Mi vida con los hombres 8 Vecino padre vecino hijo
Continuo contando mis aventuras con los hombres. Historias reales.
Como ya sabéis mantengo una relación con padre e hijo a la vez. No era nada sencillo la verdad y menos mal que el hijo si sabía que andaba con su padre, pero el padre aún no lo sabía.
Procuraba organizarme de la manera que pudiese quedar con los dos sin coincidir ni que alguno sospechara que estaba con el otro, sobre todo el hijo, se ponía bastante celoso. Entre mis dos vecinos, mi vida de universitario y lo que iba saliendo la verdad es que estaba bien satisfecho, me encantaba disfrutar del sexo y hacer disfrutar.
Mi relación con el vecino, el padre, llamemoslo Fran, era estupenda, era muy cariñoso conmigo, siempre estaba pendiente de lo que me gustaba, y por supuesto cada vez follábamos mejor. Su cama de matrimonio se había convertido en nuestro sitio favorito. Sobre todo por la mañana, cuando no había nadie, ni riesgo de que nos pillaran.
Una mañana llegué a su casa, Fran estaba como algo inquieto y sonriente. Quería proponerme algo, encima de la mesa había una caijta, me dijo que era para mi. La abrí con cierta expectación. Dentro había un tanga negro de encajes. Me quedé sin saber que decir. Fran me pidió disculpas por si me había ofendido, tenía la fantasía de probar con un chico con ropa de mujer, y jugar un poco. No me lo esperaba de él, claro que me gustaba la idea, siempre estoy abierto a probar cosas nuevas.
Le dije que se fuera para la habitación, yo iba a cambiarme e iba para allá. Me metí en el baño, me desnude y me coloqué el tanguita, miraba en el espejo y me quedaba de maravilla, mi culo era perfecto para eso.
Fui para la habitación, Fran me esperaba tumbado en la cama, tan solo con unos slip. Me subí encima de la cama contoneándome, haciendo mover mis caderas delante de él, como si fuera una stripper, él miraba con la boca abierta mi cuerpo, mi culito se veía más respingón con el tanga. Me acosté encima de él y empecé a moverme, restregando su paquete con mi pierna, nos morreábamos, me agarraba del culo, estrujándomelo, estaba más cachondo de lo normal.
Me tumbó boca abajo, se bajó los slip, se puso encima mía, ahora era él quien rozaba su polla en mi culo, no dejaba de darme besos en la nuca, por el cuello, notaba su polla dura como un tronco en la raja de mi culo, la apretaba contra mi, quería que me la metiese. Siguió besándome todo el cuerpo, cuando llegó a mi culo se detuvo, me abrió las cachas, apartó el tanga a un lado y me metió su lengua hasta dentro, estaba muy jugueton, me estaba follando solo con su lengua, al rato me metió un par de dedos, hasta llegar a meterme cuatro. Me palpitaba el culo de gusto de como me lo estaba trabajando. Me levantó un poco el culo para meterme un cojín debajo, quería tener más expuesto mi culazo. Me daba cachetazos con su polla en mis nalgas, estaba muy salido, le pedí por favor que me follara ya, le encantaba que le rogase por su polla.
Volvió a apartar a un lado el tanga, sin quitármelo, me metió su polla de golpe, tenía el culo tan dilatado que no le costó trabajo. Me follaba a saco, me recordó a su hijo la primera vez que me folló. Sus piernas aprisionaban a las mías, me tenía que apenas me podía mover, me estaba cabalgando literalmente. Al buen rato de estar follándome, se incorporó de rodillas en la cama y me dijo que se corría, que pusiera la boca. Le di un par de lamidas a su rabo hasta que empezó a soltar leche que gustoso me tragaba, como siempre soltó gran cantidad de lefa. Nos limpiamos y nos quedamos un rato tumbados en la cama. Me dijo que llevara puesto el tanga todo el día, le daba morbo pensar que andaba por ahí con el puesto. Eso hice.
Ese mismo día, por la tarde, Jorge su hijo me puso un mensaje, estaba en casa solo. No sabía si dejarme el tanga o quitármelo, me preguntaría de donde lo había sacado, pero seguro que le daba morbo, así que me lo dejé. Llegue a su casa, donde últimamente pasaba mucho tiempo entre padre e hijo. Estaba ya en boxer el nene, me besó y me llevó a su habitación. Lo tenía todo hecho un desastre, ropa por medio, desordenado, balones de fútbol, zapatillas, y como no ese fuerte olor a adolescente entre hormonas y sudor que me ponía a cien. Tenía la Play puesta con la partida en pausa, me dijo que en un segundo acababa y estaba conmigo. Estaba jugando a algo de disparos on line. Yo me puse a cotillear entre ese desorden, mientras él seguía a lo suyo con los cascos puestos e insultando a todo cristo. Vi su bolsa de entrenamiento, de ella salían esos pantaloncitos que tanto me gustan y unos boxer, parecían usados, se le veían las manchas. Los cogí y los olí, joder, era una mezcla de pis y sudor junto con lefa. Jorge me miraba, diciéndome que soltara eso. Lo solté y me fui para él de lo cachondo que me puse. Seguía jugando a la play sin hacerme caso, me agaché delante, le chupe la polla por encima del boxer, se la saqué por un lado y empecé a mamar mientras seguía sin soltar el mando y mirando a la pantalla intentando no distraerse. Parecía no importarle que se le estuviera chupando y él hablando por los cascos, le bajé por completo los gayumbos, y me afané en comerle los huevos, cuando volví a mirarlo había soltado el mando y me miraba con ternura jadeando. Nos pusimos de pié, me ayudó a desvestirme, lo paré, le dije que tenía una sorpresa para él.
Lo hice girarse y me bajé lo pantalones quedándome en tanga. "Ya puedes mirar" le dije, se quedó asombrado, su cara rebosaba felicidad, me abrazó elevándome del suelo, haciendo que me agarrara en pinzas a su cuerpo. Me cogió del culo, nos comíamos la boca, notaba su polla dura apretándome el culo. Me puso otra vez en el suelo, me dio la vuelta empujándome contra el escritorio, me agarró del culo y me puso la polla en mi ojete apartando el tanga. Estaba haciendo lo mismo que el padre, los muy cerdos tenían los mismos gustos. Me tenía agarrado de las caderas follándome duro, estaba de puntillas de las embestidas que me daba, no podía dejar de gemir. Estaba armando mucho escándalo, pero supo remediarlo, cogió el boxer usado de su bolsa y me lo metió en la boca haciendo que me callara. Sentirlo fue increíble, notó que me gustaba, me los restregó por toda la cara para que lo oliese bien. No pude remediarlo y me sobé la polla dentro del tanga corriéndome y manchándolo. Jorge seguía follándome duro hasta que acabó corriéndose también en mi culo.
Me bajó el tanga por las piernas y acercándoselo a la cara me dijo, "este me lo quedo como recuerdo tuyo, y para ti, toma" tirándome sus boxer usados.
Me había quedado sin tanga, ahora que le diría al padre o que haría si el padre lo encontraba allí. Pero me excitaba mucho pensar que haría con él, me dedicaría sus pajas mientras lo olía como yo haría con sus gayumbos.