Mi viaje a la ciudad de La Paz trae sorpresas (I)
Soy Mia, una joven chica en cuerpo de hombre que nunca habia tenido la oportunidad de tener sexo por el ano, hasta el viaje que realice a la ciudad de La Paz, donde conoci a Ernesto que me hizo su mujercita durante el viaje...
Mi viaje a la ciudad de La Paz trae sorpresas (parte I)
Recuerdo que siempre estuve atraída a la ropa de mujer desde pequeña, a sus colores y su fragancia, mi referente femenino fueron y son mi hermana menor por dos años y mi madre. La forma en que descubrí y explore mi lado femenino, fue de forma fortuita que en otro relato les contare, porque hoy y después de pensarlo y repasarlo todo en mi mente una y otra vez, me convencí que debía relatarles lo que me pasó recientemente en un viaje que realice a la ciudad de La Paz, y de la forma que lo viví y sentí.
Como recién acabé la Universidad y por cuestiones de un posible trabajo tuve que viajar a la ciudad de La Paz, que es un viaje nocturno de casi ocho horas, y en este invierno las temperaturas son muy bajas, y me encontraba preocupada (pese a ser hombre en mi exterior, siempre me referiré a mi misma como la mujer que soy y lo siento totalmente dentro mi ser), y creo que esta preocupación se me notaba en la cara, porque antes de irme de viaje, mi hermana Tania que recién llegó, me preguntó:
- Jota (porque mi nombre es Juan) te pasa algo? Hermanito tienes una cara que no puedes con ella jajaja… es por tu viaje a La Paz?
Y le respondí:
- Si! en una hora más me voy a la terminal de buses, y el frio que hace me preocupa mucho, porque estoy por resfriarme y me duelen las piernas por tanto frío.
Ella dijo:
- Vamos, no seas miedoso! Además, para que el frío no te llegue a las piernas puedes ponerte una media panty, eso te mantendrá el calor de tu cuerpo y te llevas dos mantas, y asunto arreglado y verás que nada pasa. Tengo algunas pantis demás en mi cuarto, en el segundo cajón de mi tocador, tú ya sabes dónde está, toma una que yo me voy con mis amigas al Cine Center. Chau te deseo mucha suerte en tu viaje..!
Y me dio un beso en la mejilla y se fue. Claro que sabía de memoria donde estaban sus cosas porque las he revisado y usado un sinfín de veces, y aunque creo que ella lo sabe nunca me dijo nada. Por más que quise yo nunca logre comprarme mi propia ropa, no fue por falta de dinero o de oportunidad, más bien fue por temor a ser descubierto por mi padre o mis amigos.
Me fui a alistar mi mochila de viaje, y como era un viaje muy corto sólo llevé poca ropa que podría caber en mi mochila, además de algunas tangas de mi hermana y otra panty extra por si acaso.
Luego me fui al cuarto de ella y muy excitado empecé a revisar su ropa y a darme un gusto con los aromas de sus cosas y de su ambiente, realmente deseo ser como ella o ser ella, no se? Pero todo ese lugar me excita y deseo que se impregnara en mi piel y mi ropa, y para siempre… quizás algún día suceda ese milagro y realmente se dé ese cambio. Estaba en ese mundo de fantasía, cuando de repente escuche gritar a mi padre desde la sala:
- Juan! Ya casi son las diez de la noche, quieres que te lleve a la terminal?
- No! Me iré en taxi. No te preocupes…
- Y que haces en el cuarto de tu hermana?
- Estoy dejándole algo de dinero para que me pague algunos textos que necesito…
- Bueno, pero apúrate!
Entonces tome dos pantis y tres tangas, y me fui inmediatamente a mi cuarto. Ya en mi cuarto me puse a elegir cuál de las tangas me pondría, ya que usaría panty no me perdería la ocasión de usar una tanga también, y elegí una pequeñísima tanga roja satinada y con unos sutiles hilos en la parte de adelante, que le daba ese toque coqueto a las cosas de las mujeres. Me puse la panty color carne ocre. Encima me puse un buzo deportivo, luego de despedirme de mis padres y me fui al taxi que ya me esperaba. Al salir de la casa, al andar hacia el taxi, sentí esa sensación de roce en las piernas, entre el panty y el buzo, y eso me excitaba demasiado, y aun así mi pequeño pene no reaccionó, pero yo sentía la calentura interior que creo me hacia sonrojear o al menos así lo sentí, incluso me puse nervioso al pagar por el servicio de taxi, porque hice caer las monedas dentro del auto y tuve que estirarme para recogerlos y dárselos al taxista, que me miro medio extrañado.
Ya casi eran las once de la noche, así que me fui corriendo para comprarme un boleto y tomar el bus, sin darme cuenta me vendieron uno de la última fila, cosa que recién me percate cuando ya estaba dentro el bus, el cual ya estaba para salir, un poco enojada me fui hacia mi asiento, y al ir acercándome vi a un muchacho algo menor que yo, pero con un impresionante cuerpo atlético, sentado en el asiento contiguo. Pensé que este tipo se tomaría parte de mi asiento más, pues tenía unos hombros bastante anchos, creo que era una especie de levanta pesas o algo así.
Llegue donde correspondía mi asiento, en el cual puse las dos mantas que traje, y mi mochila lo puse en los buzones de encima los asientos, pero no fue fácil porque ya habían puesto sus mochilas algunos pasajeros y aunque me estire para hacer campo, no lo logre, entonces fue cuando el muchacho que me miraba desde que entre en el bus, me dijo:
- Porque no pones tu mochila en el buzón de enfrente?
Lo miré y me quede confundida por que inicialmente tenía una mirada seca y fría, y de repente me habló muy cortésmente. Pero tenía razón, en los asientos de enfrente sólo había un pasajero acostado en los dos asientos, parecía que estaba ebrio, pero si estaba profundamente dormido, y había campo en el buzón. Acomodé mi mochila y en ese momento arranco el motor del bus, por el cual hubo un movimiento brusco que me hizo tropezar y me incline hacia atrás dándole un empujón con mi cola hacia el hombro de este muchacho. Me disculpe por el incidente y le agradecí la sugerencia que me dio para mi mochila.
Se paró y me dio el paso para entrar en mi asiento. Como hacia algo de calor aún, puse una de las mantas en el asiento y me tape con la otra, algo preocupada porque no se enfríen mis piernas. Él tomo asiento y tal cual lo supuse, sus anchos hombres cubrían su asiento y una parte del mío, no le dije nada por amabilidad. Nos dimos un corto saludo, en el cual me dijo que se llamaba Ernesto y yo le di el mío, y antes de que me inicie alguna plática me puse los audífonos de mi mp4, para escuchar música y me acomode en el resto de asiento que me quedaba, y fue en ese momento que sentí un pequeño empujón en mi pie que me hacía con el suyo, no le di importancia y seguí acomodándome y le mire un par de veces y siempre él tenia la mirada hacia adelante, y fue ahí que me di cuenta que no tenía ninguna manta más que su parca, y como si fuera un presentimiento pensé: “ pobre tipo se va a morir de frio si no hace algo ”.
Para entonces el bus ya había salido de la terminal, llame por mi celular a casa para avisar que iniciaba mi viaje y me despedí de mi madre. Nuevamente sentí otro empujón en mi pie y Ernesto se hizo a los que se acomodaba y que por casualidad me golpeaba mi pie, y no sé porque fue cuando entonces yo también lo empuje como si estuviera terminando de acomodarme me miro y lo mire y nos dimos una pequeña sonrisa.
Me puse a mirar por la ventana las luces de la noche, de las calles, las casas, los parques, etc., disfrutaba además del calor de mis piernas y de la sensación de tener puestas unas pantis y la tanga de una mujer, y que nadie en el bus lo sepa, -o por lo menos eso creía en ese momento-, me imaginaba en mi mente, ser una mujercita que aún era virgen y que se enfrentaba a la vida con la posibilidad de su primer trabajo, pensaba en que haría en el caso de que logre el puesto en la ciudad de La Paz, me debería de trasladar definitivamente a esa ciudad, lo conocía muy poco de algún viaje anterior durante la Universidad, viviría sola... ¡viviría sola!
La enorme posibilidad de tener mi trabajo y mi propio departamento en una ciudad diferente donde para nadie soy conocida me daba la oportunidad de desarrollar mi lado femenino, podría comprarme ropa, mi propia ropa de acuerdo a mis gustos y no tener que sacarle ”prestado” a mi hermana que al final casi es de mi talla, porque yo soy delgada, unos pocos centímetros más alta que ella, un número mayor en los calzados pero eso no era problema para mí para usar sus tacos o zapatillas, y con muy poco pelo en mi cuerpo, por lo que entenderán que su ropa me tallaba perfectamente, y cuando estaba sola en la casa me maquillaba y cada vez fui mejorando después de tanta práctica, además que ahora no era problema en la casa tener largo el pelo, que me permitía arreglarlo como quisiera y verme mas mujercita, mas hembrita y todo estos pensamiento me excitaba cada vez más, y fue cuando sentí un pequeño toque eléctrico en mi vientre, signo del inicio de una clara excitación…
Me imaginaba muchas cosas, y en ese momento llegamos a la parada de buses de la ciudad adjunta de mi ciudad, que es una parada obligada para que gente de esa suba para recién iniciar el viaje a la ciudad de La Paz, y sin darme cuenta tenía el pie de Ernesto bien pegado a mi pie y haciendo algunos movimientos. Me sentí incomoda y a la vez confundida por que la excitación que llevaba me dejaba quieta como para reaccionar contra Ernesto.
Mire los asientos de alrededor y vi que la gente ya se prestaba a dormir, si no es que ya se durmió como el señor ebrio de enfrente, en cambio Ernesto se mantenía quieto con su pie junto al mío, y en algunos momentos dejaba de moverse para después volver a frotar su pie con el mío, fue cuando me acomode con la otra manta, y así levantar mi pie y taparme con ambas mantas, al realizar esta operación, de forma involuntaria toque con mi mano la pierna de Ernesto y sentí la dureza de su pierna por lo que me convencí que este muchachito se las paraba en los gimnasios, acción que hizo que se moviera y reacomodara su pierna abriéndola un poco más, entonces al igual que sus pechos, sus piernas también invadían mi espacio. Como sea, me tuve que acomodar en mi espacio por que este tipo me estaba ya intimidando con su rudeza, y preferí darme la vuelta y dormirme, además que estaba tan excitada como para estar reclamando algo.
Creo que fue una hora o algo así más tarde, cuando entre sueños sentí la mano de Ernesto que bajo las mantas recorría mi pierna y me acariciaba por encima del buzo, creo que estaba reconociendo las curvas de mis piernas y mi cintura casi femenina que tengo, y ante dichos movimientos desperté del todo, pero no me moví nada porque quería saber hasta dónde llegaría o cual era su intención, de repente bajo su mano hacia mi pene como queriendo encontrarlo y hacerlo reaccionar, por un momento pensé que era gay y quería chupármelo, pero ante el susto de esa invasión de mi espacio y de mi cuerpo, mi pene no reaccionó y al contrario sentí un calor interno que me volvió a excitar y deje que la mano de Ernesto siguiera su recorrido, además nadie se daría cuenta porque la oscuridad de la noche no permitía ni una tenue imagen de lo que sucedía, salvo cuando nos pasaba alguna movilidad se podía ver un pequeño pantallazo de siluetas, además creo que todos estaban dormidos, total no me importaba solo me acariciaba.
Luego de varios minutos de caricias llego a meter su mano dentro mi buzo y sintió la panty que llevaba y los fue acariciando en el borde de la cintura, y eso hizo que me excitara aún más, y entonces arqué mi espalda, y fue entonces que agarró con fuerza de la cintura llevándome mi espalda hacia su torso, y me dijo al oído con una voz suave pero varonil:
- Eres una rica hembrita, lo supe desde que te vi el calzoncito rojo que tienes debajo tu panti, cuando estabas acomodando tu mochila… Ahora quiero que saber cuan hembrita eres…
Me quede quieta y asustada, porque había un tipo que me estaba acosando como si fuera una nenita, y me tenía rodeada por la cintura con su musculoso brazo.
- Que quieres. Le dije.
Y él me dijo, siempre al oído:
- Primero quiero que me la mames, la tengo demasiada dura por la calentura que me provocas con tus curvas y tu aroma.
Quizás no lo sabía o no me daba cuenta, pero recién me di cuenta que si tenía el aroma de mi hermana impregnada en mi, y ese muchacho, me estaba haciendo realidad o me lo estaba haciendo notar uno de mis deseos, el de tener el aroma de mujer en mi.
Entonces, y aun queriendo, deseando mamársela, y tomando algo de fuerza para rechazarlo, le dije:
- Qué pasa si no quisiera hacerte nada?
Y él respondió, apretándome aún más en la cintura:
- Mas te conviene que no seas arisca, porque te ves tan hembrita que sería una verdadera pena tener que partirte el cuello, por las buenas me portaré como un buen macho para ti, pero por las malas hare de tu vida muy miserable, me entiendes? Tarde o temprano te partiré el culo, porque sé dónde vives, y la deliciosa y puta hermana que tienes. Además a tu padre le romperá el alma saber lo que eres, me entiendes verdad?
Y de forma casi mecánica, acepté con la cabeza y él me soltó la cintura. Todo eso me lo dijo de forma pausada, besando y lamiéndome la oreja, lo que terminó de excitarme, y fue entonces que me di la vuelta, le di un beso en sus labios, y acomode las mantas para taparle a él también.
Sabía que debía hacer, pues durante la Universidad tuve un novio por un breve tiempo, a quién únicamente le mamaba cada vez que podíamos vernos a solas. Empecé a disfrutar de su cuerpo que para mí era perfecto, besando su amplio y bien musculoso pecho, y fui bajando por esos abdominales de hierro que me impresionaban, sus brazos como dije antes, bien fuertes.
Y tal como me lo dijo, llegue a su pene y realmente lo tenía durísima como si su miembro también hiciera ejercicios -que idea loca verdad?-, le sobe su pene por encima de su pantalón, y él me acariciaba la espalda con una mano, y con la otra me tomo de la cabeza para que estuviera siempre frente a su verga. Le desabroche el pantalón, saque la cabeza para respirar un poco y darle un nuevo beso, además de ver si no había alguien se diera cuenta lo que estaba pasando en los últimos asientos de ese bus. Todos dormían, nadie se daba cuenta de nada, ni siquiera los pasajeros de delante de nuestros asientos, que era una pareja de esposos de mayor edad y que también dormían.
Para ese momento, ya había sacado su pene de su guarida y la tome con las dos manos y aún así sobraba la cabeza y algo más de ese enorme mástil de carne, me acerque para empezar a lamerlo primero en la puntita, en el orificio de su glande, y después sus enormes testículos, y sentí un aroma de hembra, de sexo, y ese olor me calentó a un más, ya sentía dentro de mi varios toques eléctricos, que me anunciaba algún posible orgasmo.
Me levante y me acerque a su boca y le pregunte por el olor y el sabor de su pene, y me dijo:
- Es que tuve una tarde de sexo con mi nueva conquista y la puta no terminó de satisfacerme con apenas dos corridas que tuve, pues se fue al Cine con sus amigas.
Ese rato me quede helado, y le pregunte sobre el nombre de su nueva conquista, y el muy cretino, me dijo:
- Tania, es tu hermana.
No lo podía creer, le estaba mamando el pene al novio de mi hermanita y el olor que tenía en su pene, era de la vagina de mi hermana. Eso me puso a mil, no lo podía creer que me estaba pasando.
Me bajó nuevamente la cabeza hacia su enorme verga, y me cogió el cuello para meterme su pene en la boca, forzándome para que me entrara bien adentro. No hubiera sido necesario, porque de todas formas yo quería ser como mi hermana y quise comerme el sabor de sexo de la vagina de mi hermana, pensando que era mi olor, después de sacar de mi boca su pene empecé a lamerle nuevamente los testículos mientras le masturbaba su pene, subía y bajaba con mi boca todo el trayecto de su endurecido pene, cual delicioso helado lo lamia en todo lo largo de su enorme y regordete pene, hasta que me lo llevé a la boca y lo chupaba cual si fuera mi única acción en mi vida, le succionaba la cabeza de su pene y volvía a metérmela, lo más profundo que pudiera entrar e incluso sentirlo en mi garganta, mi esófago, eso me tenia recontra caliente, que rica sensación la de tener un pene en la boca, quien lo ha probado creo que jamás se arrepiente de haberlo hecho. Mi anito ya hace rato que palpitaba, aunque no sabía porque, ya que nunca lo hice por atrás, pero palpitaba y quería tener algo ahí, entonces con mi mano llevé una de sus manos hacia mi culito, para que me la sobara y me toque mi anito, para así de alguna calmar esa necesidad y esa palpitación, en todo esto mi pene no reaccionó en ningún momento.
No podía gemir, por temor a despertar a alguien y que se diera cuenta de lo que estamos haciendo, y nos recriminen, porque para mucha gente de esta parte del planeta tener sexo en una auto y en carretera era cosa del diablo, y eso no lo permitían por nada del mundo, así que el temor a ser descubierta y hacer algo prohibido, también me mantenía en calentura.
Ya llevaba algo más de 10 minutos de estar mamándole el pene cuando sentí que su mano me empujaba el cuello, para que su pene entre lo más profundo posible y al mismo tiempo que este enorme falo se engrosaba un poco más, y fue cuando sentí en mi garganta un liquido caliente y luego otro, el muy cretino se estaba corriendo en mi boca y yo no podía respirar, cuando dejo de empujarme y pude sacar de a poco su verga de mi boca, y a medida que salía seguía disparando chorros de su delicioso pero amargo semen, el cual no deje escapar nada y me lo trague toda la descarga, y continué lamiendo la cabeza hasta dejarlo completamente limpio, ya su miembro empezaba a perder su dureza.
Yo me sentía terriblemente caliente, y para ese momento ya había un dedo metido dentro mi anito, y en mi estomago ya habían recorrido varios toques eléctricos, y por mi pene ya había salido algo de liquido preseminal, es decir, yo aún no había terminado y quería mas. Me acerque a besarle, y fue cuando me dio un largo y apasionado beso, el cual incluía su lengua que recorría todos los espacios de mi boca, y después de ese beso que me hizo ver las estrellas y la luna, me dijo:
- Mamas mucho mejor que tu hermana, y siento en mi dedo que también lo tienes estrechito como tu hermana. Sé que no terminaste, y que lo deseas, y yo te lo complaceré, además que no creo que yo sea el primero en culearte. Pues date la vuelta y ponte cómoda que me toca complacerte.
Antes de darme la vuelta, le dije:
- Papacito, esta será la primera vez que haga el amor por el ano. Nunca antes lo hice con nadie.
Entonces él me dijo:
- Eso muy pronto lo sabré y lo solucionaré, date la vuelta putita.
El hecho de que me trate de esa forma, como una “puta” me ponía más caliente aún, porque quizás no lo sabía, pero si realmente me sentía una mujercita y mas como si fuera de la calle, a quién muchos quisieran cogérsela. De todas formas, no hay mujer que alguna vez no se haya sentido como una putita, por eso dicen como receta del éxito de cualquier pareja: “una dama en la calle y una puta en la cama”.
Me dio la vuelta, e increíblemente su pene recobró su dureza. Me bajó el buzo y por un rato estuvo acariciando con su pene las pantis que tenia puesto, después me las rompió con lo cual tuve que contener un gemido, por esa sensación de ser poseída por un verdadero macho y que me destrozaba la ropa, y llegó a mi tangita y después de tocarlo y ver lo chiquita que era, me dijo al oído:
- Realmente eres toda una hembrita, una putita. Qué bien te sienta este calzoncito en tu culito.
Después recorrió a un costado la tanga y a manera de lubricante, untó con su saliva mi anito, y me metió un dedo, mientras su boca me besaba y me comía la oreja, por Dios qué rica sensación, nunca antes había sentido tanta excitación, cuanto no hubiera querido estar en ese momento a solas con Ernesto en algún cuarto de motel, para explotar mis gemidos contenidos, envidiaba la suerte de mi hermana de tener un nuevo novio que sabia complacer a su hembra. La envidiaba? No si también era mi novio, en ese instante me sentí totalmente una mujer a punto de dejar de ser virgen, con alguien que empezaba a amar, no sé porque ni como, pero sentía que conocía a Ernesto de toda mi vida y que siempre fue mi novio, mi macho, mi hombre.
En ese momento ya mis nalgas estaban delante de su verga, el cual ya tocaba las puertas de mi anito, acomodó su verga y empezó a empujar suavemente, y mi culito se resistía a no ser invadido, pero la enorme calentura que tenía, hizo que me dilatara un poco el esfínter y permití el ingreso de su regordete pene, y en ese momento sentí un terrible dolor en mi ano, y le apreté la mano como señal de dolor, y él me dijo:
- Te duele princesa? como me encanta tu culo, realmente eres virgen, y lo hare con suavidad según tu me lo indiques, ok?
Le dije que no dejara de besarme la oreja que eso me distraía el dolor, y que siguiera porque lo deseaba mucho, deje de apretarle la mano y empezó a empujar nuevamente su verga dentro mi culito, y yo lleve su mano hacia mis pezones, cuanto no hubiera querido en ese momento poder ofrecerle para su manoseo unos hermosos senos como las de mi hermana, lo cual que calentaba y me distraía mientras su verga perforaba mi culo, no sé qué tiempo estuvo en ese recorrido, pero si sé que en varias oportunidades le apretaba la mano para que dejara de penetrarme y me diera tiempo de hacer pasar el dolor con los besos en mi oreja y los manoseo de mis ausentes senos, después de un rato sentí los vellos de su miembro en mi nalga, no lo creía, mi amado me lo había metido enteramente toda, su torso chocaba con mi espalda y mis nalgas estaban delante de su pelvis, o sea la base de su enorme verga.
La tenia totalmente adentro, y el dolor empezaba a desaparecer y entonces solté la mano de mi Ernesto, y él empezó a moverse en un delicioso mete y saca, que hacía que mi ano por propia voluntad se lubrique y cuando entraba su verga dentro mi culito, en las paredes de mis entrañas del recto sentía un calor único y una sensación de estar enteramente llena, y cuando lo sacaba, sentía una especie de vació que pronto deseaba, anhelaba llenarlo en mis entrañas, pensé que mi culo estaba hecha para ser llenada de verga de un verdadero hombre y nada más.
Cada vez que metía su pene en mi culo, sentí como éste chocaba con mi próstata y lo excitaba, hasta el punto de después de varios minutos de mete y saca, sentí un montón de toques eléctricos en la parte baja de mi “vientre”, las piernas se me paralizaron, estaba teniendo mi primer orgasmo de mi vida sin siquiera haberme tocado mi pene tuve que cerrar la boca para evitar hacer ruido, pero aun así creo que me salió algún ruidito, y justo en ese momento sentí como un chorro caliente inundaba esta vez mis entrañas, con tal fuerza que quizás llegó hasta el estomago para salir por la boca, es una exageración pero es esa la sensación que tuve al recibir por primera vez el semen de un macho, de mi macho que me hacia su hembrita, su mujercita. No sé qué siente otras chicas como yo, o que siente las chicas biológicas cuando tienen el orgasmo simultáneamente con su pareja, pero en ese momento quería ser mujer de verdad, y poder llegar a embarazarme de mi hombre, de quien no quería que su verga saliera nunca más de mis entrañas, lo quería todo el tiempo en mi culo, creo que quien prueba una verga no deja de probarlo en muchas veces mas…
Tal cual me deseo mi hermana “suerte”, creo que realmente lo tuve al viajar con mi amado Ernesto, y como lo pensé al inicio del viaje, él hizo algo brillante conmigo, me convirtió en su hembrita, en una verdadera mujercita que le gusta las vergas dentro de ella, ya sea por la boca o por el culito.
Esta es la primera parte de mi viaje a la ciudad de La Paz, espero que les haya animado a tener una chica como yo, realmente sentimos muchas cosas cuando están con nosotras, si quieren comentarme algo, no duden en escribirme a mi email: mia_mireyita@yahoo.com