Mi vida después de ti (12)

CAPITULO XII – Preludio doloroso.

CAPITULO XII – Preludio doloroso.

Han pasado tres semanas desde que Myriam ingresó a terapia intensiva. Tal y como lo había prometido, Ofelia iba cada día, y por espacio de 20 minutos, le hablaba, tomaba su mano, y rogaba porque despertara.

Hoy, salió cabizbaja, sentía una frustración inmensa. Estaba demacrada, sus ojos perdieron brillo, estaba sufriendo.

Giacomo la esperaba en la cafetería, hoy tomarían una decisión respecto a Myriam. Ofelia decidió que esta conversación sería solo entre ellos, luego comunicaría lo conversado a sus amigos.

Nada más ver a su primo, comenzó a llorar.

- ¿No sufrirá?

- No, no sentirá nada, confía en mí.

- No quiero que lo hagamos ahí. ¿Podemos pasarla a una habitación?, no es justo que solo yo pueda despedirme de ella.

- Haremos los arreglos que consideres necesarios.

- Vamos a mudarla hoy, en la tarde. Pediré algunas flores para decorar la habitación y avisaré a los demás para que estén presentes. Quiero pasar esta última noche con ella, y mañana a las 8 la…

Ofelia comenzó a llorar. No había consuelo posible para tanto dolor, esperó cada noche, fueron tres semanas donde Giacomo tuvo que estabilizarla, por lo menos, cuatro veces. Él podía ver la desesperanza en sus ojos, y se sentía impotente.

Ofelia enjugó sus lágrimas, se levantó, y se dirigió nuevamente a Giacomo.

- Ve preparando todo, hablaré con los muchachos y mandaré a buscar las flores. Te agradezco infinitamente haberme permitido intentarlo.

- Está bien. – Respondió él, algo taciturno.

Ofelia se fue, en la sala de espera, estaban Lucas y Soraya. Ambos se pusieron de pie al verla.

- ¿Eva no vino?

- Viene en camino, tuvo una junta temprano. – Respondió rápidamente Soraya.

- Avísale que estaremos en la cafetería, no empezaremos sin ella.

Los tres se dirigieron a la cafetería, Soraya se comunicaba con Eva para indicarle lo que dijo Ofelia. Se sentaron a esperarla mientras bebían un café y recordaban un poco a Myriam.

15 minutos después, algo agitada y con rostro contrariado, llegaba Eva. Saludó en primer lugar a Ofelia, con un abrazo muy cálido. Extendió la mano a Lucas, y finalmente, se abrazó por un momento a Soraya, ante la mirada curiosa de Ofelia y Lucas.

- Muchachos, lo que voy a decir no es fácil, he estado cada día aquí, pendiente de la evolución de Myriam, me he dedicado a buscar la manera de traerla de vuelta, pero, estamos tal y como empezamos.

Ofelia hizo una pausa para serenarse, pero todos estaban conscientes de lo que significaban esas palabras.

- No quiero que les quede duda de mi amor por ella, pero… no quiero que sufra más. Decidí que mañana retiraré el soporte vital que la mantiene con vida.

Soraya cubrió su rostro con ambas manos, Eva se quedó mirando al infinito, y Lucas trataba de mantenerse firme para Ofelia.

- Pedí a Giacomo que la pasaran a una habitación, la haré lo más acogedora posible, para que puedan verla. Ustedes han estado aquí, cada vez, y aprecio infinitamente ese apoyo. Además, no puedo simplemente desconectarla y ya. No es cualquier cosa. Me quedaré con ella toda la noche, y mañana temprano será el momento.

- Queremos estar también. – Decía Soraya entre sollozos.

- Me haría bien que todos estuvieran, no tiene a nadie más, excepto nosotros.

- Cuenta con nosotros, Ofelia. – Eva puso su mano en el hombro de Ofelia.

- Me siento tan culpable. De no ser por mí, ella estaría bien. – Ofelia rompió a llorar.

- No. – Soraya habló con firmeza.

Todos voltearon a verla.

- Ella hizo lo que hizo por convicción, lo hizo sin importarle las consecuencias, porque te convertiste en su razón de vivir. – Soraya lloraba en demasía.

- Si Usted hubiera visto cómo estaba cuando no la encontró, llamó desesperada a Eva pidiéndole ayuda. Ella no habría podido vivir si algo le hubiese ocurrido. – Añadió Lucas.

- Tal cual, nunca se me va a olvidar ese momento, nunca sentí tanta desesperación junta en una sola voz. Amar nos vuelve temerarios. – Concluyó Eva.

- Yo que la conocí tantos años, podría jurar que en ese instante solo pensó en ti, y no en lo que pudiera sucederle a ella. – Soraya puso su mano sobre el hombro de Ofelia.

Ofelia los miraba a todos. Aunque nada le quitaba esa sensación de culpa, el que hablaran así de ella, le permitía apreciar el valioso tesoro que guardaba el alma de Myriam.

- Con esas cosas debemos quedarnos, y, ya que esta noche será la última, hagamos algo en su honor, compartir anécdotas de ella, rememorar sus mejores momentos. Soraya, te toca hablar bastante esta noche. – Decía Eva, desordenando un poco el cabello de Soraya.

- Por mí, encantada. Y me parece maravillosa la idea, mi amor. – Soraya sonrió.

- Bien. Iré a hacer los arreglos. – Ofelia se levantó de la mesa.

- ¿Necesitas ayuda con algo? – Preguntó Eva.

- Ustedes se encargan de la cena. – A pesar de la tristeza, miró a ambas con picardía. – Lucas, tú vienes conmigo.

Ofelia pasó lo que quedaba de la mañana ordenando distintos arreglos florales, Lucas la ayudó a disponerlos en la habitación, era hermoso. Ofelia estaba conmovida, y se puso peor cuando vio entrar a Giacomo, quien traía todo para acomodar a Myriam. La traían con aquel montón de aparejos, monitores, tubos. Ofelia se abrazó a Lucas cuando veía al equipo de trabajo de Giacomo preparándola.

- Ojalá pudieras abrir tus ojos y ver todo esto, mi amor. – Ofelia se acercó un poco, puso su mano en la cama, sin hacer contacto directo con el cuerpo de Myriam.

- Te quedó bonito todo, prima. – La acercó a él y la abrazó muy cálidamente.

Ofelia había llorado tanto, que cada vez le resultaba menos difícil mantenerse serena.

Minutos después, Eva y Soraya se aparecieron con algunos globos blancos, que liberaron en toda la habitación. El contraste de las flores, y los globos suspendidos en el aire, hacía que fuera más llevadero verla en ese estado.

Soraya se acercó, se sentó al borde de la cama, tomó la mano de Myriam, y se dirigió a ella.

- Myriam, por favor, no te des por vencida, has un último intento por salir de ese abismo. Te necesitamos, te amamos, eres importante para nosotras. No nos dejes. – Soraya se quebró y el llanto la cubrió.

Eva no esperó para ir a consolarla, y aprovechó para dirigirse a Myriam.

- Myriam, no terminamos aquella conversación, aún debo decirte un par de cosas, y no me diste la oportunidad de agradecerte por lo que me dijiste. No te dejes vencer, eres fuerte, más de lo que yo misma aspiraría a ser. – Eva hablaba mientras acariciaba el cabello de Soraya.

Ofelia observaba a Eva, y recordaba lo que en algún momento le dijo Myriam de ella, estaba segura de haber escuchado que dijo “amor imposible”, pero, lo que veía era todo menos eso.

Lucas se mantuvo apartado, dejó a las mujeres expresar su dolor.

Así pasarían la mayor parte de la tarde, hablando entre ellos, uno que otro momento de llanto, interrupciones por llamadas… en este caso, una muy importante, por parte de un miembro del bufete de Ofelia.

- ¿Dime, tienes todo listo?, de ser así, te vas directo a los tribunales y pides introducir el documento. Llámame cuando lo hayas hecho, hoy no estaré por allá, posiblemente me reintegre en un par de días. – Ofelia lucía concentrada.

Una vez finalizó la llamada, explicó al grupo de qué se trataba.

- Con todo este desastre no he podido comentarles acerca de lo que hacía con Myriam, lo que en un principio era una investigación para descubrir si Escalona me engañaba para poder divorciarme, terminó desenterrando “cosas” que muchos querían mantener ocultas. Todo eso derivó en lo que hoy nos tiene aquí, lamentablemente. Con toda la evidencia, construí un caso sólido contra el cuerpo de investigaciones del cual Myriam fue parte en un momento, no solo había un complot para asesinarme cuando Myriam me salvó, sino que perduró en el tiempo, pero bajo otras mecánicas más sofisticadas. ¿Myriam les comentó algo en particular ese día antes de encontrar a Lucas?

- Sí, a mí. Alguien entró en su apartamento, lo dejaron desordenado, y solo se llevaron su laptop, fue a pedirme que la ayudara a rastrear su equipo horas antes del accidente, pero no sé en qué terminó todo aquello. – Dijo Eva.

- En su vehículo no estaba su laptop, o el teléfono, quiere decir que aún los tienen. Necesito esos datos, Eva.

- Te los haré llegar. Lucas, ¿pudiste entregarle a Ofelia los papeles que te dejó Myriam ese día en el restaurante?

- Sí, sí me los dio, todo eso está en el expediente, pero esto del apartamento es nuevo, enviaré un perito a examinar.

Ofelia enviaba mensajes con rapidez, sus manos temblaban.

- Entonces, estuviste con ella ese día. – Ofelia se dirigió a Eva.

- Sí, y bueno… luego de darle la ubicación del equipo, la invité a almorzar… fue una buena conversación, realmente me dio mi “sentada”. Literal.

- ¿Y de qué hablaban? – Ofelia se imaginaba qué podía ser, pero, su agudeza la empujaba más allá.

- Bueno, me aconsejó, me habló de la vida, de las decisiones…

- ¿Consejos? – Ofelia empezó a elucubrar.

- Sí. Eso. – El lenguaje corporal de Eva dejaba al descubierto sus nervios, Ofelia y Soraya lo notaron.

- Algo no estás diciendo. – Soraya intervino.

Eva se sintió abrumada, se apartó del grupo bajo la excusa de tomar un café. Soraya quedó algo confundida con aquella reacción. Más cuando Ofelia se dirigió a ella.

- ¿Qué esperas?, ve tras ella. – Ofelia le sonreía.

- Pero…

- Soraya, en serio, ¿no te has dado cuenta? Creo que hasta Lucas lo nota.

- ¿Notar qué?

- Estás en negación, puedo entender eso. Solo te diré algo, Eva no está aquí por mí. Te lo puedo asegurar.

Soraya se quedó en blanco.

- De igual forma, te puedo garantizar, que esa “conversación” de la vida y las decisiones, giró en torno a ti. Ojalá Myriam se despertara para que te lo dijera ella misma, igual tengo absoluta confianza en que fue así.

Soraya miraba el cuerpo inerte de Myriam, y recordaba esas cosas que siempre le dijo, en relación a Eva.

- ¿Qué debería hacer?

- Deja de pensar, ve, deja que todo fluya y ya.

No hubo necesidad de aquello, Eva regresaba con café para todos. Pero Ofelia no se iba a quedar con esa espina.

- Muchachas, se está haciendo tarde, ¿ya pensaron en lo que vamos a cenar? Pronto comenzaremos la “tertulia” y mejor no tener el estómago vacío. – Decía Ofelia, bebiendo su café.

- Bueno, no creo que sea buena idea dejarme la decisión a mí, escojan ustedes. – Replicó Eva.

- Pizza. – Dijo Soraya.

- ¿Qué tal unas hamburguesas? – Soltó Lucas.

Ofelia no respondió de inmediato. Antes, volteó a ver a Myriam, cada minuto que pasaba era uno menos que la tendría.

- Sándwiches. – Dijo, sin dejar de mirar a Myriam.

- Ella los amaba. – Soraya se entristeció.

- Está decidido. – Eva se levantó. – Voy un momento al baño, espérame aquí. – Dijo a Soraya.

Al salir Eva, Ofelia se levantó, tomó a Soraya de los hombros y la miró fijamente.

- Solo se vive una vez, no soporto verlas ser tan estúpidas, sintiendo todas esas cosas y evitándose mutuamente. Párate y ve tras ella.

- No quiero perjudicar su relación. – Soraya esquivaba la mirada penetrante de Ofelia.

- Dime, ¿con quién está ella ahorita?, bien, ya entendiste. ¡Andiamo!.

- Te sugiero que obedezcas. – Lucas se reía de la situación.

Soraya se puso de pie, y fue tímidamente al baño. Se detuvo en la puerta, sintió temor, escuchó a Eva discutiendo.

- No lo entiendes, ¿verdad? Te estoy diciendo que esta noche le haremos una despedida, y estaremos compartiendo con ella, mañana Ofelia la va a desconectar. No seas tan…

El silencio le indicaba a Soraya que Eva escuchaba a María Fernanda.

- ¡Basta! He tenido suficiente de esto, eres feliz complicándolo todo, bien por ti. A partir de mañana tendrás que buscar otras excusas para discutir conmigo, porque ya dejará de estar.

Luego de eso, escuchó un fuerte golpe, eso la animó a entrar.

Eva era muy temperamental, nunca tuvo un buen manejo de sus emociones, reaccionaba muy violentamente cuando estaba al borde.

Soraya la vio, de espaldas a ella, yendo de un lado al otro, y vio además la puerta de uno de los inodoros tambalearse. Era visible una abolladura en la puerta. Eva sostenía su mano izquierda, y su teléfono estaba hecho pedacitos en el suelo.

Cuando Eva notó la presencia de Soraya, la miró con ojos de “perrito regañado”. Soraya se acercó, tomó su mano, y la besó.

- Me siento mal por estar causándote tantos problemas. – Soraya no era capaz de sostener la mirada en la de Eva.

- Yo estoy aquí por mi propia voluntad, y eso…

- ¿Por qué estás aquí? – Soraya la interrumpió.

- Estoy dándole mi apoyo a Ofelia, y a ti también, Myriam es tu mejor amiga.

Soraya se acercó más. Eva se puso nerviosa.

- Ese no es suficiente motivo para que tu novia se ponga así.

- Eso es lo que no entiendo. – Eva se distanciaba un poco de Soraya.

- ¿Estás temblando? – Preguntaba Soraya.

- Fue el golpe, no es nada. – Eva retiró sus manos del agarre de Soraya, arremangó su camisa, y abrió el lavabo para humedecer su rostro.

Soraya se alejó, y se reclinó de la pared, con sus manos detrás de la espalda. Solo contemplaba a Eva, hacía un esfuerzo enorme por no meter la pata y perder lo poco que había conseguido de ella.

Eva usó su camisa para secar su rostro, dejando ver parte de su abdomen. Soraya no pudo evitar verla y sentir deseos de tocarla. Cuando Eva retiró la camisa de su rostro, vio con sorpresa cómo la miraba Soraya, pero lo tomó con gracia.

- ¿Qué?, ¿estoy gordita? – Sonrió un poco.

Soraya le hacía señas con los dedos para que se acercara, sin dejar de estar reclinada de la pared. Para su sorpresa, Eva se acercó, y se paró frente a ella.

Parte de su corto su cabello se había mojado, haciendo que algunos mechones húmedos cubrieran parte de su rostro. Eva estaba hecha un desastre, pero a los ojos de Soraya, estaba hermosa.

Soraya retiró los mechones, tomando entre sus dedos el cabello de Eva y peinándolo hacia un lado. Eva se relajó de inmediato, que tocaran su cabello era algo que la tranquilizaba, era su debilidad.

Sus miradas se encontraron nuevamente. En ese momento, Eva era taladrada por las palabras de Myriam, Soraya igual, pero más le pesaban las que acababa de recibir de Ofelia.

Eva dio un paso hacia adelante, Soraya no se movió. Se podía sentir la tensión entre ambas.

Soraya le sonrió, se separó de la pared, y se acercó tanto como pudo a Eva. En el preciso momento en que Eva decidió actuar, se escuchó la puerta. Eva se separó de inmediato y se agachó a recoger lo que quedaba de teléfono. Soraya volvió a recostarse, y reía. Era una señora, iba a usar el inodoro. Las miró a ambas, e hizo muecas despectivas.

- Salgamos de aquí. – Dijo Soraya, mirando pícaramente a Eva.

Eva se sonrió y la siguió.

Fueron a buscar lo que cenarían, trataron de no demorar mucho, ya habían pasado bastante rato en el baño y no querían generar matrices de opinión erradas.

Cuando entraron de nuevo en la habitación, Ofelia estaba con Myriam, la acariciaba con ternura, y le susurraba cosas. Lucas estaba sentado en el sillón, y al vernos, llamó la atención de Ofelia.

- Hasta que por fin llegan. – Se levantó del sillón y fue a ayudar a las mujeres que traían varias cosas.

Ofelia las miró, seguía existiendo esa barrera entre ellas, se sintió algo molesta. Ellas tenían vida para amarse y no lo hacían, mientras ella tenía que renunciar a su amor por no poder mantenerla con vida.

Lucas y Soraya prepararon todo para cenar. Eva se sentó en el sillón de dos puestos, y sacó sus zapatos. Trató de estar cómoda para la noche que se avecinaba. Sacó de su bolsillo los trozos de teléfono y los puso a un lado. Fue atendida por Soraya, quien le llevó su ración.

Ofelia observó el teléfono de Eva. No pudo evitar preguntar.

- ¿Llamada explosiva? – Preguntaba, mientras recibía de Lucas su cena.

- Algo así. Tuve un pequeño altercado con mi pareja.

Soraya se sentó a su lado, no emitió comentario alguno, se limitó a ser oyente de la conversación.

- ¿Celosa?

- No lo sé. Ni quiero pensar en eso, no es el momento ni el lugar, y eso es lo que realmente me molestó. No estoy de rumba, ni recreándome. Es un momento significativo, ese tipo de ideas no debería pasar por su cabeza, al contrario, debería apoyarme, eres mi amiga, y te estoy apoyando en este momento difícil, y no solo eso, también estoy apoyando a Soraya, y estoy también por Myriam, en el poco tiempo que compartimos, recibí una lección importante. Todo esto es muy triste, en realidad.

- Repites constantemente “eso” que te dijo Myriam. ¿Por qué no lo compartes? – Insistió Ofelia.

- Lo haré, cuando termine mi sándwich. – Respondió lo más natural posible.

- Entonces comenzaré yo. – Dijo Soraya, entusiasmada.

FLASHBACK

Soraya conoció a Myriam durante sus pasantías universitarias, debido a su área de estudio, le tocó trabajar en un caso, representando a la fiscalía en un juicio por un delito de homicidio. En ese tiempo, Myriam era Oficial en el cuerpo de investigaciones. Le había sido asignada la tarea de proteger a Soraya y a su vez, cooperar en la investigación y facilitar el acceso a los recursos e información disponibles. La química fue inmediata, comenzaron a conocerse, e hicieron buenas migas. Myriam había perdido a sus padres en un accidente aéreo, no tenía hermanos, era una mujer solitaria. Nunca habló con Soraya de su vida sentimental, para ella era tabú. Por otro lado, Soraya no paraba de hablar de Eva, le contó hasta el más mínimo detalle de las cosas que vivió con ella. La relación de ambas, llamó la atención de Myriam, quien ocupó gran parte de su tiempo junto a Soraya en enseñarle a mostrarse tal cual es, aunque Soraya no entendía el por qué.

FIN DEL FLASHBACK.

Ofelia disfrutó la historia, le permitió conocer un poco más a la mujer que amaba. Por otro lado, Eva no pudo evitar hacer preguntas.

- ¿En serio le contaste todo desde que éramos niñas?

- Todo, no me guardé nada. Ella disfrutó bastante cuando le relaté la anécdota del creyón.

Todos rieron. Ofelia, estratégicamente, decidió continuar en el siguiente turno.

El relato de Ofelia fue breve, contó el incidente del banco y las cosas que habían sucedido hasta ahora. Soraya suspiró, todo aquello le parecía tan romántico. Ella en el fondo deseaba un amor así. Fuerte y correspondido.

Tras un breve silencio, se dio lo inevitable. Ambas mujeres insistían en saber lo que había hablado con Myriam.

Eva meditó sobre la mejor forma de decir aquello. Pero al final, terminó relatando todo tal y como había sucedido. Hizo énfasis en una frase en especial.

-          Myriam me dijo: “ creaste una idea errada de Soraya en tu cabeza para justificar repelerla, más por compromiso, que por no querer estar con ella”.

Soraya lloró, y Ofelia aprovechó ese momento para reforzar las palabras de Myriam.

- Ustedes tienen toda una vida conociéndose, y toda una vida comportándose como niñas, jugando a provocar y lastimarse mutuamente. Ambas tienen sentimientos por la otra, y se pasan la vida huyendo de eso. Solo se vive una vez, y no sabes por cuánto tiempo. – Ofelia miraba a Myriam, con profundo pesar.

Eva y Soraya se miraron. Espontáneamente se tomaron de la mano.

Algunas horas después, el sueño se hizo presente. Ofelia se acostó junto a Myriam, Lucas se reclinó en el sillón, y Soraya se recostó del hombro de Eva, quien permanecía quieta, y pensativa.

Pronto amanecería, el tiempo se agotaba, y en la misma medida, la esperanza se desvanecía.

Continúa…