Mi vida matrimonial

Al principio, le oculte a Musa, mis gustos sobre ser penetrado, y de travestirme.

Después de varios años, me casé con una chica, con quién festejé durante 9 meses.

Musa (la llamaré así para preservar su nombre original), era una mujer sencilla, tenía 26 años y yo 32 cuando nos casamos.

Pese a mis gustos por los hombres, lo disimulé muy bien, para que ella no se alarme, ni me haga un escándalo.

De a poco, le fui sacando datos, al respecto de los gays, y que opinaba ella, de este tipo de gente.

Al final, ya me animé a contarle sobre mi gusto de ser penetrado, ella volvió una tarde de su clase de literatura, y conversa va y viene, le pregunté si cuál sería su reacción, al saber que alguien a quien quería mucho, también le gustan los hombres, si por eso lo dejaría o no.

No, no lo dejaría por eso, pues si lo amo, respetaría sus gustos . me manifestó. Entonces, le pedí que espere un rato en el living, y que la llamaría al dormitorio enseguida.

Entro al dormitorio, y me desnudo totalmente, saco el consolador que tenía guardado, lo trabo entre el colchón y la cama en si, pero con el lado del glande hacia fuera.

Como era hueco, meto el mango del plumero dentro del consolador, para que quede mas firme.

Le pongo un preservativo, y yo me pongo de 4 patas, al lado de la cama, apuntando mis nalgas hacia el consolador.

Con cuidado, acerco las nalgas hasta el mismo, y arrimo la entrada de mi recto al glande del consolador.

Muy despacio, empujo mi cuerpo hacia atrás, hasta sentir el consolador en la entrada de mi recto, retrocedo hasta que me entra la mitad.

La llamo a Musa, y entra al dormitorio - ¿Cuál es la sorpresa mi amor?- pregunta – Mírame – atino a decirle – Mi vida, no sabía que eso te gusta –

atina a decirme, mientras se agachó, y me dio un tierno abrazo, y un beso en la espalda.

Me animó a seguir, era la primera ves que podía ver a 1 hombre siendo penetrado, aunque sea con un consolador.

Yo seguí con el mete y saca, y esto la excitó de tal manera, que rápidamente se levantó la falda, y llevó la mano a la entrepierna, procediendo a masturbarse, suavemente al principio, para terminar en 1 orgasmo sensacional.

A los 2 años de casado, en parte por el exceso en el consumo de las gaseosas, y en parte por mis extralimitaciones en la comida, me tomó la diabetes mellitus, o no insulino dependiente .

Esto me produjo problemas de erección, que ni con ayuda del viágra pude solucionar, aparte de mis gusto de travestirme en la intimidad, con la ropa de Musa, quien tenía el mismo tamaño de cuerpo que yo, lo cuál me facilitaba usar sus vestidos, sus corpiños y sus bombachas.

Había días que no me iba a trabajar, aduciendo tener jaquecas, lo cual me permitía estar a mis anchas, vestida de chica, lo cuál fue produciendo un alejamiento de mis relaciones con Musa, aparte del problema de erección ya mencionado antes por mi.

Así disfrutaba a mis anchas para andar vestida, nunca me animé a salir a la calle, vestida de chica, pues la ciudad es chica, y nos conocemos casi todos.

Mi madre y mis hermanos jamás supieron de mis gustos de ser chica, y vestirme como tal, no creo lo acepten ni entiendan.

Llegó el día en que Musa me dijo, que nuestro matrimonio no iba mas, luego de 7 años y medio de matrimonio, lo cual me cayó como agua helada, pero al ver que su decisión era definitiva, me resigne.

Mi madre había enviudado en el 2000, y como la comunicación con Musa, fue en picada, hasta el punto de no hablarme mas, y decirme las cosas con esquelas, decidí volver a la casa materna, previo comunicado al juzgado de paz, a fin de evitar cualquier demanda, por abandono de hogar, y prestación alimenticia, por parte de Musa, para con nuestra hija.

Así al poco tiempo, conocí Ana, con quien formé pareja, pero no vivíamos juntos, ella también vivía con la madre, y tenía un carácter de perros, por cualquier cosa, me retaba grande, pero se le pasaba enseguida. Es cierto, la quería demasiado, pues la conocí en un momento de mi vida, en que estaba muy mal anímicamente, me mimaba, me comía a besos, y eso me consolaba.

Tuve con ella, sexo oral solamente, y para suplir la falta de penetración, lo hacía con hasta 2 dedos, para no lastimarla.

Pero la hacía llegar a unos orgasmos fantásticos, se retorcía en la cama de placer, y la dejaba exhausta de tantos orgasmos que tenía.

Lastimosamente, llego el día en que decidí contarle sobre mis gustos en la cama, y eso en parte, creo yo, fue el detonante, para que ella decida meterse de novia con otro hombre.

Sinceramente me sentí destrozado, llegar a tocar el cielo con los dedos, de la alegría, para ser tirado al infierno del abandono, fue un muy duro golpe anímico para mi, pese a los 3 años que pasaron, de eso aún me duele el recordar los lindos momentos que pasamos juntos.

Antes de casarse con José, en 2 oportunidades le pregunté por que me dejó, me respondió que, no se acordaba por que lo hizo.

Me pidió quedar como amigos, que me quería mucho aún, pero a mi me

sigue doliendo en el alma, lo que me hizo.

Ya después de su boda, le envié 1 carta, diciéndole que se olvide de mi para siempre, pues no soportaba, ni soporto, el dolor que me produce, el saber que todo el tiempo, se pasa mimándolo al marido, y yo ni las migajas de su cariño ya puedo recibir.

Solamente la persona que ha pasado por esto, puede tener una pálida idea de lo que se sufre.

Ahora, mi deseo es encontrarme con una mujer con quien pueda convivir, asumiendo mi rol de trasvésti, que no tenga problemas en ayudarme a vestir como chica, en la intimidad, y si se anima a formar pareja conmigo,

no tengo dramas.

Si es independiente económicamente, mejor, así si se anima, puedo ser su ayudanta.

Y mi ropa de hombre, solamente la usaría cuando deba ir de visita a la casa de mi madre, y/o hermanos.

Escribanme a : bisex@cielo.org