Mi verdadera esposa

Como fue que descubri que mi esposa, me es infiel y me converti en cornudo sumiso.

Hace una semana que descubrí que mi esposa me es infiel. Yo tengo 29 años y ella 24. Nos casamos hace apenas diez meses. Ella es de tez clara cabello castaño claro, ojos color café claro, su busto es talla 34b, y sus piernas son su mejor atractivo, siempre que usa minifaldas llama la atención de todos los que la ven, para colmo y por si fuera poco, siempre, desde que la conocí se depila perfectamente su conchita, sus labios vaginales en color rosado se tornan rojizos cuando se excita.

Desde que éramos novios yo sospechaba que ella tenía alguna aventura, pero no quise aceptarlo. Una vez que nos casamos su actitud, fue un poco más descarada, pero siempre sin poder comprobarle nada. Llegaba yo del trabajo y ella se encontraba muy arreglada, según para que saliéramos, pero había detalles que me indicaban que ya había salido. Aunque siempre vistió y viste de manera sexy y sensual, en ocasiones la encontraba vestida de manera muy atrevida para estar sola en la casa, siempre según ella con el pretexto de que era por mi y para mi.

Pero resulta que hace tres semanas tuvimos una reunión en la oficina, y a la mera hora decidí no asistir ya que era algo informal y para cuestiones muy distintas a lo laboral.

Era viernes, y por lo mismo de la reunión el trabajo termino a las dos de la tarde, siendo las seis lo mas temprano que puedo salir de trabajar, pues bien resulta que aprovechando que iba a tener toda la tarde libre decidí ir a mi casa con mi esposa y sacarla a bailar o a cenar, a algún lugar. Grande fue mi sorpresa cuando al llegar a casa mi esposa no se encontraba, así que sometido por mis celos y mis dudas decidí dejar el carro a unas cuadras de la casa en un centro comercial cercano, y regrese de inmediato a la casa para esperar a que llegara mi esposa. La ventana de nuestra recamar da a la calle y esta en el segundo piso. Desde ahí podría ver perfectamente cuando llegara

Llego pasadas las cuatro de la tarde, a bordo de un carro muy lujoso, antes de que se bajara pude observar claramente como una mano del hombre que manejaba el carro estaba sobre sus piernas y la minifalda que llevaba puesta estaba tan arriba que parecía que no traía falda, se podía apreciar perfectamente su tanga blanca. Se despidieron durante unos cinco minutos, en los cuales, intercambiaron demasiadas caricias y besos para una despedida. Finalmente ella bajo del carro, traía puesta una blusa de botones completamente abierta, dejando ver su bra de media copa de encaje blanco, su minifalda era una de las mas cortas que tiene, y que normalmente no le gusta usar (según) cuando salimos. Entro a la casa no sin antes volver a despedir al hombre del carro aquel. Cuando entro a la recamar no supo que hacer ni que decir, se quedo parada y yo pienso que casi se infarta. Solo atine a pedirle una explicación, le pedí que me dijera que estaba pasando, le pedí que me contara que había pasado

Se sentó en la cama, con la mirada en el piso me contó:

Se llama Miguel, lo conocí por Internet, llevo saliendo con el tres meses, todos los viernes. Pasa por mí en la esquina y me deja como viste en la puerta de la casa. En cuanto me recoge en la esquina vamos a un motel de paso, que esta como a veinte minutos de aquí. Siempre le gusta que lleve minifalda y blusas que se abotonen, le fascina que use juegos de lencería, muchos de los cuales el mismo me ha regalado y yo te he dicho que los compro.

Para cuando vamos llegando al motel yo ya llevo la blusa abierta y por lo general dos o tres de sus dedos dentro de mi concha. Mete el carro y mientras el paga, yo preparo el jacuzzi, me quito la ropa y me quedo únicamente con el juego de lencería, al llegar él a la habitación lo desnudo, se mete al jacuzzi y yo bailo mientras me termino de desnudar. En el jacuzzi, nos acariciamos, y el me hace llegar al orgasmo con sus dedos.

Descansamos un rato y nos damos una ducha ligera, mientras me termino de secar, el se recuesta en la cama, siempre le gusta que llegue a gatas, y así le comienzo a chupar su pene, que es un poco mas grande que el tuyo, pero mucho mas grueso, (le pedí que me contara, pero no con detalles), depende como este de animo; termina en mi boca, yo debo enseñarle el semen en mi boca, y le gusta ver como me lo trago. Si no termina en mi boca, me sube a la cama y así en cuatro, en posición de perrito me penetra, por momentos de manera lenta y pausada y por momentos de manera brusca y rápida, así estamos hasta que termina y me llena mi conchita con su leche, nunca uso condón, Miguel esta vasectomizado, así que no te preocupes (como si eso importara) después descansamos, y dependiendo de si tenemos hambre o sed, yo me visto, aunque me pide que solo abroche un botón de la blusa, y hace que baje a la recepción a pedir algo de comer o beber, (así con la blusa abierta, sin bra, vaya que es toda una zorra).

Regreso a la habitación, en ocasiones me encuentro parejas u hombres solo que me ven como voy semidesnuda por lo pasillos del motel. Comemos y descansamos un rato; nos acariciamos y besamos, hasta que finalmente vuelvo a terminar mamando ese pedazo de carne que tanto me gusta. Nuevamente hacemos el amor, en varias posiciones, aunque a él siempre le gusta poseerme por atrás, ya sea en la posición de perrito o parados, pero siempre el atrás. Después nos vestimos y me trae de regreso a la casa.

No lo podía creer, ahí estaba mi mujer, con la blusa abierta, su respiración agitada, sus senos apretados en esa media copa tan sensual de encaje, baje la vista y vi su tanga húmeda, sería semen aún, del hombre aquel?????

No supe que decir ni que hacer, solo atine a salirme de la casa, irónicamente fui por el auto y me fui a un hotel. Ya en la habitación, recordé todas las palabras de mi mujer, y tuve una erección como nunca.

Regrese al siguiente día y hablamos por más de cuatro horas, en donde termino por confesarme muchas infidelidades, de novios y ya de casados, lo que provoco que hiciéramos el amor en la sala.

Ahora soy un esposo sumiso, que acepta que su mujer le sea infiel.

Espero comentarios de esposos en la misma situación.