Mi Vida Color de Rosa Parte I
Algo tan simple causa tantas complicaciones jeje
CAPÍTULO 1: Entrando a un mundo desconocido
Por lo general soy malo relatando inicios de historias, en especial si es la mía aun así trataré de hacer mi mejor intento.
¿Por dónde empiezo? Me llamo Alejandro, desde niño fui bastante tímido y retraído con las personas por lo que no pude evitar ser la burla de muchos, especialmente en el colegio; aun así me las arreglé para salir bien librado y al graduarme era una persona medianamente respetada y había logrado manejar un perfil bajo.
Y es precisamente después de graduarme del colegio, que inician en mi vida una serie de acontecimientos , ya se imaginarán ustedes ,el aire de libertad y el deseo por experimentar nuevas cosas, en especial algo que me había estado evitando por bastante tiempo: experimentar con personas de mi mismo sexo.
Mi historia toma rumbo en el inicio del nuevo año; resulta que mi familia y yo decidimos darle un buen comienzo, por lo que hicimos un viaje a un bonito balneario que está situado a las afueras de la ciudad; la verdad hasta ahí uno no piensa que algo raro suceda, hasta que decidí ir a la parte más alejada del rio a relajarme y pensar un poco con el sonido del agua que va corriendo, en realidad me sentía muy a gusto hasta que de repente fui sorprendido por un chico nada desagradable a mi parecer.
De una forma atrevida y a la vez encantadora me preguntó mi nombre y demás cosas, yo la verdad no le presté mucha atención a lo que hablamos, en ese momento tenía otro tipo de pensamientos en mi cabeza; y después de veinte minutos de conversación me dio su número celular y el pidió el mío,con ciertas reservas y dudas terminé dándoselo sin siquiera saber el por qué , sin siquiera saber lo que una acción tan simple me iba a traer como consecuencia, al igual que si firmara un contrato que mas adelante me perjudicaría accedí de una forma tan simple e ingenua , pronto entendería esa frase que cita ”Las personas no son lo que parecen”… ¿qué? Solo tenía diecisiete años jaja.
Partimos del balneario en la noche, pero no pude dejar de pensar en lo loco de aquella situación y únicamente reía solo.
Al otro día me encontraba en casa descansando en una vieja hamaca cuando sonó mi celular, contesté y reconocí al instante su voz, era el! No recordaba su nombre por lo que bastó con un “Hola!”, hablamos alrededor de diez minutos sobre cómo me había terminado de ir aquel día y al final me preguntó si podríamos vernos en cinco días en el centro comercial Plaza Mayor, a lo que respondí disimulando mi emoción con un “si”, al colgar el teléfono sentí algo muy extraño dentro de mí, era como si me hubiera golpeado pero no porque me doliera sino por el estado de letargo en el que me encontraba.
Reconozco que los días que pasaron fueron de bastante ansiedad para mi, en cierta forma esperaba que todo saliera muy bien y lo peor es que no tenía idea de por qué?
Hasta que llegó el gran día, estaba muy nervioso ya que jamás pensé en salir con un chico en ese tipo de plan, era novedoso para mi.
Me puse todo lo que encontré en mi armario, tenía que sorprenderlo, me apliqué mi mejor colonia y al final creo que hice lo mejor que pude, de camino a mi “cita” sentía la ansiedad como un hoyo en el estómago que absorbía parte de mis entrañas, la sensación creció al esperarlo en el centro comercial no sabía cómo actuar con él, finalmente me sorprendió por la parte de atrás me saludó y me dio un chocolate lo cual me agradó bastante después de lanzarnos unas cuantas miradas, luego entramos al centro comercial, dimos un recorrido, comimos en un restaurante muy lindo de comida mexicana que me encanta, mientras lo hacíamos me contaba de todo lo que había hecho a lo largo de su vida por lo cual me fui poco a poco enganchando, reímos y hablamos como por una hora aproximadamente .
Al final de nuestra “cita”, se despidió dándome un beso en la mejilla e inmediatamente me preguntó si nos podíamos ver al otro día, por lo que respondí que sí, con una actitud de indiferencia que era totalmente opuesta a lo que realmente sentía en esa situación le pregunté su nombre a lo que me dijo sonriendo: Jonathan y fue así como terminó esa espectacular noche.
Ya era el otro día y Jona llegó temprano, yo salí sin camisa y con una pantaloneta a recibirlo, (jamás imaginé que era el) por lo que no pude evitar darme cuenta de su cara de asombro al verme en tremendas fachas, eso me generó risa y timidez al tiempo ya que su mirada dijo muchas cosas.
Una vez listo fuimos a cine a ver una película con excelentes críticas, la verdad el comportamiento de Jona fue bastante indiferente durante la función, pero al momento de salir de la película nos tomamos un café y el me preguntó si alguna vez había besado a un chico, no pude evitar sonrojarme con su pregunta y le dije que obviamente no, luego siguió su interrogatorio, que resultaba algo incómodo para mí, me pregunto si sería capaz de besarlo a él, con lo que respondí que aún no nos conocíamos lo suficiente y antes de que yo siguiera el respondió que se moría de ganas por probar mis labios y otras cosas, a lo que respondí de forma evasiva diciendo que ya me debía ir(como si él no se hubiera dado cuenta).Al llegar a mi casa no pude evitar pensar en la pregunta que Jona me había hecho, mi corazón lo recordaba y se aceleraba casi como si me fuera a dar una taquicardia.
Al otro día me decidí a dar un recorrido por el centro comercial, me senté en las sillas de la plaza central a comer un rico helado mientras recordaba todo lo acontecido en días pasados mientras sonreía solo, todo andaba normal hasta que un chico un poco mas alto que yo se sentó al lado mío y me preguntó la hora “las 2:30” le respondí con lo que se quedó mirándome y se presentó diciendo “mucho gusto Cristian” yo me presenté igualmente y a partir de ese instante la conversación fluyo de una forma bastante espontanea, pero nuestra charla no era como la de Jona no, esto era algo diferente, era mas fraterno, se podía distinguir que para Cristian no había ningún tipo de interés que no fuera el de hablar y me agradaba mucho.
Conversamos por dos horas y al final me despedí de una forma bastante amable, fue en ese preciso instante cuando sonó mi celular , lo contesté y era Jona, preguntó que había hecho en el día y me sorprendió al decir que si lo había pensado, me quede atónito y no dije nada, me dio mucha vergüenza y seguimos en nuestra conversación normal.
Nos vimos a los tres días cerca del centro de la cuidad ya que se ofreció a acompañarme a unos asuntos de la universidad, ese día noté que la forma en que me miraba no era la misma, ya no lo hacía de una forma gentil sino como si me quisiera desvestir, y es en ese instante donde las cosas empiezan a cambiar. Llegamos a mi casa y para mi sorpresa mamá estaba, noté en el rostro de Jona cierto descontento y me pidió con un tono molesto que saliéramos a dar una vuelta.
De niños nuestros padres nos hacen creer que las personas nos dan cosas sin esperar nada a cambio, digamos que una vez creces te das cuenta que la realidad es otra, nadie da nada gratis o porque si digamos que no es una visión pesimista, solo realista después de todo las personas somos interesadas por naturaleza ya que siempre esperamos cosas materiales, afecto o sexo.
Y es a lo que se resumen todos esos días de emociones y momentos agradables en el instante en el que Jona con actitud nerviosa y tímida me aclaró lo extraño de su comportamiento ese día al proponerme y decirme “Alejandro quiero tener sexo contigo”.
PD: El relato es de un amigo ........