Mi vida (I) - Mi primera vez
Un pequeño repaso de los episodios cumbres en mi vida. Una historia real, aunque intente ocultar pequeños detalles.
Azul, 19 años. Toda mi vida estuve inclinada a la literatura, un poco por esas ganas de escaparme de la sucia realidad, y otro poco por esas ganas de escaparme de mi sucia yo.
Soy de Argentina (y les pido disculpas de antemano a los lectores de otros paises si llega a confundir mi manera de expresarme), nacida y criada en San Juan, una provincia tranquila sin muchas cosas de las cuales destacar, a excepción de la hermosura de sus montañas y serros, que se muestran imponentes desde el centro de la ciudad. Y así como mi lugar natal, también he sido una persona que no busca las emociones fuertes. Tranquila. Introvertida, supongo.
Pero aún así, el sexo me llama tanto como la literatura, un poco irónico que justamente se trate de una emoción repleta de adrenalina. Y desde que mis hormonas empezaron a exaltarse que busqué esa sensación: jovenes o maduros, flacos o gordos, no habia mucha diferencia, y si la había, nunca me di cuenta. Mis inicios surgieron con la masturbación, pero no miento que por momentos llegué a ser algo descaradamente indirecta con los chicos que me interesaban (especialmente con aquellos que había mas confianza). Y tampoco negaré que me llegaron propuestas; no seré la Megan Fox sanjuanina, pero me defiendo un poco con mi cuerpo: figura ni gorda ni delgada, digamos que en lo justo; no mucha calidad en tetas y culo, pero lo suficiente como para que no me consideren tabla; pequeña en altura, cosa que por alguna razón atrae tanto a los hombres; ojos pequeños, achinados si se les puede decir así; y un pelo negro corto/medio corto del que siempre he sido fanática toda mi vida.
Y el sexo me apasiona, hablar de ello, realizarlo, verlo, una liberación en cualquier forma. Aunque nunca lo hice propiamente hasta mis casi 16 años. Y antes de eso, podría decirse que era algo experta en chupadas. Y justo a eso iremos, a mi primera mamada:
Tuve 15 años en ese entonces, era un poco más redonda que ahora, y estaba en ese limite entre inocencia y perversión, o una perversión en modo de broma, pues nunca lo pensé en serio. Fue en ese entonces que conocí a mi unico novio, Gabriel. Era el primo de una amiga, y lo conocí en la fiesta de 16 años de ella. Se me acercó, me acercó un trago, lo rechacé. Me invitó a bailar, acepté. Luego me invitó a salir a hablar afuera, acepté. Se acercó, me invitó a besarlo, acepté. Mi primer beso. Un tanto nerviosa por lo que no lo pude apreciar enteramente. Pero luego empezamos a vernos más seguido: una plaza, el cine, luego su casa, mi casa, cada vez había mas confianza y cada beso era más apasionado que el otro, luego podía subir una mano, o bajar, agarrar. Y antes de cumplir el primer mes pasó.
Era en su casa, grande a comparación de la mia. Sus padres y su hermano no se hallaban ahi, y estabamos en el sillon con una película de comedia enfrente, pero no le dimos caso pues los besos eran demasiado pasionados. Con su lengua en mi boca, jugueteabamos, yo empecé a encenderme mas, era mucho calor. Pero el dio el primer paso, y me quitó la camiseta empezando a besar la piel que rodeaba mi corpiño. Yo, entendiendo la premisa, me lo quité, y di a conocer por primera vez mis pequeños pechos. Pero no le importó, me besó, pasó la lengua suavemente y al mismo tiempo con desesperación, y mi piel se erizaba, sentía como me estaba humedeciendo. Y con sus manos bajaba a mis pantalones jean, pero vi lo que pasaba y no me sentí preparada, asi que di vuelta la situación: me puse encima suyo y le quité la camiseta, besando su cuello, sus hombros, su pecho, y con mis besos empecé a bajar y bajar... y bajar. Hasta que quedaron sus jeans enfrente mio. Quise sacarle el cinturon, pero era muy dificil y estaba demasiado nerviosa. Así que se rió, y se bajó los pantalones. Ahi me quedé un momento viendo el bulto en su ropa interior, y lo bajé. Dando un salto su pene semi-erecto, que ya se veia grande. Me embriagué con su olor y su vista, el primer pene que vi en mi vida. Pero habia visto ya algunas peliculas porno, y supe que había que hacer: le di un beso en la punta, luego unos pocos mas bajando por su tronco, tomandolo con mis manos. Y saqué mi lengua, y empecé a lamer, disfrutando cada segundo de ese sabor (y lo admitó, me encantó saborear un pene). Pero creo que tarde un poco bastante, por lo que él me tomo de la cabeza, y me empujó, tomé esa pija hermosa con mis manos y me la llevé a la boca. Y empecé a subir, a bajar. Él se volvió loco, y me obligaba a hacerlo más rapido y más profundo, pero no estaba acostumbrada. Fue dificil, pero lo hice sentir de maravilla, y me hacía sentir de maravilla. Y en un tiempo que se habia hecho para siempre, acabó en mi boca, sin avisar. El automaticamente se disculpó, estaba muy avergonzado, pero yo con mucha ternura me reí y empecé a jugar con su semen en mi boca. Y, en un gran esfuerzo, tragué. Eso si fue bastante dificil, era espeso, y no era poco lo que derramó en mi. Pero dando un par de arcadas le di a entender que lo hice, y el estaba fascinado. Al día de hoy me sigo riendo tiernamente de su expresión. Y ese día se la chupé una vez más antes de que llegasen sus padres.
Con él aprendí a chupar, algo de lo que hoy en día muchos se vuelven locos: se lo hice en el cine, en el parque, y en los baños de un boliche. Pero nunca llegué a tener sexo con el, pues fue tan estúpido de dejarme por una compañera suya (spoiler: no duraron ni un mes). Al dia de hoy no sé más de su vida, y nunca tendré pensado en dejarlo entrar a mi vida si lo encuentro. Pero no niego que me enseñó a abrirme, y ese momento fue donde mi lado de puta asomó la luz. A partir de ahi no tuve nunca más un novio, pero las historias no acabaron. Es más, recién empezaban.
Si les gustó mi primer relato, intentaré seguir más a menudo las continuaciones. Gracias a cualquiera que haya tomado la molestia de leerlo, y probablemente vuelva. Besos ;*