Mi viaje a Cádiz _ Playa, Relax y miRadas.
Vacaciones en la costa de Cádiz, miRando y disfrutando de sus maravillosas vistas
Mi viaje a Cádiz _ Playa, Relax y miRadas.
Me presento, soy un chico Gallego con un trabajo normal y me disponía a irme de vacaciones, no tenía nada pensado, pero algunos amigos me habían comentado las magníficas playas de la costa de Cádiz y el ambientazo que por allí había. Lógicamente playas aquí hay muchas y muy hermosas pero para desconectar y que nadie me conociese era una buena idea. Busqué por internet y contraté una estancia en un hostal cerca de la costa de Tarifa. A la semana partía hacia mi destino, me quedaba largo viaje en coche por tierras portuguesas y luego costa andaluza hasta llegar a mis vacaciones. Salí temprano y llegué al hostal ya entrada la noche. Me registré y a dormir como un lirón.
Buenos días!!!! Era el primer día allí y no sabía qué hacer, hablando con el propietario del hostal me recomendó lugares y sitios que visitar, en la charla surgió la Playa de El Cañuelo, que quedaba cerca de donde me hospedaba. Me informó que era naturista-nudista (yo desconocía, no suelo ir a playas nudistas en mi tierra) pero la idea de que nadie me conocía e ir a experimentar me excitó la mente.
Después de darle vueltas en mi cabeza y pasar por los pueblos cercanos y comer placenteramente me decidí a ir aquella playa a disfrutar de una experiencia nueva. Llegué serían las 5 de la tarde, después de andar un rato sin el coche, alucinante la naturaleza virgen y las vistas de la playa.
Playa de EL Cañuelo. Tarifa - Cadiz
No se veía a mucha gente y el día estaba algo nublado, pero seguí hacia la arena doRada. Me senté alejado de las demás personas y después de contemplar las hermosas vistas me desnudé para tirarme en la toalla. Nadie me conocía, nadie me miraba y estaba en un completo relax.
Estaba de maravilla allí tumbado, descansando y relajado. Pero en ese instante ante mí, pasó una mujer, iba con su camiseta de asas, su pantalón corto y portaba un bolso grande y unas chanclas en sus manos. Yo desnudo boca arriba y ella pasaba relativamente cerca, no estaba acostumbrado y me acaloré con la situación. Al momento ella se paró, como a 15 metros de mí y dejó caer sus chanclas y su bolso en la arena. Yo no le quitaba ojo a todos sus movimientos y menos cuando comenzó a quitarse la camiseta y dejar a mi vista sus enormes y preciosos pechos blancos que caían de forma natural sobre su cuerpo. Era una mujer grande y natural, con sus curvas hermosas y sensuales. Yo seguía mirándola como alguien que experimentaba una sensación por primera vez. Atontado por sus movimientos, continuó quitándose el pantalón corto, con esfuerzo para bajarlo de sus grandes nalgas blancas.
Hermosa mujer que me estaba deleitando con una visión maravillosa. Se giró hacia mí, dándose cuenta que no le quitaba ojo, me debí poner rojo, y aparté la miRada. Ella estiró la toalla y se tumbó sin más.
Qué placer verla desnudarse en aquella bonita playa, casi como una fantasía. Mi mente no hacía más que pensar en aquella mujer, los dos desnudos, en aquel paraje idílico. Uffffffff fantaseaba con aquella mujer. Cada poco la miraba intentando que no me descubriese, recorría su cuerpo desnudo en la distancia y soñaba con acariciarlo. Que sintiese mis manos sobre su piel. Mi calentura iba a más y me decidí a darme un baño, me levanté y aproveché para mirarla a lo que ella clavo su mirada en mi (yo de pie, desnudo ante una mujer desconocida y que me excitaba) No apartamos la mirada y me ponía más excitado. De los nervios, sólo me salió una media sonrisa parva y me dirigí al agua. Qué cortado me había quedado y qué excitación tenía. Nadé un rato y me toqué bajo el agua pensando en aquella mujer. sería tan ardiente como yo? Qué estaría pensando? Le gustaría que la mirase? Eran muchas preguntas y mucho deseo. Me salí del agua y puse rumbo a la toalla, iba subiendo mirándola a ella, y al acercarme, a mitad de camino ella abrió sus piernas ofreciéndome la visión de su raja perfecta, con una mata de pelo encima bien recortada, para que yo la observase. Se me aceleraron las pulsaciones y no podía quitar la vista de su sexo ofrecido a mis ojos. Qué locura!!!! Maravillosa!!!
Con ese movimiento me había puesto cachondísimo. Me tumbé boca bajo en la toalla y giré la cabeza hacia ella para poder verla. Comenzó a acariciarse su cuerpo como quitándose las arenas que se pegaban a su blanca piel. Agarraba sus pechos y los masajeaba, su barriga, sus muslos. Hasta que llevó su mano a su entrepierna y se acarició su pubis y sus labios exteriores. Yo estaba alucinando y me comenzaba a frotar sobre la toalla notando como mi pene crecía con aquella maRavillosa visión. Hermosa mujer grande, de piel blanca, bañada por aquel sol. Me encantaba, pero no sabía qué hacer, levantarme e ir a junto ella o mirarla y nada más.
De repente se levantó un fuerte aire y volaron sus ropas, su camiseta quedó cerca de mí y sin pensarlo me levanté a cogérsela y acercársela.
-hola- vaya viento se ha levantado.
jaajaja sí, gracias por pillarme la camiseta
de nada.
Me quedé petrificado delante de ella y sin saber qué decir.
- Veo que no eres de por aquí, estás muy blanquito y tu acento…
- Soy gallego y estoy de vacaciones, pero tú tampoco jajajaja también estás muy blanca
- Jajajaja cierto, también estoy de vacaciones.
- Yo no suelo ir a playas nudistas en Galicia pero me hablaron de esta y me acerqué
- Qué bien!!!, se está muy a gusto, y se nota que te gusta miraaaar el paisajeeeee.
Me puse rojo!!!
Nuestras miradas se cruzaban y nuestros cuerpos desnudos también. ERa una mujer muy bonita y muy simpática. Sólo pude decir:
- Pues encantado de conocerte y que pases un buen día de playa.
- Gracias, igualmente, y no te dejes nada sin mirar bien eh??? Jajajajaja
- Jajajaja cierto, las cosas bonitas hay que admirarlas bien.
- Te gusta lo que ves entonces?
- Ufffff muuuuchooooo!!!!
Nos estábamos mandando indirectas y yo ya temblaba de excitación. Nuestras miradas ardían…
…Ella se abrió de piernas ante mí y fue la señal que estaba esperando para sentarme a su lado. Ella seguía sentada sin decirme nada, y comencé a acariciarle las piernas y los muslos. Ella cerró los ojos y me dejó hacer a mi voluntad. Sólo notaba su respiración acelerada y como su piel reaccionaba a mis caricias.
Cada vez apretaba más fuerte sus muslos y su entrepierna con mi mano y ella asentía con sus jadeos que penetraban en mi mente alterándome brutalmente. Dos desconocidos fundiéndose en un placer espectacular y maRavilloso. Seguía con los ojos cerrados disfrutando de mí, de como la tocaba y comencé a acariciarle su barriga bajando hacia su sexo. Al contacto de sus labios soltó un gemido y noté su calor, estaba deseosa de que la masturbara allí, sin pensar en nada más, dejándose llevar y a mi placer.
Estaba alucinando y poniéndome muy cerdaco magreando su cuerpo y su sexo. Estaba mojado, húmedo y caliente, ardiente, deseoso de mis dedos. Introduje mi dedo medio en su coño y ahí soltó un sí que me atravesó el cuerpo. Comencé a masturbarla con un mete y saca rápido y duro, ella retorcía sus caderas queriendo más, dos dedos adentro, tres dedos adentro, cada vez más fuerte y duro. Quería más… cuatro dedos, me mojaba toda mi mano con sus jugos. Yo ya estaba loco y le horadaba su coño sin piedad, dándole el mayor de los placeres. Ella agarraba sus tetazas, las marcaba con sus dedos fuerte a mis penetradas. Estaba en éxtasis y quería disfrutarla toda.
Paré de masturbarla a lo que ella abrió sus ojos y me miró encendida, quería más, pero yo quería otra cosa. Le agarré su mano y se la abrí, la llevé a mi boca y le dejé caer mi saliva. La dirigí a mi polla para que me masturbase a lo que ella comenzó a magreármela y masturbarme bien rico. Qué placer!!!! Mis babas en su mano y su mano en mi polla, ufffff, fantástico.
Estaba cardíaco, y me puse a masturbarle su clítoris, apretarlo, rozarlo, pellizcarlo. Ella continuaba pajeándome con su mano y yo la masturbaba sin parar. Cada vez más duro, incluso azotándole su clítoris para que gozase más. Penetrándola con mis dedos y maltratándole su coño grande y caliente. Estábamos en éxtasis, y a punto de correrme. Ella comenzó a estremecerse sobre la toalla, retorcía su cuerpo y follaba mi mano, su orgasmo estaba a punto de llegar. Sólo pude decirle al oído:
- Disfruta, dame tu corrida…
Ella soltó un siiiiiiii de lo más hondo de su ser que me derritió. Se corría y gozaba salvajemente. Notaba como temblaba su cuerpo con su orgasmo. Aquello acabó por hacerme delirar, masturbándome sobre ella y explotando sobre sus pechos, regándoselos con mi caliente leche. Dos desconocidos disfrutando de un placer salvaje e incontrolable.
Me levanté, la agarré por las manos y la ayudé a incorporarse. Nos miramos y nos dirigimos al agua.
Allí desaparecimos entre las olas. ContinuaRa?