Mi Vida con Arturo 14.1
Mi primera vez con mi gran amor
Mi relación con él empezó por chat estuvimos como dos meses así, luego nos vimos para comer, fui con mi hija a las dos nos impactó y nos gusto mucho su trato, después me estuvo seduciendo con sus halagos y gentilezas, hasta que me abrí de capa con él, ya lo deseaba y nunca me había tocado, ejercía una influencia en mi que no podía controlar hasta que una noche por el chat le dije que quería ser suya. Se alegró mucho y concertamos la cita en un día que Arturo llegaría muy tarde, le pregunté si bastarían dos horas y si tenía alguien que le prestara un departamento, me contestó que mínimo estaríamos juntos unas 5 horas y que sería en un hotel pues no tenía a donde llevarme, yo nunca había ido a un hotel para eso, pero era tanta mi pasión por él que acepté, también le pregunté si usaría condón y me dijo que no, hasta en eso éramos iguales queríamos sentirnos plenamente piel a piel.
Pasó por mí a mi casa, es muy osado y eso me gustó, fuimos a un hotel cerca de casa, muy bonito, lo bromeé que mejor nos fuéramos él me miro y dijo ok, cuando se iba a salir le dije que entráramos tenía un conflicto con mis sentimientos no quería seguir engañando a Arturo pero a la vez deseaba estar con éste hombre, de solo pensar en estar con él me humedecía, la habitación constaba, de un silloncito una mesa en una especie de solar y sus sillas, la cama matrimonial, un espejo de pared completo, el baño. El llevó una botella de champagne y algunos bocadillos y un ramo de rosas rojas.
Parecía increíble no me había ni siquiera tocado, apenas sirvió la bebida y me besó en los labios brindando por nosotros y ya estaba super mojada como nunca antes en mi vida, sentía cosas por este hombre que ni por el padre de mis hijos nunca sentí.
nos sentamos en la cama, terminamos nuestras bebidas el detectó mi nerviosismo y me hablaba tiernamente logrando que me sintiera cómoda y a gusto, me empezó a desnudar sin prisas, reposadamente y con sus caricias y besos mantenía mi excitación al límite, ya mis pantaletas escurrían como nunca, deseaba ya tenerlo dentro de mí, pero se tomaba su tiempo, cada prenda que me quitaba iba acompañada de sus besos y caricias recreándose en cada poro de mi piel, me quito la blusa y beso mis brazos, mi cuello mi vientre, quito mi brassier y se concentro en mis senos, besándolos acariciándolos, succionando mis pezones, recreándose en cada centímetro de mi cuerpo, no sabía cuantas veces había ya tenido orgasmos, fácil llevaba unos tres y apenas estaba semi desnuda, que forma de besar y acariciar tiene este hombre que hace erizarme todita.
desabrocho mis zapatos, me quitó las pantimedias sin quitarme la falda, me volvió a sentar en la cama y seguía acariciando mis senos y mis piernas, parecía pulpo jeje, que delicia de caricias, comenzó a besarme desde los pies hasta mis muslos, con lentitud recorría mis piernas con sus labios y su lengua, poniéndome super chinita, después de abrazarme y besarme me quitó la falda dejándome únicamente con mi pantaleta puesta, me volteó boca abajo y besándome desde mis talones subió por mis piernas besando y lamiendo cada centímetro, entreteniéndose en la parte de atrás de mis rodillas que sensación tan deliciosa y nueva para mi nadie me había besado en esa forma y en esas partes de mi cuerpo, siguió su camino por mis muslos besándolos por todos lados parte interna, trasera, hasta llegar a mis nalgas hundiendo su cara en medio de ellas, besándome y lamiéndomelas por completo y como si su lengua fuera una saeta, punteaba mis labios vaginales a través de mi pantaleta, ufff me tenia loca de placer y a su merced, trataba de incorporarlo y besarlo para que ya me penetraba, pero regresaba a donde se había quedado, me volteó boca arriba besando mis senos poniéndose sobre mi pero sin presión como si flotara en mi cuerpo, se quitó la camisa y los pantalones, y con los vellos de su pecho cosquillaba mis senos, erizando aun mas mis doloridos pezones, que aliviaba pasando su húmeda lengua sobre de ellos, fue besando mis senos, mi vientre entreteniéndose en mi ombligo dándome unos electrizantes toquecitos que subían por mi columna hasta la nuca, agitaba mi cabeza, cogía mis propios cabellos para mitigar tantas sensaciones, comenzó a bajarme las pantaletas cogiéndolas por el borde de la costura con sus dientes sin dejar de acariciar mis senos y mis piernas subía y bajaba sus manos alternadamente. Al tenerme ya totalmente desnuda, doblo mis piernas sobre la cama, abriéndolas, puso sus manos abajo de mis nalgas y empezó a besarlas y mordisquearlas delicadamente, poniendo mi piel chinita, lengüeteó mi ano, y besaba mis labios vaginales introduciendo su lengua en su interior después de pasearla delicada y entretenidamente a todo lo largo de mi vulva, para después de meterla y sacarla sucesivamente, tomo con sus labios mi erecto clítoris, descapuchándolo y con su lengua rodeándolo, lo chupaba y succionaba, yo cerraba y abría mis piernas chocando con su cabeza que no dejaba de chuparme a pesar de tener ya su rostro impregnado de mis jugos, se quito su bóxer quedando completamente desnudo se subió a la cama, yo le agarre el pene ya erecto y se lo acaricie, sobé sus testículos. él recostado de lado siguió con su labor en mi intimidad y fue ahí cuando por primera vez besé sus testículos y recorrí con mis labios y lengua todo su pene, hasta introducirlo en mi boca, masturbándolo con mis labios, él suspiraba y su aliento en mi clítoris me hacía correrme nuevamente, seguí chupándoselo, el quiso retirarlo pero no lo dejé hasta que logre que se corriera en mi boca, que rico sentí su esperma disparado directamente a mi garganta, me lo tragué todo, apretaba su pene y su glande con mi paladar, exprimiéndole todo su contenido, espeso y pegajoso, con un sabor algo salado pero delicioso, era la primera vez que probaba el semen de un hombre y me gustó mucho.
Seguí chupándoselo y acariciando sus testículos, apretando la parte del pirineo y haciendo que con mis caricias reaccionara su semi erecto miembro y empezara a recuperar su dureza, me quedé asombrada la forma de recuperarse de este hombre ya que no era un jovenzuelo sino un hombre de casi 47 años, cuando ya lo tenía bien firme y duro, me agarro de las piernas y poniéndome en el centro de la cama, alzo mis piernas sobre sus hombros y sin necesidad de guiar su pene me lo metió directamente en mi vagina, avanzando centímetro a centímetro hasta incrustarlo en el fondo de mi canal vaginal, lo abrace fuertemente y él lo sacaba hasta dejar solo el glande dentro y me lo volvía a meter por completo que lo sentía topar con mi matriz, así me estuvo dando placer de forma lenta pero continua, después nos pusimos de lado y continuó al mismo ritmo, ponía mis piernas dobladas casi a la altura de mis senos de forma que sus penetraciones eran profundas y muy excitantes, lo metía hasta el fondo, pegando su escroto a mis nalgas y hacia movimientos circulares con su pene dentro de mi dándome un placer indescriptible, nunca me lo habían hecho de esa manera y menos por tanto tiempo sin correrse, ahora sí que me estaba dando la cogida de mi vida, un coito de excelencia como nunca me lo habían hecho, así de lado acariciaba mis nalgas y besaba mis senos sin dejar de embestirme con su duro pene, perdí la cuenta de cuantas veces había yo terminado, sentía mi cosita super irritada, le pedía que ya terminara por favor, él se sonreía y continuaba dándome duro, acelero sus embestidas derramando en mi interior su gratísima y caliente savia, me quedé desmadejada y su pene seguía duro, no lo podía creer, como era posible tanta vitalidad, continuó acariciándome sin sacármelo; cuando se regularizo su respiración continuó con sus movimientos en circulo y metiéndolo y sacándolo, cambió de posición, se me puso atrás, y empinándome un poco, me penetro vaginalmente desde atrás, acariciaba mis nalgas y piernas alternativamente y con su otra mano sobre mi seno, pellizcando levemente mi pezón, siguió como cuchillo en mantequilla dándome un delicioso mete y saca por varios minutos, fácilmente como 20 minutos más, hasta que me dijo donde quería recibirlos, le dije que ahí. Me agarró fuertemente de mis caderas y senos y continuo cogiéndome duro acelerando sus movimientos en una forma que yo solo movía mi cabeza de atrás hacia adelante, cogiéndome de mis cabellos y chillando del inmenso placer que me estaba dando, hasta que sentí su cálido semen inundar nuevamente mi matriz, lo dejó dentro de mi hasta que perdió su rigidez, volteando mi cara me besó en los labios, diciéndome que me amaba y que fue delicioso hacerme el amor.
Reposamos un buen rato se metió a bañar y me invitaba a acompañarlo le dije que no, porque quería tenerlo dentro de mí por más tiempo y conservar su aroma en mi piel. Nos vestimos y me fue a dejar a mi casa.