Mi viaje de placer (2)

Después de un día de viaje caluroso de viaje damos rienda suelta a nuestros deseos y a nuestro morbo también.

Después de un día de viaje caluroso de viaje damos rienda suelta a nuestros deseos y a nuestro morbo también.

Después de un día de viaje caluroso y muy divertido en el que por supuesto comimos muchos mariscos, especialmente los muchachos. Hacia la media tarde llegamos a nuestro destino que era la llamada Costa Esmeralda, llamada así por el hermoso color del mar.

Nada mas llegar y arreglar lo de costumbre dar la tarjeta de crédito, firmar etc. y yo me puse uno de los diminutos Bikinis que había seleccionado para la ocasión, era verde Pistache con vivos en negro. José decidió acompañarme y caminamos por la playa. El me hizo varias preguntas y le dije que mi esposo me había privado de todo placer en el sexo por lo cual cuando me divorcié y ya que mis hijos habían hecho su vida yo di rienda suelta a mi gusto por el sexo. El por su parte me dijo que era un chico muy tímido por eso era virgen y que era por eso que su tío Rubén lo había traído al viaje.

Después de caminar un rato nos sentamos en la playa la tarde gris y calida invitaba a platicar, como era media semana apenas si se veía gente a lo lejos. José no quitaba su vista de mis pechos y mi tanga. Hasta que le dije -¿quieres tocar?- el asintió con la cabeza entonces metió la mano a la parte baja de mi bikini y acaricio mi coñito rasurado y llegando hasta mi clítoris Lo tomó entre su pulgar e índice y lo acarició.

La situación tenia mucho morbo pues si bien no había gente podía llegar cualquiera y no podríamos escapar. Yo me recosté hacia atrás y abría y cerraba los ojos, sintiendo como mi túnel de sexo se llenaba de líquidos. No pude más y moví el puente de mi tanga dejando mis labios vaginales al descubierto. José, quien había aprendido rápidamente como hacer gozar a una mujer, Introdujo primero uno y luego dos dedos en mi vagina logrando con esto que mis jugos fluyeran con mayor fuerza, tomó entonces sus dedos y lo acerco a mi nariz y pude oler mi propia excitación, luego volvió a meter los dos dedos en mi vagina paro mas al fondo, tomó mas de mis jugos y los llevó hasta su boca.

Luego acercó su boca a mi coño y empezó a comerlo como un verdadero experto llevándome a un orgasmo que traté de reprimir por estar en un lugar público. Para agradecerle el orgasmo que me había provocado empecé a jugar con su verga que ansiaba salirse del traje de baño. A lo lejos e escucho una cuadrimoto, mantuvimos la calma, él se acomodó como pudo el traje aunque la verdad es que la erección se le bajo rápido. Yo me acomode el calzoncillo del Bikini y me senté cerrando las piernas por si no hubiera quedado bien. La cuadrimoto pasó con una pareja que nos saludó amablemente.

Cuando regresamos al hotel encontramos a Prude y Rubén que descansaban sobre una de las camas, estaban totalmente desnudos y dormían con las piernas entrecruzadas. José y yo decidimos tomar una ducha para quitarnos la arena. Mientras tomábamos el baño empezamos a jugar, el me tocaba los pechos y yo la polla. En un momento sentí el impulso tomé la cara y lo besé él quedo congelado pero inmediatamente después me besó y me acarició los pechos y mi coño.

Nos bañamos el uno al otro, poniendo muy especial interés el mi rajita y yo en su píja que crecía cuando mis manos untaban el jabón en sus huevos. Al cabo de un rato y antes de llegar al orgasmo salimos, yo con una toalla enrollada en el cuerpo. Salimos a la terraza, tenía vista al mar enmarcada por algunas plantas.

José se colocó detrás de mi y me quitó la toalla y quedé totalmente desnuda salvo por las sandalias que usaba, yo me incline sobre la barda de la terraza, dejando mi vulva bien expuesta, el me tomó por la cintura y dio un par de sube y baja a su rabo con lo que logró lo poco que faltaba para que se pusiera bien duro. Entonces empezó a follarme mis pechos temblaban como una campana en cada movimiento que José hacia para meter y sacar su pija de mi vagina cada vez mas lubricada.

La escena tenía aún más morbo que en la playa, ya que ahora no sólo las personas que pasaban por la playa podían verme, doblada sobre la baranda del balcón sino que algún empleado del hotel también. Llegué a un orgasmo y al igual que en la playa apreté los dientes para no hacer ruido mi espalda se hizo un arco.

Pronto sentí algo diferente, voltee y vi que Rubén era el que ahora me tomaba por las caderas -te voy a hacer rico por otro lado- entonces abrió mis nalgas y arrojó un gran escupitajo, el cual se deslizó hasta mi ano. Al llegar ahí Rubén lo impulsó hacia adentro con uno de sus pulgares y empezó a moverlo provocando en mi más sensaciones. Sacó el pulgar y metió primero uno y luego dos dedos en el agujero.

La sensación era maravillosa, me llevó a un nuevo orgasmo que traté de reprimir aún más cuando noté que algunas personas pasaban por la playa. Rubén tomo su polla que estaba más que excitada. Volvió a soltar saliva sobre mi culo para lubricarlo aún más y apuntó su glande y lo introdujo primero muy despacio y luego mas fuerte. Al principio dolió un poco pero poco a poco mi agujero se acostumbro al ancho de ese miembro y el dolor se convirtió en placer. Rubén empezó a meter y sacar la polla, el placer aumentaba en cada ciclo hasta que no pude más y estallé en un orgasmo, en esta ocasión no pude aguantarlo y estalle en un grito de placer, al mismo tiempo Rubén también se vino. Sentí entonces escurrir semen por el interior de mi pierna derecha, semen que salía de mi culo.

Complacidos nos abrazamos al cobijo de la noche que había caído completamente cuando oímos ruidos conocidos adentro del cuarto. Al entrar vimos que Prudencia y José habían hecho un 69. Yo sabía que el chico recién estrenado en las artes del sexo había aprendido bien como cómo hacer gozar a una mujer. Aprendizaje que mi amiga ahora disfrutaba al tiempo que ella devolvía el placer al chico con su boca, también con experiencia en esas artes.

No tardaron ambos en lograr que el otro alcanzara el orgasmo, la polla de José explotó en la boca de Prude ella trató de tragarlo pero una buena cantidad salió de ella. Al mismo tiempo ella exploto llenando la cara del chaval de sus jugos sexuales.

Se hacía tarde y teníamos hambre, yo les aposté a que si nos íbamos a cenar tal como estábamos, sucios y oliendo a sexo yo invitaría la cena. El reto era tentador de por sí y Prudencia dijo que si además nos íbamos todos sin ropa interior.

Todos aceptamos el reto y fuimos a un restaurante muy bonito yo solicité una mesa al fondo a pesar de que no había muchos clientes. Al llegar mi turno de ordenar pedí unos camarones. Cuando el mesero trajo todas las viandas les dije – Les voy a dar una manjar que vi en una vieja película porno- Sin que ellos se dieran cuenta me había estando acariciando el clítoris y estaba muy mojada, tomé uno de los camarones con el tenedor y delicadamente lo introduje en la parte exterior de mi vagina, cubriéndolo de la baba que salía de mi cuevita. Luego lo llevé hasta la boca de José que estaba junto a mí. Repetí la misma operación dándole el camarón a Rubén luego a Prude y finalmente lo deleite yo misma. El mesero observaba desde una esquina sin entender cabalmente lo que pasaba.

Regresamos al hotel en donde nos acostamos desnudos por el calor. José y yo dormimos en una de las camas él hizo algunos intentos de subirse y seguir el sexo pero ambos estábamos muy muy cansados.

Mañana sería otro día para seguir puteando.