Mi vida

Todo tiene un comienzo...

Todo el mundo recuerda su primera experiencia, y como casi todas las primeras veces, resulta ser un completo desastre, no? Pero siempre hay alguien que tiene que llevar la contraria, esa persona que siempre les pone pegas a los planes en los grupos del whatsapp y que levantaba siempre la mano a en clase para corregir a los profesores. Ese soy yo, y para llevar la contraria una vez más, relatare mi primera vez. Algo fuera de los cánones de la corriente de desastres de las primeras veces.

(Y antes de empezar es importante decir que es un relato personal y que para evitar cualquier malentendido cambiaré los nombres, lugares, etc… Es mi primer relato, así que espero comprensión y que me aconsejen en su infinita sabiduría. Gracias y disfruten.)

Un día más de colegio, un día más camino a nuestra cárcel particular. Mucha gente piensa que 4 de la ESO al ser el último año es una última carrera para llegar a la meta. Les invito a meterse durante 6 meses en una clase de unos 25 adolescentes con las hormonas más desbordadas que un río en época de lluvias.

Es abril, y las cosas están más que alborotadas, son las 13:30 de un viernes y nos han dado 2 horas libres para hacer deberes …” deberes”.

Laura: ¿Ahora en serio, te lo liaste o no?

Sandra: A ver, liarmelo liarmelo, no. Un par de besos y ya.

Laura: No te lo crees ni tu guapa.

El resto reímos sabiendo que nada de lo nos contaba era cierto. Nos divertía ver como se hundía en su mentira. Sólo esperábamos ver cuanto aguantaría.

Sandra: Eh, dejadme estar.

Yo: No pasa nada, no te vamos a juzgar, lo que pasa en la noche queda en la noche.

Sandra: Bueno, y tú, ¿qué tal con tu novia?

Un silencio incómodo se instaló entre todos los que integrábamos el grupo.

Yo: Pues bien, ya llevamos 4 meses. (Intento responder de la manera más corta posible y bajando la voz según terminaba de decirlo.)

Sandra: Joder, pues sí que lleváis tiempo.

Asiento con la cabeza, y buscando a alguno de mis amigos para salir del bucle en el que habíamos entrado.

Laura: ¿Bueno, hacemos algo esta noche?

Juan: Esta noche no puedo, me voy a casa de mi padre.

Ivan: Mañana tengo partido por la mañana, e ir de resaca no es plan.

Bel: Yo me apunto.

Sandra: Obvio que sí.

Andrea: Tengo que preguntar a mis padres.

Yo:  También tengo partido… Si planeáramos esto con tiempo podríamos ir todos.

Laura: Los planes improvisados son los mejores.

Yo: Si tú lo dices.

El resto de la hora libre nos la pasamos hablando de tonterías varias, como siempre. Pero ya no era lo mismo, había un tabú entre nosotros.

Algo que solo podía terminar de una forma.

*Todo esto se remonta al final del curso pasado. Un final de curso en el que por A o por B, nunca supe por qué, comencé con la broma de que me gustaba Bel. Visto así, parecería una coña sin más, pero termino pasándome factura el estar tanto tiempo juntos. Acabe enamorándome de ella.

Para algunos parecería una chica más, pero para mí se convirtió en la chica perfecta. Morena, ojos negros, bajita y delgada. Sin un culo especialmente grande ni una talla grande de tetas, más bien era pequeñas. Pero me daba igual. Era lo último en lo que pensaba cuando estaba con ella.

Llego el verano, y decidimos quedar antes de que desapareciéramos durante un tiempo por viajes y cosas varias. Y a mí no se me ocurrió otra idea mejor que declararme.

Como era de esperar recibí unas calabazas como una catedral. Que por otra parte eran más que comprensibles. Pero que en ese momento sentí una rabia incontenible y no tuve otra respuesta más que un “Esta bien”.

Pasé todo el verano sin saber de ella, ya que viajé a la península y luego me fui de acampada. Intente olvidarla. Pero se me hacía muy difícil.

Comenzamos el curso sin muchos cambios, seguíamos sin ni siquiera mirarnos y muchos menos hablarnos. Pero no podía evitar mirar el cambio que había dado su cuerpo en esos meses. Ahora tenia unas tetas grandes y un buen culo, redondo y bastante levantado… los que apetece tocar. Cuando pasaba por delate no podía evitar no mirarla.

Un mes después de empezar las clases, me enteré por un cotilleo entre el grupo de chicas, que durante la verbena de su pueblo, había estado con un chico. Que se habían liado y le había hecho una paja. El cabreo que cogí no era ni medio normal. A partir de entonces, era como si no existiera.

Pasaron los meses, y conocí a una chica, era fantástica, amiga de la familia. Divertida, encantadora y muy guapa. Morena, bajita y con muy buen cuerpo. Pero para ser sinceros, no estaba con ella por nada más que por cariño y lo bien que lo pasábamos jugando.

Así que esa era la situación, yo con una relación con una chica que no me gustaba, la chica que me gustaba puede que estuviera con el chico de la verbena y para terminar yo no sabia si estaban o no por qué cada vez que sacaba el tema se hacía un silencio sepulcral ante mi pregunta. Era todo tan maravilloso. *

Pasaron las semanas, ya estábamos en mayo, ¿cómo había pasado tan rápido todo? Una semana más llegaba a su fin, y ya las dos horas libres se habían convertido en costumbre, pero esta vez iba a ser diferente. Hoy tocaba revisión de notas y corrección de exámenes con el director.

Nunca he entendido esto pero bueno. Al ser un colegio pequeño y religioso siempre había existido ese bueno rollo con los profesores y casi siempre nos daban una ayuda en las notas.

Nos llaman por lista, era el 16ª, me tocaba esperar. Decidí ponerme delante para cotillear un poco. Me senté en la mesa a media distancia del profesor. La misma en la que poco después Bel decidió acercase para situarse justo delante de mí. Y posteriormente le siguieron el resto, formando un semicírculo alrededor de la mesa del profesor.

Al cabo de unos minutos, supongo que, por el cansancio, decidió apoyarse en la mesa en la que yo me encontraba. Con la suerte de dejar su culo sobre la parte exterior de mi mano. Al darse cuenta, la retiro enseguida.

Yo: Joder, perdona, ha sido sin querer.

Bel: Perdona tú, no te había visto. ¿Estás bien?

Yo: si, tranquila, no me has hecho daño, eres bastante blandita.

Al darme cuenta de lo que había dicho, sentí como me sonrojaba. ¿En serio le he dicho eso después de no hablarnos durante tanto tiempo?

Bel: ¿Gracias? jajaja

Yo: Espero que no te haya molestado.

Bel: No, tranquilo.

Y posteriormente se giró. ¿Cómo pude haber sido tan payaso? No pude dejar de verle el culo el resto del tiempo. Paso una media hora, y decidí lanzarme. Le toque el culo sin más. Por suerte nadie nos veía. Estábamos a la vista de todos, pero a la vez de nadie.

Ella no hizo ni dijo nada. Se limito a quedarse quieta. Así que, al no recibir respuesta, lo deje estar. Lo que menos esperaba es que moviera la mesa a un lado y que se sentara en mi regazo. Estaba en shock. Sentía de todo, pero a la vez nada, era un puto sueño. Sin más seguí tocándole el culo, ya sin miramientos. Lo recorría amasándolo y disfrutándolo poco a poco.

Para mí la cosa no podía mejorar, pero sí.

El resto seguía poniéndose delante para mirar mas de cerca sus notas, dejándonos atrás. Al verme en esa situación, decidí que era un todo o nada. Lentamente fui subiéndole la falda, hasta conseguir tocar su culo únicamente por encima de sus bragas. Poco a poco mi polla se iba hinchando, ya sin miramiento alguno. Ella se dio cuenta y comenzó un ligero movimiento que termino por calentarme totalmente.

Ya fuera de toda razón alguna decidí pasar al siguiente nivel. Deje de tocarle el culo y pase a mover ligeramente sus bragas hacia un lado e introduje lentamente el dedo índice por su coño. Lo tenía recién depilado y se notaba que chorreaba, y mucho. Lo cual ayudo a que entrara sin problemas. Comencé a oír como contenía los gemidos para que nadie la escuchara. Iba sacando y metiendo el dedo lentamente. Poco a poco sentí que se había más espacio y decidí meterle otro más. Ya para entonces yo tenia la polla mas empalmada que nunca. Poco a poco fui metiendo el segundo dedo cada vez más adentro. Ella ya no sabia para donde mirar, y como ultimo recurso se giro y me miro. Su cara lo decía todo, los mofletes sonrosados y una cara de lujuria que la delataba. Seguí disfrutando de los dedos hasta que sentí que es estrechaba su coño a mi alrededor. Conseguí oír un “Joder”.

Y decidí sacarlos lentamente, le coloque de nuevo las bragas y baje su falda. Tenia los dedos empapados de sus flujos, me moría de ganas de metérmelos en la boca y chuparlos.

Bel: Hablaremos esta tarde.

Su tono fue seco y rotundo. No pude responder más que un…

Yo: okay…

No entendí nada, hasta que salí de clase y me dio un poco el aire no conseguí recobrar totalmente el sentido. ¿Qué había pasado ahí dentro? Y los más importante, ¿qué iba a pasar ahora?

Continuará…