Mi vida con los hombres. 10 Mi compañero de trabaj

Continuo contando mis aventuras con los hombres. Historias reales.

Hola a todos de nuevo, a estas alturas ya me conocéis de sobra y sabréis que soy algo promiscuo. Si los hombres no venían a mi yo los buscaba, siempre encontraba alguna forma de hacer nuevos amigos si necesidad de recurrir a las típicas Apps de ligoteo.

Estaba en mis últimos años de carrera universitaria, me habían seleccionado para unas practicas en una empresa de mi ciudad, estaba muy ilusionado en ese momento, mi vida sexual era bastante plena y ahora empezaba a moverme en el mundo laboral de mi profesión, así que estaba encantado.

La empresa a la cual iba a hacer las practicas era una gran empresa internacional, había tenido mucha suerte en que me cogieran, era una empresa moderna y de gente joven, me ubicaron en el departamento de marketing, tenía varios compañeros y mi jefe, todos me trataban muy bien. Ninguno puse en el punto de mira, no me llamaban especialmente la atención.

En general estaba muy contento, ya llevaba un mes desde que empecé, había cogido confianza con los compañeros y me trataban como a uno más, me contaban cotilleos de la gente y criticábamos a todo aquel que no nos gustase. Hubo una cosa que si me dio curiosidad, mis compañeros hablaban que el responsable del personal se rumoreaba que había estado saliendo con otro empleado, y a este empleado lo había despedido porque le pilló una infidelidad.

Esta persona es la que me había hecho la entrevista la primera vez, me dio buena sensación, pero di por hecho que era el típico ejecutivo mujeriego. Siempre iba perfectamente arreglado de traje y corbata. Le gustaba la ropa cara, siempre iba engominado y olía muy bien.

Lo cierto es que siempre estaba muy pendiente de mi, yo no le di importancia. Pero una vez sabía de sus gustos cambié mi manera de verlo, ya empezaba a picarme la curiosidad.

Una tarde estaba en los baños haciendo pis en los urinarios de pared, alguien entró y se colocó a mi derecha dejando un urinario vacío en medio. Era el de personal, David, me miró y me sonrió. Yo impulsivamente baje mi mirada a su pantalón, vi como salía su polla flácida de la bragueta empezando a mear. Mantuve mi ojos en aquella polla hasta que él se percató. Tan solo sonrión y se giro un poco hacía mi dejándome verla mejor. Acabó, se la guardó y fue hacía los lavabos, yo hice lo mismo.

Sin apenas cruzarnos la mirada me dijo que lo esperase en el almacén cuando todos se hubieran ido. Eso hice, cuando llegó la hora de irnos les dije a mis compañeros que iba a acabar unas cosillas y ya me iba, apenas quedaba nadie en la oficina, tan solo las limpiadoras que eran las que cerraban aquello y todavía les quedaba un rato.

Bajé al almacén, nunca solía ir por allí, anduve por los pasillos entre las estanterías, aquello daba un poco de miedo, estaba algo oscuro y no se escuchaba nada. Al rato apareció David, me silbo y con sus manos me indicó que lo siguiera, se metió tras unos palets de material apilados. Aquí las cámaras no nos ven dijo mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba en una estantería.

Por primera vez estaba algo nervioso de tener algo con un tío, y si me jugaba mi futuro pensé. No me dio tiempo a pensar mucho más, David me agarro de las manos y me zampo un morreo metiéndome la lengua hasta la campanilla. Me empujó contra la estantería a penas sin dejarme reaccionar. Iba directo, no se andaba con rodeos, seguía besándome agarrándome la cabeza, su perfume a macho caro me estaba poniendo malísimo. David era más alto que yo, por lo menos me sacaba una cabeza, se veía que se cuidaba estaba en forma, debía rondar los treinta y pocos años.

Pude desabrocharle el cinturón y bajar su bragueta, metí mi mano y empecé a sobarle el rabo por encima de los boxers. Pude palpar un buen miembro, se aflojó la corbata y quitó los botones de su camisa, descubriendo sus pectorales con el vello recortado, en una de sus tetillas llevaba un piercing, me fui directo para el lamiéndolo y mordiéndolo, David empezó a gemir. Había conseguido sacar su polla de los boxers y lo pajeaba.

Puso sus manos en mi cabeza y me empujó hacia abajo, me agaché en su entrepierna, tenía mucho cuidado con su ropa, se quitó los pantalones y los dejó junto a su chaqueta. Se quedó desnudo de cintura para abajo, ofreciéndome su nabo, me lo metí en la boca, no tenía mal rabo. Como yo estaba aún de pie aprovechó e hizo que me bajara los pantalones un poco, me agarró de los cachetes y busco mi agujero, yo seguía comiéndome su polla y él me follaba con un dedo.

Cuando se hartó de darme de mamar me dio la vuelta, haciendo que me sujetara en la estantería, saqué mi culo aún con los pantalones medio puestos, se escupía en la polla cuando sonó su móvil, colgó y volvió a mi. Vaya culazo tienes nene, decía mientras ponía su polla en mi entrada y empujaba. Me la fue metiendo despacio hasta que noté su vello en mi culo, metió sus manos por debajo de mi camiseta y pellizcándome los pezones empezó a mover sus caderas.

Yo ya gemía como un loco, no quería que hiciéramos ruido así que me metió un par de dedos en la boca mientras me follaba más rápido. Su móvil volvía a sonar, volvió a silenciarlo y siguió follándome. Esta vez puso el móvil delante de mi en la estantería, pude ver varias llamadas perdidas de alguien con el nombre de Jorge Gym. Supuse que sería algún amigo.

Volvían a llamar a su móvil, esta vez si lo cogió. Dime estoy todavía en el curro, contestó. Ahora voy para casa cari, siguió diciendo. David estaba follándome y hablando con su pareja. En ese momento entendí sobre la historia que me contaron mis compañeros que el infiel había sido él no el otro chico.

Siguió embistiendo mi culo, ahora con algo más de prisa, yo movía me movía también para clavarme bien su polla, me besaba, mordía mi cuello, se vía muy fogoso, le gustaba acariciar mi torso. Me agarró de las caderas y empezó a empujar su polla bien dentro de mi, sentía los latigazos de su polla descargando dentro de mi culo, su respiración se agitaba en mi nuca, se estaba corriendo.

Sacó su polla empapada, me dio la vuelta y me volvió a besar, sonriendo. Cogió su ropa, sacó un pañuelo limpiándose la polla que iba perdiendo grosor, dándome otro a mi para mi culo, se vistió y se largo por donde vinimos.

Volvimos a follar alguna que otra vez más en aquel rincón hasta que acabé mis practicas allí después no volví a saber anda de él.