Mi vida con Arturo 23
Terminamos de trabajar ese día, y al llevarme Eugenio a casa me dijo que cuando podríamos pasar toda la noche juntos
Mi vida con Arturo 23
Terminamos de trabajar ese día, y al llevarme Eugenio a casa me dijo que cuando podríamos pasar toda la noche juntos, le dije que últimamente Arturo no había salido a provincia que esperaba fuera pronto, ya que tenía más de un mes sin salir a visitar sus clientes del interior, que yo le avisaría pues también quería estar más tiempo con él sin prisas.
Pasaron varias semanas y seguía trabajando en el despacho de Eugenio y como era habitual, pasaba por mí y algunas veces nos íbamos directo a la oficina hacíamos el amor y nos poníamos a trabajar o en ocasiones para cambiar nos íbamos al motel y ahí nos estábamos hasta la hora de comer.
En ésta ocasión me sentía un poco tensa por la situación en mi casa, pues todo seguía igual, Arturo casi ni me hacía caso sólo cuando necesitaba algo y al pasar a recogerme le dije a Eugenio que me gustaría que fuéramos a un baño de vapor y si me podía dar un masaje, aprovechando que no había mucho trabajo de oficina por hacer, le brillaron los ojos paso a comprar unos aceites aromáticos de romero y sándalo y fuimos a unos baños cercanos que había en calzada de la viga y Boturini, pedimos un privado y nos instalamos a la entrada hay un vestidor, donde nos quitamos toda la ropa, me quité la blusa y el pantalón y me senté para quitarme las medias y los zapatos, Eugenio se quitó el saco y la camisa, se bajó los pantalones y era tal su excitación por la situación que su pene asomaba su preciosa cabecita por un lado de su bóxer, le di un beso en la punta del glande, diciéndole que pasó mi vida!!!; nada tal vez también quiere su masaje…. me contestó.
Se hincó frente a mí y separando mis piernas me ayudó a quitarme las medias, en lo que yo me despojaba de una encogiendo mi pierna derecha, él me quitaba la otra besando y acariciando mi pierna y aprovechando mi postura posó la palma de su mano en mi vulva sobre mis pantaletas, sobando con sus dedos mis labios vaginales, yo cerré mis piernas aprisionando su mano diciendo espera mi amor…
Me levanté y me despojó del brassier pasando sus manos sobre mis senos que ya tenían erectos mis pezones, colocó la banca a mitad del pasillo cubriéndola con una toalla y otra la enrolló y la puso como almohada, me recosté boca abajo, él calentó con su bao el aceite y lo extendió sobre mis hombros y parte alta de mi espalda comenzando a darme masaje, realmente estaba contracturada pues me dolía al presionar sus dedos en mis hombros, los nudos se iban disolviendo aliviando mi dolor y relajándome poco a poco.
Continuó con su masaje por toda mi espalda desde la parte baja de mi cintura hasta mis omóplatos con movimientos rotativos, cerré mis ojos concentrándome en disfrutar plenamente del masaje, se colocó a horcajadas sobre la banca, siguió dándome un rico y relajante masaje en mi espalda al estirar sus brazos hacia mis hombros apoyaba su paquete en medio de mis nalgas, sintiendo la dureza de su pene incrustada en mi rajita, acrecentando mi placer y haciéndome humedecer mis pantaletas.
Hasta que no resistiendo más me despojó de ellas y abriendo mis nalgas comenzó a lamer mi ano; me hizo ponerme en 4 y en esa postura pasaba su lengua desde mi vulva hasta mi ano acariciando mis nalgas, yo me retorcía de placer al sentir su lengua abrir mis labios vaginales e introducirse en mí, pegando sus labios en mi sexo y moviendo su lengua dentro de mí ocasionando con ello que expulsará un torrente de fluidos mojándole hasta la barbilla y él golosamente absorbía, yo gemía y chillaba de place mordiendo la toalla para no gritar.
Me volteó boca arriba, puso mis piernas alrededor de su cintura y así sentado frente a mí, dirigió su erguido y rígido pene a la entrada de mi vagina acariciando con su glande mi clítoris para después introducirlo centímetro a centímetro en mi vagina hasta tener mis glúteos pegados a sus piernas, se quedó quieto acariciando mis senos jugueteando con mis pezones, entonces comencé a menear mi cadera metiendo y sacando su pene en un exquisito vaivén que aceleró mi pulso y respiración.
Seguimos en esa postura por un buen rato, las penetraciones no eran muy profundas pero si muy placenteras ya que alternaba sus caricias entre mis senos y con sus dedos sobaba mi expuesto clítoris haciéndome sentir una sensación tan placentera como indescriptible.
Cruzaba mis piernas en su cintura atrayéndolo más hacia mí, para sentí como su grueso pene horadaba mi húmeda vagina haciéndome terminar por segunda ocasión mientras nos besábamos apasionadamente, mis labios quedaron secos y fríos por tan grande placer, siguió moviéndose dentro de mí a un ritmo cadencioso que me hacía disfrutar plenamente mi orgasmo, cuando abrí mis ojos para verle con una sonrisa, me cogió de las nalgas levantando las levemente y sacando su pene de mi vagina lo puso en la entrada de mi ano y untándolo a todo lo largo con el aceite de sándalo empujó fuerte abriendo mi culito que dio paso a su vigoroso miembro que invadía mi canal anal, estirando al máximo mi esfínter, yo separaba mis nalgas con mis manos para darle libre acceso y sintiendo como me iba penetrando por completo hasta sentir sus testículos pegados a mis nalgas. Me levantó con sus manos en mi espalda quedando sentada sobre de él y comencé a mecerme sintiendo como pulsaba y crecía aún más su pene dentro de mí culito, me abracé a su cuello y empecé a subir y bajar, dejando entrar y salir su rígido y grueso pene de mi culito que lo disfrutaba al máximo, mientras el sobaba y estrujaba mis nalgas. Lo estuve cabalgando como unos 15 minutos, el puso su mano en mi vulva masturbando mi clítoris hasta que no pudiendo más los dos terminamos al mismo tiempo yo mojando copiosamente su mano y abrazándolo fuertemente gritaba y chillaba de placer mientras sentía como se inflaba su pene dentro de mí culito, palpitando y expulsando en varios fuertes disparos su esperma que bañaba mis intestinos completamente, que rico sentir los chisguetes espesos esparcirse Inundándome plenamente es una sensación por demás exquisita.
Besaba mis senos y chupaba mis pezones, apretando mis nalgas, mientras su miembro de achicaba dentro de mí hasta por inercia salir de mi culito, reposando todo pringoso de su semen entre sus piernas y mis nalgas.
Me levanté apretando mis nalgas para tener su esencia dentro de mí mientras él regulaba el vapor y colocaba una toalla para sentarnos, me tomó dulcemente de mi mano y posando su otra mano en mi nalga nos metimos al vapor que abrió nuestros poros haciendo expulsar las toxinas de nuestros excitados cuerpos.
Me recosté boca abajo, relajándome bastante con el sopor que me daba el baño de vapor, mientras sentía las caricias de mi amado en mis nalgas y mis piernas, abriendo un poco mis piernas daba acceso a que también incursionaran sus dedos entre mis pierna tocando mis labios vaginales cada que subía acariciando el interior de mis muslos, le dije que se recostara sobre de mi que quería sentir su peso sobre mi cuerpo, eso me hacía sentirme muy bien, cumplió mi deseo colocando su flácido pene entre mis nalgas, dejándome sentir su escroto pegado a la base de las mismas.
Cogí sus manos y las puse sobre mis senos, cerré los ojos disfrutando el momento plenamente, él besaba mi nuca , mi cuello y el lóbulo de mi oreja izquierda, haciéndome sentir un riquísimo cosquilleo y leves toquecitos eléctricos que me erizaban la piel, haciendo que mi vagina comenzara a humedecerse nuevamente.
Su pene lentamente comenzó a reaccionar, aumentando su tamaño y grosor en medio de mis nalgas, iniciamos unos leves movimientos pélvicos acercando mas de ser posible nuestros cuerpos él empujaba su pene erecto en medio de mis nalgas y yo las paraba separando mis piernas levemente para sentirlo en toda su longitud recorrer el centro de mis redondas nalgas, hasta que por nuestros movimientos que fuimos acelerando su pene descendió hacia mi vagina y ahora el roce era a lo largo de mis labios vaginales, que por la presión de su viril miembro los abría un poco, con lo que mis labios mordisqueaban levemente su pene, era una sensación maravillosa que me estaba súper excitando, era como hacer con mis labios vaginales un taco de dura y palpitante carne. Puffff que delicia sentir su pene entre mi vulva y su pechos cosquillear mi espalda con sus vellos mientras sus manos amasaban mis senos y con sus dedos apretaba mis pezones, logrando con ello mi máxima excitación acelerando mi respiración, comencé a gemir de placer por todo lo que sentía, levantando mi cadera tratando de penetrarme yo solita y gozando de los choques que su glande daba a mi irritado clítoris.
Se incorporó sentándose sobre la toalla y haciendo que me sentara en su pene, dándole la espalda, cogi su erecto pene y lo dirigí a la entrada de mi vagina y sentándome lentamente para sentirlo a plenitud como entraba cada centímetro de su grueso y duro pene hasta quedar incrustado su glande en mi cuello uterino, me movía en círculos, gozando como ampliaba mis paredes vaginales con ese movimiento rotativo para después comenzar a subir y bajar en tan delicioso falo.
él me tomaba de mis nalgas acompasando mis movimientos que se iban acelerando conforme sentía yo la proximidad de mi orgasmo. Apretaba sus muslos con mis manos efecto de las sensaciones que tenia, él paso sus manos hacia mis senos apretándolos deliciosamente, hasta que cerrando mis piernas y apretando su pene explotaba en un delicioso orgasmo que me hizo gemir y gritar, mientras mis lagrimas salían mojando mis mejillas de felicidad. Mientras me corría él movía su cadera de atrás hacia adelante, haciendo que disfrutara al máximo de mi orgasmo recargando mi espalda en su pecho.
Como él seguía duro pues no se había corrido todavía, me volteé frente a él, me incliné y le cogí su mojado pene, se lo besé metiéndolo en mi boca rodeándolo con mis labios y girando mi lengua alrededor de su tronco, metiéndolo y sacándolo de mi boca, masturbándolo con ella y girando mi lengua alrededor de su glande, para después ir descendiendo sobre todo su trozo de carne hasta llegar al escroto y lamer sus testículos, metiéndolo uno a uno alternadamente en mi boca.
Junté sus piernas y me senté nuevamente sobre su pene ahora mirándole de frente y comencé nuevamente a subir y bajar, ensartándome yo solita en su duro falo, mientras el acariciaba mis piernas y nalgas constantemente aumentando mi placer y excitación, giraba mi cabeza y la hacia atrás disfrutando tan agradable coito; al girar mi cabeza hacia la derecha vi que una ventanita superior que daba a la azotea de los baños estaba entreabierta y a una distancia prudente se encontraban dos jovencitos como de 15 o 17 años viéndonos copular, le dije a Eugenio al oído que nos estaban observando, que viera disimuladamente, el ser observados copulando nos excitó sobremanera y sentí como brincó su pene en mi interior agarrándome fuertemente de mis nalgas y besando mis senos y yo aceleré mis movimientos metiendo y sacando completamente su miembro en mi vagina, me solté completamente gimiendo y disfrutando la penetración por el morbo que me producía el ser observada por dos chiquillos, me detuvo Eugenio de las caderas y me dijo al oído cambiemos de postura para que vean como te penetro y haciendo que no los veíamos, me zafé y colocándome inclinada me agarré de la banca de azulejos, Eugenio agarrándose el pene, me dio ligeros azotes con su miembro en mis nalgas y separando mis nalgas me penetró vaginalmente, de un solo empujón tan preciso y fuerte que me hizo levantar la cabeza gimiendo y suspirando al sentirlo topar en la entrada de mi matriz.
Me empezó a dar bien duro, sosteniéndome de mis caderas con un exquisito mete y saca frenético, con el cual nuestros cuerpos emitían un excitante y erótico sonido al juntarse su pelvis con mis nalgas y al chocar sus testículos en mis labios vaginales, solo se escuchaba flap flap plop plop, ufff que rico se sentía estaba súper mojada creo que me vine tres veces consecutivas por el morbo que me daba la situación de ser observada. Aceleró sus movimientos Eugenio haciendo que mis senos se balancearan rítmicamente al compás de sus duras embestidas que fueron acelerándose fuertemente, hasta que metiéndomelo todo expulso su esperma en el interior de mi vagina haciéndome gritar y llorar de placer, subiendo y bajando mi cabeza, apreté mis piernas y nalgas recibiendo su potente eyaculación para sentirlo más plenamente, fueron tres potentes disparos inundando con su simiente mi vagina y útero, sacó su pene de mi vagina todavía erecto y esparció el ultimo chisquete y gotas de semen en mis redondas nalgas con la intención de que los chiquillos las vieran y disfrutaran también de nuestra copula.
Solo escuchamos que uno comentó que buena cogida le dieron a esta chava!!! Pinche ruco cabrón!!!!!
Volteé a ver a Eugenio y nos atacamos de risa por los comentarios del jovencito; y no era para menos en la postura que estábamos yo empinada recibiendo sus embestidas que me penetraban completamente entrando y saliendo frenéticamente de mi hundiéndomelo todo para sacarlo casi por completo y después regar su semen en mis nalgas, pobres chicos era una postal supere rotica y por no para ellos que pienso los hizo correrse en sus pantalones jajaja.
Nos metimos a la regadera para bañarnos restregando nuestros cuerpos aun excitados, nos aseamos y secamos uno al otro amorosamente, para después vestirnos e irnos a comer a un restaurante de mariscos que hay enfrente de los baños.
Comimos copiosamente para recuperar fuerzas, dándonos besos a cada rato y brindando con un delicioso vino blanco bien fresquito por nuestro amor.