Mi vida en el internado i, mi primer hombre

Experiencias de una vivencia en un internado.

Hace un tiempo vengo leyendo los relatos y es disfrutado de ellos, por ende les quiero compartir mis experiencia en el internado, para que puedan disfrutar tanto como yo la lectura y echar a volar la imaginación y otras cosas jejeje. Está claro que he cambiando algunos detalles pero en términos generales es mas menos como se fue dando.

Por motivos familiares tuve que ingresar a un internado, era un mundo totalmente desconocido para mi,  soy un chico de 1.65 tez blanca, 60 Kg, me considero tranquilo y siempre evito los problemas.

El día que llegue a aquel lugar pensé que se me acababa el mundo y mucho temor a que me golpearan u otra cosa peor, pero me esperaba algo que me termino gustando jejeje, era una casona que ocupaba toda una manzana (una cuadra a la redonda) con hartos espacios diferentes, salones, pasillos, canchas, jardines, etc.  En el internado los chicos eran separados en tres niveles: los pequeños (menores  a 10 años), medianos (12 a 16 años) y grandes (17 a 25 años), por mi edad a los 18 años me tocaba ingresar a los medianos, cada nivel tenían sus dependencias aisladas y los niveles medio y grande compartían algunos espacios comunes en horarios determinados.

Si bien fue duro en un inicio, aprendí a defenderme, cuidar mis cosas para que no me las quitaran y no meterme en líos de peleas o egos, esto me evito muchos malos ratos; con el pasar del tiempo se me fue haciendo cada vez mas fácil adaptarme a aquel lugar, el ser callado me ayudaba a pasar desapercibido y ver un panorama completo de donde estaba.  Junto a ello empecé mi despertar sexual y mi curiosidad por todo ese mundillo que tuve que ir aprendiendo solo y es ahí donde me di cuenta que me llamaba la atención los hombres (más de lo que se esperaba para un chico).

Me gustaba mucho sentarme a ver como jugaban a la pelota los chicos del nivel grande, en el patio trasero y sentir ese bullir de testosterona, ufff era todo un gusto y a esto sumarle ver sus caras, ver como la transpiración caía de la frente de cada uno bajando por el cuello, mojando sus camisetas y pantalones que dejaban poco o mucho a la imaginación jejeje, marcando poco a poco cada una de sus facciones corporales hasta notar sus vergas y cocos moviéndose de un lado a otro mientras corrían detrás de la pelota.  Todo ese espectáculo me daba el tiempo para hacer un ranking de cada uno de los chicos grandes, que para mi eran inalcanzables, habían unos blancos y otros morenos, todos con su musculatura alargada y algunos más gruesas que otros, esto lo asocio a la cantidad de ejercicio que hacía cada uno, entre todo ese grupo me llamaba en especial atención un chico que con el tiempo supe se llamaba Roberto, era el centro de mis fantasías nocturnas, era de 1.80 de altura, moreno, musculatura fuerte y tenía una voz ronca que me provocaba escalofríos escucharlo.

Se me hizo costumbre ir a ser de espectador a cada partido que jugaban los grandes, estas eran una de las pocas ocasiones que se compartían espacio comunes entre los medianos y grandes, cada vez que iba notaba como me quedaba embobado mirando a Roberto y en más de una ocasión creo que me pillo mirándolo, pero me hacia el desentendido y jugaba con algunos monos de plásticos que tenía en esa época a un costado lejano de la cancha.  Un día como era costumbre, vi que en una pillada de mirada me guiño un ojo pero en mi mente pensé que solo fue imaginación de mi parte, paso que el partido termino y el equipo de Roberto perdió por lo que les tocaba guardar y ordenar todo, "para mi mala suerte" Roberto y otro chico se quedaron en dicha labor, los demás compañeros se fueron retirando porque era la hora de ducharse y posteriormente ir a cenar, yo me quede ahí un poco viendo como transcurría todo y empecé a temblar un poco del frio que empezó a caer, al rato vi que ambos se daban algunas indicaciones y el chico salió corriendo hacia su sector sin percatarse de mi presencia y el chico que me quitaba el sueño quedo ordenando algunas cosas más,  de pronto se venía acercando a donde me encontraba, me puse nervioso y mas temblaba, pensé mil cosas de seguro esperaba un reto, pero no me di cuenta que a mi lado había una pelota de recambio y otras cosas que empezó a recoger, sin mirarme me pregunto:

Roberto: Y tú qué haces  acá? no vez acaso que termino el partido y todos se fueron, además mírate que estas temblando.

Tomo su camiseta y me la tiro encima diciéndome:

Roberto:  Toma cúbrete un poco.

Sin saber que decir, me quede oliendo su sudor, no sé si la visión de verlo sin palera o su olor en la camiseta me coloco a mil, estando en mi transe escucho

Roberto:  "vamos, despabila", levántate y ayuda a llevar esto al otro lado de la cancha para guardar estas cosas.

Reaccione de forma automática y con la cabeza agachada y el pulso acelerado empecé a tomar los utensilios que me indico. Camino al otro extremo de la cancha me pregunto mi nombre y se presentó, le  comente que era nuevo y me dijo que lo había notado, quede asombrado nunca pensé que se fijara en ese detalle, puso su mano sobre mi hombro y me dijo:

Roberto: Vamos que estar aquí se puede llevar bien.

Solo sentí su mano, el calor que esta emitía y el olor fuerte que me inundaba de su cuerpo, atine a míralo y dedicarle una sonrisa de agradeciendo por sus palabra, pero al momento de volver mi cara al suelo alcanzo a ver nuevamente su verga que se marcaba en el pantalón, si bien estaba en reposo no dejaba de ser grande y sus huevos aún mas, me quede pegado con esa imagen y al parecer Roberto se dio cuenta de eso tomando sus verga y rascándosela marcando todo su contorno, de forma inconsciente me salió un uff y Roberto me pregunto qué me pasaba.

Yo:  Nada, solo es que aún tengo un poco de frío.

Frente a mi respuesta Roberto me acerca más a él abrazándome por encima del hombro, estar cada vez más cerca de él me colocaba totalmente salido y no sabía qué hacer.  Sin mediar nada me pregunta:

Roberto:  ¿Porque me mirabas harto en el partido?

Pensé que me pegaría y solo atine a decirle

Yo:  Me gusta como juegas.

Roberto: ¿Solo te gusta como juego?,

Yo: ¿Por qué me dices eso?

Roberto: Porque conozco a los chicos como tú y que les gusta ver,

Yo: no entiendo, ¿a qué te refieres?

Roberto: Vamos no te hagas, se que mirabas otra cosa.

Yo: Creo que te equivocas Roberto.

Roberto: No me equivoco lo que veo.

Y sin previo aviso nos detenemos llegando a donde estaba el resto de los utensilios y colchonetas, me toma la mano y la dirige a su verga diciéndome

Roberto: Acaso me vas a negar que no veías esto.

Siento cada cm de su verga que está más caliente que su mano, con la cual va guiando y presionando mi mano en un sobajeo sobre su verga que crece cada vez más.

Roberto: he visto como miras a cada chico de mi nivel cuando jugamos, desde que llegaste no has parado de venir y fijarte especialmente en mi, hace ya un tiempo he tenido unas ganas de concretar algo contigo y probar aquel culo que te gastas...

Sin saber que decir, casi congelado a excepción de mi mano que se movía de un lado a otro por encima de la tela del pantalón presionando el paquete de Roberto que a estas altura estaba completamente duro y fácilmente media unos 20 cm, grueso sin poder cerrar mi mano al momento de empuñarlo, Roberto se acero aun mas y fue a mi oído diciéndome

Roberto: Hoy probaras aquellos que tanto ves, te gustará sentirlo todo.

Fue bajando por mi cuello y eso me dio un escalofrió por todo mi cuerpo, sentí su mano que bajaba por la espalda hasta llegar a mis nalgas..

Roberto: uff que rica cola tienes, suavecita y redondita.

Sentí su dedo poco a poco llegar a mi orificio, eso me hizo soltar un pequeño gemido..haggg.

Roberto: Veo que te gusta...

Bajo sus pantalones y veo salir aquella verga morena, venosa y con una cabeza grande que goteaba un liquido, el pelo lo tenía recortado, eso fue todo un espectáculo...

Roberto: Vamos, ¿qué esperas?, dale un beso si quieres...

Atemorizado que hacer, él acerca su mano a mi cabeza y la dirige a su glande, pegando mis labios a su cabeza, el sabor era salado pero no desagradable, el olor me dejo hipnotizado y con las indicaciones de Roberto fui abriendo poco a poco mi boca y saboreando aquella verga que me ofrecía igual que un helado, le di lametones y besos pero eso fue solo el inicio, tuve que tragármela por completo, si bien al inicio me costó hasta me saco más de una lagrima con la ayuda de Roberto pude llegar al final, tocando mi nariz con su piel y sus pelos, su olor hizo que perdiera la noción del tiempo, las molestias y el dolor pasaban a un segundo plano con la sensación que estaba descubriendo, Roberto empezó a gemir y lentamente fue moviendo su pelvi para atrás y adelante, sujetando mi cabeza y diciéndome, lo rico que lo mamaba.  Era mi primera mamada pero al parecer nací para satisfacer a un buen machito, cada vez más me gustaba el sabor que debajo en mi boca y el olor que inundaba todo el entorno, en ocasiones me ahogaba y en un par de ocasiones lo pasaba a llevar con mis dientes, Roberto no paraba de moverse y darme indicaciones como seguir mamando, ha estas altura ya el frio había quedado atrás y el calor se hacía paso en entre las colchonetas y utensilios de futbol en donde nos encontrábamos.  De curiosidad mire hacia arriba y veo a Roberto mirándome con una cara que expresaba calentura y triunfo, por tenerme ahí de rodillas y con la verga atravesada en la bosa, la saliva chorreaba por todo el tronco y caía al suelo, estando en plena faena aquel machito para su movimiento y se tira un escupo en la palma de su mano, la dirige poco a poco por mi espalda hasta llegar a al culo, se pega a mi oreja u dice:

Roberto: Ahora se viene lo mejor, quiero mi premio....

Dirige toda aquella saliva con sus dedos a la entrada de mi hoyito el cual hasta ese momento no había tenido más que un par de sobajeadas en aquellas pajas que iniciaban mi vida sexual.  Su dedos calientes y húmedos se colocaban en mi orificio, Roberto me tenia bien pegado a su cuerpo por lo que podía inhalar por completo su olor a hombre transpirado, en ese éxtasis, sentía como pasaba sus dedos de forma circular aplicando un masaje suave y constante, en un momento aquello cambio y poco a poco presionaba con su dedo central la entrada de mi hoyito el cuál se resistía, era una sensación extraña, sentir como lentamente iba entrada aquel dedo en mi culo, sentía resistencia por parte de mi culo, pero pedía a gritos mantener aquella sensación de aquel dedo caliente y completamente ensalivado, no pude reprimir un leve gemido al sentir aquel dedo firme que invadía cada vez más mi interior, recorrido aquel camino Roberto se detuvo un momento y me dijo al oído

Roberto: Siento como tu culo va palpitando y apretando mi dedo, ya quiero sentir como recibirá esto que está esperando

En aquel momento roza su verga que estaba a mil, con mi pierna y no pude más que imaginar que se vendría.  Después de un rato de estar dedeandome el culo, Roberto empieza con otro dedo entrediciendo llegando hasta un tercer dedo, si bien el dolor fue mayor el placer era inmensamente proporcional, él siguió hasta creer que estaba listo

Roberto: Ahora viene lo que he esperado desde que te vi viéndome el paquete, pero antes chúpame un rato la verga y déjamela  bien babeada

Realizada aquella labor me indica que coloque mis manos en la pared que se encontraba cercana a nosotros, teniéndome a esas alturas con los pantalones a media rodilla, escupe una vez más su mano y me llena por completo mi culo con su saliva, se acerca a mí y pasa su verga por toda la línea de mi culo, haciendo que me recorra una corriente de la cabeza a los pies,

Roberto: Veo que estas deseoso de recibir esto.

Doy vuelta la mirada y veo que dirige a la entrada de mi culo aquella cabeza brillosa, con todo el prepucio hacia atrás. Sin duda era una verga hermosa, al momento del primer tacto sentí como saltaba y quemaba, mi culo respondió con un pequeño espasmo, el primer intento no tuvo fruto de entrada

Roberto: Relájate un poco y respira profundamente,

En ese instante siento como  abre mis glúteos y un hilo de saliva llega directo a la línea de mi cola llegando a mi hoyito, eso hace que Roberto bufe con aquella visión y presiona una vez más su cabeza, ingresando poco a poco, ha sido uno de los dolores más profundo, pero recordando lo que Roberto me decía, intente respirar profundamente y relajar lo más que pude mi musculatura, viendo el dolor que sentí por la primera reacción y el quejido de dolor Roberto se detuvo con su cabeza ya adentro, sin moverla empezó a besarme el cuello y la oreja, lo que hizo que levantara mi cola por inercia, esto permitió que su verga ingresara un poco más en aquel movimiento y Roberto aprovechando el impulso fue ingresándola lentamente pero de forma continua, fui sintiendo como mi carne se fue abriendo y dándole paso a aquella verga que lo invadía todo, era caliente, emanaba todas las ganas acumuladas de Roberto y lo caliente que estaba, sometiéndome a su voluntad, el dolor si bien estaba presente no era igual que al momento en que ingreso su cabeza, algo extraño fue emergiendo, era un cosquilleo y calor por parte de mi culo, por cada centímetro que entraba, mi culo se movía cada vez mas comiéndose aquel invasor y alojándolo más adentro, pensé que nunca acabaría esa entrada, hasta que su vellos púbicos chocaron con mi piel y Roberto en un acto que no me esperaba me abrazo fuertemente por detrás

Roberto:  uff como quemas, tu culo necesitaba un machito que le invadiera.

Nos quedamos unos 5 minutos en esa postura, sintiendo como su verga palpitaba y como mi culo respondía a ello, el calor me invadía, era una sensación nueva en todos sus sentidos pero eso era solo el inicio, Roberto empezó lentamente a moverse tirando hacia atrás su herramienta quedando solo la cabeza adentro y después hacia adelante llegando hasta el fondo, esto lo repitió un par de veces, el dolor a esas altura ya era más que secundario y daba paso a una oleada de placer que me encontraba descubriendo, recién en ese momento puse atención a mi verga que estaba durísima, intente tocármela pero Roberto me dijo que no me la tocara, su tono era una orden clara de un macho a su nueva conquista pero él no sabía que había ocupado en más de una ocasión un espacio central en mi sueños húmedos. Fue acelerando el ritmo y con ello mi culo respondía cada vez con su propio ritmo, puso sus manos en mi cadera sujetándola firme, saco por completo su verga quedando mi culo palpitando y acalorado, pero la volvió a introducirla, eso me hizo gemir más fuerte y al parecer a Roberto le calentó aquello porque me empezó a dar a más duro, solo atinaba a decirle.

Yo:  uff uff que rico, que me estás haciendo, quiero más...

Roberto: ghhh, ufff, toma, toma, comete toda mi verga, quiero llenarte ese culito que será solo mío y cuando yo te lo pida...

Se escuchaba el plaf plaf del choque de sus testículos y mi culo, mis ojos se tornaban blanco y solo sentía placer, me transporte solo al espacio y momento de recibir todo lo que mi macho quería darme y de poder entregarle el mayor placer posible, sentía en mi interior toda su carne dura  y quemándome junto a cada surco de sus venas que cubrían su verga, el ritmo ya era frenético y cada vez más fuerte, eso me estaba gustando, algo me tocaba adentro que cada vez que llegaba al fondo, me hacia gemir pidiendo más.

Roberto: Te voy a llenar todo, te dejare preñado para que sepas quien es tu macho.

Es en ese momento que siento que su verga se hincha y ya su verga era gruesa, se endurece y empieza a solar un liquido espeso y más caliente de lo que estaba su verga, inundo por completo mi culo haciéndome soltar unos cuantos chorros de semen por mi parte y apretando mi culo de forma inconsciente, estrujando aún más la su verga y haciendo que el semen desbordara mi culo y bajara por su verga hasta los cocos y mis piernas, me sigue dando con fuerza bajando sus embestidas lentamente hasta sacarla por completo, me da vuelta dándome un beso bien profundo, mira su verga y me mira a mí

Roberto: Vamos te queda limpiarla, guiñándome un ojo, no sé porque, pero baje de forma autómata y empecé a pasar mi lengua por toda la verga que aun la tenia dura, limpie todo como me indicaba, la deje brillante como al inicio, pero un poco mas flácida, no por eso menos grande. Se subió los pantalones, me pidió su polera, colocándosela  de despidió

Roberto: Nos vemos en otra oportunidad y no quiero saber que andas por ahí con otro.. ese culito y boquita es mía desde ahora en adelante.

Me quede por un momento bajando el ritmo de mi respiración y sopesando todo lo que había pasado, mientras me encaminaba a la duchas me dije a mi mismo: parece que no será todo tan malo haber llegado a este internado...

Es primera vez que escribo, acepto todo sus comentarios constructivos y si tengo una buena recepción pretendo seguir compartiendo tantas otras historias que me toco vivir en este lugar.