Mi victima (4)

Victoria atendera una persona muy especial

Aquel hombre mayor, Victoria lo reconoció.

Pero el a ella no, debido a su peluca y su maquillaje.

Estuvo con el casi toda su vida, la cogía en brazos, la vestia, la acompañaba al colegio.

Era su padre

Ahora era un cliente.

Le miró asustada, pero se contuvo, el la miró durante un rato, tanto que Victoria se sonrojo.

-¿Cómo te llamas? Pequeña – preguntó su padre.

-A-Amanda señor – dijo Victoria simulando su voz.

-perdona pequeña, es que te pareces tanto a mi hija que me han entrado dudas.

Soy tu pequeña papa, pero no quiero que sepas lo que me ha pasado, pensó Victoria.

Su padre se desvistió, no estaba mal para su edad, se metió en la ducha y empezó a asearse.

Al principio dudó, pero Victoria tambien se despojó de su ropa y se sentó en el bidet, allí limpió su concha a fondo.

Echo una mirada a su padre que salía de la ducha.

No me queda otra, al menos que el disfrute – pensó Victoria.

Ambos se miraron, una mirada intensa.

El miraba una mujer joven, llena de vida, de piel suave, pechos firmes y tiernos y sexo pequeño y estrecho.

Ella veia al hombre que la crió, que le enseñó sobre la vida, que fantaseo ocasionalmente con tener sexo con el.

Ella se puso de rodillas y cogió la verga de su padre, el instrumento que hizo que el y su madre la concibieran, la miró con atención.

Sus manos se movieron pajeando el aparato de su padre mientras sus labios besaban suavemente su glande.

Sus labios se abrieron, engullendo el glande, lamiéndolo con la lengua, después introdujo medio pene dentro, después, el órgano de su padre desapareció dentro de su boca.

La cabeza de Victoria se movia lenta pero sensualmente, masajeando la verga de su padre con sus labios y su lengua, de vez en cuando miraba su rostro lleno de placer con ojos infantiles, a lo que el le respondió acariciando su cabeza.

Victoria sonrió aún con el pedazo de carne en su boca llenándola, su padre le pidió que acelerara el ritmo.

Asi hizo Victoria, se movió cada vez más rápido, sentia un extraño morbo dándole gusto a su propio padre, entonces su padre eyaculó dentro de su boca, el sabor de su semen inundó las papilas gustativas de la joven, notando su sabor.

¿asi era como su padre cogía a su madre? Pensó Victoria.

Su padre miró excitado como los labios de la joven rezumaban leche, la leche que Victoria tragó delante de sus ojos.

No hacia falta hablar, ella sabia lo que el quería, de modo que se tumbó y ofreció su concha a su progenitor mientras el se ponía el preservativo.

El la cogió de los tobillos y separó sus piernas, apuntó su verga en la concha, la miró a los ojos.

Ella le aprobó el acto con la mirada.

Entonces notó como el, como hizo con su madre al concebirla la penetró, lentamente, pero con deseo.

Ella notó como su padre la llenaba, como su carne se unia a la suya.

Las manos de Victoria se apoyaban en el torso velludo se su padre mientras el la agarraba por las caderas y sentia las piernas de su hija por sus hombros.

Pero ella, quería más, quería que la mimase.

Le cogió por su barba y le acerco a sus pechos.

El respondió saboreándolos, degustando ese sabor de mujer, esa suavidad de sus juveniles pechos, recordó a su mujer cuando tenia la edad de Victoria, asi que los besó como ella le gustaba.

Eso puso a mil, agarró la cabeza de su padre para que no soltase sus pechos, su padre aceleró el ritmo, cada vez más fuerte rompiendo el condon que tenia puesto.

El lo sabia, pero no podía parar, el placer lo dominaba.

Ella tambien lo sabia, pero siguió agarrando la cabeza de su padre.

Ambos llegaron al orgasmo, ella notó como su papi la llenaba igual que su madre antes de que ella naciera, ambos cayeron agotados, respirando con ganas.

Su padre temblaba, separó despacio su verga de la concha de su hija y vio horrorizado que su la concha habia tragado mucha leche, leche que escavaba de su abierto agujero.

-no te preocupes papi, me he tomado la píldora, no me haras mami – dijo Victoria con voz fingida para tranquilizarle.

El resopló aliviado, le besó en sus mejillas, se vistió y se fue.

Ella no se limpió, no sabia por que, quería conservar el semen e su padre dentro suya, se sintió extrañamente querida por el.

Se abrió la puerta, entonces el que lo dominó, con una sonrisa le tiró ropa y se quedó con el dinero.

-vuelve a casa a dormir, debes de estar agotada de tanto “trabajo”

Ella sumisa obedeció poniéndose la ropa y yéndose a casa, recordando su padre, recordando su sexo.