Mi verdadero YO

Lo que pasa en la mente de las personas, perversiones y salidas de closet!

El verdadero YO.

Siempre he sabido que hay algo en mi m que no está del todo bien, en mi adentros llevo el ferviente deseo de verme como una mujer, y ya he tomado la decisión de convertirme en mi propia hada madrina y cumplirme el deseo de sentirme como tal, en toda la extensión de la palabra.

Todo empezó desde pequeño, mi amaneramiento era cada vez más notorio y eso causaba preocupación a mis padres y hermanos que eran objetos de burlas. Así pasaron años y aunque mi madre secretamente me apoyaba, mi padre por lo contrario no lo hacía y me mandaba al rancho a trabajar con mis hermanos "pa’ que me hiciera hombre" como el decía, pero una vez allí, corría a recoger flores y jugar con los animales.

Mi comportamiento "aniñado" era la vergüenza de mi familia, y aunque mi madre mi apoyaba, yo sé que también le dolía ver como me comportaba como mujercita.

El día que cumplí 15 años tomé la decisión de que mi comportamiento era mi problema y no tenía porque causarle conflictos a mi familia, la tomé porque aunque en mis adentros soñaba con la gran fiesta y mi vestido de ensueño, sabía que es sueño nunca lo vería hecho realidad, así que tomé las tijeras de jardinería de mi madre y corté todo mi cabello, tomé una de las ropas de mi hermano y practiqué con lágrimas en los ojos mi nuevo comportamiento masculino.

Todos en casa se sintieron orgullosos de mi cambio, la gente dejó de hablar y ahora pelón como estaba le resultaba mucho más atractivo para las chicas del pueblo.

Y no es para menos, el color cobre de mi piel, los intensos ojos negros, mi cuerpo firme y duro gracias a la obligatoria faena de entrenamiento masculino, mis nalgas redondas, mi espalda ancha y mis labios carnosos y rodeados mi recién estrenado bigote me convertían en un galán.

Así transcurrieron los años hasta que llegó el momento de mudarme a la gran ciudad y lograr el sueño de mis padre, el de convertirme en un gran abogado.

Instalado en la ciudad dejé un poco de fingir, aunque no del todo, pues ante mis compañeros yo era un heterosexual más de la universidad, incluso mi comportamiento homofóbico alejaba las dudas que llegaran a surgir porque me atraparan viendo las nalgas de algún apuesto chico de ciudad.

Así es, a base de esfuerzo y lágrimas logré ocultar algo más fuerte de lo que yo era, por fuera era "El Machín", como me decían algunos, pero por dentro era una mujer que deseaba sentirse amada por un hombre, penetrada hasta el cansancio por un gran pedazo de verga, como la del capataz del rancho vecino, quien aprovechándose de mi inocencia y amaneramiento me pidió que le chupara la verga cuando apenas tenía 10 años, recuerdo que lo hice de manera torpe, pues era la primera verga que tenía en mi boca y entre mis manos, me impresionó lo gordo que tenía el pene, tanto que tuve dolor de boca por muchos días, recuerdo también su sabor salado, oloroso a sudor de macho, ese olor con el que he soñado todos los días de mi vida, el capataz nunca pudo penetrarme, mis hermanos notaron sus miradas sobre mi culo y le advirtieron que lo matarían si descubrían que me había hecho algo.

Esa era otro vida, el nuevo yo odiaba a los homosexuales, se burlaba de ellos, los humillaba hasta el cansancio tal y como aprendí de la gente de mi pueblo que se burlaba de mí, de mi manea de caminar, de la manera dulce y afeminada de dirigirme a los demás, el nuevo yo, no permitiría ninguna burla.

Pero mi actitud tenía que ser cobrada, y lo pagaría a manos de un grupo de homosexuales de mi universidad, que cansados de insultos y humillaciones, me darían "la lección de mi vida."

Salía yo de mi última clase ya muy tarde, el camino era un poco oscuro, pero como todos los días caminé seguro de mi mismo para llegar al paradero del servicio colectivo.

Noté que un coche manejaba a todo velocidad a los lejos y espaldas mías, no me preocupó pues yo conocía a gran cantidad de "universitarios de preescolar" que se ufanaban de sus poderosas máquinas e imaginé que alguno de ellos debía de ser.

El coche se acercaba cada vez más a mí, y lo sentí pasar justo al lado mío, tanto que por evitarlo caí torpemente al piso, el frenón del auto alertó mis sentidos, quizá me quieran secuestrar pensé, traté de defenderme, pero entre los 3 hombres que bajaron del automóvil me amagaron, golpearon y subieron a la cajuela del coche.

Durante el trayecto lloré, traté de gritar y pedir auxilio, hasta que escuché cuando el auto se detuvo, la luz que entraba al abrirse la cajuela lastimó mis ojos e impidió que notara al instante a mis secuestradores, ya cuando me acostumbre a la luz los vi, se trataba del grupito de "cuatro maricones" como los llamaba.

Angel, Ricardo, Elias y Mario como se llamaban se rieron al verme bañado en lágrimas y uno de ellos exclamó: ¡miren a la nena llorar!, ahora vas a saber lo que es bueno mugre ranchero.

Me bajaron del auto para después amarrarme de pies y manos y manos a una gran mesa al centro de lo que parecía un taller mecánico.

Cuando me quitaron los trapos de la boca, grite pidiendo auxilio, pero Mario me informó que nadie me escucharía, que era inútil tanto grito.

¿Empezamos? – dijo Angel.

Está bien, no pienso perder tanto tiempo con un pobre diablo con el ranchero – fue la respuesta que dio Ricardo.

¿Qué me van a hacer? – pregunté asustado.

Nada que no hayamos probado nosotros, te va a gustar putito de closet – contestó Elias.

Después de la breve "conversación" Mario sacó unas tijeras, y empezó a cortarme toda la ropa, cuando me encontraba completamente desnudo exclamó:

Sorpresa Sorpresa, el rancherito se cae de bueno –

La carcajada general me asustó aún más, ¿que querían hacerme?, sabía que gritar era inútil, pero el horror que estaba viviendo no impedía que dejara de hacerlo, que mis ojos derramaran lágrimas de susto y terror.

Elias untó crema sobre mi cuerpo, la dejó sobre mí, no entendía nada pero 15 minutos después vi como el vello de mi pecho, piernas y brazos desapareció.

Nadie hablaba, yo parecía muñeco de cuerdo que sólo sabía preguntar: ¿Qué me van a hacer?

Ricardo sacó de una bolsa una peluca, maquillaje y un vestido, en vano trate de que no pusieran el maquillaje en mi rostro, me colocaran la peluca y por ultimo el vestido.

Hemos creado una puta - dijo Mario.

No podía verme, pero la sensación del maquillaje en mi rostro me hacía sentir diferente, lo poco que podía ver de mi cuerpo con el vestido rosa de lentejuelas eran mis piernas totalmente depiladas y anchas, pensé, soy una mujer muy buena, y rubia.

La cara de asombro de mis raptores me confirmaba lo que sospechaba, me veía espectacular, pero nadie comentó nada.

Se parece a Ru Paul (famoso travesti que canta Don’t Go Breakin’ My Heart a dueto con Elton John).- Comentó Angel seguido de una carcajada colectiva.

No venimos a protagonizar una versión de "Queer Eye For a Straight Guy" – dijo Elias, - venimos a hacerle pagar a éste cabrón sus insultos – continuó.

Falta el último detalle – Agregó Ricardo, mientras colocaba en mis pies unas altísimas zapatillas color plateado con suela transparente.

¿Cómo te sientes putita? – preguntó Elias.

Déjenme en paz, ya se burlaron lo suficiente, por favor, déjenme ir, no le diré nada a nadie – supliqué.

Esto no es se vale soñar pendejo – dijo Mario.

Aquí vas apagar, ¿quiéres saber como se siente un maricón cuando lo agraden? – preguntó Angel.

Si ya se, ya es suficiente, déjenme ir – supliqué nuevamente.

Pobrecito, ya tiene suficiente, creeme que te ves lo suficientemente maricón vestido así, pero ahora vas a saber como se siente un maricón completamente.-dijo Elias. – Trae la crema – Ordenó.

Fue el quien embadurnó sus dedos y los hundió en mi culo, lo hizo con precaución, tratando de hacerme gozar. Me sentí humillado, con sus dedos entrando y saliendo de mi culo.

Seguro piensas que te vamos a lastimar violándote, no querido, queremos que goces como todos nosotros lo hacemos con un hombre, porque te crees tan machito, y sabemos que gozar con un hombre te hará sentir más miserable que lastimarte – Exclamó Elias, quien parecía ser el líder del grupo. – ya está dilatando la perrita – agregó.

Y es que en verdad me estaba gustando lo que estaba sintiendo, tanto que mi verga respondió de manera impresionante.

Miren, ya se le paró la verga, y no mames, la tiene enorme – comentó Mario, el chico bajito de todos ellos, un poco pasadito de peso pero de rasgos finos y caucásicos, cabello rizado, podríamos decir que era algo atractivo.

Todos se quedaron admirados al tamaño de mi verga, debo admitir que la tengo algo grande, medirá unos 23 cms, es morena como mi piel, antes rodeada de abundante vello.

Yo lo siento, pero se la voy a mamar, se ve tan rica que no perderé oportunidad, con tu permiso – dijo Mario.

De manera impresionante se metió casi la totalidad de mi verga en su boca, sentí la humedad de su cavidad oral succionando por completo los centímetros de mi verga, lo hacía de manera increíble, me estaba llevando casi al éxtasis, sentir su boca chupando y ensalivando mi verga y los dedos de Elías entrando y saliendo de mi culo.

Los intensos gemidos que provenían de mi garganta anunciaban que estaba punto de venirme, fue entonces cuando Elías le ordenó a Mario que dejara de mamarme para que yo no terminara.

Aun no putita, no terminaras tan pronto, te hace falta probar esto – dijo Elías quien ni bien terminó de decir aquello cuando bajó los pantalones de Ángel y saltarina surgió una coqueta verga blanca y muy gruesa, no era muy larga, pero si gruesa y rebosante de lubricante.

Ahorita vas a sentir lo que es tener un macho entrando en tu culo – comentó Ángel con una sonrisa en los labios y una mirada de lujuria incontenible.

Sentí como su dura cabeza intentó entrar en mi culo, no puso mucha resistencia, los dedos de Elías habían abierto lo suficiente mi hendidura para que la gorda verga de Mario entrara fácilmente, así con la facilidad que entró me la clavó por completo, sentí como tocaba en lo que yo creo que era mi próstata causándome un placer inexplicable. Metió y sacó su verga de manera rápida, sin delicadeza, tanto que sentí como rapaba mi ano causándome un ligero dolor.

No tardó mucho tiempo con sus movimientos porque cuando sintió que terminaría el sacó su verga y se masturbo muy poco para venirse en el piso del gran taller.

Era el turno de Ricardo, su verga era del mismo tamaño que la de Ángel (17 cm.), pero un poco más delgado, el me la metió un poco mas lento y mi culo lo recibió impaciente, a éstas alturas ya no disimulaba nada que disfrutaba como enloquecido el tratamiento que me estaban aplicando, su verga la sentí un poco más rica pues no me abría tanto el culo y llegaba a la misma profundidad que la anterior, me la metió despacio, sentía como entraba y salía de manera delicada, ya no pude disimular más y con mis gritos se escuchaba: "Mas fuerte, más rápido"

Y lo hizo, creo que esto lo excito tanto que repitió la misma acción final que su compañero anterior, la sacó y sin tener que masturbarse terminó abundantemente solo el piso.

Ni bien mi la había sacado cuando Mario me metió su verga, más pequeña que las anteriores y más delgada aún (15 cm.), el metió y saco a ritmo frenético, quizá unos dos minutos cuando de repente la sacó y se vino a chorros, uno de ellos alcanzó mi rostro, se acercó y tratando de tocar mis labios limpió esas gotas de semen.

¿Tú no me la vas a meter? – le pregunté a Elías.

Eso te gustará verdad putita – me dijo de manera agresiva.

Mientras decía esto se acercó a mis ataduras y las quitó, adolorido por las fuertes ataduras y con la sensación de tres vergas distintas en mi culo, como pude me senté y me acerqué a él, quien se encontraba a la orilla de la mesa donde hacía unos minutos estaba amarrado, acerqué mis labios y le planté un beso, intenté hacerlo suave, pero el no tenía intención de hacerme sentir deseado por él, cuando se quitó la camisa pude ver su bien trabajado cuerpo por el gimnasio, era el más guapo de todos los chicos, alto, fornido, y muy varonil, definitivamente no cumplía con el estereotipo de gay.

Sentí su lengua rasposa tratando de llegar hasta lo más dentro de mi boca, como raspaba su barba de dos días, el estiró sus manos a mis nalgas y las apretó, con tal acción me encendí nuevamente, y me acosté boca a bajo y bajé sus pantalones para toparme con una verga exquisita e impresionante, casi del mismo largo que la mía, pero gruesa y cabezona, me la metí en la boca y saboreé su sabor dulce en mis labios, el me decía: "Siii, putita, mámame la verga, así putita."

El se quitó y se puso atrás de mí, y pidió que me hincara.

Te voy a coger como la perrita puta que eres –

Sentí como colocaba un poco más de lubricante en mi culo, al hacer esto me ardió un poco, pero con el masaje que me proporcionaron sus dedos ésta sensación desapareció rápidamente.

Después de estimularme con sus dedos, colocó su verga en la entrada de mi culo, y lento, me la fue metiendo hasta el tope, el grito de placer que lancé cuando la tuve toda dentro de mi fue impresionante, sentía como su verga removía mis entrañas para cubrirse a la perfección, así como estaba el empezó a hacer círculos con sus caderas y su verga cobró vida y se movió dentro de mi, después la fue sacando hasta solo dejar su cabeza dentro de mi e introducirla por completo nuevamente, repitió ésta acción unas cuantas veces, pero la ultima vez no la metió delicadamente, fue brusco y así empezó con un bombeo duro, sin delicadeza, tratando de romperme el culo y llevarme hasta el clímax, por supuesto que lo estaba logrando, con su verga me estaba haciendo el hombre más feliz sobre la tierra.

Duro como se comportaba me ordenó que me diera la vuelta para quedar frente a él, pude ver su hermoso rostro cubierto de pequeñas perlas de sudor, tomó mis piernas y las colocó en sus hombros para seguir con su bombeo en mi culo.

Se ve que lo estas disfrutando perrita, eso quiero, que disfrutes putita. – me dijo con una sonrisa en los labios.

Yo solo dejaba escapar mis nada discretos gemidos de placer, le empujaba las nalgas para atraerlo hacia a mi y sentir por completo su verga dentro de mi, a él parecía gustarle, y después de varios minutos con su labor, tomó mi verga con sus manos y empezó a masturbarme, no tardó mucho y sin poder contenerlo me vine abundantemente sobre mi abdomen y manchando un poco las manos de Elías. Cuando el vio que terminaba aceleró su ritmo y enseguida el también comenzó a venirse dentro de mi culo, sentí los chorros calientes de su leche entrar dentro de mí, como se depositaban en mis entrañas y eso me hizo sentir increíblemente bien.

¿Te gustó putita? – preguntó.

Solo pude verlo a los ojos y sonreírle.

Trae la cámara – le dijo a Mario.- mira putita, aquí tenemos grabado todos tus gemidos de placer, si no quieres que nadie los vea, no digas nada, porque te puede ir mal – completó amenanzante.

Está bien, denme mi ropa por favor – dije, aún sentía miedo, pues no sabía que más me harían.

Tu ropa ya la tienes puesta perra – Dijo Ángel riéndose a carcajadas.

Ricardo se acercó a mí y me dio un golpe que me dejó inconciente.

Estaba abriendo mis ojos cuando reconocí la puerta del departamento donde yo vivía, me sacaron a patadas del auto y aventaron aun lado mi ropa y cosas escolares.

Como pude me levanté, busqué las llaves y entre a mi casa, una vez adentro me dirigí al baño donde había un espejo de cuerpo completo, traté de quitarme la ropa, pero cuando me vi frente al espejo pude reconocer perfectamente de quien se trataba, era el verdadero yo, aquel a quien yo había tratado de sepultar.

Me di un baño, al salir me vi desnudo y completamente depilado, mi cuerpo lucía muy bien así, tomé nuevamente las ropas de mujer y me las puse, los muy gentiles me habían dejado hasta el maquillaje el cual rápidamente me puse, el toque final lo dio la peluca, ya bañado y fresco la imagen que había visto hace unos minutos parecía renovada y se parecía aún más a lo que soy.

Lloré de emoción, ya no estaba dispuesto a ocultarlo.

Tomé un poco de dinero y lo puse dentro de mi ropa interior, salí a buscar un taxi y le pedí me llevara a un antro gay.

Una vez adentro me sentí libre, bailé y besé a cuanto chico quise, era yo, el verdadero YO quien disfrutaba de una nueva e inmensamente feliz vida.