades y conocidos. Me hizo bajar por las escaleras desde el cuarto piso, me sentia perforada y a punto de alcanzar el orgasmo, tambien me sentia muy mareada; al llegar al portal me hizo mirar en el espejo antes de salir, mis pezones estaban que se salian, pero lo demas era aparentemente normal, aunque la vestimenta me hacia parecer una puta que esta buscando clientes. M me dijo eso es lo que eres, aunque a ti te corresponde que nadie se entere, asi que no te vallas a correr en la calle. Al salir del portal y darme el sol en la cara, empeze a sentir una extraña sensacion que me embargaba todo el cuerpo, pero sobretodo, hacia que desease desnudarme alli mismo, y empezar a frotar los pechso sin parar, quisiera arrancarme los pezones. El gel que me habia puesto en el pecho, lo comprendi en aquel momento, era del que se usa para los tirones musculares, y mientras habia estado con el frio del frigorifico, solo habia sentido su helada caricia, que habia puesto mis pezones en punta, pero ahora sentia su fuego abrasador; pero ademas la gran cantidad que habia depositado en el interior del sujetador, hacia que sintiera tambien el frio de su contacto; era como si me metieran el pecho en agua helada, para a continuacion labarmelo con agua hirviendo, y a continuacion con agua helada otra vez, perdia la nocion del tiempo y lo que deseaba era placer, el que me dana a cada paso el pepino que llebaba en el culo y el calabacin de mi concha. Con el placer que sentia y por alcanzar un orgasmo, me hubiera dejado hacer cualquier cosa en medio de la calle, alli mismo. Nos encontramos unos amigos, y estuvimos charlando un rato con ellos, a mi me parecio una eternidad haciendo un inmenso esfuerzo por no venirme. Me encontraron rara y M dijo que era por que echaba de menos a mis padres y a los niños, y estaba con la cabeza en otro lado. Me di cuenta que ellos me miraban que me comian, y ellas me prestaban mucha atencion. Llegamos a casa de mis padres, y en la misma puerta del portal, M me hizo sacar la correa y darsela; no hizo falta que me dijera nada, me coloque a cuatro patas y subi los escalones que nos separaban del principal, espere asi a que abriera la puerta y en cuanto abrio entre, me retuvo en el umbral con un tiron de la correa. Me palpo la entrepierna y dijo tienes mucha capacidad apenas te asoman. Me llevo hasta la cama de mis padres y alli a cuato patas, me introdujo su cipote en la boca, diciendome bebe, no dejes de tragar sorbetelo todo lo que salga. Se orino en mi boca, y yo presa de un placer extraño le obedeci, disfrutando de lo que me daba. Caminando por la calle apenas habia podido evitar el venirme, pero en ese momento me vine con todas mis fuerzas. Quede con la insatisfacion de un polvo a medias. M me dejo alli en el cuarto de mis padres, a cuatro patas sin saber que hacer, mientras mi cuerpo recuperaba todo el placer del primer momento. M, me dijo, llama a tus padres. Asi como estaba no me parecia lo mas apropiado, era como si ellos me pudieran ver, asi se lo dije; y el me respondio, eso es, que te vean, que vean a su perrita, aunque tendras suerte ya que no te veran, pero te notaran, que casi sera lo mismo, disfrutalo. Obedeci, cojio el telefono mi padre, yo seguia a cuatro patas; mientras M movia lo que yo tenia dentro, el calabacin y el pepino. Me costaba muchisimo mantener la conversacion, ya que tenia la impresión de que mi padre estaba notando todo, como si lo estaria viendo. No pude evitarlo y me vine. Enseguida se uso mi madre, preguntandome que me pasaba, en ese momento, M me lo retiro todo, de golpe, me vine de nuevo sin poder evitarlo, la vergüenza, me hizo dejar el telefono; pero M, con su cipote, ubicado a la entrada de mi culo, susurrando en mi oreja me decia, sigue, sigue, como que no pasa nada; pero lo malo es que pasaba todo y de todo. Entonces mi madre me pregunto, estas sola, M que estaba escuchando, me dijo dile que si; y yo sin dudarlo le conteste, si, estoy sola, prque lo preguntas. Mi madre me dijo, por que acabas de correrte, y antes hablando con tu padre has hecho lo mismo. ¿Qué te pasa? ¿No estas satisfecha?. El cipote de M, me estaba cojiendo por el culo y era la primera vez, me hacia mucho daño, pero me daba un placer indescriptible, que me emborrachaba y me dejaba sin voluntad. M susurro a mi oido, no no creo que me pase nada, salvo que mi marido, lleva mas de un mes que se queda a medio polvo, y estoy muy escitada, en cuanto me siento, junto las piernas, siento necesidad de tocarme. Mi madre respondio, pues tocate y descargate. M movio el cipote haciendome alcanzar un nuevo orgasmo. Y volvio a susurrar en mi oido, gracias mama, que yo repeti a mi madre. Mi madre, me dijo, bien ahora, que ya te has desahogado podemos hablar, yo le dige que si, notando como el cipote abandonaba, mi culo para cojerme la concha, eso si desde atrás. Y me ponia de nuevo a mil por hora, pero esta vez ademas me oprimia los pezones, controlandome el placer. Estuve hablando un buen rato con mi madre, mientras M, cargaba de placer mi cuerpo, moviendo su cipote dentro de mi concha como si de un par de perros se tratara. De nuevo mi madre se percato de la situacion, y me pregunto, ¿tan mal estas?, ¿Qué haces?. M respondio en mi oreja, estoy como una perra en celo, yo cuando me quise arrepentir ya lo habia dicho. Mi madre me respondio, tienes que controlarte;M susurro en mi oreja, estoy tumbada en tu cama, y dejo volar la imaginacion, y te veo hechando un gran polvo, no podia dejar de repetir lo que el me decia; note una cierta excitación en mama; cuando me respondia, en esa cama yo he pasado grandes momentos; entonces M continuo susurrandome, estas sudorosa y cabalgas sobre el gran cipote de un negro, pidiendo mas, mientras el juega con tus tetas, y te dice que goces que no se vendra dentro de ti, que no te preñara, que se vendra en tu boca; y que cuando se la pongas en forma de nuevo, te pondra a cuatro patas como una perrita y te rompera el culo, y te dara opcion a decir donde quieres la lechecita de nuevo; lo repeti todo de un tiron, de corrido, casi como la corrida que estaba a punto de tener. Mi madre dijo, estoy a punto de venirme, me has puesto muy cachonda, sigue, sigue no te pares. Entonces M, dijo, para que yo repitiera, que ya era su boca, ¿Dónde estas mama?, mi madre respondio, en la habitacion, ¿sola? Dije yo trasmitiendo las palabras de M; mi madre dijo si, le he mandado a tu padre casi al principio; me encontre diciendo, con gran placer, que desilusion, era como si estariais cogiendome los dos, papa y tu. De nuevo trasmiti una pregunta, ¿te estas masturbando?, mi madre respondio, si me he quitado las bragas y he estado a punto de venirme sintiendo la leche del negro. M dijo, vete a la cocina y buscate una legumbre, una zanahoria, un pepino, un calabacin, una berenjena, y masturbate con el, como yo estoy haciendo; mi madre me pregunto, ¿que tienes tu metido?, M respondio y yo repeti como un lorito loco de placer, cuando me digas lo que te has metido tu, te lo dire yo. Mientras mi madre, colgaba el telefono para ir a buscar su herramienta, diciendome, ahora mismo te llamo, no te vallas; M me retiro el cipote de la concha diciendo, ves lo puta que es tu mama, seguro que si te lo cuento no te lo creerias, pero mas puta es tu hermana. Introdujo el cipote en mi boca y se vino. Cuando llamo mi madre, ya M tenia el cipote tieso de nuevo. Coji el telefono y mi madre me dijo tengo una zanahoria en la concha, no es muy grande, pero me da muchisimo placer; M dijo, puta muevela bien como el cipote de un negro, repitiendo iba percibiendo la calentura de mi madre. Pero M, no se detuvo alli, decia metetela mas profunda, que te va a llenar de leche, va a inundar tu concha y dejarte preñada, te va a dar un hijo de puta. M me cojio el culo por delante, llebando mis piernas hasta mi cabeza, diciendo, te rompo el culo, pero detente, por que sino me vengo en tu coño y te hago un hijo de puta. Mi madre salvajemente excitada, dijo preñame, dame ese hijo de puta. Yo respondi, esta vez llena el culo de la perra de tu hija, pero la proxima, llenara la concha de la puta de su madre, preñandola, y no como esa puta berenjena que ahora tienes y que apenas te da placer. M dijo mama, mi marido se me ha corrido en mi culo como si seria tu concha, yo lo repeti y mi madre respondio, pues dile que yo lo goce como si me hubiera inundado y tuviera posibilidades de preñarme; la berengena se ha desecho y todo. Entonces M le dijo a mi madre, cojiendo el auricular, esta noche te armas con algo mas solido y menos maduro y a las tres de la mañana nos llamas para completar el polvo, y asi lo haremos toda la semana, y cuando yo valla a llevar a Beatriz, no, pero cuando estee de vacaciones ahí, tal vez te lo haga realidad; pude percibir claramente como se corria mi madre antes de colgar el telefono. M me dijo busca en el armario de tu madre y busca una faja, si hay mas ajustada que la que llevas, ponte lo mas ajustado que encuentres dentro del culo y el coño; quiero oirte gemir, mas de dolor que de placer, y ponte la ropa mas probocativa que veas. Vuelves a salir de paseo y tendras que correrte en la calle, incluso alguno como el que no quiere la cosa te toque el culo o las tetas, tal vez alguna, disfrutalo, y no digas nada. No te olvides que eres una perra y para eso llevas la correa puesta. Obedeci, me introduje en la concha, un gran pepino, que no me dejaba doblar, y en el culo, a duras penas, pude introducirme una gran berenjena; me arodille, y mame su cipote, limpiandolo, y me vesti para salir; estaba agotada, y el espejo me devolvia la imagen de una puta cualquiera. Sin embargo mi excitación iba en aumento pensando en el paseo que iba a dar a continuacion; y sobre todo, en mi madre, como estaria, y si seria cierto, que como M decia, llamaria, esperando un nuevo orgasmo. Sin embargo, el placer casi se me corto en seco, cuando M dijo, y mañana a la tarde empezaras con tu hermana; ha quedado muy impresionada con la visita de hoy y con lo que le cuente tu mama, lo estara mas, hoy y sobre todo mañana, te visitara, tendras que masturbarte con ella, cojerla y volverte loca con ella; pero sobre todo volverla loca a ella. A las tres de la mañana, yo estaba profundamente dormida, relajada y descansada, ya que dormia sin nada puesto, ni fuera, ni dentro; solo el collar del perro que tendria que llevar hasta llegar al pueblo donde pasaria las vacaciones; me desperte sobresaltada con el telefono, hice intencion de lebantarme, mejor dicho me levante, he hice intencion de salir de la habitacion, M me sujeto del collar tirandome al suelo, a la vez que me decia, ya no te acuerdas de que de la habitacion no puedes salir sin correa, a la vez que golpeaba con esta mis nalgas de una forma suave, pero contundente, sentia un agudo picor en las nalgas; y ademas tienes que salir a cutro patas como la perra que eres ahora. Le dije que llamaban por telefono y que podia ser algo urgente; M me respondio que lo realmente urgente era que me acostumbrase a hacer lo que me decia; que quien llamaba era mi madre, que estaba muy caliente. Yo le respondi que motivo de mas para no perder la ocasión; M dijo, tranquilamente, volvera a llamar, la calentura le obligara. Al momento, volvia a sonar el telefono; M ya me habia puesto la correa y yo estaba a cuatro patas, me dirigi a la sala para coger el telefono, pero mi marido me obligo a entrar en la cocina, cojio un refresco, abrio la puerta del balcon, y saco el frasco de la miel. El telefono se volvio a callar. Yo con gran pena y fustracion, pero sobretodo deseo, dije, ahora si que ya no llamara; M simplemente dijo, poniendome delante el frasco de miel, vete untando, estate preparada para cuando llame de nuevo, que lo hara dentro de cinco minutos. Justo al cabo de cinco minutos sono el telefono, M me hizo esperar, antes de cojerlo, a la tercera llamada. Entonces coji y pregunte quien; mi madre al otro lado del telefono, contesto muy nerviosa, quien va a ser, yo, no quedamos que llamaba a esta hora; que estabais haciendo. Yo que me estaba untando el coño y el culo con miel, tal y como me habia dicho M, le iba a contestar; cuando sus manos cojieron mis pechos y apretaron mis pezones arrancandome un quejido de dolor. M susurraba a mi oreja, ¿Cómo estas Mama?, yo repeti y ella contesto, muy excitada y nerviosa, ¿Dónde esta tu marido?, M respondio, aquí junto a mi, haciendome preparar para coger, ¿y tu que haces?, ¿estas vestida?, ¿Dónde estas?. Mi madre respondio, estoy en el cuarto de la plancha que es el mas alejado y menos ruidoso de la casa, y estoy con el camison, el sujetador y la braga, tambien he cojido un calabacin, para jugar. M dijo que se quite el sujetador y el camison, pero no la braga, que se meta el calabacin con la braga puesta, yo asi lo trasmiti, mientras Aiax comenzaba a lamer la miel, y yo a perder la compostura. Por otro lado, la situacion de mi madre, la prevision de mi marido sobre su comportamiento, me tenian desconcertada, y me hacian sentir mas excitada todavia si cabe posibilidad de ello. Me encontre, escuchandole a mi madre decir, solo tengo la braga puesta y tengo metido el calabacin en la concha, y parece que me la va a reventar. Yo con el susurro en mi reja de lo que tenia que decir, me volvi a sorprender diciendo, pues coje un par de pinzas y pontelas en los pezones, y sentiras lo que yo estoy sintiendo con las manos de M; mientras seguia untandome mas miel en el culo y en la concha, para satisfacer la lengua de Aiax, en definitiva mi placer. Susuree al telefono y esta vez por iniciativa propia; estoy perra, estoy preparada para que Aiax me monte, no se si por el culo o por el coño, por donde me coja es lo de menos, lo importante es que me coja ya, pero M no lo permite todavia; y tu ¿Cómo estas? Mi madre respondio, sin esperar un segundo, como si estaria tumbada a tu lado y tu marido me tuviera penetrada y a punto de venirme. Tal fue mi rabia por lo que decia, que le dije, si te tiene penetrada, pero no te vas a venir tu, sino que se va a venir el y en tu concha, y te va a preñar, puta, haciendo de ti una autentica perra, que es como sientes y lo que eres; note como se venia mi madre, justo en el momento que Aiax me penetraba el culo, mi madre colgo, M me sujeto la cara y metiendome su cipote en la boca, me dijo dejala, que ya ha colgado, y es tu hora del biberon, primero agua y despues leche. Empezo a orinar en mi boca y yo a tragar como una posesa. Al acabar, despues de que yo hubiera sorvido bien el cipote, dejandolo seco y reluciente; coincidiendo con la llegada de Aiax, me separo de el he hizo que le mamase el cipote, sorbiendo su leche. A continuacion, cojio el telefono y me lo dio, diciendo llama a tu madre, dile que vuelva al cuarto de la plancha y que coja junto al calabacin, una buena zanahoria, una faja, si ha llebado de cuerpo entero y sino un bañador, ese ajustado y prieto que tiene de piscina y el bote de laca para el pelo, asi como el dentrifico. Llame, tardo un poco en coger el telefono, y lo hizo con un enfado alto, le dige lo que M me habia mandado y protesto, entonces mi marido me quito el telefono, a la vez que volvia a penetrar mi culo, y dijo, hoy es la segunda vez que se la meto por el culo a Beatriz, la segunda vez desde que la conozco, esta casi tan puta como tu, y no voy a dejar que ninguna de las dos baje la calentura, sois mis perras, y en el fondo os gusta y estais disfrutando con ello. Tu ahora que tienes el coño lleno de leche, aprobecha y masturbate con la zanahoria, pero pellizcate los pezones, bien pellizcados. Le oi a mi madre contestar, si soy una perra, y estoy puta, pero no te pertenezco; tengo los pezones cojidos con la pinza, tal y como me mandaste antes, y el coño con la leche de mi marido, pero no me dejaste venir, cabron, me interrumpiste, pero ahora me voy a venir, mas y mejor con mas fuerza; M con suavidad, dandome el auricular, le dijo, ahora que estas ardiendo, y tienes la zanahoria bien mojada y lubrificada y te caen los jugos en el culo, no te vas a venir todavia y menos sin mi permiso, te vas a meter la zanahoria en el culo hasta el fondo, el calabacin en la concha; te pondras el bañador o la faja, sin soltar las pinzas de los pezones, y luego me dices. Escuche a mi madre responder, estoy llorando, no se si dolor o de placer, tengo la zanahoria metida en el culo hasta el fondo, el calabacin, me hace daño en el coño, por su gran tamaño, tanto a lo largo, como en el grueso, los pezones parece que me los van a cortar, me estoy poniendo la faja, y estoy esperando a venirme a que tu lo digas; me muero de dolor y de placer; si estarias aquí, dejaria que me penetrases y que me preñases incluso. Mi marido le respondio, ya te penetrare y te preñare tambien, antes de que dejes de ser mujer tendras un hijo mio; pero ahora te vas a acostar tal y como estas, con tu marido, y mañana al lebantarte, sin quitarte nada, lo primero que vas a hacer es hablar con Ester, que visite a la perra de su hermana, que la encontrara como tal, y despues y desde la calle, de una cabina, me llamas a mi. Mi madre respondio, soy tu puta, soy tu perra y estoy a tu disposicion cuando quieras, pero no me intimides con el embarazo; gozaremos los cuatro, cuando y como quieras tu, pero por favor dejame venirme ahora, no me humilles haciendome sentir como una puta, al lado de mi marido, cojiendo toda la noche contigo. M le respondio, cada cosa a su tiempo, y ya llegara el tiempo de cada cosa, y no te sientas mal, pero eres una puta y no te olvides o pienses otra cosa, tendras un hijo de puta. Colgo. Yo lloraba de la rabia, de la humillacion, sabia que mi madre estaba haciendo lo mismo. M me dijo, a la cama perra, que mañana tendras trabajo con tu hermana y necesitas descansar. Se rio diciendo, tres putas para un perro, no me lo puedo creer. Tal y como mi marido habia previsto, mi hermana vino de visita a primera hora de la tarde, no llamo, abrio con su propia llave, y se presento en la habitacion, y al verme en la cama, tumbada, pregunto con morbo, ¿las perras no duermen en la alfombra?, a lo que yo respondi, si no tienen una cama, o su amo no las autoriza si. Se sento en la cama y acaricio mi cuello, bueno el collar que tenia puesto, estaba en bata, y al abrirse esta vi que no tenia nada debajo, aunque sus pezones eaban muy tiesos y ella muy excitada. Sono el telefono y mi madre al otro lado me dijo, dale marcha a tu hermana, no se opondra, ya que esta a punto de venirse, y lleva dias a regimen; y cuando venga tu marido me llamais y me contais. Las tres perras estabamos en la perrera, esa fue la idea que tuve en aquel momento, me parecia imposible, pero era asi, y nada mejor que el tiempo para demostralo, iriamos de placer en humillacion y de humillacion en placer; y cada cual seria mas perra, mas puta y mas obediente con mi marido, hasta que nos separamos.