Mi viaje a Hungria
De como un viaje de fin de carrera puede convertirse en un viaje lleno de placer y sexo.
Por fin llego el día...y allí estaba ella, dispuesta a subir al tren que la llevaría a conocer Europa, ese viaje que llevaba anhelando tanto tiempo pero no nos precipitemos y comencemos por el principio.
Gabrielle había terminado hacia poco la carrera de bellas artes y decidió tomarte un año sabático antes de meterse de lleno en su trabajo. Además durante el viaje pensaba recoger información para preparar su doctorado sobre el arte medieval eslavo. Estaba especialmente interesada en visitar la zona de Hungría donde la dominación turca había dejado una huella mayor. Sobre todo quería visitar el pueblo de Pannonhalma, donde está la abadía de Pannonhalma que fue fundada por los monjes benedictinos hace casi mil años. Después de haber sido destruido y restaurado muchas veces, hoy exhibe una gran mezcla de estilos otomano, románico y gótico. Había escogido aquella época por no ser temporada alta, lo que hacía que los precios no fueran demasiado elevados. Además tendría la posibilidad de moverse con más tranquilidad debido a la escasez de turistas. Conocía numerosos países y si algo era común en todos ellos era que una mujer joven y atractiva como ella siempre despertaba una expectación que en algunos casos solo conseguía enturbiar y dificultar el objetivo real de su viaje.
Cuando subió al tren, comenzó a buscar compartimentos tratando de encontrar uno a ser posible vacío, donde poder concentrarse en los apuntes que estaba realizando durante el viaje. Al final del vagón encontró uno de su gusto... desierto, por fin!!! Coloco su escaso equipaje, un macuto y una mochila de donde extrajo su cuaderno de viajes y un lapicero con el que siempre viajaba. Los trenes en esta parte del mundo todavía tienen el encanto de antaño, cuando las máquinas de vapor surcaban las vías con el rugido de un dragón. Los compartimentos eran modestos en su concepción pero estaban completamente forrados de madera de cerezo, desgastada del uso pero limpia y reluciente. Gabriel no dudo en acomodarse y disfrutar del tacto de la madera que evocaba todo el misterio de los bosques de Europa Central.
Estaba absorta en su diario cuando sintió que se abría la puerta del compartimento. Sin apenas levantar la cabeza y oculta tras unas grandes gafas negras pudo ver al intruso... se trataba de un hombre ,unos 40 años . Vestido cómodamente y con poco equipaje. Gabriel pensó que su actitud hostil le haría dar media vuelta y marcharse, pero no fue asi. El hombre después de echar una mirada, entro , cerro la puerta tras de si, y con un breve saludo, en un inglés poco convincente, coloco su macuto en el altillo y se sentó en el asiento delante de ella..
Gabriel siguió trabajando en su diario sin prestar atención a su nuevo compañero de viaje, no quería darle conversación, ni siquiera mirarle, pensaba que así se iría, pero el no parecía tener intención ninguna de irse , por lo que decidió hacerse la dormida para así poder mirarle mejor sin que el lo notara.
Recostando su cabeza y siempre oculta por aquellas horribles gafas que el único merito que tenían es que no dejaban ver sus ojos, pudo fijarse bien en su compañero de viaje. Realmente era un hombre atractivo, pelo rizado, ligeramente mas alto que ella, ojos oscuros, y una boca muy sensual ,coronada por un bonito bigote, el conjunto era de lo mas atractivo. Iba bien vestido, aunque informal, cómodo.. y entonces se dio cuenta de que el, creyéndola dormida también estaba recorriendo su cuerpo con la mirada examinándola detenidamente , deteniéndose a menudo en su examen y sonriendo.
Finalmente y vencida por los nervios del viaje y por el suave traqueteo del tren Gabriel se quedo dormida..
El hombre seguía mirándola de forma algo descarada y observando que ella dormía en una postura algo incomoda y que estaban solos en el compartimento, se levanto para quitarse la chaqueta y colocarla en el asiento suavemente para no despertarla. Muy lentamente fue haciéndola inclinar , hasta que su cabeza reposo sobre la chaqueta, después la tapo con una fina manta de viaje y volvió a su sitio.
Ahora podía mirarla aun mejor..su cara, su pelo negro y largo.. sus piernas, largas, fuertes, estilizadas y bien torneadas que se entreveían ya que la falda se había retirado ligeramente.. sus manos. la sinuosa curva de sus labios..De repente se dio cuenta de que estaba sufriendo una erección, y por si fuera poco el perfume de la chica se había impregnado en sus manos lo que contribuyo a aumentar más la excitación. Ella olía a flores, una mezcla de jazmín y madreselva.. un aroma fresco , sensual, como toda ella que parecía armonizar con los bosques que atravesaban en ese momento y que atenuaban la luz que atravesaba el cristal de la ventana.
De repente ella se movió y al hacerlo un pequeño bolso que llevaba cayo al suelo abriéndose y haciéndola despertar.
El se inclino para recogerlo al mismo tiempo que ella lo hacia. Del bolso se había caído un pasaporte por lo que el pudo ver que era española como él. también comprobó que mientras ella dormía se le había abierto un poco la blusa, por lo que no pudo evitar quedarse contemplando sus firmes y turgentes pechos, imaginando lo que sería poder saborear ese fruto prohibido. Todo ello contribuyo a que su estado de excitación aumentara todavía más.
Al inclinarse ambos al mismo tiempo, sus rostros quedaron muy cerca, sus manos se rozaron y sus miradas se fundieron en una sola. En ese momento, ella se levanto y se dio cuenta de su excitación.
Entonces él se levanto cogiendo su chaqueta y dirigiéndose a la puerta. Estaba algo acalorado y pensaba ir al vagón restaurante. Le pregunto a ella si quería algo, y ella respondió que si, que por favor le trajese un botellin de agua bien fria.
Cuando se quedo sola Gabriel pensó en el hombre y en como íntimamente había sentido cierta turbación quizás no seria un mal compañero de viaje. Ella también se había excitado con su presencia, el tenerlo tan cerca..y pensó en provocarle cuando el volviera ya que él parecía algo tímido.
Salio al baño, se arreglo un poco el pelo. , se refresco la cara, desprovista de maquillaje y volvió al compartimento totalmente reluciente.
El ya había llegado con el agua.
Entonces ella se presento . le dijo que se llamaba Gabriel que estaba de viaje turístico por la zona y que viajaba sola. El dijo llamarse Juan y también iba haciendo turismo por la zona. Ruborizándose de una forma que a ella le pareció encantadora, Juan propuso continuar el viaje juntos ya que ambos se dirigían al mismo destino. Gabriel se inclino a darle dos besos de cortesía pero entonces el giro la cara y la beso directamente en los labios. Ella quedo sorprendida, pero en vez de apartar la cara correspondió a su beso, quizás recordando el como le había visto mirarla y la excitación que adivino bajo su pantalón. o puede que fuera su propia excitación por todo lo que estaba pasando. o puede que sencillamente lo deseara, pero se dejo llevar.. y aquel beso de saludo se estaba convirtiendo en un apasionado beso.
sus bocas se besaron con pasión, sus lenguas se buscaban. se encontraron y en un momento ambos dejaron escapar un gemido de satisfacción y deseo.
Gabriel alzo las manos y las enredo en el pelo de Juan notando que el se excitaba mas y apretó su boca contra la suya haciendo aun mas intimo aquel beso. Entonces él comenzó a besar su rostro, bajando lentamente, hacia su cuello. Ella inclino su cabeza dejándose saborear mientras Juan la besaba y le susurraba al oído una y otra vez su nombre: Gabriel.
En ese momento, cuando a ambos les poseía una enorme pasión, Gabriel empujó a Juan hacía uno de los asientos de madera, formados de largos tablones y en los que casi se podían tumbar. Él quedo sentado sobre el banco mientras que ella se levantó suavemente la falda y se sentó sobre él mientras sus ojos echaban chispas de deseo.
Las manos de Juan se crisparon y empezaron a desabrochar más botones de la blusa de ella dejando al descubierto un pequeño sujetador que recogía dos preciosos pechos. Inmediatamente y mientras seguían besandose apasionadamente las manos de él llegaron a la suave piel de la espalda de Gabriel, donde con un rápido movimiento abrió el sujetador. En ese momento pudo comprobar la belleza de sus pechos, su delicada piel pálida y unos pezones pequeños, sonrosados e increíblemente apetecibles. Juan comenzó a recorrer el cuello de ella con su lengua, bajando muy despacio hasta llegar a sus pechos donde empezó a jugar con sus pezones suavemente. Gabriel gemía de placer y Juan comenzo a darle pequeños mordisquitos en los pezones.
Juan sentía una presión en los pantalones casi insoportable que subió todavía más cuando Gabriel comenzó a quitarle la camisa con cierta brusquedad, no paraba de mirarle a los ojos y eso le encendía cada vez más. Ella comenzó a besarle el pecho y a jugar con su lengua a lo largo de su cuerpo.
Justo entonces, Juan hizo lo que había estado deseando desde el principio, mientras ella seguía sentada sobre él comenzó a subir la falda larga de Gabriel. Al hacerlo descubrió unas preciosas piernas, largas, bien torneadas y tremendamente suaves al tacto. Desde siempre las piernas de las mujeres habían sido su pasión oculta y al observar las de Gabriel se dio cuenta que tenía delante unas de las piernas más bonitas que había visto nunca.
Gabriel se puso ligeramente de pie para permitir que Juan le retirara la ropa interior. Lo hizo con delicadeza mientras ella le desabrochaba el pantalón. Al hacerlo pudo notar la dureza de su miembro. Inmediatamente le bajo el calzoncillo y sin apenas dejar tiempo se volvió a sentar sobre él. Una vez sobre él Gabriel introdujo la mano por debajo de su falda, que otra vez caía a lo largo de sus piernas, y con la mano dirigió el miembro de Juan hacia ella.
Juan notó como empezaba a penetrarla, se estaba volviendo prácticamente loco de pasión. Ambos comenzaron a moverse acompasadamente. Mientras se dejaban llevar por el más primitivo de los placeres Gabriel comenzó a mirarle fijamente a los ojos y le dijo: Juan, fóllame, . Inmediatamente el comenzó a moverse más deprisa y ella acompañando el movimiento cabalgaba sobre el mientras sus pechos se movían siguiendo el ritmo. La experiencia resultaba tan excitante, novedosa y morbosa que ambos no tardaron en llegar al final. En el compartimiento solo se oían los alientos acelerados todavía por la excitación, mientras Gabriel descansaba recostada sobre el hombro de Juan. Justo entonces, en el pasillo del tren, escucharon la voz del revisor entonces ambos sonrieron llenos de complicidad, y picardía.
Al escuchar la voz del revisor en el compartimento contiguo, Gabriel salto rápidamente colocándose la ropa a duras penas antes de que este entrara pidiendo los billetes. Al mismo tiempo por los altavoces se anunciaba la próxima parada que además era la suya.
Rápidamente recogieron los pocos bultos que llevaban y salieron corriendo por el pasillo rumbo a la puerta de salida. El viaje se les había pasado volando, ¡ya estaban en Hungría!.
Saltaron del tren sin poder parar de reírse. Juan le pregunto a Gabriel donde se hospedaba y resulto que ambos tenían reservada una habitación en el mismo hotel. Tomaron un taxi y se dirigieron a su destino. Allí decidieron cambiar sus dos habitaciones individuales por una suite. Al montar en el taxi Juan sin poder aguantarse tomo el brazo de Gabriel y después de mirarla intensamente la beso de forma apasionada y tierna.
Al llegar al hotel y tras no pocas dificultades para hacerse entender consiguieron la única suite que quedaba libre. Un botones algo patoso les acompaño a su habitación empeñándose en todo momento en cargar con sus mochilas ante el asombro y risa de los dos. Cuando consiguieron desembarazarse de el tras darle una generosa propina, ya dentro de la habitación, Juan volvió a besar a Gabriel larga y apasionadamente.
Ella le sonrió, apartándose de él con suavidad se dirigió al baño mientras Juan se quedaba tumbado en la gran cama, esperando que ella terminara, rememorando, mientras miraba al techo, todo lo ocurrido durante el día.
Salio al rato, envuelta en un albornoz con el pelo mojado y descalza, encendió un cigarrillo, moviéndose de forma sensual. Miró a Juan y dijo "no te das un baño? será mejor que espabilemos si queremos ver hoy algo de la abadía...¡Vamos!.
Juan se levanto apresuradamente y se metió en el baño donde el olor de Gabriel se mezclaba con el vapor que flotaba en el ambiente. Decidió darse una ducha rápida para no hacerla esperar.
Cuando salió envuelto solo en una toalla, ella ya estaba vestida. Se había puesto una ropa cómoda, vaqueros y camiseta y le esperaba con el cuaderno de notas y la cámara ya dispuesta. Incluso vestida de esta manera tan informal Gabriel seguía siendo una de las chicas más guapas que él había visto nunca. Juan se vistió aceleradamente, poniéndose unos vaqueros y un polo.
Bajaron a recepción, entregaron la llave, alquilaron un coche y se dirigieron a la abadía. Por el camino mientras Juan conducía Gabriel le observaba oculta tras un mapa con el que intentaba guiarle.
Cuando por fin llegaron, Gabriel se quedo maravillada por la mezcla de estilos arquitectónicos. Pannonhalma era mucho más de lo que ella había esperado, el santuario gótico, la cripta, las tallas de madera renacentista y la biblioteca con sus más de 300.000 volúmenes eran todo lo que un estudioso de la historia y el arte eslavo podía desear. Comenzó a sacar fotos, a tomar apuntes, parecía otra persona, estaba absorta, ensimismada, hasta que un fraile les aviso de que debían abandonar la visita ya que era hora de cerrar. Durante todo este tiempo Juan ignoró todo el material artístico para centrarse únicamente en las curvas del cuerpo de Gabriel. Al ser requeridos para salir de las instalaciones él pensó que lo que realmente le interesaba a él no cerraría esa noche.
Decidieron volver al día siguiente a primera hora, pero por el momento no podían ver nada más. Un fuerte cansancio se apodero de ella, las emociones del viaje, aquella visita a la abadía el día había sido muy intenso por lo que le propuso a Juan irse al hotel a cenar algo y acostarse temprano.
Ya en el hotel pidieron una cena ligera ya que estaban más cansados que con apetito. Luego se dirigieron a la habitación. Al llegar Gabriel se dio una ducha rápida y salio del baño con una especie de camisa larga, de un salto se metió en la cama. Al hacerlo Juan observo esas preciosas piernas y al meterse en la cama entrevió unas bonitas braguitas, clásicas e infantiles que empezaron a excitarle otra vez. Gabriel encendió un cigarrillo y se quedo mirando a Juan con una extraña sonrisa, entre picara y dulce.
Juan sintió su aroma, limpio, natural, algo que manaba de ella y que a el le turbaba visiblemente. No pudo evitar que es deseo se apoderara de él y se hiciera patente en la presión de su pijama.
Gabriel se rió y él algo confuso le pregunto ¿se puede saber de que te ríes?.Ella contesto De nada, es solo que pensaba que ese pantalón parece que te está algo justo. Inmediatamente le dio un beso en la mejilla, apago la luz y se dispuso a dormir.
Juan no esperaba esa reacción de ella, y dándose media vuelta, desconcertado, se dispuso a dormir. Entonces de repente comenzó a sentir las manos de ella recorriendo su espalda, sintió como se pegaba a su cuerpo acariciándole el pecho, soltándole los botones uno a uno. Gabriel le dijo por que no nos quitamos la ropa, a mi no me gusta dormir así.
Se quedaron desnudos, y ella se arrimo a él de frente comenzando a besarle. Juan notaba sus pechos contra el suyo, sus pezones erectos y duros, su cuerpo ardía. De forma instintiva su polla excitada buscaba frotarse contra ella. Todo su cuerpo quemaba de pasión, se besaron apasionadamente, buscando sus lenguas, mordiéndose los labios, las manos de él rodearon sus pechos jugando con sus pezones, pellizcándolos suavemente. Gabriel le susurro Juan fóllame, ,pero esta vez sin prisas.
Juan siguió besándola, su boca, su cuello, sus manos resbalaban por el cuerpo sudoroso de Gabriel, subían y bajaban con frenesí por su espalda, agarrando su culo, apretándola contra él, sus cuerpos temblaban de deseo.
Gabriel deslizo sus manos por el pecho de él, bajando lentamente pasando sus uñas por sus costados y haciéndole gemir. Siguieron descendiendo hacia su vientre y al hacerlo rozo ligeramente su polla tiesa para a continuación seguir hacia sus muslos. Mientras Juan se encontraba presa de un profundo deseo, Gabriel comenzó a besar su cuello, su pecho, su ombligo, su vientre, recorriendo su cuerpo con su lengua, lamiendo y mordiendo mientras le oía gemir aumentando su propia excitación. Lentamente se acerco a su polla y comenzó a lamerla su capullo brillante e hinchado. Ella notaba como temblaba en su boca. Con suavidad la dejó entrar poco a poco hasta tenerla entera dentro de su boca. Juan notaba como los labios de ella tenían aprisionada su polla apretándola y succionándola fuertemente. Ella se la sacaba del todo para metérsela otra vez hasta el fondo. Sus manos apretaban las nalgas de él hacía ella. A veces le faltaba el aire debido a que su polla la ahogaba y tenía que detenerse, para seguir a continuación con más fuerza. Juan la cogió de la cabeza apretándola contra él, acariciando su hermosa melena morena, retirándola para poder mirarla a los ojos mientras ella seguía mamando con vicio. Cada vez estaba más excitado y tuvo que gritar ¡para, para, vas a conseguir que me corra!
Incorporándose tomo a Gabriel y la dio la vuelta. Tomo un bote de crema del cuarto de baño y comenzó a untársela por la espalda, por el culo donde se recreó un buen rato. La levantó con las manos bajo su vientre y la coloco una almohada para elevarla más. Agachó su cabeza y se coloco detrás de ella. Cogió su polla y empezó a pasarla alrededor del coño de ella hasta metérsela un poco pero sin penetrarla totalmente.
Gabriel empezó a gemir, su cuerpo se movía buscándole. Le deseaba, estaba ardiendo y entonces Juan la dijo pídemelo, dime lo que quieres que te haga. Ella se volvió hacia él y mirandole a ojos ¿Quieres oírlo? ¡Bien, pues fóllame, fóllame ya, bien fuerte, no puedo más!.
Juan la penetro de forma salvaje introduciendo su polla de golpe en su coño húmedo y jugoso, agarrándola del pelo y obligándola a girar la cabeza para poder ver su cara. Se movía cada vez mas fuerte dentro de ella, sintiendo como la humedad resbalaba por sus muslos. Entonces el la saco y la coloco en su culo apretando suavemente, empujando poco a poco hasta que Gabriel con una mezcla de dolor y placer que la hizo poner los ojos en blanco lanzo un grito. Él la cabalgaba cada vez más rápido y más fuerte. Los gritos de ambos llenaban la habitación, la cama amenazaba con romperse, sus cuerpos sudorosos, fundidos se iluminaban por la luz blanca y brillante de la luna que contrastaba con la oscuridad de la habitación.
Gabriel a punto de correrse le gritaba Dame más, dame más y al decirlo se movía contra su polla, clavándose más en él. Por fin fuertes oleadas de placer estallaron dentro de ella a la vez que el descargaba toda su leche dentro de su culo. El semen se mezclaba con el sudor de ambos y el flujo de ella, chorreando por los muslos de Gabriel.
Jadeando se separaron. Él la rodeo con sus brazos mientras la acariciaba el pelo, la cara y la besaba suavemente. Ella apoyo la cabeza en su pecho, sintiendo una sensación que no había sentido nunca. Se sentía feliz, inmensamente feliz y no quería que aquel viaje terminara jamás.
Y ese viaje no terminó esta noche, ni terminará nunca. Los días siguientes los aprovecharon para conocer Budapest, esa ciudad sucia pero entrañable y pasearon por las orillas del Danubio de aguas frías y grises pero inmensamente bellas. Al finalizar el viaje cada uno regresó a su lugar de trabajo pero sellaron un pacto. Numerosas veces a lo largo de cada año programan sus viajes para coincidir en exóticos lugares del mundo y es muy posible, amigo lector, que alguna vez les encuentres visitando alguna catedral, algún castillo, algún museo los reconocerás inmediatamente, en cuanto mires a sus ojos y notes el brillo del amor y de la pasión que ambos se profesan. Si no eres afortunado quizás no les veas nunca pero si alguna vez estás en la habitación de algún hotel u hostal y oyes ruidos sospechosos de sexo integro piensa que a lo mejor están cerca de ti