Mi verdad (1)

La vida en común de una madre joven y su tía, viviendo en relación incestuosa, orilladas por la costumbre de generaciones familiares en las que fue “normal” este tipo de prácticas.

Mi Verdad I

La vida en común de una madre joven y su tía, viviendo en relación incestuosa, orilladas por la costumbre de generaciones familiares en las que fue "normal" este tipo de prácticas.

Esta es la historia de una mujer conocida mía, quien me la relató gracias a la gran confianza que existe entre ella y nosotros, (mi esposa y yo). Y así como nos la platicó se las cuento a ustedes. Omitiré nombres de lugares y cambiaré los nombres de los personajes por razones obvias.

Yo era una chiquilla nacida en el bello estado de Sinaloa, México, mi infancia transcurrió normal como sucede en la mayoría de los niños de mi pueblo. Desde que tengo uso de razón conocí las inquietudes sexuales en mi cuerpo infantil ayudada por las caricias que me prodigaban los diferentes amantes de mi madre, quien fue abandonada por mi padre debido a sus múltiples infidelidades con casi todos los hombres del pueblo, no se salvaron de sus tentaciones lujuriosas ni el padre de la iglesia ni los ancianos que llegaban a tener algún contacto con ella. Fue así como desde que recuerdo era acariciada por diferentes hombres que llegaron a pasar algunas noches entre las piernas de mi madre. No supe realmente cuando ni como perdí la virginidad, menos aun con quién.

Como era de esperarse, por consecuencia lógica resulté embarazada a la corta edad de los trece años teniendo a mi único hijo pocas semanas antes de cumplir los catorce años, como castigo a mi falta, mi madre me corrió de la casa para que no fuera yo una rival para ella en cuestión de hombres. No sabia que hacer hasta que una media hermana de mi madre, que por coincidencia se encontraba en el pueblo arreglando unos asuntos de la venta de unas tierras de su difunto esposo, se compadeció de mi, y me llevó con ella a su casa en otro estado del país, con todo y mi carga. Lógicamente no iba a ser gratis mi estancia en su casa, pero acepté agradecida participar en todas las labores de la casa, mientras mi tía se dedicaba a hacer ropa que ella misma confeccionaba y vendía entre la población. Por lo menos no hubo nadie que acosara sexualmente pues mi tía, a pesar de ser muy joven y bonita, era viuda y nunca tuvo hijos, a diferencia de mi madre, mi tía era muy recatada, y aunque le sobraban pretendientes no estaba relacionada con nadie, así que en cierta forma le hice compañía por algún tiempo.

Ella como la mayoría de las mujeres sinaloenses es hermosa, alta, muy blanca, con el pelo dorado claro, grandes ojos de un verde intenso que hacen resaltar los colores de su bello rostro, es delgada pero con atributos exuberantes, sus brazos son largos y muy delgados, sus hombros esbeltos pero fuertes, tiene el talle largo y también delgado por lo que sus senos se notan enormes y erectos aun sin brasiere, su cintura es breve, y su vientre completamente plano alcanzándose a notar levemente su marcada musculatura abdominal gracias al ejercicio a que está acostumbrada a hacer todos los días y el cual también a mi me hizo que formara parte de mi vida y hasta la fecha sigo manteniendo activa mi rutina diaria. Pero continúo describiendo a mi tía, pues lo significativo en ella es su perfecta cadera poseedora de las mas perfectas nalgas que puedan existir y a las que hacen un marco excelente sus largas y torneadas piernas.

Yo por mi parte soy muy similar a ella en lo físico aunque mi piel no es tan blanca, también soy de piel muy clara y sonrosada en ese tiempo ella era mas alta que yo diez centímetros pero en la actualidad tenemos la misma estatura, ella es solo casi cinco años mayor que yo, y salió del estado después de enviudar al ser asesinado su esposo a manos de unos narcotraficantes que le exigían que participara con ellos en la siembra de amapolas y marihuana. Inmediatamente después del sepelio ella viajó a otro lejano estado para mantenerse al margen de esa gente.

Antes de que mi hijo naciera me inscribió en una escuela donde ella había estudiado y ahí aprendí corte y confección. Lo que mas adelante me permitiría abrirme paso en la vida, mi bebé nació muy sano y muy grande, tanto que casi me cuesta la vida el haberlo parido. Los primeros días como madre fueron los mas difíciles de mi vida pues no tenia ni idea de lo que debía hacer, además me dolían horriblemente los senos, por la gran cantidad de leche que producían, y aun cuando mi hijo me mamaba casi a todas horas, la leche de mis crecidos pechos era mucha.

Fue una de esas primeras noches que me martirizaba demasiado el dolor de los pechos y el niño ya estaba satisfecho y había terminado de mamarme, sin que diera señales de querer volver a hacerlo hasta dentro de algunas horas, en mi desesperación sin darme cuente empecé a llorar, mi tía que se encontraba al otro lado del cuarto escuchó mi llanto y vino a verme.

¿Qué te pasa Aurora, por qué lloras?

Ay tía Lupe, es que me duelen mucho las chiches, tengo mucha leche y el niño ya se llenó y no quiere mamarme mas. No sé que puedo hacer para que ya no me duelan, no puedo ni dormir.

La verdad no podemos hacer nada hasta mañana que consigamos un saca leche, pero voy a preguntarle a alguna vecina para ver si alguien tiene uno que nos preste.

Al rato regresó mi tía con las manos vacías y me explicó que nadie podía darse el lujo de comprar un aparato de esos y que la única solución es que me ordeñara yo sola.

Ya lo he estado haciendo tía, pero no logro hacer que me dejen de doler las chiches.

Pues te confieso que nunca había visto a ninguna mujer que tuviera tanta leche en las chiches me dan ganas de ordeñarte y venderla como leche de vaca, ja ja ja.

Ay tía no te burles de mi, de veras que me duelen mucho, ya no aguanto

Mientras hablaba con mi tía no dejaba de ordeñarme uno y otro seno tratando de disminuir la presión de la leche en ellos, juntando la leche en un vaso. Mi tía no dejaba de verme como exprimía yo mis senos y como salían de ellos varios chorritos de leche que iban a parar dentro del vaso y en mi mano. No dejé de notar que el gesto de mi tía iba cambiando a una expresión que yo ya conocía, por haberla visto en el rostro de mi madre al ser cogida por sus amantes, y también la había visto en las caras de esos hombres, era la mirada del deseo sexual la que se estaba despertando en los ojos de mi tía.

Mira Aurora solo se me ocurre algo que podemos hacer tu y yo hasta que consigamos el saca leche.

Lo que sea tía Lupe, con tal de que se me quite el dolor.

Te voy a ayudar mamándote yo misma algo de leche.

Yo ya esperaba que me propusiera algo así, lo imaginé desde que noté el cambio de su expresión, pero la molestia era tanta y la idea no me desagradaba del todo, que inmediatamente acepté el ofrecimiento haciéndole un lugar en mi cama. En cuanto ella empezó a acercarse lentamente como hipnotizada yo me quite la camiseta que usaba para dormir dejando mis senos descubiertos para ella, con los sonrosados pezones erectos y duros, deseosos de ser mamados por una tibia boca, ella se sentó suavemente a mi lado y mientras yo levantaba las cobijas para que ella entrara al lecho, mi tía se fue deslizando junto a mi lado hasta que su cara quedó a la altura de mis senos que escurrían profusamente de leche materna. Mi tía no separaba la vista de mis crecidas chiches y estirando una de sus manos comenzó a acariciar tiernamente el contorno de mi desnudo pecho, yo acaricia a la vez su suave mejilla, mientras poco a poco arrimaba a su boca uno de mis anhelantes pezones.

Me quedé sorprendida por la hermosa sensación que me produjo la boca de mi tía, pues no se por qué, pero imaginaba que la sensación en mis pezones seria la misma que sentía al amamantar a mi hijo, pero que equivocada estaba, sus labios, su lengua y sus dientes me transportaron a la gloria, su mamar fue suave y tierno, sin hambre, solo por placer y lujuria, me mamaba suave pero firmemente uno y otro pezón succionando los ardientes y lácteos chorros de mis doloridas pero agradecidas chiches, yo acariciaba su rostro con mi mano o con el seno que quedaba libre de su golosa boca que seguía cambiando de pezones una y otra vez, noté con gran excitación que mi tía llevaba una de sus manos a su entrepierna e iniciaba un frotamiento en su vagina por encima de su vestido, esto terminó por excitarme aun mas y sentí como mi propia vagina se humedecía con mis fluidos. Cambie mi acariciante mano a su seno y lo empecé a masajear como nos gusta a las mujeres, y que solo las mujeres somos capaces de masajear diestramente los senos. Mi tía comenzó a acelerar el ritmo de sus caricias a su vagina convirtiéndolas en una deliciosa masturbación, cuando volví a ver sus piernas, observé que ya había ella levantado su falda y había metido su mano por debajo de su pantaleta, adiviné como se frotaba y como introducía sus dedos dentro de su sexo al mismo tiempo que su boca se aferraba a mis senos succionando (satisfactoriamente para mi) hasta la ultima gota de leche de mis grandes y pesadas chiches, viéndola completamente excitada como alcanzaba un poderoso orgasmo que hizo que su cuerpo se convulsionara presa de gratificantes contracciones internas que seguramente, hacia mucho tiempo que no sentía.

Despacio volvió a abrir sus verdes ojos encontrándose con mi agradecida mirada que le sonreía coquetamente. Aun estaba su boca prendida de mi pezón el cual estaba alargado por la deliciosa y suave succión a la que había sido sometido. El dolor de mis senos había desaparecido por completo, ella liberó lentamente mi pezón de sus labios y me dedicó una encantadora sonrisa, a la que yo contesté con otra igual.

¿ Ya estás curada Aurora?

Si tía muchas gracias.

Le respondí, sin dejar todavía de sobar su enorme seno, sin percatarme que todavía lo tenia aprisionado suavemente en mi mano moviéndolo en lentos círculos, hasta que mi tía puso su mano sobre la mía acariciante, traté por reflejos de separar mi mano pero mi tía suavemente la mantuvo sobre su pecho haciéndola cambiar al otro seno para que también recibiera su ración de caricias yo continué frotando tiernamente el otro gran seno de mi tía, mientras ella empezaba a despojarse de sus ropas desabotonando sensualmente su blusa, continuando con su apretada y gruesa falda, moviendo graciosamente sus grandes y redondas caderas que hacías que se ondulara eróticamente su breve cintura, quedando solo con la sobria y blanca ropa interior de brasiere y pantaleta. Levantando su brazo me tomó de la nuca y me atrajo hacia ella, yo dócilmente me deslicé entre las cobijas hasta que mi cara quedó a la altura de la suya.

De la manera mas natural nuestras bocas se encontraron sin prisas ni arrebatos, suavemente los labios se fueron juntando en un tierno y esperado beso que se hizo largo, intercambiando caricias y pequeñas mordidas, abriendo y cerrando, enredándose las lenguas que exploraban ávidamente las dulces y frescas bocas, chupando y dejándose chupar, hasta que mis manos que acariciaban la espalda de mi tía encontraron el broche del brasiere soltándolo hábilmente y continuando con las caricias mutuas en espaldas y nalgas de las dos, sentí como las manos de mi tía se deslizaban por debajo de mís pantaletas apretando mis firmes y redondas nalgas mientras yo hacia lo mismo con ella, entre jalones y ondulaciones de nuestros cuerpos no quitamos mutuamente las pantaletas una a la otra, quedando mi tía solo con el brasiere desabrochado y listo para ser retirado de esas enormes chiches, entre risas, caricias y besos tomé la prenda entre mis dientes y mientras reíamos felices las dos, fui jalando el brasiere hasta dejar a mi tía completamente desnuda y sonriente. Me sorprendí con el tamaño y el hermoso color de sus pezones, eran muy grandes y erectos pero tenían un bello tono color de rosa, las areolas se veían casi transparentes. Volvimos a abrazarnos y nuestras bocas se buscaron sedientas de besos, ahora si estaban hambrientas de piel y fluidos femeninos.

Mi tía me colocó de espaldas, y se me subió encima, montándose hincada sobre mis caderas con sus piernas flexionadas a los lados de mi cuerpo.

Ahora te voy a hacer gozar como tal vez nunca lo has hecho.

Yo no sabia todavía lo que era realmente el placer sexual en la entrega total a otra persona, hasta ese momento mi cuerpo solo había sido utilizado sin que ninguno de los que lo habían disfrutado se hubiese interesado en darme placer o en enseñarme como lograrlo.

Mi tía me tomó las manos y me hizo subirlas sobre mi cabeza, pidiéndome que no bajara mis delgados brazos, yo le obedecí dócilmente, ella se inclinó sobre mi para alcanzar con su boca las palmas de mis manos y besarlas suavemente pasando también su lengua por ellas y entre mis dedos, esta posición hizo que sus senos quedaran a la altura de mi boca, así que aproveche la cercanía y empecé a mamarlos ávidamente así como ella me había mamado hacía unos momentos, esta caricia provocó que los claros pezonzotes se pusieran rígidos agradeciendo la succión de mis labios, me prendí de sus senos mamando por unos largos minutos mientras ella se iba deslizando por mis brazos hasta llegar a una de mis axilas, las cuales siempre me he preocupado por mantenerlas limpias y afeitadas, libres de mal olor, por lo visto esto le encanto a mi tía pues desde ese momento ha sido una de sus caricias preferidas para dar y recibir, lamió mis axilas manteniéndome con los brazos levantados mientras ella chupaba y besaba la sensible piel de la unión de los brazos con el torso, esas delicadas y cosquilleantes zonas, que cuando son atendidas hábilmente llegan a hacer disfrutar gratamente, además de ser unas caricias muy erotizantes. Yo volví a sentir que el fuego del deseo sexual se apoderaba de mi tía nuevamente, pero no dejó que ello le impidiera cumplir con su promesa de hacerme gozar, yo por mi parte sentí de nuevo el correr de mis fluidos vaginales que escurrían por mis piernas, ella se apoderó otra vez de mis pezones los cuales ya volvían a tener leche, los succionó solo un poco, y dijo que era para no dejar sin leche al bebé, pasó entonces por mi vientre besándolo y mordisqueándolo hasta hacerme retorcer de placer nunca sentido, lentamente se fue acercando su boca a mi pubis en el cual empezaban a crecer de nuevo los vellos púbicos que habían sido afeitados para el parto, delicadamente lamió mis ingles chupando entre ellas y mi vagina preparándome para el platillo fuerte, fue cuando, sin previo aviso, su lengua se deslizó en una lamida poderosa a lo largo de mis labios vaginales desde el ano hasta el ombligo, uso su lengua en forma plana haciéndola los mas ancha posible, con la intención de abarcar lo mas posible de mi vagina, y siguió dando vigorosas lengüeteadas rozando placenteramente mi clítoris que se encontraba erecto y dispuesto a recibir todo el placer posible, mi clítoris es un poco mas grande de lo normal en la mayoría de las mujeres según he leído y constatado algunas veces por mi misma, mi tía se detenía por momentos para chuparlo y meterlo en su boca mamándolo como si fuera otro pezón haciendo que esas succiones me hicieran vibrar todo el cuerpo mientras Ella seguía dándome la primera gran mamada en mi vagina chupando todo mi liquido que manaba de mi interior directamente a su boca, hacía rato ya que mis manos habían cambiado de posición sin darme cuenta de cuando fue, para sujetar la cabeza de mi tía presionándola contra mi sexo mientras me restregaba involuntariamente contra su experta boca, como si quisiera introducirla dentro de mi, ella entendió mi reacción y aceleró en ritmo de su lengua presionando con mas fuerza mi ardiente vagina, que ya no resistió mas y estalló en el primer orgasmo de mi vida, haciéndome gritar y llorar de placer, sintiendo en mi interior infinidad de contracciones que me hacían convulsionar hasta que poco a poco fueron disminuyendo su intensidad y espaciando su frecuencia hasta cesar por completo.

Ella subió de nuevo hasta posar su cabeza en mi almohada, y me dió un dulce beso, con el cual pude saborear mis propios líquidos que impregnaban la suave boca de mi tía. Nos abrazamos y nos quedamos dormidas hasta que mi bebé nos despertó con su llanto exigiendo ser atendido y alimentado por la leche de su madre.

Después de alimentarlo y de dejarlo satisfecho mi tía volvió a alimentarse con mi leche, ayudándome a que yo misma me mamara las chiches para disfrutar también del dulce sabor de mi propia leche. Para después dedicarnos a otra sesión de amor filial entre mi tía y yo. Esta vez me dijo que yo tomara la iniciativa y que tratara de repetir todas las caricias que ella me había prodigado, así lo hice pero también puse algo de mi propia imaginación.

De inmediato la hice subir sus brazos arriba de su cabeza, y besé sus manos solo que yo no me conformé con pasar mi lengua en sus dedos, lo que hice fue mamar cada uno de sus dedos como di fueran pequeños penes de niño, después de mamar todos sus dedos descendí por sus brazos estirándolos con mis manos mientras ella mamaba una vez mas la leche de mis senos, llegué hasta sus delgadas y perfumadas axilas, chupándolas y comprobando su limpio sabor de piel femenina, pasando mi lengua en pesadas lamidas por toda el área axilar haciéndola estremecer con cada lengüeteada y chupetón, abandoné las axilas para dedicarme a besar y lamer todas sus chiches completas para mamar vigorosamente sus enormes y erectos pezones hasta dejarlos largos y palpitantes mientras ella retorcía su cuerpo, pues yo había colocado una de mis piernas entre las suyas y así nos frotábamos mutuamente las vaginas, cuando iba a bajar a su sexo me detuvo y me pidió que me montara sobre ella, así lo hice obediente, entonces mi tía me sorprendió de nuevo brindándome una nueva sensación al mamar al mismo tiempo mis pezones, tomando mis chiches una con cada mano, las juntó una con la otra frente a su cara hasta que mis pezones estuvieron juntos tocándose, entonces los jalo tiernamente hacia su boca metiéndolos ambos en ella procediendo a mamarlos golosamente tragando la leche que ellos le regalaban, tal era la cantidad de leche que mamaba de las dos chiches al mismo tiempo, que esta empezaba a desbordarse de su boca bañando su barbilla y escurriendo hasta su cuello y su pecho, yo sentía que me elevaba al cielo por el gran placer que estaba recibiendo jamás me imaginé que fuera posible que me mamaran las dos chiches al mismo tiempo, pero que grata sorpresa recibí, desde ese día esa es una de mis caricias preferidas cada vez que cojo. Después de que vació mis senos por segunda vez me volteó sobre ella para enseñarme mi primer 69 logrando que tuviéramos unos explosivos y exquisitos orgasmos, provocados por nuestras bocas y nuestros dedos que nos introducíamos en la vagina y en el ano, que nos hicieron caer rendidas una en brazos de la otra, siendo despertadas una vez mas por el bebé exigiendo su comida. La cual no dejé de brindarle nunca, tanto a él como a mi querida tía Lupe.

Pero eso será la continuación de esta historia, si llega a gustarles califíquenla por favor, y espero pueda recibir comentarios de ustedes.

C O N T I N U A R Á

Nick: Quiqueman enrykarmand@yahoo.com.mx