Mi vida como Sugarbaby -Final

Arturo por su parte llevó las dos manos al impresionante culo que tenía delante dejando a Andrea sin estimulo, lo que hizo que llevara su mano a su entrepierna y se masturbara ella misma. Harta de no ser tendida se bajó del respaldo y se puso al lado de María, para masajearle succionarle ella los pezones, ya que yo me había bajado a dar sexo oral a la mujer madura.

Tras los sucesos de la anterior noche, Andrea y yo estuvimos más unidas que nunca, hasta que un día nuestro casero llamó a la puerta.

Pedro: Bueno putas, vengo a cobrar mi deuda. ¿Estáis preparadas?

Carla: Lo vamos a hacer, pero nada de insultos.

Pedro: Vamos hombre, pero si eso es a lo que os dedicáis, ¿no? Vendéis vuestro precioso cuerpo adolescente por dinero.

Andrea: Nosotras no hacemos eso, viejo asqueroso.

Pedro: No me insultes o va a ser peor, putilla.

En ese instante le puse una mano en el hombro a Andrea para tratar de calmarla.

Carla: lo que Andrea quiere decir, es que nosotras no somos unas vulgares prostitutas. Nosotras les damos a nuestros clientes una experiencia de noviazgo. Hacemos todo lo que hace una novia, lo que pasa que nos pagan por eso.

Pedro: Bueno pues ahora vuestros "novios" se van a llevar la experiencia completa, con cuernos y todo.

Mi mirada y la de Andrea se posaron en su cara, era asqueroso lo que ese tío nos quería hacer a mi amiga y a mí, pero era un trago que debíamos hacer para que siguiéramos en nuestros trabajos.

Andrea: Bueno empecemos, así acabamos antes y nos dejamos de rollos.

Pedro: Ufff, como me va a gustar esto.

Dijo eso tacándose la polla por encima del pantalón. Tras ese gesto nos dio una bolsa a cada una y nos dijo que nos metiéramos al baño a cambiarnos. Cuando entramos al baño abrimos nuestras bolsas, dentro de ellas había un conjunto de ropa interior de un color cada uno, el mío era negro y el Andrea blanco. Cuando nos los pusimos vimos que eran más pequeños que los que nosotras nos poníamos normalmente, porque nuestras tetas iban a estallar dentro de ese sujetador y nuestra vagina se tragaba el fino hilo del tanga.

Al salir del baño Pedro nos esperaba en calzoncillos y tocándose la polla por encima de ellos, cosa que no agradaba a la vista ni hacía que el momento fuera a ser mejor.

Pedro: Madre del amor hermoso, que dos preciosidades. Como Voy a disfrutar de esto. Venir aquí y daros la vuelta.

Fuimos donde nos dijo. Tras ponernos de espaldas al noté como su mano tocaba mi culo. Lo amasaba y se recrea en mis nalgas. Por la cara de Andrea imaginé que la estaba haciendo lo mismo. Tras un rato sobándonos las nalgas, nos dio a las dos un beso en el culo. Nos dimos la vuelta y cuando nos giramos le vimos que estaba desnudo masturbándose lentamente y disfrutando de nuestros cuerpos adolescentes.

Pedro: Venir aquí chicas poneros de rodillas, me la vais chupar y de vez en cuando os vais a dar un morreo.

Andrea y yo nos agachamos, ella se la metió primero en la boca porque ya lo había hecho más veces. Mientras tanto él me dijo que me pusiera al lado suya, me cogió de culo y mientras me besaba me lo amasaba lentamente. Esa escena podría a ver sido perfectamente de una peli porno en la que un señor mayor va a un puticlub y se folla a dos prostitutas. Al cabo de un rato Andrea y yo nos cambiamos de lado, no sin antes darnos el morreo que nos había ordenado antes el viejo. Cuando su polla se metió en mi boca fue una sensación desagradable, porque era una polla más bien pequeña y arrugada. Yo queria que antes de que nos follara a las dos se corriera porque al ser un hombre mayor solo iba a aguantar un orgasmo.

le dije a Andrea que viniera abajo conmigo y las dos a la vez fuimos mamando esa polla, una se metía los huevos en la boca mientras la otra mamaba del falo o las dos chupábamos la polla a la vez. Tras cinco minutos de mamada Pedro empezó a gemir y hundió mi cabeza en su entrepierna. Enseguida noté como se corrió en mi boca, fue asqueroso y encima me hizo que le enseñara como estaba su semen en mi boca.

Después de eso se levantó de sofá y se marchó de nuestra casa, yo me quedé un rato en el suelo y sin hablar con Andrea me metí en el baño para escupir el semen mientras lloraba desconsolada. En ese momento entró Andrea al oír mis llantos.

Andrea: Carla, ¿Estás bien?

Carla: No, no estoy bien. Ese tío se ha corrido en mi boca y no voy a permitir que ese tío me folle.

Andrea: Pero no podemos dejar que les diga a nuestros padres lo hacemos. Además, con lo conservador que es tu padre respecto a estos temas.

Carla: No voy a dejar que se lo cuente a mis padres, se lo voy a decir a Arturo.

Andrea: Bueno eso como lo veas tú. Yo estoy contigo, ¿qué quieres que haga?

Carla: No tu no hagas nada. No quiero que te pueda hacer algo, déjamelo a mí.

Andrea: ¿Estas seguras?

Carla: Si, segurísima. Confía en mí.

Andrea: Vale, te haré caso.

Los días próximos me fui a casa de Arturo y pasamos unos grandes días, fuimos a Roma de viaje, y pasamos por Mónaco para jugar un poco en el casino. Tras volver a casa me encontré en la habitación muchos vestidos de fiesta.

Arturo: ¿Te gustan?

Carla: Me encanta, pero ¿por qué?

Arturo: Bueno te queria hacer un regalo, además vamos a dar una fiesta mañana por la noche con unos cuantos socios del bufete y unos cuantos amigos. ¿Te parece bien?

Carla: Claro, ¿por qué no me va aparecer bien?

Arturo: Bueno es la primera vez que vas a conocer a algunos de mis amigos y quería saber que opinabas.

Carla: Pues opino que me parece bien. Además, me apetece conocer a tus amigos, ¿pero saben que en lo que soy en realidad?

Arturo: Si claro que lo saben, además algunos vendrán con sus sugarbabys también.

Carla: Pues eso va a estar bien, conocer a la gente del gremio.

Arturo: A veces me sorprende tu sentido del humor con tu trabajo.

Carla: Bueno, no voy a estar triste. Me gusta y además me lo paso bien.

Arturo: Bueno pues vamos a dormir que estoy cansado del viaje.

Los dos nos dormimos en la cama enseguida, a la mañana siguiente me desperté en la cama yo sola, como normalmente pasaba cada vez que Arturo tenía una reunión de urgencia en el bufete. Yo pasé el día haciendo ejercicio y viendo una película en la sala de proyección. Sobre las 8 y media de la tarde llegó Arturo junto con una flota de alrededor de unos 5 camiones que eran de la empresa que organizaba la fiesta.

Cuando vi a las personas que entraban en la casa con comida mesas y cosas para organizar la fiesta, me asusté porque Arturo me dijo que iba a ser una pequeña recepción para unos cuantos amigos. No quise preguntarle porque ese despliegue, así que subí a la habitación para cámbiame y ponerme guapa para la fiesta. abrí el armario y allí me encontré con cuatro de los vestidos que me había comprado Arturo. Me fijé en un vestido largo de color amarillo abierto por la falda y un escote en V que dejaba a la vista parte de mis pechos.

Mientras me estaba duchando escuché como empezaban a llegar los invitados, así que me di más prisa en terminar de arreglarme. Me alisé el pelo y me puse en un tanga negro, no queria ponerme sujetador porque el vestido ya me realzaba las tetas. Cuando bajé hacia el salón vi que se habían abierto las puertas del jardín para dejar más espacio a los invitados.

Nada más bajar me encontré con Arturo que estaba con algunos de los más importantes socios del bufete, yo ya los conocía, pero el igualmente me presentó. Ellos me presentaron a sus "novias", eran más o menos de la misma edad que yo. Todas eran guapísimas e iban vestidas con unos vestidos carísimos, bueno al igual que yo. Con la que más amistad hice fue una chica pelirroja, alta y con unas pecas que la hacían una chica muy guapa, que se llamaba Natalia. Estuvimos todas hablando sobre nuestras vidas y lo fácil que era nuestro trabajo, también criticamos aquellos que criticaban nuestro trabajo y nos llamaban prostitutas. Muchas de ellas estaban en la misma situación que yo, sus padres no sabían lo que hacían y ellas solo buscaban ganarse un dinero. Pero Natalia era diferente, sus padres sabían a lo que se dedicaba y apoyaban su decisión, me dijo que eso fue un gran impulso para dar eses paso y disfrutar de este oficio.

Cuando ya estábamos bastante bien acopladas todas en la conservación vino Arturo para hablar conmigo.

Arturo: Carla, preciosa. Ven conmigo que te quiero presentar a alguien. Hola chicas.

Carla: Mira te presento...

Arturo: No te preocupes si conozco a todas. Sobre todo, a Natalia.

Carla: No entiendo nada.

Natalia: Yo te lo explico. Antes de ti, yo fui la sugarbaby de Arturo.

Carla: Pues no me habías dicho nada de eso.

Arturo: Tampoco me preguntaste nada. Bueno ven conmigo que te voy a presentar a una antigua amiga.

Carla: ¿No será otra Sugarbaby que tenías, como Natalia?

Arturo: No. Tranquila que tú y Nat habéis sido las únicas sugarbabys que he contratado.

Llegamos a una de las pequeñas mesas que había en el jardín. Allí se encontraban dos chicas, una más mayor y otra más joven. La más mayor de ellas debía tener la misma edad que Arturo, pero se conservaba bastante bien. Era de pelo rubio oscuro y tenía unas curvas de infarto, sus pechos eran bastante grandes y operados, pero se adaptaban bien a su figura. La otra chica la vi de espaladas era rubia y desde atrás se le veía un culo bastante bonito. tal fue mi sorpresa cuando llegamos a la mesa, que la joven chica rubia era nada ni nada menos que Andrea.

Arturo: Mira Carla, esta es María una antigua amiga.

Carla: Encantada.

Arturo: Y esta es Andrea su sugarbaby.

Carla: Tranquilo, ya nos conocemos.

María: No me habías dicho nada, Andrea, de que conocías a Carla.

Andrea: Es que no sabía que estaba trabajando aquí, ha sido una sorpresa.

Arturo: ¿Y de que os conocéis?

Carla: Somos compañeras de piso, y vamos a la misma universidad.

María: ¿Qué estás estudiando Carla?

Andrea: Derecho, es una de las mejores de su clase.

María: Somos todos abogados menos tu Andrea.

Andrea: Si ya veo que estoy rodeada de picapleitos, si algún día tengo algún juicio no me van a faltar a gente para que me defienda.

Los cuatro estuvimos hablando durante un rato. María me pareció una chica bastante amable y buena, me contó cómo fue lo de convertirse en lesbiana. Dijo que estaba harta de los hombres y que una vez se acostó con una amiga suya y le encantó. Luego conoció la página donde estábamos Andrea y yo, y pues Andrea le encantó. Lo que no sé es como pudo convencer a Andrea de ser su sugarbaby. Más tarde Arturo nos contó cómo se conocieron el y María.

Arturo: Pues verás, yo estaba ya en tercero de carrera y ese año llegó una rubia impresionante.

María: Esa era yo, la chica nueva que acababa de llegar a la capital.

Arturo: Como estaba muy sola, me acerqué a ella para ver de dónde venía y como se llamaba. Durante los próximos días estuvimos hablando y quedando cuando teníamos tiempo libre.

María: si, pero no quedábamos mucho, porque en esa época no había tanto móvil y tan buenos medios para comunicarte con las personas.

Arturo. Pero un día, ya era muy tarde y de noche así que como ella vivía sola me invitó a su casa. Y ya podéis imaginaros lo que sucedió en aquel piso.

María: Follamos sin parar toda la noche, e incluso durante toda la mañana. Fue uno de los mejores polvos de mi vida.

Arturo. Si, es verdad.

Carla: Oye.

Le golpeé en el brazo de forma sarcástica.

Arturo: Tranquila, que tú eres muy buena.

La charlaba continuaba y seguíamos bebiendo, al rato Andrea y yo nos fuimos donde estaban el resto de sugarbabys. Andrea se acopló muy bien con las demás y por supuesto Natalia la hizo sentirse muy bien entre las demás chicas, se notaba que ella era la que más acostumbrada estaba a esa vida de lujos y caprichos, por ser la veía muy a gusto y charlaba con todo el mundo. Cuando la fiesta se estaba acabando, ayudé a Arturo y a la empresa que había contratado para la organización de la fiesta a recoger la casa, como buena anfitriona.

Solo quedábamos Arturo, María, Andrea y yo en la casa. Sentados en el sofá, en el que Arturo y yo follamos por primera vez hace unos meses, Arturo propuso jugar a un juego.

Arturo: Tengo una idea. Ya que ha sobrado alcohol y tenemos a dos jovencitas aquí, que tal si jugamos a yo nunca.

María: Me parece bien, como en los viejos tiempos. ¿qué opináis vosotras chicas?

Andrea y yo nos mirábamos, no nos creíamos que personas de la edad de María y Arturo, tuviera esa alma joven para jugar a juegos que juegan los adolescentes durante las fiestas.

Andrea: Vale, a mí me apetece.

Carla: Pues no voy a ser la aguafiestas, venga yo también juego.

Arturo, tras oír mis palabras, se levantó y se dirigió al mueble bar que tenía en el salón. De aquel mueble sacó cuatro vasos de chupitos y una botella de ginebra.

Arturo: Bueno pues empecemos.

Nos sirvió a todos nuestro debido vaso y el luego comenzó.

Arturo. Bien yo nunca... me he acostado con alguien que esté en esta habitación ahora mismo.

Todos bebimos.

María: Yo nunca... he tenido sexo homosexual.

María y Andrea bebieron. Arturo se quedó mirándome.

Carla: ¿Qué pasa?

María: Pues que los que no lo han hecho si son dos o más personas las que no beben, deben darse un beso.

Tras oír eso me acerqué a Arturo y nos dimos un piquito.

Andrea: Vale me toca, yo nunca... he escondido un vibrador en la habitación de mi hermano cuando mi madre iba a limpiar mi habitación.

Esa pregunta iba dirigida hacia mí, porque cuando nos conocimos se lo conté. Así que me tocó beber, para mi mayor vergüenza nadie más bebió. Por eso Arturo tubo que besarse con María y Andrea. Tras eso me tocaba a mí.

Carla: Yo nunca... he hecho un trío

Tras esa frase Andrea y yo bebimos, no fue por lo que habíamos hecho unos días atrás si no antes de conocernos y eso nos sorprendió a la dos. Arturo y maría se besaron.

María: Estaría bien probar eso del trío alguna vez. Si Arturo se anima algún día puedes venirte a casa y probar al pedazo de mujer que tengo por novia.

Arturo: No creo que, a Carla, le gustara eso.

Carla: Bueno si luego haces un trío conmigo, te podría dejar.

María: Me gusta tu chica, aunque tengo una idea mejor. ¿Qué tal si hacemos un cuarteto, ahora'

Andrea: ¿Ahora?

Me puse a gatear hacia Arturo y me paré a pocos centímetros de su boca.

Carla: ¿Ahora?

Arturo: Ahora

Arturo me comenzó a besar y puso sus manos sobre mi culo subiéndome encima él. Andrea y María también empezaron a liarse en el otro lado del del sofá. Tras unos minutos liándonos entre nosotros, le empecé a desabrochar la bragueta a Arturo. Las otras dos chicas pararon de comerse la una a la otra y se unieron a mi cuando le bajé los pantalones y los calzoncillos. María se puno en medio y las dos más jóvenes a su lado. La que empezó con la mamada fue María, se la notaba muy experimentada sabiendo cuando ir más rápido y más lento para hacer disfrutara a Arturo, incluso Arturo se dejaba hacer, cosa que nunca hacia conmigo porque a él le gustaba dominar. Mientras ella trabajaba el falo, Andrea y yo nos pusimos a lamer los huevos lentamente y de vez en cuando nos dábamos un pico por debajo de ellos. Nos íbamos turnando cada una con la mamada, cada una con su estilo, yo un poco más salvaje y rápido, Andrea más lento y sensual, y María muy dominante y marcando los tiempos. Arturo gozaba con cada lamida de nuestras lenguas y labios que se envolvían alrededor de su polla.

María: Bueno chicas creo que es hora de que nosotras tengamos placer también.

Ella se levantó y nos cogió a las dos de las manos nos pusimos cada una su lado, ella estaba de cara a Andrea y a mí me dejó el culo, mientras ellas se iban desvistiendo una a la otra yo me agaché para lamer las nalgas de María. Tenía un culo esplendido y yo de vez en cuando le daba algún que otro azote mirando a Arturo con cara de viciosilla y podía ver como se masturbaba mientras veía el espectáculo que le estábamos bailando entre las tres.

Al acabar de quitarse las dos la ropa, se pusieron a mi lado y me empezaron desvestir. Me iban quitando aquel vestido amarillo mientras pasaban su lengua por todo mi cuerpo. Al acabar las tres desnudas nos restregábamos una con la otra pasando nuestras manos por los pechos, las caderas, el culo e incluso metíamos los dedos en la vagina de la otra.

Arturo: Joder... Todavía no me creo que esté viendo esto.

María: Bueno chicas, entonces creo que deberíamos empezar con la marcha. Si me permitís voy a ser yo la primera.

Las tres fuimos hacia el hombre que nos comía con la mirada y que ya desnudo completamente se masturbaba lentamente disfrutando del momento. María se sentó de espaldas Arturo y se metió su polla en el coño, yo me puse de cara a María para poder comerle las tetas y el coño mientras era penetrada. Por su parte, Andrea se puso de rodillas en el cabecero del sillón dejando su vagina encima de la cabeza de Arturo que la masturbaba para haciendo que gozara muy sensualmente. María tenía el ritmo de la situación, era ella la que llevaba el ritmo de la follada con Arturo, a mí me cogió del pelo y pegó mi cara su pecho para que succionara sus pezones, mi nao fue directa a estimular su clítoris. Arturo por su parte llevó las dos manos al impresionante culo que tenía delante dejando a Andrea sin estimulo, lo que hizo que llevara su mano a su entrepierna y se masturbara ella misma. Harta de no ser tendida se bajó del respaldo y se puso al lado de María, para masajearle succionarle ella los pezones, ya que yo me había bajado a dar sexo oral a la mujer madura.

Al cabo de cinco minutos, Arturo cogió el control del cuerpo de María se la follaba bastante fuerte, haciendo que María tuviera un orgasmo increible y corriéndose en aquel sofá. A mí me había salpicado en la cara, y en ese momento pude ver una faceta que nunca había visto de Andrea, me levantó la barbilla y me plantó un morreo increible para probar los jugos de su sugarmommy.

Arturo: Bueno venga que esa ya ha tenido lo suyo poneros las tres ahí, de rodillas y con el culo mirando hacia mí.

María no quería que Arturo fuera el que dominara la sesión de sexo, así que acercó nuestras caras a la suya y las tres nos convertimos en una sola, juntábamos nuestras lenguas y nuestros labios en un beso que fue de los más caliente y que le mandó un mensaje a Arturo de quien era las que mandaban allí. Las tres nos pusimos como Arturo nos había dicho. Dudó por un segundo a quien metérsela primero, pero vio el perfecto culo que yo tenía y me lo metió. Fue un golpe seco y que entró de una, yo estaba mojadísima y no podía parar de gemir por que la follada que me estaba dando Arturo era increíble, rara vez me follaba así de fuerte, debía ser por el morbo de las otras dos personas que estaban a nuestra derecha que se estaban masturbando la una a la otra.

Arturo no se quería probara a todas así que entre María y yo cogimos a Andrea y la apoyamos en el apoyabrazos del sillón. Con las piernas ya abiertas, Arturo metió su polla en ese bonito chocho que Andrea llevaba. Sus embestidas eran fuertes y salvajes, Arturo estaba encendí por la situación, Y maría y yo solo podíamos disfrutar de aquella vista que nos estaban regalando los dos. A los pocos minutos Arturo ya estaba a punto de estallar, así que sacó su polla de la vagina de Andrea y se corrió en su pálido vientre. Andrea quedó manchada de semen, yo me lanzó a su estómago y María limpió lo que quedaba de corrida en la polla de Arturo. Los cuatro quedamos agotados, tanto que Andrea y yo nos quedamos dormidas en el sillón abrazadas.

María: Mira a nuestras chicas ahí dormidas.

Arturo: Parecen hasta buenas, pero a juzgar por lo que acabamos de hacer hace un rato nosotros.

María: Jajaja, bueno ¿seguimos la fiesta en la habitación?

Arturo: Me parece una buena idea.

Y los dos se fueron a la habitación donde yo normalmente dormía con Arturo. Lo sé porque en mitad de la noche me desperté en el sillón y cuando entré en la habitación estaban los dos dormidos y desnudos, además la habitación olía a sexo. Así que lo que hice fue irme a una de las otras habitaciones de la casa a dormir.

Cuando me desperté al día siguiente, en casa yo no estaban ni María ni Andrea, en la cocina estaba Arturo haciendo el desayuno.

Carla: Ey, buenos días.

Arturo: Buenos días, preciosa.

Nos dimos un beso y le ayudé a terminar el desayuno. Nos dirigimos a la mesa para desayunar, hablamos tranquilamente. En un momento me acordé de Pedro y supe en ese momento que le tenía que decir algo a Arturo.

Carla: Arturo, ¿puedo decirte una cosa?

Arturo: Claro, cuéntame.

Carla: Sabes que te dije que tengo un casero un poco guarro, sabes de lo que te hablo ¿no?

Arturo: Tranquila, no digas más. Andrea, me la ha dicho antes de irse. Que os está obligando a ti y a ella a hacer cosas que no queréis. Tranquila que ya me he ocupado yo de eso.

Carla: ¿Qué has hecho?

Arturo: Ya lo verás luego, cuando vuelvas a casa.

No me sentí muy cómoda durante el resto del día, hasta que me fui a casa. Cuando llegué a mi piso, en el portal estaba la policía y cuando subí, estaban en la puerta de Pedro y él estaba dentro hablando con ellos. Tenía el piso destrozado y él estaba sangrando. Cuando me vió saliendo corriendo hacia mí, menos mal que los policías que estaban allí le pararon, pero lo que sí pudo hacer es dejarme un papel en la mano en el que ponía: Vuelve a ponerle las manos encima a Carla o Andrea y esto te parecerá en campo de rosas.

Me sentí fatal así que llegué a casa dejé mis cosas y me fui a casa de Arturo en taxi, en cuanto llegué donde Arturo llamé a la puerta y me recibió con cara de sorpresa.

Carla: Pero, ¿quién coño te crees, un mafioso? Que andas pegando y amenazando a la gente.

Arturo: No sé de qué me estás hablando.

Carla: Pues que cuando he ido a casa, estaba Pedro sangrando y tenía la casa destrozada.

Arturo: Pues yo no he hecho nada.

Carla: ¿Y por qué me dijiste que tú te encargabas?

Arturo: Lo mío iba a ser solo una charla no destrozarle el piso y amenazarle. No sé quién ha sido.

En ese momento entra en la finca un Ferrari. Era Raúl.

Carla: ¿Y este que hace aquí?

Arturo: No lo sé.

Raúl: ¿Te ha gustado lo que he hecho con el piso de tu casero?

Carla: ¿Ha sido tu?

Raúl: Si, escuché a Andrea hablar sobre lo que os había hecho, y decidí hacer algo. Ahora estas a salvo.

Arturo: ¿Pero por qué lo has hecho?

Raúl: Porqué estoy enamorado de Carla.

Arturo: Espera... ¿qué?

Raúl: Desde la primera vez que la ví en el aeropuerto, me enamoré y cuando pude comprobar sus habilidades en la cama, me enamoré aún más.

Arturo: ¿Es eso verdad, Carla?

Carla: Si es verdad, no te voy a mentir. Me he acostado con tu sobrino.

Arturo: Vale, fuera los dos de mi casa.

Carla: Espera, Arturo. Déjame explicarme.

No pude decirle nada más a Arturo, porque cerró la puerta en mis narices.

7 años después, estoy en el aeropuerto de camino a Chicago por una importante oferta de trabajo. ¿pero qué pasó con mi vida después de que Arturo me cerrará la puerta en la cara? Pues, acabé graduada como la primera de mi clase en derecho y Arturo cumplió su promesa de tener un puesto en su bufete. Nuestra relación después de aquello no siguió y durante los siguientes años yo seguí trabajando como sugarbaby para pagarme los estudios. Andrea también se graduó y ahora es una de las jóvenes promesas del periodismo deportivo español. De Raúl no he vuelto a saber nada en todo este tiempo.

Pues esta es mi historia, ahora me mudo a una nueva ciudad, a una nueva vida.