Mi vida en el internado vii, a las escondidas

Un juego es un juego, pero esto sobrepasa los limites que me imaginaba

MI VIDA EN EL INTERNADO VII, A LAS ESCONDIDAS

Es grato saber que algunos están metidos con esta serie de relatos, eso me ha tenido motivado para dedicar un tiempo a recordar y plasmar lo vivido en cada capítulo que he entregado.  Nuestra propia imaginación acompañada de una buena lectura son herramientas que nos ayudan a recrear más que un buen escenario y por qué no su momento de auto placer.

La experiencia vivida en la biblioteca la tuve latente durante toda esa semana y hacia revolotear mi hormonas de tan solo acordarme pero también me tenía un poco preocupado, no por lo vivido sino por mi culo, pensaba que no volvería a cerrar, pero gracias a la propia naturaleza del cuerpo y la comprobación empírica que me hice al meterme un dedo después de una semana lo tenía tan apretado como en un inicio, no lograba entender como por aquel orificio era capaz de albergar a aquellos machos que habían hecho uso de él y de mi.  No me quemaba la cabeza e intenta vivir el momento y aprovechar las oportunidades, ya que a medida que pasaba el tiempo en el internado sentía cada vez mas que estaba para complacer a cada hombre que lo necesitara.

Dentro de toda la rutina en el internado, siempre teníamos un espacio para jugar por nivel y cada semana cambiamos el  tipo de juego que participábamos y al final cada juego tenía su tan anhelado premio.  En esta ocasión nos tocaba las escondida, me alegraba saber esto porque era bueno en este tipo de juego y podría taparle la boca a mas uno que siempre me criticaba por no jugar al futbol.  Todos los integrantes del nivel grande nos juntamos a las 8 en el patio central, teníamos nuestras anchas para poder usar el espacio que quisiéramos y escondernos, a esa hora toda la administración ya se había retirado de su trabajo y solo quedaban un tío por nivel que nos cuidaban en la noche y la tía de la cocina para entregar la cena la cual después se iba terminada su labor.

Ver a todo ese montón de hombres juntos y eufóricos por iniciar el juego me hacia despertar mi deseo por poder satisfacer a cada uno de ellos, podía ver a Roberto, Miguel y José, ufff esos tres machos que me habían usado me fascinaban, cada uno me miraba fijamente y se les notaba una una sonrisa de deseo y planes que gobernaban en su cabeza para usarme una vez más.  Como era típico se tiro a la suerte quien salía a buscar y menos mal salí libre de dicha labor, inicio el juego ya anocheciendo y todos salimos corriendo a escondernos antes de que terminara la cuenta, recuerdo que me metí en unos matorrales del jardín delantero y nuestro compañero dio el grito de iniciada la búsqueda, ahí me vine a dar cuenta que había otro compañero detrás de mi, al darme vuelta era Roberto que me miraba con un deseo que me derretía.

Roberto: Hola pequeño, no te escaparías de esta oportunidad que tengo de probarte, te seguí apenas te vi dirigiéndote a este lugar.

Yo:  Ohh, hola Roberto, habla bajo que nos pillaran.

Roberto: Es lo que menos quiero, lo que deseo es otra cosa.

En ese momento Roberto se baja el pantalón y aquel semental ya la tenía dura como palo, supe de inmediato el deseo de mi macho, su voz ronca invadía el espacio y penetraba mi ser junto a mi voluntad, hizo que me olvidara en donde nos encontrábamos y de forma automática me agache para probar aquella verga tan hermosa que me quitaba el sueño, morena, dura, apenas podía abarcar su grosor con una mano pero sobre todo me impresionaba el calor que emanaba, ufff, me volvía loco.

Roberto: Y que esperas para complacer a tu macho.

Abrí mi boca, la cual ya salivaba, extendí mi lengua y lamí cada centímetro de aquella verga que me invitaba a devorarla, succiones sus huevos que me sabían a gloria y acaloraban aquella situación y lugar.

Roberto: Ufff que rico te la comes pequeños, no me canso de ti, sigue así como me gusta...mmm

Roberto me tomo del pelo y empezó a marcar el ritmo de aquella mamada, ufff me gusto ser domado por ese  potro.  Lo que hizo que empezara a gemir mientras mamaba.

Yo: humm...glup...gggl...ahhg

Empecé a babear toda esa verga y huevos, estaba a tope. Roberto me tenia firme de los pelos y me follaba la boca de forma salvaje, me empezaron a correr lagrimas de goce que me hacía sentir ser usado por ese macho, nunca me imagine que este juego seria la escusa perfecta para hacerlo.

Roberto: Uf pequeño, toma, toma, trágate toda mi verga, vamos se que puedes... toma putito.

La fuerza era tal, que me afirme de sus piernas que estaba duras y calientes las acaricie, sin soltarlas en ningún momento, estar de rodillas y con mi culo en los talones me ayudo para guardar el equilibrio, pero por sobre todo para recibir aquel tamaño de verga que inundaba mi boca, esperaba que dicho momento no acabara nunca pero sentí como Roberto acelero su embestida, tensando sus piernas, sus huevos se empezaron a subir y sentí su verga hincharse de la base hasta el glande explotando una cantidad considerable en 5 chorros que salieron disparados a mi garganta y sobresaliendo por las comisura de mi boca chorreando los huevos de mi macho. Fue una explosión de placer que tuvo Roberto la cual expreso en un bufido alargado y profundo.

Robert: Haagggg...eso pequeño tomate mi leche no dejes que se pierda nada.

Me seguía follando la boca pero más pausado hasta que su verga fue perdiendo dureza, fue una sensación nueva y placentera, lo mire a los ojos y él me respondió sonriendo guiñándome un ojo, aquel permiso intrínseco me dio el gusto para sacar mi lengua y limpiar su miembro junto a sus huevos sin dejar ninguna gota de semen.  Roberto se guardo su verga se coloco en cluquillas me tomo del mentón y me dio un beso profundo que me hizo abrir los ojos. Me sonrió y me revolvió el pelo

Roberto: No me extrañes y escóndete bien para que no te pillen.

Salió corriendo de aquel lugar, solo lo miraba embobado perdiéndolo de vista cuando doblo por la entrada hacia unos pasillos.

Estaba recuperándome de aquella follada de boca entregada por mi macho, cuando veo que se acerca el compañero que llevaba la escondida, fijó su mirada donde me encontraba, por lo que ágilmente me cole por unos muros que dan al costado del gimnasio alejándome de los arbustos, al estar tan oscuro y con la rapidez que iba escapando choque con alguien que ya se encontraba en dicho lugar, quede paralizado, conocía a la perfección aquel aroma, mi cuerpo reacciono con un escalofrió que termino en mi culo palpitando un par de veces, era Miguel, no sabía qué hacer y a medida que mi vista se acostumbraba a la oscuridad del espacio veía como la figura de Miguel que me miraba fijamente con una sonrisa de lujuria, sus ojos color azabache me hipnotizaban y junto a su olor me dejaban completamente sumiso ante él.

Miguel: Uff pequeño que susto me pegaste pero que rico que estés acá.

Yo: Ehh, Hola Miguel. Disculpa si te choque, no fue mi intención.

Miguel: Para nada pequeño, me gusta que seas tú, a ti te permito choques cuanto quieras conmigo, solo que me la estaba empezando a sobar mientras recordaba cómo te folle en los dormitorios, no sabes cuantas pajas me he corrido recordando aquel momento ufff, si supieras las ganas que tengo de repetir.

Se apego a mi sin quitarme la mirada, él sabía que me tenía a su merced, aspire su aroma que inundaba el lugar y mi cuerpo, hizo que me bajaran todas las defensas del momento, me apretó con su cuerpo y me beso de forma pausa pero profunda quietándome el aliento y haciéndolo completamente suyo, ese hombre me quitaba la voluntad, con sus manos masajeaba mi culo y sin darme cuenta metió una mano por mi short e introdujo un dedo hasta llegar a la entrada de mi culo.

Yo: hagg Miguel.

Miguel: uff pequeño, hueles a sexo. ¿me estuviste engañando?

No sabía que responder, hace unos minutos atrás Roberto me había destrozado la boca con su verga y ahora me encontraba en esta situación con este macho. Menos mal que Miguel siguió disfrutando de su pequeño y yo solo atine entregarme a su placer.

Miguel: Hueles rico como siempre, tal como recordaba aunque hoy tienes un aroma extra que no es tuyo, ya hablaremos de eso.  Ahora no importa, solo quiero disfrutarte y que estés acá es un signo claro que estas para mí.

Miguel no paraba de besarme y de olerme, recorriendo lo mas que podía su cara por mi cuerpo, con sus manos recorría mi piel, ese macho sí que sudaba y ufff que se sentía rico esa humedad caliente que emanaba  de su cuerpo hacia el mío, me enloquecía, lo empecé a tocar tímidamente, sus vellos que me fascinaban, su olor que me penetraba y  hacia despertar ese deseo de entregarme a él, sus músculos presionando mi cuerpo, sentía sus pectorales en mi cara, sus brazos y piernas rodeándome, era un proclamación de querer hacerme suyo y nunca dejarme ir. Entremedio de sus piernas podía palpar aquella verga que concentraba el aroma de Miguel, estaba dura, sus vellos que recubrían esos hermosos huevos, uff tan solo recordaros y poder tocarlos por encima del short ya empapado del sudor de Miguel me tenían a mil.

Miguel: Pequeño, hoy quiero que me cabalgues.

Yo: ¿cómo es eso Miguel?

Miguel: Jajaj eres goloso pero te falta aprender. Sígueme y guarda silencio para que no nos pillen, recuerda que aun estamos jugando a la escondidas, pero nosotros iniciaremos un nuevo juego.

Seguí a Miguel, al final del costado del gimnasio había una silla, mi macho me miro fijamente, se acerco dándome un beso para encender de nuevo el ambiente, pero lo que él no sabía era que me tenia completamente caliente y solo me bastaba tenerlo cerca para querer sentirlo adentro.  Sin apartar su mirada se baja el short quedando con la polera pegada a su cuerpo, se sienta en la silla y con su dedo índice ordena que me acercarme, le obedezco de forma silenciosa llegando a topar mis piernas con las rodillas de Miguel, sin apartar mi mirada de su verga que estaba tiesa llena de sudor y precum, espere sus indicaciones.

Miguel: Pequeño sácate el short, quiero ver esa cola.

Me despojo de mi short quedando con mi verga dura al aire junto a mi culo al cual lo recorría una briza acariciando esos par de glúteos que se me tensaban.  Miguel me toma de una mano me jala hacia él, presiona mi verga con su mano y con la otra acaricia mi culo, uffff tener a ese macho dándome placer era genial, por lo que empecé a gemir..

Yo: mmm, que rico Miguel....hagg

Miguel: Que bueno pequeño, te estoy preparando para algo mejor.

Se sube la polera pasándola por detrás de la nuca, dejando al descubierto su pecho cubierto de pelo y sudor lo que resaltaba su musculatura y se me hacia apetecible aun más no poder, con una mano recoge todo el sudor y lo lleva a mi culo mojándolo por completo, sentir aquello hizo que mi culo palpitara.

Miguel: ven pequeño, apoya tus dos pies en cada costado de la silla y sujétate en mi para que no te caigas.

Me subí sobre la silla afirmándome del cuello de mi macho exponiendo mi culo y rozándolo con el glande de su verga, lo quede mirando embobadamente mientras me perdía en su aroma, calor y sudor, sus manos me afirmaba en culo y lo masajeaban abriendo y cerrándolo.

Miguel: Ahora aprenderás a cabalgar mi pequeño. Cuando entre quiero que subas y bajes a tus anchas.

Miguel dirigió mi culo a su verga, acomodando su glande a la entra de mi hoyito, el sudor que me había esparcido mas el precum que emanaba de su verga ayudaron a sentirlo todo más fluido, presiono abriéndose espacio en mi interior, aquello quemaba y resbalaba, me sentía en el cielo, fue una entrada pausada y continua hasta sentir su vellos y huevo en la entrada de mi culo.

Miguel: Uff pequeño, que rico se siente, aprietas a full.

Yo: mmmmm, ¿qué me haces Miguel? quiero más.

Miguel: Vamos que esperas, sube y baja.

Empecé a acatar la orden de mi macho, subí lentamente sin salirme de su verga llegando hasta el glande y bajaba lentamente hasta la base, me inundo una ola de placer que hizo querer repetir, por lo que poco a poco de forma inconsciente acelere el ritmo y la fuerza, sentir como me penetraba, la dureza de su verga, el calor que emanaba y sus líquidos que me tenían todo el culo mojado, me tenían vuelto loco.  Miguel empezó a bufar en cada movimiento que hacía, me tenia presionado con sus manos en mis caderas y extendió su cabeza hacia atrás apoyándola con la pared. Verlo ahí, sudando, con su manzana de Adán extendida, sus labios, su barba, su sudor cayendo en su pecho recubierto con sus pelos, me incentivo a saltar más fuerte y acerca mi lengua recorriendo su pecho, cuello y boca, recogiendo cada gota a lo que Miguel me respondió con un beso apasionado. A medida que intensificaba mi cabalgada en la verga y piernas de ese potro, más profundo eran los besos y mayor los gemidos, Miguel no aguanto mas su calma, por lo que me apretó aún mas mis caderas y me dijo con una voz tan caliente y varonil

Miguel: Ahora te preñare pequeño, eres mío y ya sabes que podrás cabalgarme de ahora en adelante.

Yo: hagg..uff, si Miguel, que rico se siente, haggg.. me gusta cabalgarte.

Mi macho empieza a tomar las riendas de esa cabalgada, con una mano en mi cadera y la otra afirmando mi pelo por la nunca, empieza a follarme tan fuerte que sonaba el choque de sus huevos con mi culo, emitía sonidos guturales y me escupía la cara mientas me daba cada vez más fuerte, yo recogía con mi lengua lo que caía por mi rostros, cuando siento una explosión caliente y espesa en mi culo que me provoco  una corriente por todo el cuerpo.

Yo: haayyyyyyy....siiiii... mmmmm

Miguel se detuvo con una estocada final fuerte y profunda, lo que me hizo ver estrellas, empezó a relajarse volviendo apoyar su trasero en el asiento mientras me afirmaba, me daba pequeño besos por el cuello y yo estaba exhausto apoyado en mi macho, aprovechando ese momento de calma y tratando de grabar lo vivido en mi mente. Creo que me empezaba a encariñar con él.

Nos limpiamos y nos arreglamos para salir de aquel lugar, Miguel me da un beso tierno y me desordena el cabello.

Miguel: Ya pequeño movámonos de acá para que no nos encuentren, espero hayas aprendido la lección.

El muy descarado sonríe y me mira con su ojos de azabache, me guiñe un ojo y sale corriendo, perdiéndolo de vista al doblar por unos matorrales.  Me robo un suspiro de gusto por el momento vivido, solo sonreí y salí corriendo a las duchas sin que me pillaran, necesitaba pasar por el agua porque expelía olor a sexo entre los dos machos que me habían usado.  Bien a mi pesar tenía que quitarme ese olor, pero no podía exponerme a que cualquier compañero me pillara así.  Me bañe rápidamente y el juego aun no terminaba, el juego tenía como premio al último que fuese encontrado de eximirse de todos los deberes de la semana por lo que debía ganar ese premio.

Salí a esconderme e a la lavandería abrí la puerta lentamente y la cerré con pestillo para asegurar el lugar, lo que no me esperaba era encontrarme con José.

José: Hola pequeño. Veo que me pillaste.

Yo: Tranquilo, vengo escapando igual que tu.

José: No se me había ocurrido colocar seguro a la puerta. ¿No me abras estado siguiendo?

Yo: No para nada, solo se me ocurrió este lugar.

Ver a José imponente frente a mí, me hizo percibirme tan chico.  Sin duda era una masa de musculo, no dejaba de sorprenderme el tamaño de su verga, aun en reposo era considerable y sus huevos abultaban aun mas, el buzo que traía le quedaba genial.

José:  te veo distraído jeejej, veo que quedaste con hambre.

Yo: ohh perdón, no fue mi atención.

José: Vamos no seas tímido, o no recuerdas como disfrute de ti en la Biblioteca.

Trague saliva solo al recordar aquello. No supe que responder, estaba en ello cuando veo que la verga de José se empieza a hinchar eso me hizo temblar, no sabía si podría aguantar un tercer raund esa mismo día y con este tremendo mastodonte.

José: Sabes pequeño que la zorra de mi chica me ha dejado caliente nuevamente, con la escusa de su dolor de cabeza y sus días.

Yo: Lo siento.

Lo mire a los ojos y vi el brillo de lujuria de aquel día vivido en la bilbioteca, sabía que de ahí no saldría invicto.

José: Ya no me complico, la dejo contenta con su espacio y yo por mi parte puedo acudir a mi pequeño sumiso sin recurrir a unas simples pajas.  Un macho como yo necesita vaciar estos huevos.  Ese tremendo macho se  va acercando y se saca esas dos pelotas que le colgaban de una forma muy sensual, se me cayó un chorro de baba con tan solo pensar que las probaría.  Tomo con una mano mi cabeza y la presiono con su verga y huevos, ese macho olía a sudor, ufff aquello me hizo gemir y sacar instintivamente mi lengua.

José: Veo que esta perrita tiene hambre. Vamos ordeña a tu macho.

La verga de José estaba dura y presionaba mi mejilla mientras lamia los huevos, la cantidad de precum se pegaba a mi cara, lo mire a los ojos y me lamí aquel liquido de una forma muy viciosa, sin apartar la mirada de su vista, agarre su verga y empecé a lamer la base de esta y recorrerla hasta el hoyito del glande (sin duda me estaba volviendo un experto en mamar), radie el glande con mi lengua recogiendo el precum que chorreaba esa vergota, a mi macho le gustaba porque solo gemía y miraba con cara de vicio.

José: Eso pequeño, se una putita golosa como me gusta... ufff, lo comes mejor que mi chica.

Si bien no me gustaba me comparasen con una chica, escuchar a ese macho todo hetero deseándome y que le gustara lo que hacía, me ponía a mil.

De repente se aparta, toma un montón de ropas y sabanas colocándolas en el suelo, se saca toda la ropa, mostrando por completo su cuerpo, aquello me dejo alucinado, sus brazos y piernas eran tremendas, acompañado de su abdomen y pectorales duros, como guinda de la torta su cara de aniñado mirándome como un depravado y moviendo sus huevos y verga, tentándome a tirarme sobre aquello para devorarlos.

José: Pequeño, sácate todo, hoy haremos un 69.

Yo: ¿Qué es eso?

José: jajaja, tú me comerás esto que tanto te gusta y yo te comeré ese culazo de campeonato.

José se acostó en las sabanas quedando con su verga apuntando al techo y sus brazos apoyado en el suelo, esperándome a que reaccionara. Obedeciendo a aquel macho me saque todo, menos mal me había bañado, de lo contrario no se que hubiese sucedido, me acerque y me senté en su abdomen mirando su verga, baje poco a poco hasta tocar la punta y no pude más a lo que empecé a lamer y chupar como loco aquella verga, sus piernas, su estomago, sus huevos, estaba ido.  Aquella postura hizo que levantara el culo y lo expusiera a mi macho, dejando al descubierto mi hoyito.

José: Uff que hoyito más rico se te ve, me la pasare bien.

En eso José pasa su lengua, extendida a su ancho por la línea que separa mis dos glúteos y que parte mi hoyito, ufff esa lengua sabía lo que hacía, eran lamidas tras lamidas por todo mi culo, como probando un helado, aquello me provocaba escalofríos, pero José no paro ahí, empezó a morder y chupar mis glúteos de una forma tan sensual que me sentí deseado por ese macho, paso a mi hoyito mordiendo sus orillas, era una sensación de alucinación aquello lo que provocaba que me volviera más caliente y me esforzara por meterme esa verga hasta el fondo de mi garganta, mis cara se coloco roja y mis ojos se llenaron de lagrimas, mis babas empezaron a emerger, me sentía poseído por ese macho, sentí su lengua penetrar mi anillo de entrada a mi hoyito y revolverla en el interior, era grande, áspera y gruesa, uff que me estaba haciendo ese hombre.

Yo: ufff, que gusto, que mierda me haces José.

José: te como el culo como nunca antes.

Yo: Haiii, uff aghh, no pares... uff

Apoye mis manos en el abdomen duro de José y tire mi culo más hacia la cara de él refregando mi cola en la boca de ese macho, él me respondió abriendo mis nalgas con su dos manos que las abarcaban a la perfección, escupió mi culo, soplo y volvió al ataque mordiendo, chupando y lamiendo mi hoyito, gire mi cabeza para verlo y solo pude notar que estaba hundido en aquella labor que me provocaba ser suyo como quisiera.  Me di vuelta a mirar mi trofeo que babea a montones, lo agarre a dos manos y me puse lamer y mamar como si se me fuera la vida, cada vez más profundo, mi boca y garganta se acomodaba a su grosor y tamaño, mis babas permitían un mejor trabajo combinado con su precum, sentía que eso hervía a mil, se empezó hinchar y sus venas se marcaban mas no poder, cuando de un momento a otros expulso unos 5 trallazos de leche caliente, me atore salpicando aquella leche en mi pecho, su verga, huevos, piernas y abdomen, pero aguante como campeón con mi boca en esa verga, mi macho buffo pegado a mi culo lo que hizo vibrar mi hoyito, mi verga estaba como piedra y mi culo se movió provocándome un orgasmo sin expulsar mi leche era solo placer recorriendo mi cuerpo, feliz de satisfacer a José, poco a poco bajamos el ritmo, pero la labor no estaba terminada, me di vuelta lamiendo las tetilla de aquel macho, baje con mi lengua recogiendo todo el semen desparramado por su abdomen, sus piernas, verga y huevos, no aparte mi mirada de su cara y lamia con deseo sin dejar nada atrás, mi macho me miraba satisfecho, complacido por su pequeño.

José:  Ufff pequeño, ha sido una locura comerte ese culo caliente y palpitante.

Se levanto, recogió con su lengua el semen que me quedaba en el cuello y lo dirigió  a mi boca, solo respondí recibiendo aquello con mi lengua y fundiéndonos en un beso apasionado. Veía como se hinchaba de nuevo su verga, este hombre no paraba nunca y ya pensaba que terminaría ensartado.

José: Ya pequeño, todo por hoy, mira qué sino te termino fallándote y no podemos estar mucho rato acá, puedo dejar que te despidas de él eso sí.

Se vistió dejando su verga afuera, me invito a despedirme, lo que atine a mamarla por última vez sin perderme centímetro de aquello, mi supresa fue que José dejo caer un montón de saliva sobre esta, lo cual yo recibir y limpie por completo de sus huevo verga, me miro sonriente, se la guardo y me revolvió el pelo despidiéndose.

José: Nos vemos pequeño y cuídame ese culito que la próxima vez no se salva de esto.

Su cara de vicioso era genial, se agarro su verga semi-erecta mostrándome el trofeo que tendría dentro en la próxima oportunidad, se subió el pantalón y lo vis cruzando el portal de la lavandería, para perderlo de vista.

Me quede exhausto entre el montón de sabanas, mi mandíbulas cansadas y mi garganta un poco irritada por la follada que me dio Roberto vaciándose en ella y con la verga recién probada de José, mi culo sensible y latiente por la comida de culo de José y la cabalgada a Miguel, sopesaba todos los momentos que he vivido en  este juego, no podía creer tener a estos tres machos en un día, mi mente fantaseo en un instante por tenerlos a los tres juntos a la vez, pero nada me hacía presagiar que me esperaba algo más que probar antes que se acabara este juego.

Gracias por llegar hasta aquí, esta historia va tomando rumbos que nunca me espere pero que comparto con ustedes en todo lo que me toco vivir, espero sigan enganchándose en esta serie, valorando y comentando, aquello es para mí una retroalimentación en este mundo de placer que intento plasmar, los animo a espera la segunda parte de este juego  y ver cómo se desarrolla.