Mi vida como universitaria: Sergio

Un viaje a la nieve, Frio? Tal vez no.

... Sergio me ayudaba a colocar la maleta dentro del maletero de su coche. Nos marchábamos al apartamento que Raúl tenia en un pueblecito de la sierra de Madrid. Mi maleta pesaba como un muerto, claro tanta ropa para abrigarme pesaba. El viaje duró un par de horas, pero me quedé dormida en el coche poco después de salir de Madrid. Cuando desperté todo el paisaje ya estaba cubierto de nieve. Paramos delante de la casa. Era fantástica, se notaba que la familia de Raúl tenia dinero. Los primeros minutos de la casa los dedicamos a cotillear todo lo que encontrábamos y a las necesidades urgentes tras un largo viaje, es decir: ir al baño. Después nos dividimos para dormir en las habitaciones.

En el viaje íbamos diez personas: Teresa que traía a su ligue Miguel, Isabel que venia con su prima Carmen, Raúl con su novia Carol y una pareja amiga suya, Jesús y Berta, y finalmente Sergio y yo, solteritos y sin compromiso. La casa tenia cinco habitaciones, unas mas grandes que otras, de modo que nos dividimos en parejas, a mí me tocó con Sergio, por estar sin pareja.

Sergio era mi amigo, lo conocí gracias al Raúl que estudiaba conmigo, nos llevábamos muy bien.

Esa tarde fuimos a esquiar, lo típico de siempre, caídas, resbalones, mucho frío... Yo estaba siempre con Sergio, Isabel y Carmen ya que éramos los desparejados, como nos burlábamos nosotros mismos. Volvimos a la casa y comimos chocolate caliente delante del fuego (una estampa totalmente televisiva). Más tarde nos duchamos, vestimos y cenamos, dispuestos a salir de marcha por aquel pueblo. Después de la cena, bebimos algo de alcohol y salimos de allí bastante cargados. Sobretodo los chicos. Pues bien, en el Bar que había allí, unos nos pusimos a bailar y otros se sentaron a seguir bebiendo y charlando... Yo estaba en la pista de baile, con Isabel y Carmen cuando Jesús el novio de Berta se acerco a mí y se puso a bailar conmigo de forma muy... muy... cercana, a mi me entró un corte terrible, y gracias a al estructura de la sala, desde la mesa donde estaban los demás... no podían vernos. Se lanzó sobre mí arrinconándome detrás de una columna y me dijo que me enrollara con él y yo le dije que no, porque estaba Berta. Me contestó que pasaba de Berta, que se ponían los cuernos mutuamente y los dos estaban de acuerdo.

Siendo sincera, debo reconocer que el chico me gustó cuando lo conocí antes de entrar en el coche, no era guapo, ni tenia un cuerpazo, no sé lo que era pero me gustó y provocó que mi mente trabajara activamente... Me miró largo rato, esperando mi respuesta y al final, me dio tanto morbo la situación que acepté –" De acuerdo... pero aquí no"- Le dije. Me dijo que me esperaba en la esquina fuera del local, que tardase unos segundos a salir después de él. Baile una canción más y con disimulo me acerqué a los abrigos y cogí el mío. Sin decir nada me marché, busqué a Sergio para decirle que me iba, por lo menos que no se preocuparan y no me buscasen pero no lo encontré y a los demás pasaba de decírselo.

Caminamos rápidos porque el frío era horrible, de vez en cuando nos daba algún arranque de pasión y comenzábamos a besarnos apasionadamente. Entramos en la casa, cogiendo la llave que Raúl había dejado escondida debajo de un tablero, por sí acaso. Fuimos directamente a su habitación, que la cama era más grande. Caminábamos por el pasillo, él detrás de mí, me cogía por la cintura y me besaba en el cuello. Abrí la puerta con decisión y oí la voz de Sergio. - ¡¡¡Saraaa!!!. Miré hacia la cama y lo encontré encima de una chica, se incorporó un poco y descubrimos que era: BERTA!!!. Él estaba sin camiseta con los pantalones desabrochados, ella no llevaba camiseta y su falda estaba en la cintura.

Fueron los segundos más interminables y violentos de mi vida. La situación era ridícula, ellos en la cama, nosotros abrazados en la puerta, mirándonos los unos a los otros... pensando lo mismo y un silencio sepulcral. Fue Berta la que reacciono primero, emitió un gruñido y de un empujón se quitó a Sergio de encima. Recogió su camiseta del suelo y se acercó a la puerta. Se paró frente a nosotros y le dio un bofetón a Jesús que le volvió la cara y encima, para rematar la faena, le gritó: CERDO!!. Y se marchó corriendo con la ropa en las manos y sumida en el llanto mas ridículo que he oído en mi vida, un segundo después Jesús me susurró un "Lo siento, mañana hablamos" y salió corriendo detrás de ella. Pues bien así estaba la situación. Sergio se levantó, y junto a mí en el umbral de la puerta mirábamos estupefactos como se alejaban juntos discutiendo. Ya habían desaparecido y estaba en el salón de abajo. Nos miramos y nos entró la risa, nos dio tal ataque de risa que yo terminé sentada en el suelo y el tirado en el pasillo, llorando de risa, a mí incluso me dolía el estomago, cada vez que nos mirábamos a la cara nos volvía a entrar la risa. Poco a poco nos fuimos calmando, nos pusimos de pie y Sergio me dijo que se iba a dar una ducha fría, señalándome el bulto que tenía debajo del pantalón diciéndome que podía haber tardado un ratito más en llegar y se marchó andando de lado a lado del pasillo.

Yo me quedé sentada en la cama de la habitación sin saber que hacer. No me apetecía volver sola al Bar, además ya se me había cortado el rollo, con lo animada que estaba y se había estropeado todo. Al final decidí meterme en la cama, y así al día siguiente estaría mas descansada para esquiar al día siguiente. Lo siguiente no lo pensé tanto. Fui a mi habitación, me puse el pijama y entre en el baño para lavarme los dientes. Entré decidida sin caer en la cuenta de que en teoría Sergio debía estar allí duchándose. Me quedé embobada mirándole a través del cristal que era transparente, él también me miraba a mí. Ya me imaginaba que tenia que estar muy bien, por como le sentaba la ropa, pero... no tanto, además no sabía que estaba tan... tan... bien dotado. Aun seguía empalmado y se estaba haciendo una paja mientras me observaba. Yo empecé a excitarme muchisimo, él lo notó porque mis pezones se endurecieron y se notaban bajo mi pijama y porque comencé a ponerme roja como un tomate. Abrió la transparente puerta, salió despacio y se dirigió hacia mí. Me cogió con fuerza y comenzó a besarme y a frotarse contra mí. Yo no podía más, notaba el roce de mis pezones con el camisón mojado, al abrazarme, contra su pecho. Yo notaba su polla totalmente duro entre mis piernas. Comenzó a bajarme las braguitas y me llevó hasta la ducha. Seguimos besándonos, jadeábamos.

Mi camisón ya estaba mojado y pegado a mi piel. Él me acariciaba sobre este, pero tardo muy poco en quitármelo. Lamía mis pechos y mordisqueaba mis pezones, el agua corría por nuestros cuerpos, y nos hacia escurridizos, mientras con su mano en mi coño lo acariciaba hasta ponerme tan apunto como él. Me puso cara la pared, abrió mis piernas y me penetro. Comenzó a moverse lento, sacando... metiendo... sacando... metiendo... Las frías baldosas me excitaban mas al rozar con mis pezones, pero yo así no quería y se lo dije. Me saco la polla y me dio la vuelta, con fuerza me subió por la cintura y me volvió a penetrar pero esta vez con más fuerza, los movimientos eran fuertes y yo comencé a correrme, su polla era gorda y rozaba mi clítoris totalmente, me corrí dos veces. Nos quedamos los dos abrazados, temblando bajo el agua. Salimos de la ducha nos secamos y sin cruzar palabra yo salí de la habitación. Me había gustado mucho, estaba como en una nube. Me tumbe sobre la cama, me gustaba el sentir las sabanas. Poco a poco me fui quedando fría, pero me gustaba tener la piel de gallina y los pezones duros. Salió del baño, ni me tape ni nada, me quede allí quieta, ahora me daba igual que me viera desnuda, daba igual... se acerco y metió su boca entre mis piernas y comenzó a comerme el coño. Lo repasaba con la lengua despacio, saboreando cada trocito.

Poco a poco fuimos cambiando de posición hasta acabar en un 69. Yo me corrí en su boca y él en la mía. Me puse a la altura de su cara y nos besamos. Alargo el brazo y apago el interruptor de la luz, hizo ademan de hablar pero yo le tape la boca y le dije que no dijera nada. Seguimos besándonos y acariciándonos, hasta volver a excitarnos.

Esta vez, lo hicimos mas despacio, yo estaba boca arriba y el arrodillado frente a mí, elevo mis caderas poniéndolas sobre sus piernas y así lo hicimos, además de penetrarme acariciaba mi clítoris con sus dedos, yo acariciaba mis pechos. Volvimos a corrernos pero el orgasmo fue mas lento, más duradero mas largo y por ello más intenso. Estabamos agotados y nos metimos en silencio entre las sabanas y abrazados, nos quedamos dormidos, no sin que él introdujese su mano en mi coño y empezara a rozar de arriba abajo, despacio, casi sin tocar mi clítoris, que me hizo dormirme confundiendo la sensación entre sueño y un suave orgasmo.

Buenas noches... Besitos.

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