Mi vida en 50 palabras (2)
Segunda parte del relato. En este episodio, Rober deja el colegio para olvidarse de Berto y se va a un instituto donde conocera a Manu.
Mi vida en 50 palabras (Segunda parte)
Pensaba que de momento todo iría bien cuando volviese al colegio después de aquella paliza, pero no fue así. Berto era muy cariñoso conmigo en mi casa, en la suya pero siempre que alguien estaba cerca me decía que guardase las formas o que me comportara. Simplemente se avergonzaba de mí, y yo, muy tonto me echaba las culpas. Siempre me preguntaba si lo que me había hecho tenia perdón pero es que el problema era que yo le quería mucho, aunque por su parte no podía decir lo mismo, o al menos eso aparentaba.
Cuando estábamos delante de algún compañero, Berto siempre me trataba fatal, llamándome imbecil y cosas peores pero se excusaba diciendo que lo hacia para no llamar la atención sobre nuestra "relación". La verdad es que yo ya estaba un poco arto de que me tratase como si no valiese nada. Entonces decidí que tenía que hablar con él para cortar esto de raíz.
Tocó el timbre de salida de clase y nos fuimos caminando a casa juntos y entonces le expliqué lo mal que me sentía por como me trataba y que pensé que debíamos dejarlo. Entonces él me miró y empezó a decirme que era mejor que lo dejáramos, que yo era un puto controlador que solo le quería para mí. La verdad es que aquellas palabras me dolieron bastante y en cuanto tuve oportunidad deje escapar una lágrima llena de ira, frustración y odio.
El tiempo pasaba y seguía sin hablarme y sin responderme a algo tan simple como un "ola" pero que le iba a hacer.
Mientras los días pasaban me di cuenta que Alex, un chico que es bien guapo, que esta en mi clase, me miraba demasiado. Yo no le conocía mucho a si que en ese recreo me fui a presentar y nos hicimos amigos bastante rápido. Me empecé a enterar de su vida y él de la mía. Después de un par de meses, mientras Berto seguía sin hablarme, Alex me contó una cosa que me dejó bastante descolocado. Me dijo que rea un secreto y que no podía contárselo a nadie, me dijo que le molaban los tíos. Pero mi sorpresa llego cuando me dijo que le gustaba.
Yo enseguida respondí que a mi también me gustaba algún chico pero que nunca me había atrevido a dar el paso. Desde ese momento estuvimos saliendo durante un par de semanas. Fuimos a la discoteca casi todos los alumnos de la clase, incluido Berto, para celebrar que las clases estaban a punto de terminas. De esa noche nunca me olvidare.
Después de beber y beber Alex y yo nos fuimos hacia uno de los baños. Entramos y estaba lleno de gente a si que le dije que saliésemos a un descampado que había cerca de allí, ya os imagináis para que. Cuando llegamos de di un beso en la boca y al momento me dijo que me empezase a desnudar. Cuando me quede en boxers el chico se empezó a reír y yo no sabía por que. Entonces me di la vuelta y observe como Berto me hacia fotos desnudo.
No sabia que hacer en ese momento y me comencé a vestir pero ya tenían lo que querían. Cuando terminé de vestirme ya se habían ido corriendo con las fotos. Me fui andando a casa pensando que sería de mí si alguien ve esas fotos.
Durante todo el fin de semana no pare de pensar en eso y no me sentó muy bien. Pero el lunes llego y me tocaba ir al colegio. Entre por el vestíbulo, como siempre y no vi nada raro a si que subí.
En cuanto llegue a mi planta se me amontonaron unas hojas de papel en el suelo. Recogí algunas de ellas para mirarlas. Era yo. Mi clase y las de todos mis compañeros estaban empapeladas con esas fotos. Al instante salí corriendo hacia la calle y no para hasta estar alejado lo suficiente como para no encontrarme a nadie de mi colegio. No sabía que podía hacer. Estaba confuso y triste y rabioso.
No aparecí por el colegio durante un par de semanas y me decidí a volver todos se seguían reírme de mí. Pasaba por los pasillos mientras todos se burlaban de mí, pero tanpoco me importaba que la gente lo hiciese, lo que realmente me importaba es que Berto y Ales se hubieran aprovechado de mí.
Cuando llegué a clase todos me miraron y me tuve que sentar al lado de Berto. Estuvimos toda la clase callados hasta que por fin se digno a hablarme, aunque para lo que me dijo mejor se podría haber callado. ¿Te gustaron las fotos? Me preguntó. Y yo le dije que era un carbón y este soltó una pequeña risotada. Me sentó bastante mal y cuando me bajaba a mi casa casi siempre me lo encontraba y me daba fuertes empujones, debido a esto se me caían los libros que llevaba en la mano, los papeles ¿Qué había hecho yo para que me tratase así?
La verdad es que no lo sabía pero me sentía muy mal conmigo mismo. Pasaron los días y días y no me apetecía hablar con nadie, me estaba volviendo un poco borde con la gente que me quería de verdad y no se por que era. Supongo que me daba miedo mostrarme como era.
Al día siguiente me conecté al Messenger con la esperanza deponer hablar con alguien que no me rechazase. En cuanto me metí, se abrió una conversación con un usuario que ni conocía. Me empezó a decir que me iba a matar por maricón y cosas así.
Yo estaba muy asustado por que aquellas personas se estaban apoderando de mi vida. Ya no sabia que hacer a si que me salí de la conversación, apagué el ordenador y me fui al baño a refrescarme un poco.
Al cabo de un tiempo, cuando no podía aguantar más la presión a la que me tenían sometido mis dos compañeros tuve que contárselo a mis padres. Poco tiempo después mis padres fueron a hablar con el director del colegio que hecho a Berto y a Alex a la calle durante tres días.
Mientras bajaba la calle para ir a mi casa un brazo me cogió del hombro y me giró bruscamente. Por tu culpa nos han echado tres días del colegio, inútil, me dijeron muy cabreados Berto y Alex.
Yo no podía ni hablar de lo asustado que estaba. Levanto el puño y pegó un golpe contra la pared que estaba a mi izquierda y me dijo que lo pagaría caro.
Después de esta amenazo, los dos se fueron. Ya no sabia que hacer, si acudir a la policía o quedarme callado. Me quede callado, por miedo a que tomasen más represalias.
Poco tiempo después decidí cambiarme de colegio y me fui a un instituto cerca de mi casa. Empezaría en un par de días debido a que tenían que poner en orden trámites y todo el papeleo para que pudiese entrar en el instituto.
Pasaron volando esos dos días de espera y cuando llegué a la puerta del instituto estaba la directora esperándome para acompañarme hasta mi clase.
Una vez allí mi tutor se hizo cargo de mí y me presento a todos los compañeros. Aquello era muy diferente, por un lado estaban los chulos y vacilones, por otro los pijos y las princesitas, por otro los empollones, por otro etc.
Me senté cerca de la mesa del profesor mientras daba la clase, al salir al recreo no tenía con quien juntarme y empecé a dar vueltas solo hasta que una pelota de futbol me golpeó la pierna. ¡Ey chaval, pásamela! Oí desde lejos. Miré y era uno de mis compañeros de clase, se llamaba Manu y era uno de los chulitos. La chuté los más fuerte que pude y le llego con efecto. Después de este pase se acerco a mí y me preguntó si alguna vez había jugado al futbol, le contesté que no y que porque me lo preguntaba, él me dijo que parecía que tenia algún idea sobre cómo lanzar balones. Yo le dije que nunca había jugado al futbol y él me sonrió y me dijo que ya era hora de empezar.
Empecé jugando un poco mal pero para eso había entrado en el club de futbol del instituto, para aprender. Lo mejor de todo eran las duchas, ver a todos mis compañeros desnudos es lo que más me gustaba. Les miraba de reojo y ninguno se daba cuenta.
Un día, el entrenador hizo que Manu y yo repitiésemos varios ejercicios que habíamos hecho mal durante el entrenamiento. Al acabar nos fuimos a las duchas, inmediatamente yo me metí pero Manu se quedo sentado en un pequeño banco de madera, estaba desnudo.
No le dí demasiada importancia, pero mientras oía el agua correr por mi cuerpo sudado, oí pequeños gemidos que venían de en frente mía. Manu se estaba pajeando delante mía y sin cortarse un pelo.
Cada vez los gemidos iban en aumento hasta que cerré el agua de la ducha y salí dispuesto a cambiarme. En ese momento Manu pegó un grito de puro placer mientras se corría. Toda su lefa calló sobre mis piernas y mis pies ya que estaba frente a él.
Me miró a la cara y me sonrió y luego me pidió perdón. Le dije que no pasaba nada, que solo era semen y no acido. Soltó una pequeña risa y me dijo que hiciese el favor de no contárselo a nadie. Manu tenia 15 años y había tenido ya bastantes novias, me contó y la última que tiene no le hace ni una triste mamada así que se las tiene que arreglar el solo.
Yo le dije que yo también me las tenía que arreglar solo de vez en cuando. Nos reímos junto y entonces me miró y me dijo: "estamos solos chaval, ¿te apetece una pajilla? Yo no sabía que responder, a si que lo medité y acepté. Me dijo que me quitase la toalla que llevaba por haber salido de la ducha y así lo hice. Me la quite dejando ver toda mi polla medio erecta por que aún tenía la corrida de aquel futbolista en la pierna. Menuda carrocería niño, me dijo Manu mientras me cogía la polla con la mano.
Empezó a menearla poco a poco hasta que se puso dura, entonces comenzó a hacerlo más fuerte hasta que un trallazo de lefa salió disparado hacia arriba. El trallazo de Manu me había llegado a la pierna pero el mío le llegó a el a la cara. Entonces al verlo le pedí perdón y él me contesto que no pasaba nada, que no era la primera vez que la lefa le daba en la cara, cuando se corría y estaba muy caliente, los trallazos eran tan fuertes que podían llegarle hasta el pelo.
No paso nada más, debido a que el era hetero, pero muchas veces nos poníamos de acuerdo para hacer algunos de los ejercicios de calentamiento mal para que así pudiésemos repetir la experiencia.
Un día volviendo del entrenamiento a mi casa me encontré Berto por la calle, no me vio a si que intente pasar desapercibido pero cuando pase a su lado me miró y me guiño un ojo. ¿Acaso había visto mal o es que en realidad me había guiñado el ojo? Fue solo un momento lo que le pude ver a si que tampoco me quedo muy claro.
Me fui haciendo cada vez más amigo de los chicos "malos" de mi clase. La verdad estaban todos bien buenos pero tampoco se me podía notar mucho. Salíamos los fines de semana juntos y todo eso que suelen hacer los amigos, pero lo que no me gustaba nada era que se metían con los más débiles. Al fin y al cabo yo había sido uno de los débiles en mi momento y sabía comos se sentían aquellos chicos a los que insultábamos y pegábamos de vez en cuando. Pero no podía demostrar debilidad antes mis nuevos amigos a si que les seguía el rollo.
Comenzábamos a pegar a un chico por que era unos empollones o por que tenía algo de pluma. No me lo podía creer, estaba pegando a alguien igual que yo. Me daba asco a mi mismo y no sabía que hacer, si pegar a esos chicos hasta casi matarlos o decir que dejasen de pegarlos y que me matasen a mí. Estaba confundido, desorientado, no sabia que hacer.
Tomé la peor decisión, seguir pegando a esos chicos.
Manu me contó que se divertía muchísimo haciendo aquello, y yo para mis adentros pensé que tipo de persona le gustaría hacer eso. Me dijo que me tenía que presentar a un par de amigos suyos que eran muy majos, al menos para él. Me dijo que también les molaba esto de pegar a la gente, que, según ellos se lo merecen. Me dijo que les habían expulsado del colegio por hacerle una putada a un marica. Él se empezó a reír y yo le seguí la corriente riéndome también.
Después de hablar durante un rato me contó que esos dos chicos iban al mismo colegio que iba yo. No me lo podía creer, bueno no nos pongamos en lo peor, me dije a mi mismo. Tembloroso pregunte como se llamaban aquellos dos chicos y el con una sonrisa en la cara me dijo "Berto y Alex."
Continuará
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