Mi vida en la esclavitud 1

Como empece con mi nueva vida como esclava y sumisa

Capitulo 1: El Comienzo

Hola mi nombre es Daniela, actualmente tengo 33 años y soy toda una sumisa sexual, y he decidido escribir mis experiencias en el bondage. Tiempo atrás cuando tenia 15 años, mi vida era tranquila, a pesar de que era una chica muy rebelde, era buena estudiante pero algo alocada y divertida pues me gustaba salir mucho con mis amigos. A veces era muy respondona, pues me metía en problemas en varias ocasiones, y mis Padres siempre me castigaban. Antes vivía con mis padres y mi hermanita, hasta donde yo se solo ella sabe de mi secretito y lo ha estado guardando desde siempre. Un día que me toco quedarme en casa de niñera, para cuidar a mi hermanita y una amiga suya, me puse a navegar por internet, y entre a un sitio de relatos eróticos, a veces leía algunos, pero había una categoría que me llamaba la atención “Dominación”, nunca había entrado ahí, pero siempre hay una primera vez, así que decidí entrar y leer unos relatos que me dejaron completamente fascinada. Desde ese día que leí esos relatos, mi comportamiento fue cambiando empecé a vestir ropas mas atrevidas, pantalones más ajustados, shorts muy cortitos incluyendo blusas cortas o vestidos muy ajustados, que se notara mi cuerpo, como mis grandes pechos y mis largas piernas, y mi culito que no dejan de verme los chicos.

A los 17 años empecé a dejar de leer los relatos, y quise probar con algo nuevo, así que empecé a buscar más información sobre el bondage o bdsm, había información muy interesante, y empecé practicar el bondage poco a poco, trataba de atarme con las cuerdas, pero la verdad me resultaba difícil,  pues hacerlo yo sola era complicado, así que cuando me juntaba con alguna amiga, les pedía que me hicieran el favor, pues aunque ellas siempre me decían que “estaba loca”, yo les suplicaba pues era una fantasía que siempre había deseado, así que me ataban en la cama, en una silla o en el suelo, y me dejaban como por 10 minutos máximos, estar en esas posiciones me encantaban, me sentía en peligro, como si fuera castigada por haber hecho algo malo. Tiempo después compre con ayuda de mis amigas juguetes para seguir practicando como unas esposas, unas cadenitas y una mordazas que me gustaban, ya que me dejaban la boca bien abierta o tenia una bola de goma bien metida en mi boquita, pero ambas mordazas, hacían que babeara en todo mi cuerpo.

Cuando estaba en casa era difícil poder practicarlo,  así que tuve que pedirle ayuda a mi pequeña hermana que contaba con 13 años, y cuando mis padres se iban de paseo o salían a algún viaje, empezaba el juego, ella me ataba a una silla, en un closet, en la cama, en el suelo, y debía explicarle como atarme para que no saliera nada mal, y fue de lo mejor, pues estando en casa me sentía más segura y podía estar más tiempo atada. Después empecé a practicarlo muy poco ya que empecé a tener problemas en la escuela y también en buscarme un trabajo de medio tiempo. Pero aun tenía la idea en mi cabeza en tener un amo y estar a su merced. Hasta que por fin al cumplir los 21 mi sueño estaba por cumplirse.

Continuara…