Mi vida como Sugarbaby -4

Lo siento por la inactividad, estoy de exámenes y no tengo mucho tiempo, pero aquí tenéis un relato. Besiis

Tras ver a Raúl bajar por las escaleras los dos nos quedamos mirándonos impactados. No me lo podía creer, allí estaba el hombre por el que puedo perder mi trabajo y encima es sobrino de Arturo. Cuando bajó me dio dos besos y me saludó como si no hubiera pasado nada.

Raúl: Encantado de conocerte, Carla.

Carla: Igualmente.

Cuando terminé de saludar fui a la habitación para dejar mis cosas y bajé al salón donde Arturo y Raúl estaban bebiendo vino, me senté junto a ellos y serví una copa.

Arturo: Hola, preciosa. estábamos hablando de trabajo. Le he dicho a Raúl, que vas a ser una excelente abogada viendo cómo van tus notas en la universidad.

Carla: Solo estoy en el primer año, no es para tanto.

Raúl: Yo sacaba peores notas en mi primer año.

Arturo: Si, y ahora es uno de los abogados más jóvenes de este país en formar su propio bufete.

Carla: Que bien.

Durante toda la conversación yo seguí angustiada, no sabía si Raúl le había dicho algo a su tío sobre lo nuestro. Tras una larga charla Arturo se levantó del sillón para ir a la cocina a por algo de picar, ese fue el momento que aproveché para hablar con Raúl sobre lo que había pasado hace unas semanas.

Carla: ¿Qué haces aquí?

Raúl: Yo visitar a mi tío, la pregunta es qué haces tú aquí.

Carla: Arturo es mi novio.

Raúl: Espera, mi tío no tiene novias, el contrata a chicas más jóvenes que el para que sean su... Claro ese es tu trabajo misterioso, eres una sugarbaby.

Carla: Vale si lo soy, pero tú no me dijiste que Arturo era tu tío.

Raúl: ¿Y porque te lo tengo que decir? Lo nuestro fue solo un polvo, que no terminamos por cierto.

Carla: Y no lo vamos a terminar, si tu tío se entera de lo nuestro puedo perder mi trabajo.

Raúl: Tranquila, no le voy a decir nada.

Arturo llega la salón con otra botella de vino y un plato con queso.

Arturo: ¿De que habláis?

Carla: Nada solo nos estamos conociendo.

Raúl: Si y me encanta Carla, es como si ya nos hubiéramos visto antes.

Con una falsa sonrisa me miró y yo le devolví una cara de desprecio. Tras terminar la charla, yo me fui a la cama porque estaba cansada del viaje. Arturo vino más tarde tumbando se al lado mía, noté como me dio un beso en la mejilla de buenas noches. Ya de madrugada me desperté y decidí bajar a la cocina para beber un vaso de agua, iba vestida con una bata de color rosa fina y ropa interior de color negro. Mientras estaba bebiendo el agua noté como venía alguien hacia mí, al estar con la luz apagada creía que era Arturo por eso le di un azote en el culo, él se debió dar la vuelta porque noté como me agarraba el culo, me daba la vuelta y me daba un morreo muy erótico. Me empotró contra la nevera agarrándome del culo mientras me comía muy sensualmente. Al cabo de un rato me cogió de las piernas y me puso encima de la mesa y me empezó a besar el cuello sacándome algunos suspiros de placer, notaba como su boca bajaba a través de mis pechos y besaba mi estómago, yo apoyaba los brazos en la encimera mientras su boca llegaba a las costuras de mi tanga. Se recreaba jugando con el exterior de mi ropa interior mientras con una mano me la ponía en uno de mis pechos agarrando del borde superior del sujetador. Al cabo de un rato, me echó el tanga hacia un lado y noté como me metía la polla dentro de mi bruscamente, sacándome un gemido que sonó en toda la cocina.

Carla: Ahhh, Arturo que maravilla, ¿has estado practicando mientras yo no estaba?

Él se echó encima de mí y me mordió en el cuello, mientras tanto sus embestidas eran rápidas y con ritmo dentro de mí. Yo notaba su pene diferente, pero en ese momento estaba muy cachonda como para querer parar. El sudor ya estaba haciendo que la carne de mis nalgas se pegara a la encimera cuando el me dio la embestida más fuerte noté como se corrió dentro de mi dejándose caer y empujando mi espalda contra la encimera. Nos quedamos los dos en esa posición con su pene dentro de mi durante unos minutos, hasta que se levantó.

Carla: Guau ha sido increíble amor, me ha encantado.

Raúl: Te dije que no habíamos terminado lo que empezamos.

Al escuchar esa voz me levanté de la encimera y encendí la luz. Cuando la encendí vi esa sonrisa odiosa de Raúl, me había engañado y se había corrido dentro de mí.

Carla: ¡Pero tú eres un hijo de puta, me has engañado y te has corrido dentro de mí!

Raúl: Has sido tú la que me ha dado un azote y me has continuado el beso.

Carla: Porque creía que eras tu tío, pero ya veo que no, que me has utilizado.

Me fui de allí con un cabreo descomunal, me metí en la cama. Como no podía dormir porque me sentía fatal por haberle engañado a Arturo, por tercera vez y esta vez fue en su casa y con él en ella, así que me metí debajo del edredón y me dirigí a la entre pierna de Arturo. Se la empecé sobando por encima del pantalón para ponérsela dura, cuando se le puso dura la saqué y le hice una paja. primero lentamente bajando todo lo que podía, poco a poco fui aumentando el ritmo hasta que ya iba bastante rápido, fue en ese momento cuando Arturo se despertó y quitó la manta de encima par que pudiera verlo. Le sonreí y bajé mi otra mano hasta sus testículos, acariciándolos lentamente. Cuando sus gemidos empezaron a asentarse en la habitación moví mis labios hacia el rosado capullo empecé a lamer lenta y suavemente mirándole con cara de niña buena. Me metí un poco más la punta dentro de la poca pasando mis labios alrededor de su capullo. Me cogió del pelo e hizo que me la metiera entera en la boca teniendo algunas arcadas, su reacción fue instantánea corriéndose en mi boca. Tras eso me sacó la polla de la boca y volví a colocar en la parte de arriba de la cama mirándole con cara de viciosa, él se dio la vuelta mirando hacia la pared. Yo me quedé con cara de tonta al ver eso y me cambié de lado para irme a dormir.

A la mañana siguiente me desperté pronto, me levanté cogí mi maleta, que había traído en el avión, y me fui al piso con mi compañera Andrea. Antes de irme le dejé una nota en la encimera, cuando llegué al piso y vi a Andrea me abalancé sobre ella dándole un abrazo inmenso. Estuvimos un rato hablando sobre las navidades y las fiestas que habíamos pasado. Cuando le conté mis desventuras con Raúl y Jonathan.

Andrea: ¿Enserio te chantajeó?

Carla: Si y encima me gustó, porque luego repetimos en la ducha.

Andrea: Joder, eres una puta.

Carla: Puta no, sugarbaby. Además tú también eres una sugarbaby, así que serias una puta tu también.

Andrea: Yo, la más puta de todas.

Estuvimos riendo y charlando un buen rato y riendo, nos teníamos muchas cosas que contar y opinar. Al día siguiente fuimos a clase, a mitad de mañana me llegó un mensaje de Arturo.

Arturo: Hola preciosa, vi la nota y no te quise molestar ayer.

Carla: Hola, no pasa nada.

Arturo: Te quiero comentar una cosa, ¿te acuerdas de mi sobrino Gonzalo?

Carla: Si ¿por qué?

Arturo: Pues veras, es que le veo muy solitario y cuando se acerca a una chica guapa se pone muy nervioso. ¿Podrías tener sexo con él para que coja más confianza? Por supuesto te pagaré una gran cantidad de dinero, 50000€.

Carla: Joder, eso es mucho dinero, ¿cómo te digo que no a eso?

Arturo: ¿eso es que sí?

Carla: Venga vale, si a ti no te importa lo hago.

Arturo: Perfecto, luego te doy más detalles.

Llegué a clase pensando en lo que acababa de hacer, pero bueno ya estaba hecho y no me iba a echar atrás. La mañana transcurrió con normalidad y luego quedé con Arturo para ir a dar una vuelta por el centro y luego cenar. Madrid en esa época estaba preciosa, todavía estaban puestas las luces de navidad y las calles estaban llenas de gentes comprando en las tiendas o paseando por el centro. Después del paseo fuimos a Las Rozas Village a comprar ropa, Arturo se compró algunos trajes muy caros y me compró a mi vestidos de noche para las fiestas de negocios de su bufete o fiestas con amigos tan ricos como él. Por último fuimos al restaurante donde me llevo la noche que me contrató, pasamos un noche fantástica riendo y contando como habíamos pasado las fiestas. Hasta que llegamos a los postres, cuando empezó a hablar sobre su sobrino.

Arturo: No te sientas presionada si no quieres hacerlo, pero si lo haces además de los 50000€ cuando acabes la carrera te haré un contrato para que trabajes en mi bufete.

Carla: Arturo, no quiero que me contrates porque me voy a follar a tu sobrino, contrátame porque soy buena abogada.

Arturo: Eres una buenísima abogada por eso quiero que estés en mi bufete, antes de que alguno de mis rivales se dé cuenta del tremendo potencial que tienes.

Sacó un contrato y un boli del bolsillo interior de la americana y me lo puso delante.

Arturo: Fírmalo y cuando acabes la carrera ya tendrás trabajo.

Carla: Arturo de verdad que no hace falta, lo voy a hacer igual.

Arturo: Firma, por favor.

Miré el contrato y luego a él, se le veía muy seguro de que firmara, así que cogí el boli y firmé el contrato. Luego Arturo me explicó como quería que sucediera lo de Gonzalo, tenía que ser sin que el supiera que lo hacía porque me habían pagado, tenía que ser un encuentro fortuito en el bufete y que quedáramos en el bar de un hotel para luego subir a una habitación. Tras la cena me llevó a casa para que descansara, quedamos en que haría lo de Gonzalo ese mismo fin de semana.

Llegó el día, así que fui al bufete con la excusa de que le tenía que llevar algunas cosas a Arturo, o al menos eso le dije a Vanesa porque no se si sabía lo que iba a pasar. Al salir de su despacho me acerqué a la mesa de Gonzalo.

Carla: Hola, Gonzalo ¿cómo estás?

Me miró muy sorprendido, porque rara vez habíamos hablado.

Gonzalo: Ah, hola Carla, bien bien, aquí trabajando ya sabes.

Carla: ¿Y cómo te va te aclaras? si quieres te puedo ayudar.

Gonzalo: No hace falta, casi he terminado.

Carla: Entonces estarás libres para esta noche tomar algo conmigo ¿no?

Ahora sí que me miraba muy raro, nadie jamás en la vida le había propuesto que se fueran a toma algo por la noche, y menos con una chica como yo.

Gonzalo: ¿No va a molestarle a mi tío?

Carla: No te creas, tu tío me deja hacer muchas cosas por mi cuenta.

Gonzalo: Pues no sé qué decir.

Carla: Venga hombre lo pasaremos bien.

Gonzalo: Bueno venga vale, si insistes sí.

Carla: Perfecto - cogí un posit de su mesa y le apunto la dirección del hotel que me había dicho Arturo- te espero aquí a las 10, no llegues tarde.

Cuando me estaba yendo de su mesa veo que Arturo me está mirando desde su despacho, al verle le levanté el dedo pulgar en señal de que el trabajo estaba hecho y solo quedaba rematar la faena.

Cuando salí del edificio me fui a mi casa a descansar para por la noche. Cuando llegó la hora de preparar me abrí las bolsas había comprado el día que fui a Las Rozas con Arturo y me fijé en un vestido de noche negro largo abierto por delante para poder enseñar las una pierna. También encontré un fular de seda blanco, que conjunté con unos tacones blancos de aguja y unos pendientes de aros no muy grandes pero si estilosos. Tras elegir el conjunto lo dejé en estirado sobre la cama y me metí a la ducha, me maquillé y me vestí. Cuando iba a salir del piso, pensé que era muy raro que Andrea no estuviera allí preguntando a donde iba tan arreglada. Pude ver que en la mesa del salón había una nota en la que ponía: " Carla, me voy que tengo un nuevo cliente". Tras ver eso lo que le puse en la nota fue: " espero que te lo hayas pasado bien pedazo de puta, yo también he quedado". Cerré la puerta y me fui al hotel, ese lugar era increíble, era un hotel de 5 estrellas en el centro de Madrid, cuando entré era todo muy moderno, con un hall increíble donde había varias personas que parecían muy ricas junto a sus parejas o sus amantes, porque algunas eran de mi edad. El bar estaba a la derecha, aún era pronto para que llegara Raúl, así que me senté en la barra y me pedí un Martini. Cuando llegó Gonzalo puede ver que se había arreglado, llevaba un esmoquin sin corbata que le hacía estar muy elegante. Le saludé con la mano y cuando me vio se le abrieron los ojos sorprendido por el vestido que llevaba.

Gonzalo: Guau Carla, estas espectacular.

Me dio dos besos y se sentó al lado mía.

Carla: Tu también estas muy elegante.

Gonzalo: Gracias, otro Martini aquí por favor.

Estuvimos hablando un buen rato y riéndonos, Gonzalo era muy buen tío cuando cogía confianza y además si esa confianza se acompañaba con alcohol la confianza aumentaba.

Gonzalo: Oye Carla, tengo una pregunta.

Carla: Dime.

Gonzalo: ¿porque estas saliendo con mi tío? Digo no es que mi tío no sea un buen partido, que lo es. Pero una chica guapa como tu podría aspirar al alguien de su edad.

Carla: Bueno, nos conocimos por internet y quedamos y me gusto, es más inteligente y maduro que la mayoría de los mi edad.

Gonzalo: Creí que ibas a decir que era por el dinero, pero se te ve sincera en tus palabras.

Carla: Bueno, el dinero también me llamó la atención, pero no se lo cuentes a nadie. Bueno si me perdonas voy a ir al baño.

Cuando me levanté y me dirigí hacia el baño noté como me miraba el culo.  Ya en el baño me repasé un poco más los labios y me maquillé un poco más. Mirándome al espejo me dije a mi mis mal que era la hora y que lo iba a hacer ya. Antes de salir me arreglé el escote, al salir de allí vi que Gonzalo se est5aba levantando de la silla y pagando al barman.

Carla: ¿Ya te vas?

Gonzalo: Si que ya es tarde y hemos bebido mucho.

Carla: No hombre quédate un poco más. Venga la última y nos vamos lo juro.

Gonzalo: Bueno la última.

Barman: Chicos, voy a necesitar la barra para una cosa, si os podéis poner en aquella mesa os lo agradecería.

Nos dio las bebidas, Gonzalo pagó y nos sentamos en la mesa a hablar. Cuando vi que se estaba acabando su bebida, tenía que hacer algo, así que di si aladamente le tiré mi bebida en la entrepierna.

Carla: Ay, lo siento de verdad, espera que te limpio.

Gonzalo: Que no de verdad, que no hace falta.

Carla: Que si déjame.

Saqué unos pañuelos y se los pasé por la entrepierna, me recreé en limpiar bien y así fue como noté que se le estaba poniendo dura. seguí frotando y ya tenía la polla durísima.

Gonzalo: Creo que ya está limpio Carla.

Carla: Ya, pero veo que te está gustando esto.

Gonzalo: Para por favor.

Carla: Venga que nadie se va a enterar.

Subí mi boca hacia sus labios y le comenzó a besar, se intentó aparatar pero le cogí de la mano y la puse en mi culo cuando me abalanzó sobre el para que no se pudiera estar. El ya estaba relajado y me siguió el beso. Tras unos minutos liándonos me levanté de encima suya.

Gonzalo: Vamos a tu casa.

Carla: Está allí mi compañera de piso, vamos a una habitación.

Cuando íbamos subiendo a la habitación, él estaba nervioso y no sabía que decir no hacer. Al mirarle tan nervioso, cogí su brazo poniéndolo alrededor de mi cintura, intentó quitarlo pero yo se lo negó e hice que me apretará contra él. Fuimos así hasta la puerta donde saqué la tarjeta del bolso. Gonzalo, poniendo de su parte, me puso las manos en el culo y me empujó hacia dentro. En cuanto cerré la puerta me abalancé sobre él, dándonos un beso muy apasionado y salvaje. Le empujé sobre la cama y me quité el vestido, se quedó alucinado con mi cuerpo y con mi lencería. Llevaba un sujetador de encaje de color rojo a juego con un tanga también rojo. Me senté sobre él, comenzó a frotar mi coño con su pantalón para que sintiera a una chica mojada. Al rato me quité de encima suya y le bajé los pantalones, le chupé la polla por encima del calzoncillo, se le notaba muy dura y bastante grande. Cuando le quité los calzoncillos se confirmó, tenía una polla increíblemente grande, y además gruesa. Me quedé hipnotizada un rato, pero vi a Gonzalo ansioso así que metí su polla en mi boca y la comenzó a chupar, lentamente y saboreando cada uno de los rincones. NO tenía ni un pelo, no sé si se había depilado para mi o se depilaba normalmente. Aquella polla de ese tímido chico me estaba volviendo loca, intentaba metérmela hasta el fondo pero mi garganta no daba para eso. Sus testículos también estaban en consonancia con el tamaño del pene, yo los lamia y me recrea con ellos. Mi coño ya estaba muy mojado en ese momento así que cogí mi bolso y saqué un condón, pensaba que no le iba a valer pero vi que el tamaño que había cogido era una XL, así que sí que le entró. Se lo puse y me quité el tanga.

Gonzalo: Carla, espera te tengo que decir algo.

Carla: Dime, no te preocupes.

Gonzalo: Soy virgen, nunca antes he follado ni he estado con una mujer.

Carla: Por el tamaño de ese pene, nadie lo diría. Bueno no te preocupes yo llevo el ritmo.

Me subí encima suya, antes de meterlo y lo froté contra mi vagina, mis gemidos empezaron florecer, primero eran bajitos y sensuales, pero cuando me metí la polla dentro de mí y empecé a cabalgar los gemidos se intensificaron. Gonzalo estaba muy parado, su cara era de placer pero su cuerpo estaba parado, así que ante su impasividad cogí sus manos y me las puse en el culo. Aumenté el ritmo de las cabalgadas, haciendo que mis gemidos fueran muy ruidosos. Le pillé como miraba mis tetas botar, así que me quité el sujetador. El al ver mis no muy grandes pero perfectas teas, dirigió sus manos hacia ellas y me las amasaba como si fuera masa para hacer pan. Hubo un momento en el que sus gritos llenos de placer llenaron la habitación junto con los míos, eso fue cuando se corrió y quedo rendido en la cama, me puse al lado suya, no me había corrido pero había quedado satisfecha porque su polla había hecho las delicias de mi vagina. Nos quedamos dormidos al instante los dos desnudos. al día siguiente cuando me levanté, vi que Gonzalo no estaba en la cama, pero la ducha estaba abierta. Me levanté y me fui al baño a que me echaran un polvo mañanero de eso para afrontar bien el día. Cuando entré en la ducha con él, lo primero que hizo fue cogerle del pene y hacerle una paja, pero al darse cuenta de que yo estaba detrás, me empujó ara que me quitara.

Carla: ¿Que pasa no te apetece follarme en la ducha?

Gonzalo: Mira lo de anoche no pasó, ¿vale?

Carla: Como que no, si lo pasamos muy bien.

Gonzalo: Si, fue increíble, pero no puede volver a pasar, estas saliendo con mi tío.

Carla: Pero, un polvo de ver en cuando entre nosotros no pasa nada.

Gonzalo: Mira, vete no quiero tentaciones.

Carla: Está bien, pero que sepas que yo no doy segundas oportunidades.

Me vestí y me fui de la habitación dando un portazo. Se que me habían pagado para que me acostara con él, pero el polvo por la noche fue tan placentero y bueno que quería repetir. Con todo mi enfado me fui a mi casa para pasar el día con Andrea y salir por ahí o hacer cualquier cosa. Cuando llegué a casa vi ropa por el suelo y me extrañé, también se escuchaban gritos del pasillo, pero al rato pararon. Supuse que era Andar con su nuevo sugardaddy, así que me fui a mi habitación. Tal fue mi sorpresa al entrar a mi habitación cuando vi a Andrea chupándole la polla a pedro, el asqueroso de mi casero. Cerré la puerta rápidamente y fui al salón, me senté en el sofá casi traumatizada. Al rato, salió Andrea en ropa interior y se sentó a mi lado, me miró a la cara casi humillada y queriendo explicarme lo que había visto pero no tenía palabra. En ese momento llegó Pedro.

Pedro: Me parece muy bien, que estéis las dos aquí, así hablo contigo también Carla.

Carla: Vete a la mierda.

Pedro: Yo que tu no me hablaría así, porque tengo cierta información sobre ti que no les hará gracia.

Carla: No tengo ningún secreto.

Sacó el móvil y me enseñó unas fotos en las que estaba con Arturo de compras y besándonos, también tenía fotos de Andrea con su sugardaddy.

Pedro: Pues lo que has visto, es lo que tienes que hacer para que no les llegue esta información a tus padres.

Carla: A mí no me vengas con esas cosas, no lo voy a hacer.

Pedro: Bueno pues tus padres sabrán que en tus ratos libres eres prostituta de lujo para viejos millonarios.

Carla: Bueno vale, está bien pero no le hagas esto a Andrea.

Pedro: No, Andrea también va a pagar su parte de este trato.

Nos dejó con la palabra en la boca y se fue, Andrea se posó sobre mi hombro llorando. Yo también lloré con ella. Luego estuvimos hablando sobre la situación en la que estábamos, quedamos en que no les diríamos nada a nuestros sugardaddy ya que Pedro tenía imágenes nuestras y las podía enviar a nuestros padres.

Continuará...