Mi Vida con Arturo 13.
Mi aventura con Mario del chat
Mi Vida con Arturo 13.
El jueves en la noche mientras Arturo hacia su equipaje, me metí a internet y estuve platicando en el chat con Mario y confirmando si pasaba por mí el viernes a las 7 como habíamos quedado, le dije que si seguía en pie nuestra cita, ya que Arturo se iría el viernes temprano a Jalapa y regresaría el sábado como al medio día, me preguntó que quería hacer si ir a cenar o a bailar, le dije que a donde él quisiera llevarme.
Seguí platicando con él, al rato entró l chat Araceli e Igor y me despedí de Mario, quedando en estar lista a las 7 en la pape; Ara me platicó que Rubén ya le había comentado de nuestro encuentro, y que a ella le hubiera gustado hacer un trío como me había dicho, le comenté que no se me antojaba eso ya que me sentiría inhibida y mal al estar con ella y su amante. Igor me dijo si quería fantasear con él, le dije que sí, me preguntó cómo iba vestida, le dije que traía una playera de manga corta sin brassier, con solo mis pantaletas puestas y unas sandalias, eso lo motivó diciéndome que él se quedaría también en calzoncillos y comenzó a decirme cosas excitantes, pero en realidad lo que hice fue conducir la plática de manera que recreé mi experiencia con Rubén, lo que hizo que me humedeciera bastante, salió Arturo de la habitación y sentándose cerca de mí se puso a ver la tele y entonces corté la plática con Igor para que Arturo no alcanzara a leer nuestra conversación, quedándome muy excitada. Le di un beso a Arturo y le dije que me iba a acostar porque mañana tenía que surtir mercancía y me iría temprano.
Al día siguiente me levanté temprano, Brenda me ayudó con sus hermanos mientras me metí a bañar, al estarme secando Arturo me dijo a través de la puerta que ya se iba porque se le hacía tarde y quería llegar en cuanto abrieran la refaccionaria en Jalapa, le dije que le fuera bien entreabrí la puerta y lo despedí con un beso. Terminé de vestirme, les di de desayunar y cuando estaba en la cocina se acercó Brenda a preguntarme si iba a salir con Mario, le dije que anoche confirmamos la cita y me dijo que bien mamá, diviértete y no te preocupes por nosotros, yo me encargo de acostar a mis hermanos, le di un beso dándole las gracias por su apoyo y cerrándome un ojo me dice: No te espero despierta verdad?, nos reímos y llevamos a los niños a la escuela, me fui a la pape y ella a la secu.
Después de comer me volví a dar un baño para refrescarme del día, me puse crema en todo mi cuerpo y lo perfumé por completo, sobre todo atrás de las orejas, bajo mis senos y en mis partes intimas, me puse un conjunto de brassier de media copa y pantaletas de encaje blanco, medias con elástico blancas, una falda corta plisada con bastante vuelo color azul cielo y una blusa blanca abotonada al frente dejando los dos primeros desabrochados insinuando levemente el canalillo de mis senos.
Estuve un rato con mis hijos mientras Sonia hacia su tarea, les dije que iba a salir por mercancía, que le hicieran caso a su hermana y se acostaran temprano para recibir a Arturo mañana.
Abrí la pape, me preparé un café y me fumé un cigarrillo en lo que pasaba Mario por mí; llegó muy puntual 15 minutos antes de las 7, se veía muy apuesto un traje obscuro de buen corte, una loción exquisita que cuando se acercó a saludarme exaltó mis sentidos, me piropeó diciéndome que estaba preciosa y me giró para observarme bien, le dije que se estuviera quieto, que nos podrían ver, me cogió de la cintura para salir, el sentir su mano fuerte en mi cintura me hizo erizar la piel, cerró la cortina, me abrió la puerta del auto para que subiera.
Me dijo a donde vamos? Le conteste que a donde él quisiera.
Puso cara de pingo y me dice a donde yo quiera con su seductora sonrisa.
Le dije tomándole de la mano, vamos a cenar ok?
Besó mi mano y arrancó el auto, fuimos a un restaurante muy bonito en el centro de la ciudad, a una sección apartada, eran como cubículos, reservados con luz tenue y música amena para degustar los alimentos.
Pedimos nuestros platillos y bebidas, brindamos por nuestra cita y por mi belleza según él, estaba muy a gusto a su lado un hombre muy atractivo y atento, con cualquier pretexto acariciaba mi brazo o mi espalda posando su fuerte y gran mano en mi cintura ocasionándome con ello unas sensaciones electrizantes.
El cubículo donde estábamos, era una mesa cuadrada grande con un sillón corrido de piel semi circular, lo que permitía su acercamiento sin ningún problema y la piel o vinil que lo cubría facilitaba que mi falda al tener bastante vuelo, caprichosamente se subiera un poco más de medio muslo.
En una de esas me pregunta a que sabia mi platillo y al voltear hacia él me plantó un beso en la boca, que parte por la sorpresa y parte porque me gustó mucho su forma de besarme, entre abrí mis labios y aprovechó para meter su lengua y enroscarla a la mía, atrayéndome hacia él con su mano en mi espalda, abrí los ojos como platos, al sentir su otra mano acariciar entre mis muslos, bajé mi mano para retirar la suya que ya estaba tocando directamente mi piel, diciéndole que parara que nos podían observar.
Me dijo que le gustaba mucho y que no resistió la tentación de acariciar mis bellas piernas; continuamos degustando la comida y nuestras bebidas, ya más relajada, cómo me excitaba la fragancia de éste hombre!!! Y sus caricias que ahora eran más continuas y atrevidas, los dos aunque disimulábamos nos estábamos excitando bastante, pude apreciar el bulto que se estaba formando en su pantalón que denotaba un pene de regular tamaño que empezaba a presionar por salir de su encierro, él seguía acariciando mi pierna directamente y en ocasiones acercando alguno de sus dedos a mis pubis, rozando levemente mis pantaletas de encaje blanco.
Las continuas intrusiones del mesero, que por la forma en que nos miraba y su sonrisa, ya se había dado cuenta de nuestros escarceos, hacia que nos separáramos un poco; cuando terminamos el platillo fuerte, nos ofreció si deseábamos café y alguna cremita para mí y brandi o coñac para él.
Mario inmediatamente le dijo que si, entonces el mesero se le acercó y le comentó que había un reservado donde estaríamos más tranquilos y podríamos degustar privadamente nuestras bebidas sin interrupciones. Mario volteó a verme y yo solo bajé la mirada, él mesero comprendió y nos dijo que le siguiéramos, era una pieza algo amplia, con un candil chico al centro y otros más pequeños en forma de tres velas cada uno, dos en la pared de enfrente, uno junto al apagador, que por cierto eran con regulador de intensidad poniendo el central en el mínimo nivel, y los otros tres a media luz.
En la pared de la izquierda un gran espejo que reflejaba prácticamente toda la pieza y en la otra dos cuadros preciosos, uno de unas odaliscas bailando con sus vaporosas prendas y los pechos descubiertos ante el sultán y el otro con una escena de unas ninfas perseguidas y alcanzadas por tres eróticos y excitados faunos; al centro una pequeña mesa rectangular con un sislong azul y dos sillas al frente.
En cuanto entramos admiramos las pinturas, él me cogía por la cintura, según explicándome los detalles de las mismas, el sentirlo tan cerca de mí y la presión de sus dedos en mi cadera, aunado a su exquisita fragancia desmoronaban mis pequeñas resistencias. El mesero trajo el servicio, indicándole que bajo la mesa había un botón por si se nos ofrecía algo, Mario le dio una gratificación y salió cerrando la puerta tras de sí.
Me senté en una de las sillas dando la espalda a los cuadros, y poniendo mis manos en mi regazo, él cogió las copas y me ofreció un brindis por la exquisita velada sentándose frente a mí en la otra silla, retiró la copa de mis manos y enlazándolas a las suyas las besó tiernamente, acarició mis brazos hasta los hombros y alzando mi mejilla me plantó un beso tan tierno al principio y a la vez apasionado que terminó por romper mis barreras y humedecer mi intimidad.
Se hincó ante mi sin dejar de besarme y acariciando mis piernas, fue subiéndolas por debajo de mi falda hasta posarlas en mis caderas apretándolas ligeramente, que hizo que emitiera mi primer suspiro, puse mis manos en sus fuertes brazos sintiendo su dureza con mis dedos al apretarlos, él descendió y comenzó a besar mis piernas alternadamente desde las rodillas hasta llegar poco a poco a mi pubis, aflojé un poco mis piernas y separándolas levemente le di acceso mi intimidad, la que empezó a besar y acariciar con su larga lengua, hice mi cabeza hacia atrás y me quedé inmóvil disfrutando de sus caricias y besos,.
Separó aun mas mis piernas para poder lamer sobre mis pantaletas mis labios vaginales, acariciaba mis senos por sobre la ropa hasta que empezó a desabrochar mi blusa y mi brassier, dejando al descubierto mis senos de los que se apoderó de inmediato masajeándolos y apretando levemente.
Bajó sus manos nuevamente a mis caderas y tomando mis pantaletas de los costados comenzó a bajármelas, yo levanté ligeramente mis caderas para facilitarle el que me las quitara por completo posando mis nalgas en la orilla de la silla, él levantó mis piernas besándolas exquisitamente por la parte trasera de mis muslos haciéndome vibrar de excitación, emitiendo leves gemidos, posó sus labios en mi vulva y comenzó a besar apasionadamente mi vagina introduciendo en ella su larga y rígida lengua haciendo fluir mis jugos, yo me agarraba del respaldo fuertemente con una mano y con la otra enredaba mis dedos en sus cabellos, los que apreté fuertemente al sentir su húmeda lengua chupando mi clítoris, logrando en ese instante mi primer orgasmo que fluía hacia el exterior en un torrente sin par.
Siguió besando y chupando mis labios vaginales hasta que mi respiración fue lentamente disminuyendo, se incorporó, me levantó de la silla, desabrocho mi falda que descendió hasta el piso, me quité la blusa junto con mi brassier quedando completamente desnuda, vi hacia la puerta, lo miré a los ojos y él quitándose la camisa puso el seguro a la puerta y acercándose a mi me abrazó diciendo que estaba hermosa y me veía divina, yo le abracé del cuello recargando mi cabeza en su hombro viendo a través del espejo mi cuerpo desnudo pegado a él, se desabrochó el pantalón dejándolo caer y alzando sus piernas se despojó completamente de él.
Bajé mis manos por su pecho acariciándole e hincándome, le bajé sus calzoncillos liberando al fin su poderoso y rígido pene, el cual salió disparado hacia adelante como un resorte que casi me pega en la frente, lo tenía frente a mi totalmente erguido, ligeramente curvado hacia arriba quedando su escroto a la altura de mi boca, dibujando claramente la forma de sus testículos que se veían excitantes subiendo y bajando dentro de su bolsa; cogí su miembro con mis dos manos y comencé a frotarlo, mientras ponía mi nariz en medio de sus testículos y con mi lengua empecé a recorrer la base de su escroto hasta alcanzar sus deliciosas bolas, metiéndome una a la boca, él solo bufaba con el placer que sentía, hasta que tomándome de los brazos me levantó acarició mis senos y besando mi boca, me cargó sosteniéndome de mis piernas y espalda sin dejar de besarme me llevó hasta el sislong, dejando sentir el roce de su glande en medio de mis nalgas.
Me recostó en el sislong sacó de su pantalón un preservativo,(lo cual me desilusionó un poco pues quería sentirlo plenamente), se lo colocó cubriendo totalmente su miembro se acercó a mí que estaba recostada boca arriba con un pierna apoyada en l alfombra y la otra sobre el sillón, abrió un poco mas mi pierna y situándose en medio de mí, me levantó levemente de mis nalgas y me penetró de una sola embestida más de la mitad de su duro pene, haciéndome emitir un ligero gritillo, suspirando al sentirlo como se abría paso en mi vagina distendiéndola completamente, no era un pene muy largo más bien normalito, pero muy duro algo grueso, se sentía delicioso como su glande al tener cierta curvatura hacia arriba rozaba el interior de mi vaina que me hacia gozar plenamente, aunque si sentía la diferencia al estar su pene enfundado en un condón.
Tomándome fuertemente de mis nalgas y apoyando sus rodillas en el sislong metió completamente su miembro hasta el fondo haciéndome sentir como golpeaban sus bolas en el medio de mis nalgas, lo agarré de las suyas y levantando mis caderas salía al encuentro de sus embestidas, acoplamos perfectamente nuestros movimientos haciendo de ello un coito pausado y rítmico, que me estaba dando mucho placer, sentía su respiración en mi cuello y sus arremetidas empezaron a ser mas fogosas y rápidas, yo besaba su oreja, abrazaba y acariciaba su espalda y sus anchos hombros, abrazando con mis piernas su cintura lo empujaba mas a mí, quería sentirlo completamente hasta dentro de mi vagina nuestras respiraciones entrecortadas anunciaban la llegada de nuestros respectivos clímax.
Así me estuvo dando duro y rápido como cinco minutos más, hasta que apretando mis nalgas me lo metió hasta dentro expulsando su cálido semen en el condón, yo sentía las palpitaciones en las paredes de mi vagina de su pene y el correr de sus espermas al eyacular dentro del preservativo; era la primera vez en mi vida que alguien me lo hacía enfundado en un condón fue una sensación y experiencia nueva para mi, acariciaba y mecía sus cabellos con mis manos mientras el besaba mis senos y se regularizaban nuestras respiraciones, él me decía que fue algo maravilloso y rico estar dentro de mi cálida y tersa vagina.
Terminamos nuestras copas ya que el café se enfrió por obvias razones, nos vestimos y salimos del restauran con un amplia sonrisa.