Mi vida con los hombres. 9 El moro de Grindr

Continuo contando mis aventuras con los hombres. Historias reales.

Llevaba unos días aburrido, sentía la necesidad de salir de lo habitual, mis follamigos habituales estaban en sus cosas y no podían atenderme. Quise ir de cruising pero hacía frío y no molaba. No tenía muchas más opciones. Por suerte acaba de descubrir la app Grindr.

Con esta aplicación podías contactar con chicos cercanos a tu ubicación, me cree el perfil, me describí tal y como soy, no como la mayoría que tiende a atribuirse demasiados calificativos. Subí una foto en la que se veía mi cara algo oscura para disuadir un poco. Apenas llevaba 5 minutos con el perfil abierto y ya me habían hablado cuatro personas.

Había de todo, chicos que querían conocerte, entablar amistad y ver que surje, otros que iban directo al grano, otros pidiendo nudes, y el que más gracia me hacía era el de "buscas papi?" o que directamente te mandaban una foto de su polla empalmada. Después de ojear lo que había, no había nada que me llamara la atención , era más de lo mismo, y mira que había algunos chicos con cuerpazo y maduritos de esos que me molan, pero nadie me atraía como para hacer algo.

Desistí y me fui a otras cosas. Al cabo del rato, vi que tenía varias notificaciones de esta app, otra vez a hacer selección pensé. Me sorprendió que era solo de una misma persona. Su nick me extraño, era algo de arabxxl o algo así, supuse que otro chico con grandes atributos con ganas de calentarse por el chat. Abrí los mensajes e iban directos, nada de saludos ni formalismos, preguntaba si quería mamar pollón esa misma tarde, le iban las putitas tragonas. Yo, por seguirle el juego le dije que no lo creía que fuera tan grande. Contestó mandándome una foto de su paquete abultadísimo, me puse algo cachondo la verdad, pero eso de que fuera árabe me echaba un poco para atrás. Le pedí foto de cara, me dijo que no, que prefería no mandar, seguía insistiendo si quería comerme su pollón. Tenía sitio donde quedar, seguía insistiendo, mandándome fotos de su paquete con un prominente bulto. Me decía que lo estaba poniendo a cien haciéndome de rogar, seguíamos con el juego, yo le mandé una foto de mis labios diciéndole que estaban hambrientos, me volvió a mandar otra foto con su polla casi saliendo de los slip. Yo también me estaba poniendo a tope, sentí la necesidad de quedar con él, quedé con él en una hora en su casa, estaba muy nervioso por la poca confianza que me daba, el calentón me podía más y fui.

Llegué al portal , toqué donde me dijo, contestó y me abrió. subí por el ascensor y me esperaba con la puerta entre abierta. Me hizo pasar a su casa, casa con pocos muebles, pasé al salón. Se presentó se llamaba Abdel, tenía 31 años, vivía solo desde hace unas semanas, compartía el piso con otros chicos árabes pero se habían marchado. El tío me recibió en albornoz, lo poco que veía era que tenía la piel bastante morena, las piernas las tenía cubierta de vello negro, era delgado y bajito, su cara no era muy atractiva, ya entendí que no quisiera mandar fotos por la app. No era para tanto, tampoco era un ogro, llevaba barba y algo calvete.

Se sentó en el sofá abriendo sus piernas y destapando su entrepierna, llevaba unos slip blancos, nada sexy pero bueno lo importante estaba debajo. Ya marcaba su silueta bien. Me dijo que me pusiera cómodo, si quería podía quitarme la ropa sino nada, él lo único que quería era que se la mamase. Encendió la tele y puso una peli porno hetero, iba de rollo interracial donde una negra con grandes tetas le hacía una mamada a un chico. Yo preferí desvestirme, me quedé en boxer, miraba al moro como se sobaba la polla, me relamía. Me puse de rodillas delante de Abdel, se sacó la polla de los slip, no estaba muy gorda todavía pero se veía enorme. Empezó a pajearse el solo, se tiraba de pellejo para atrás, se veía oscurita igual que todo su cuerpo con un glande rosado que la hacía deliciosa. Le aparté las manos y me puse a pajearlo yo. Se le iba poniendo cada vez más grande, lo pajeaba ya con las dos manos, mediría 20 cm y seguía creciendo, se le marcaban las venas, los huevos le colgaban más de lo normal del tronco de la polla, me mordía los labios del pedazo de polla que me iba a comer.

Lamí su capullo, Abdel seguía mirando a la tele, me fui metiendo su polla en mi boca, apenas me había metido la mitad y ya la tenía en la garganta. El moro empezaba a jadear notando su polla en mi garganta. Intenté metermela más adentro, daba arcadas, eso le ponía mucho y me apretaba por la nuca, se me saltaban las lagrimas de dolor, viendo que estaba casi axifiándome me levanto la cabeza sin dejar de pajearse, me la volví a meter, esta vez con más éxito, había conseguido abrir mi garganta y me la había metido más profunda.

Se la seguí mamando al moro, me la metía y me la sacaba empapada en saliva. Cuando me hartaba de su polla le comía los huevos. Él seguía mirando la peli porno sin quitar ojo, jadeando, apenas me miraba. Me volví para ver la escena de la peli, la negra tetona estaba a cuatro patas en el suelo mientras el otro se la follaba por el culo. Eso me dio una idea, me puse de pie y me bajé los boxer, de espaldas a Abdel, enseñándole mi culo, le dije si no quería follarmelo como lo hacían en la porno, mientras me abría el culo y le mostraba mi agujerito.

Él se negaba, solo quería que se la chupase, pero su polla estaba dura como una piedra, se pajeaba sin quitarle ojo a mi culo. Se incorporó un poco y echó mano a mis nalgas, las estrujaba, probó a meterme un dedo por el culo, vio que me entraba bien, lo movía dentro de mi. Se lo pensó unos segundos e hizo que me pusiera en el suelo a cuatro patas mirando a la tele.

Se quitó el albornoz quedándose desnudo completamente, se agachó en cuclillas detrás de mi y puso su polla en mi ano. Intentó metermela sin apenas usar saliva o algo que ayudase. No me entraba de lo gorda que la tenía, le pedí que me dilatase con los dedos. Se escupió en un par de dedos y me los metió en el culo, muy brusco, moviéndolos, haciéndome gemir.

Abdel se cansó de follarme con los dedos, y viendo que mi culo necesitaba abrirse más, fue a la cocina a por algo. Cuando volvió, venía sonriendo y en sus manos se podía ver un pepino de tamaño normal.

Se volvió a agachar en mi culo, soltó un par de lapos en el pepino y me metió en mi culo sin piedad. Me hacía daño al principio pero después mi culo se fue relajando con la follada que me estaba dando con el pepino.

Al rato, mi culo estaba bien dilatado, soltó el pepino y se agarro la polla orientándola a mi agujero. Me metió la punta, yo gemía de placer notando ese pollón abrirse camino, siguió empujando clavándola cada vez más en mi interior. Me agarró de las caderas y empezó a moverse, apenas me metía la mitad de la polla, pero yo disfrutaba de lo lindo, ese rabaco me estaba partiendo el culo literalmente.

Seguía follándome, a buen ritmo, su polla entraba ya por mi culo sin apenas esfuerzo. Vi a Abdel estirazar su brazo y coger su móvil. Se puso a grabarme o hacerme fotos, no lo tenía muy claro. Me dijo que mi cara no salía que solo se veía a su polla follando mi culo. Le pregunté que haría con eso y me contestó que para mandárselo a sus amigos, para que viesen que se estaba follando a un buen culazo. Eso me puso a mil, pensar que sus colegas me verían tragándome aquella polla y que sería motivo de alguna paja seguramente. Moví mi culo más rápido, el moro tuvo que soltar el móvil y dejar de grabar, seguía jadeando, pero ya no miraba la tv ahora no le quitaba ojo a mi culo meneándose.

Me dio unas cuantas embestidas más y al poco tiempo acabó corriéndose en mi culo, me soltó toda la corrida dentro de mi culo. Se sentó en el sofá otra vez y me pidió que le limpiase la polla. Accedí encantado, engullí su polla limpiando todo rastro de semen, notaba como me chorreaba el culo, al tenerlo tan abierto se me estaba escapando su corrida.

Me limpié y me marche casi sin poder andar del dolor de culo que tenía.