Mi veranito 6

Os continuo contando lo que fue ese primer veranito especial. Lo he puesto en "Hetero: General" aunque no lo es del todo. :P

Hola a todos, he vuelto!! Ha pasado mucho tiempo desde que subí aquí mi último relato y durante estos meses he recibido multitud de emails de lectores y lectoras preguntándome y animánome a seguir escribieno la historia de mi "veranito". No pensaba que a alguno os iba a enganchar tanto, así que después del disgusto que tuve pues he decidido subir otro capítulo más y a ver qué tal. No sé cuánto tardaré en escribir el siguiente, ni si queréis que siga contando detalles del verano o que vaya concluyendo la historia. He intentado contestar a todos los que me habéis escrito estos meses, aunque alguno se me habrá pasado, si es así lo siento. De nuevo estoy abierta a comentarios y críticas por email. :*

MI VERANITO 6

Por fin llegó la mañana de mi cumple. Estaba muy nerviosa por eso, pero me acordaba todo el rato de lo que había vivido y visto el día anterior. Lo de Claudia se me venía a la cabeza constantemente, no sabía qué me pasaba.

Bajamos a desayunar como de costumbre. Esa mañana yo no iba a ir a la pisci, me tenía que quedar preparando todo lo de mi cumple que iba a celebrarse durante toda la tarde hasta la hora de cenar. Así que esa noche tampoco iba a poder estar con Matías, porque luego me iba a tocar ayudar a mi madre a recogerlo todo. Le iba a ver en mi cumple en mi casa, pero con mis padres delante y toda la gente ya daba por hecho que íbamos a tener que disimular todo el rato. Mis hermanos sí irían a la piscina a recordar a la gente lo del cumple, y así fue.

Por un lado, eso me ponía triste, porque yo seguía aún malísima por lo del día anterior, pero por otro lado por fin iba a tener mis regalos, incluido mi Iphone y mi libertad para hacer lo que quisiera por internet. Valía la pena.

Mi madre y yo preparamos todo lo del cumple esa mañana. Mesas con comida basura y bebida basura en el jardín, bocadillos, globitos, adornos, ya sabéis.

Después de comer con la familia me fui a vestir para la celebración. Ese día estrenaba ropa al ser mi cumple. Tenía preparado un vestido fresquito muy bonito de verano de color rojo que me llegaba a la mitad de mis muslos, y un conjunto de tanga y suje del mismo color. El vestido no era escotado, pero el suje hacía que mis pechos resaltaran muchísimo ahí debajo. A juego llevaba unos zapatos también rojos sin apenas tacón. La verdad es que todo era muy mono y me veía muy guapa, además le iba a encantar a Matías. Me fui al baño y me maquillé. El lápiz de labios lo elegí del mismo tono de rojo que el resto de mi ropa. Está mal que yo lo diga, pero lucía monísima.

A la hora señalada empezó a llegar la gente. Mis amigas y amigos de toda la vida, las de mi hermana peque, los amigos de mi hermano, y por supuesto Matías y Claudia. Cuando él me vio no hace falta que os diga que se le notó en la cara lo mucho que le gustaba mi vestido jajajaj. Íbamos a tener que disimular durante el cumple, y más estando mis padres y otros padres presentes, pero cada vez que le miraba le pillaba recorriendo con sus ojos mi cuerpo con cara de salido, y eso me encantaba.

Cuando ya estaba todo el mundo me cantaron el cumpleaños feliz, me dieron los regalos, y tras otra turra de mi padre sobre la responsabilidad y blablablá, al fin me dieron mi Iphone nuevo. No podía estar más feliz, bueno sí, pero ya os imagináis cómo. :P En cuanto tuve el móvil en las manos empecé a apuntarme los números de todos, pero el que a mí me interesaba era el de Matías. Comprobé que era cierto que no me habían limitado la conexión y era libre de visitar cualquier página, no os tengo que decir qué tipo de página busqué para comprobarlo jajaja.

La fiesta siguió y yo estuve haciéndome fotos con mi móvil con todo el mundo. Ahí tuve mi primera foto con Matías, estaba tan emocionada.

Todo iba bien hasta que en un momento dado pude al fin hablar un rato con él separados de todo el mundo y un poco escondidos en mi jardín, tenía noticias que darme. Lo primero que me contó es que su hermano la había cagado y que él y sus padres se tenían que volver a Madrid al menos unos días, eso me molestó mogollón, pero bueno, eran unos días. Lo peor vino después cuando me dijo que sus padres le obligaban a pasarse las tardes recibiendo clases particulares en el pueblo cuando volviera, porque le habían quedado mil asignaturas. Además, iban a controlar que fuera todos los días. Estudiar no era lo de Matías. Así que se nos habían jodido nuestras escapaditas al chalet después de comer, eso sí que me puso triste. Íbamos a tener que buscarnos la vida mucho más para seguir con nuestras “cositas”, pero aún quedaba verano.

Cuando estábamos hablando de eso, Matías miró hacia todos los lados y aprovechando que nadie nos veía sentí de repente sus dos manos apretando mi culo con fuerza por encima de mi vestido. Entonces tiró de mí hacia él y me empezó a comer la boca como un muerto de hambre. A pesar del susto que me dio le correspondí y estuvimos intercambiando babas unos instantes, lo justo para ponerme un poco mala. Me empezó a subir la parte de abajo del vestido hasta que sus manos apretaban directamente mis nalgas sobando mi piel. En cuanto escuchamos un ruido lejano nos separamos y cada uno volvió al bullicio de la fiesta por su lado, pero claro, yo ya me pasé la celebración más salida que otra cosa.

En el cumple me lo pasé muy bien, además estuve hablando muchísimo con Claudia que me empezó a caer realmente bien. Era muy graciosa y también muy basta, pero me partía de risa con ella. De vez en cuando Matías y yo nos mirábamos, pero seguimos disimulando todo el rato.

Entrada ya la noche la gente se empezó a ir de mi casa, yo me iba despidiendo de todo el mundo y agradeciendo los regalos, también de Matías, aunque no como yo quería… Cuando se fue el último invitado ayudé a mi madre a recoger todo lo de la fiesta. Luego cené algunos restos de la comida que había sobrado, ya era muy tarde y me tenía que ir a dormir.

Me metí en la cama y me puse a toquetear mi móvil nuevo, mi hermana ya estaba durmiendo. Al rato el móvil vibró, era un mensaje de Matías. En él me agradecía el invitarle al cumple, sentía lo de tenerse que ir a Madrid un par de días y lo de las clases por las que nos íbamos a ver menos. La conversación fue avanzando y me habló de las ganas que tenía de “pillarme” en el chalet otra vez, obviamente le dije que yo tenía también muchas ganas, porque así era. El calor de la charla iba en aumento, como era de esperar. Empezamos a recordar las cositas que habíamos hecho en el chalet y en el garaje, y yo me empecé a poner malísima. Tras un rato de rememorar lo que habíamos hecho esos días la conversación siguió así:

-          Me encantaría tenerte ahora aquí en mi cama, Evita. –

-          A mí también me gustaría estar ahí – le respondí.

-          Tengo muchas ganas de comerte las tetas. – me dijo, cosa que me dio morbito.

-          Yo de que me las comas. -  le contesté sin dudarlo mientras mis pezones se endurecían.

-          Ufff, qué ganas. Me vuelve loco acariciártelas y comértelas. Quiero usártelas más. ¿De qué más tienes ganas, Evita? – me preguntó él.

Entonces se me ocurrió una maldad. Intentando no despertar a mi hermana, usé la cámara delantera de mi móvil, Enfoqué lo mejor posible, y me hice una foto de mi boca abierta con mi lengua totalmente sacada. Se la envié a él entre risas.

-          Mmmmm. Qué malo me pones. ¿Tienes hambre o qué?

-          Un poco… - le contesté mientras sonreía.

-          Mmmm. ¿Quieres que te llene la boca con mi polla, Evita?

-          Sí… tengo ganitas de probar más eso. – y es que así era, después de mi primera experiencia como “mamadora” tenía bastantes ganas y curiosidad por probarlo más veces.

-          Ufff… Me encantó cómo me lo hiciste el otro día, me pongo cachondo sólo de acordarme. ¿La próxima vez vas a dejar que acabe del todo en tu boca?

-          Bueno, ya veremos… :P – le dije mientras me iba poniendo más cachonda. Notaba que empezaba a mojarme. La verdad es que ese sabor me estaba obsesionando un poco, no es que me gustara, pero me daba morbazo. Aunque le contesté eso sabía que si lo intentaba la próxima vez lo mismo sí que le dejaba hacerlo.

-          ¿Y cuándo me vas a dejar que te folle, Evita? – sabía que esa pregunta iba a llegar.

-          Ya veremos, también… :P – le contesté, aunque estaba más que convencida que eso iba a llegar en breve, por no decir que la próxima vez que lo intentara. Aún me daba un poco de miedito, pero ya estaba bastante decidida a probarlo. Tenía ganas.

-          ¿Joder, pero la boca sí te la podré follar? Bueno, espero que te decidas pronto a lo otro. Se me ha puesto dura de imaginarlo.

-          Pero si lo de la boca ya me lo hiciste el otro dia…

-          Ya, pero más tiempo y como yo quiera.

-          Mmmm bueno… lo de la boca vale y lo otro ya veremos…

El móvil volvió a vibrar y me llegó una foto. Era el paquete de Matías duro bajo su bóxer. Me quedé mirando la foto como una tonta mordiéndome un labio.

-          Mmm ya veo. Me gusta que estés así por mí. – le contesté mientras me mojaba más y más.

Entonces me llegó otra foto. Era otra vez el paquete de Matías, pero esta vez se lo sujetaba con su mano, el bóxer se había bajado un poco y se le veía el bello del pubis.

-          Mmmmm me gusta. – le dije sintiéndome cada vez más cerda.

-          ¿Quieres ver más? – me preguntó.

-          Claro que quiero… - le contesté sin dudarlo.

-          Vale, pero yo también quiero. ¿Me envías un regalito?

-          Bueno… pero no se lo enseñes a nadie ni las envíes por ahí.

-          No te preocupes por eso, Evita. Es un regalo sólo para mí. – me contestó. Qué inocente era yo en esa época, por cierto. No dudé de él ni un momento. Años después tuve un susto por ser tan confiada, pero eso es ya otra historia.

Me quedé pensando, y hacerme más fotos en la cama con mi hermana al lado era un poco cantoso. Así que me levanté y me fui al baño llevándome el móvil. Cerré la puerta del baño con el pestillo, y pensé qué hacer. Me quité los pantalones del pijama y me quedé en bragas grises con la camiseta de manga corta blanca. Me saqué varias fotos apuntando al espejo, pero no me convencían. Al final me subí un poco la camiseta, justo para que se viera la parte inferior de mis tetas sin mostrar los pezones, aunque se marcaban perfectamente en la tela, y puse mi mejor pose sexy, sacando mi culo hacia un lateral. Me gustó la foto, era morbosa, así que se la envíe a Matías.

-          Joder, cómo me gustas. Aunque yo creo que te sobra esa camiseta… - me contestó Matías al instante. Leí esto sonriendo, porque esperaba una respuesta así.

Al final me decidí. Me quité la camiseta y me quedé desnuda con solo mis braguitas. Probé de nuevo a sacarme varias fotos, que se viera bien mis pechos que era lo que quería él. Al final apreté mis brazos contra mi cuerpo haciendo que mis tetas se juntaran y se elevaran. Parecían aún más grandes, le iba a encantar. Antes de sacar la foto definitiva abrí el grifo y me las mojé un poco con agua. Con los pezones durísimos y la piel empapada con la luz del baño reflejándose en mis tetas me ponían cachonda hasta a mí jajajaja. No se me veía la cara y era un primer plano desde el cuello hasta mis bragas, pero estaba segura de que a Matías le iba a encantar. Comprobé que había salido bien y se la envié.

-          MADRE MÍA. Mmmmm, son perfectas. Qué ganas de meter otra vez esto entre ellas…

El móvil volvió a vibrar y me llegó otra foto. La miré con los ojos como platos. Matías ya no llevaba el bóxer. Era un primer plano de su polla con las venas marcadísimas, su glande brillando lleno de ese líquido que tanto me gustaba, y su mano apretándola con fuerza desde la base con sus dedos rodeando el tronco. Se me mojaron las bragas al instante.

-          Uffff, me encanta. Yo también tengo ganas de que metas eso entre ellas. – le contesté sin poder evitar después palparme un poco mi entrepierna por encima de mis bragas mientras me relamía.  Las tenía muy mojadas.

-          ¿Estás mojada? – me preguntó él como si me estuviese viendo.

-          Sí… - le contesté. Me ponía tan cachonda imaginarle pajeándose mirando mi foto.

-          No me lo creo :P.  – me contestó él. Estaba claro lo que quería y a mí me estaba poniendo super cachonda el jueguecito este de las fotos.

Me miré en el espejo y la tela gris de mis bragas saltaba a la vista que estaba mojada. Quise ser un poco más mala con Matías. Tiré un poco de la cintura de mis bragas y conseguí que se me clavaran un poquito entre mis labios vaginales. Sobresalían por los lados del tejido empapado. Puse una pierna en el borde de la bañera y saqué varias fotos de mis bragas clavadas con la cámara frontal del móvil. Cuando vi una que me gustó especialmente, se veían mis labios y el tejido muy clavados, se la envié a él.

-          Uffff, me vas a matar. Mira cómo me tienes. – me contestó según recibió mi foto.

Y de nuevo el móvil vibró y me apresuré a mirar la foto. Ante mí apareció de nuevo la polla gorda de Matías, sus venas a punto de reventar, su glande y todo el tronco brillaban húmedos, y su bello púbico adornaba la base. Esta vez su mano no aparecía, era su polla erecta en todo su esplendor y al fondo su estómago. No aguanté más después de eso. Saqué mis bragas que seguían clavadas en mi coño y me las quité.

-          Mmmmmm… me encantaría sentirla – le escribí justo antes de empezar a masturbarme sentada al borde de la bañera.

Con mi mano izquierda sujetaba el móvil y miraba la última foto de la polla de Matías, con la otra empecé a rozar mis manos con mi coño. Definitivamente estaba empapadísima. Le imaginaba pajeándose en su cama mientras yo estaba ahí abierta de piernas en mi baño y me moría. Mis dedos frotaban mis labios y mi clítoris. No aguanté más y empecé a meterme dos dedos, entonces el móvil volvió a vibrar.

-          ¿Dónde quieres sentirla, Evita? No sé si voy a aguantar mucho más sin correrme….

-          Por todo el cuerpo quiero sentirla. Córrete ya si quieres. – le contesté mientras ya había empezado a meterme y sacarme mis dos deditos. Entraban sin ninguna oposición en mi coño mojado.

-          Vale… ¿Dónde quieres que me corra? ¿Quieres sentir mi lefa en algún sitio en especial?

-          Dónde a ti te apetezca, el último día la sentí en mi culo y no te dejé elegir, hoy te toca. :P – le contesté mientras me sentía super guarra por dejarle elegir a él algo así, aunque fuera jugando virtualmente. Yo me follaba con mis dedos aumentando el ritmo cuándo no paraba un poco para contestar los mensajes.

-          Eso es cierto. Hoy me toca, pero dónde elija hoy me tienes que prometer que el próximo día me dejarás hacerlo en persona. ¿Trato hecho?

-          Trato hecho. – le contesté sin pensármelo, aunque intuía lo que iba a decir.

-          Entonces abre la boca niñata, te vas a comer toda mi lefa. – recibí como respuesta, como yo ya sabía.

-          Vale… - le respondí enviándole a la par una foto de mi boca abierta de par en par.

-          Mmmmm me encanta… ¿Entonces lo harás seguro cuando nos veamos? Lo has prometido. – me volvió a insistir.

-          Sí, lo haré seguro. – le dije sin pensarlo.

-          ¿Y te lo tragarás para mí, Evita?

-          Mmmmm bueno, lo intentaré… - le volví a contestar.

Que me llamara así, “niñata”,  y el pensar en su leche por toda mi boca hizo que sintiera un escalofrío. Aunque la palabra “lefa” nunca me había gustado, en ese momento hasta me dio más morbo, y lo de niñata en ese contexto me daba hasta rollito. Tampoco estaba del todo segura de si iba a poder aguantar eso sin asco, aunque cuando se la chupé y empezó a correrse ya tuve la prueba de que no me daba, pero aún tenía mis dudas, sobre todo el que tuviera que tragármelo. El que me hubiera comprometido a dejarle hacer eso el próximo día que pudiéramos me hacía sentir sucia, como si no me quedara otro remedio que complacerle así, obligada, y me encantaba.

Seguía masturbándome cuando mi móvil vibró. Detuve mi mano y abrí la foto. La polla de Matías aparecía en estado ya de semi erección. De su punta chorreaba líquido denso y transparente que iba tomando color al descender por su tronco, hasta que en su base manchaba sus pelos rizados con un blanco intenso. Varios grumos del mismo líquido salpicaban el resto de los pelos de su pubis. Ya en su estómago descansaba un espeso charco de leche blanca que casi cubría su obligo. Más arriba, hacia su pecho, se podían apreciar más manchas blancas. Lo vi, me quedé paralizada mirando la foto, y de golpe mi excitación llegó a su tope.

Solté el móvil y lo dejé caer deslizándose por la bañera. Cerré los ojos y retomé con velocidad el movimiento de mis dedos en mi coño que entraban y salían. Con la otra mano empecé a frotarme el clítoris con fuerza. Mis jugos salpicaban mis muslos. Mis pechos se balanceaban hacia todos lados por el intenso movimiento de mis manos. En mi mente aparecían como flashes lo que había vivido otros días con Matías junto a sus fotos de esa noche. Me moría por sentir de nuevo el calor y la dureza de su polla contra mí y su lengua en mi boca. Casi podía notar sus manos por todo mi cuerpo. Deseaba otra vez su semen en mi piel, quería volverlo a sentir.

Me mordí el labio intentando controlar mis gemidos y me corrí con mucha fuerza. Conseguí terminar sin hacer apenas ruido, pero me costó lo suyo. Cuando me calmé recogí mi móvil.

-          Ufff qué a gusto me he quedado. Espero que te haya gustado la foto. Me tengo que ir a dormir ya, nos vemos en unos días. En cuanto vuelva tenemos que buscar un hueco para que cumplas tu promesa…, ¿eh? :P – me había escrito él hacía unos minutos.

-          Me ha encantado. En cuanto vuelvas vemos cómo apañamos lo de la promesa… Un beso. ♥

Después de contestarle me tome un respiro. Metí las bragas en la lavadora porque estaban empapadas y me lavé un poco. Me puse la camiseta y volví a mi habita sin hacer ruido, nadie se había despertado ni nada, así que perfecto. En unos minutos me quedé dormida y ni me acordé de ponerme otras bragas ni nada.

A la mañana siguiente me desperté y miré mi móvil nuevo. Tenía un mensaje de Matías en el que me contaba que ya estaba de viaje a Madrid. Me contaba que mínimo iba a estar dos días allí, pero que tampoco estaba seguro si serían más porque su hermano la había liado muy gorda. Su prima Claudia se iba a quedar en su chalet mientras él acompañaba a sus padres. Después me decía que esperaba que cuando volviera yo tuviera “hambre acumulada” porque tenía “una promesa que cumplir.” Eso me recordó la charlita de la noche anterior con él. Quedaba claro que él no iba a olvidar mi promesa, pero no me importaba porque recordarlo me había puesto un poco cachonda y estaba dispuesta a hacerlo en cuanto le volviera a ver, me daba mucho morbo la idea de tener que dejarle acabar del todo en mi boca por “obligación”, y además de eso tragármelo. A pesar de ello le contesté que “ya veríamos”, más que nada por tenerle más impaciente aún. :P

Bajé a desayunar con toda la familia y de camino a la cocina mi hermano me dijo que él y sus amigos iban a la piscina de la casa de Matías aprovechando que Claudia se había quedado ahí sola. Estarían allí todo el día. Que la idea de que fuera yo era de ella pero que a él le daba igual. Le dije que sí sin dudarlo, aunque no estuviera Matías me lo iba a pasar mejor que yendo otro día más a la pisci de la urba con mi hermana pequeña. Durante el desayuno se lo dijimos a mis padres que no pusieron problema ya que iba con mi hermano.

Antes de irnos subí a mi habitación y me puse un bikini azul que me habían regalado por mi cumple. Me quedaba realmente bien porque era más de mi talla que los que ya tenía. Me sujetaba perfectamente los pechos y me los realzaba, la parte de abajo no era tanga, aunque me hubiese gustado, pero aún así me marcaba bastante el culito ajajajaja. También cogí unas bragas y un suje de repuesto para no pasarme todo el día mojada cuando acabáramos de bañarnos. Un short y una camiseta de manga corta lisa negra completaban mi modelazo jajaja.

Mi hermano y yo cogimos nuestras bicis y fuimos hasta casa de Matías. Cuando llegamos allí ya estaban los demás amigos de mi hermano, y Claudia me saludó a mí sonriente y le recibió a él con un morreo muy guarro, parecía que iban a follar ahí mismo ajajaja.

Pasamos la mañana tranquilamente y en remojo. A pesar de que no intenté montar ningún numerito de los míos en la ducha antes de entrar en la pisci de nuevo sentí la mirada de todos los amigos de mi hermano comiéndome con los ojos. Cuando se duchó Claudia pasó exactamente lo mismo, todos embobados pero yo también me quedé mirándola. Llevaba un bikini del mismo color azul que el mío, pero en su caso si era tanga. Me parecía un espectáculo ver como el agua mojaba el moreno de su piel, cómo se movía mientras se frotaba un poco con las manos, no sé qué me estaba pasando, pero ella me cazó mirándola y se empezó a reír.

Estuvimos toda la mañana entre sol y chapuzones, y yo me la pasé de charla con Claudia, no me podía caer mejor. Nos separábamos del resto de los chicos que estaban ahí haciendo el bruto en la piscina, y nos tumbábamos al sol en una zona más tranquila. Me contaba sus historias locas, me reía mucho con lo bruta que era expresándose porque era como un chico. Decía muchos tacos y expresiones malsonantes, pero al ser mayor y tener tanta experiencia me encantaba escucharla.

Llegó la hora de comer y sacaron unas pizzas, y entonces aparecieron cervezas, y kalimotxo. Yo me animé a beber algo, aunque no estaba acostumbrada y pillé el puntillo rápido. Seguí mi charla con Claudia y en un momento dado, y no sé en qué contexto me dijo:

-          Joder tía, me tengo que depilar ya que me está saliendo el pelo y me pica el coño.

Yo entre que ya llevaba el puntito y que me hizo mucha gracia cómo lo dijo me empecé a partir de la risa.

-          Jajajajaj pues yo no me lo he depilado nunca que me da miedo si me corto o algo.

Claudia puso los ojos como platos y me contestó.

-          ¡Pero qué me estás contando tía! ¡Eso hay que arreglarlo ahora mismo chica! ¡Yo te ayudo, vamos!

Entonces se levantó de las sillas en las que estábamos sentadas, cogió mi mano y tiró de mí. Yo me levanté y la seguí dentro de la casa hasta el baño. Mientras la esperaba en la puerta cogió varias cosas y volvió a salir.

-          Anda ven, que eres más pava que nada.

Me volví a partir de risa mientras ella me volvía a agarrar la mano y seguí a Claudia a su habitación. Estaba claro que en realidad era la habitación del hermano mayor de Matías, pero al estar ella de visita era en la que dormía. La decoración era lamentable, con posters de tías buenas y motos, horrible. Había una mesa, una cama y un sillón. Claudia dejó las cosas que había cogido del baño en la mesa y cerró la puerta con cerrojo.

-          Venga tía, quítate lo de abajo. Ya verás qué bien, tardaremos muy poquito y así le das una sorpresa cuando sea a mi primo jajajajaja. Además, en verano hay que estar fresquita jajajajja – me digo Claudia entre risas.

A mí me daba un poco de vergüenza todo esto, pero bueno, por otro lado, Claudia me estaba intentando ayudar y era otra chica. No era como si me desnudara delante de un tío desconocido. Así que me bajé poco a poco el short y luego hice lo mismo con la parte de debajo de mi bikini azul. Ella se quedó mirando mientras yo lo hacía.

-          Buah, tía. Si apenas tienes nada, qué envidia. Vamos a tardar muy poco, ni tengo que usar primero las tijeras. Siéntate en el sillón y te enseño.

Nunca he sido de tener mucho bello en el cuerpo, y eso es una suerte, la verdad. Hasta ese momento me afeitaba las axilas y las piernas muy de vez en cuando, pero al no salirme mucho en las ingles y el pubis no lo veía necesario. Además, me daba miedo cortarme o algo. Obedecí a Claudia, me quité del todo el short y la parte de abajo del bikini, y me senté en el sillón con las piernas abiertas. Ella cogió un cojín de los que había sobre la cama y lo tiró al suelo. Se arrodilló entre mis piernas como si fuese lo más normal del mundo. Yo seguía un poco avergonzada, pero bueno.

Claudia cogió la espuma de afeitar y me la echó sobre mi pubis. Sentí un poco de frío y la humedad de la espuma. La extendió un poco con su mano de una forma natural. Yo la observaba ahí abajo, entre mis piernas en bikini, y me parecía aún una situación surrealista.

Entonces cogió la cuchilla y me empezó a dar una especie de cursillo de lo que debía hacer y lo que no, cómo estar más segura para no cortarme, lo que ella hacía cuando se rasuraba, hablaba sin parar hasta que al fin reposó la cuchilla sobre mi piel y comenzó a arrastrarla. Tuve una sensación extraña, era posible que me estuviera poniendo mala con toda esa situación.

Claudia seguía hablando sin parar mientras deslizaba la cuchilla entre mis piernas y la espuma iba desapareciendo. Cada vez que la cuchilla se llenaba de espuma ella la limpiaba en una toalla pequeña que había traído. Yo ni la escuchaba, estaba hipnotizada viendo cómo iba haciendo desaparecer la espuma de mi pubis. No podía ser, pero empecé a notar que me estaba comenzando a mojar un poco.

Un instante después empezó a estirar con los dedos de una mano mi piel mientras con la otra retiraba la espuma con la cuchilla de mis ingles seguía con su cháchara. Empecé a sentir cómo la espuma disuelta iba chorreando hacia mi culo y me estaba poniendo muy mala. Yo seguía muda y pasé de mirar su mano a mirar sus pechos morenos moviéndose dentro de su bikini al ritmo que su mano retiraba mi espuma. Nunca pensé que tener a una chica ahí me iba a poner cachonda, pero estaba pasando. El cuerpo y la cara de niña de Claudia entre mis piernas abiertas me estaba excitando un montón. Aún estaba asumiéndolo.

No paró de hablar hasta que consideró que ya estaba rasurada del todo. Entonces cogió la toalla que usaba para retirar la espuma de la cuchilla y me la pasó por mi piel para limpiar del todo los restos de espuma. Se hizo un silencio hasta que de repente volvió a hablar.

-          Bueno, pues ya está. Mira qué bien te ha quedado ese coñito tan bonito que tienes. Así mejor, limpito y sin pelos. A mi primo le va a encantar, jajajajja.

Y entonces sin avisar lo hizo. Acercó su cara a mi pubis y me dio un beso rápido en él. Yo la miraba con los ojos muy abiertos, no me podía creer lo que había hecho, aunque su movimiento había quedado como lo más natural del mundo. No dije nada y me quedé en silencio mirándola fijamente. Ella me miraba a mí muy sonriente. Yo estaba alucinando con la situación.

Un segundo después, y sin retirar su mirada de mis ojos, volví a ver cómo acercaba su cara a mi entrepierna. Volvió a darme otro beso en mi pubis, pero en esta ocasión tardó un par de segundos en separar su boca de mí. Yo sentí un escalofrío muy fuerte cruzar todo mi cuerpo. Mi cara debía de ser un poema, pero simplemente pude seguir mirándola en silencio. Ella volvió a sonreír al separar su cara. De nuevo pasamos un silencio incómodo.

De repente pude notar como Claudia apoyaba sus dos manos en mis dos muslos. Lo viví a cámara lenta, aunque no fuese así. Sus ojos seguían clavados en los míos. Fue acercando por tercera vez su boca a mi pubis, muy lentamente. Sentí sus labios juntos posándose de nuevo sobre mi piel. Lo volvió a besar con mucha delicadeza y sin dejar de mirarme. Esta vez no se separó de mí como en las dos anteriores, continuó besando mi pubis. De inmediato me empecé a mojar.

Pude ver entonces como Claudia dejaba de mirarme. Noté como abría su boca de par en par y sentí su lengua húmeda mojar mi piel con su saliva. Su labio superior estaba aún sobre mi pubis, pero su lengua había empezado a bajar lamiéndome mi clítoris que yo ya notaba un poco abultado. Sentí un repentino placer con eso y no pude evitar gemir. Eso fue la señal que al parecer necesitaba Claudia.

Las manos de Claudia empezaron a apretar mis muslos separándolos aún más, y su boca descendió unos milímetros de su posición inicial. Su lengua seguía posada sobre mi clítoris hasta que acomodó sus labios rodeándolo. De repente escuché como sorbía y lo succionó levemente. Yo ahí ya me moría. Siguió succionándolo no muy fuerte y notaba cómo desde el interior de su boca su lengua me lo rozaba. Volví a gemir, no podía controlarlo. Entonces de repente lo liberó.

Yo seguía mirándola desde arriba, ella soltó mis muslos y dirigió sus manos por debajo de mis nalgas, mientras la misma sonrisa malévola de aquella tarde en la que vi cómo se lo hacía con mi hermano se dibujó en su cara. Cuando ya tenía sus manos bajo mi culo tiró un poco de mí. Yo me dejé escurrir un poco en ese sillón en el que estaba sentada separando aún más mis piernas.

Claudia hizo fuerza con sus manos en mi culo y yo entendía lo que quería. Empujé un poco mis caderas hacia su cara mientras veía como su boca se hundía definitivamente en mi coño. Su lengua se abrió paso entre mis labios vaginales y empecé a notar cómo jugaba con ella lamiéndome de abajo a arriba. Nadie me había hecho eso nunca, ni Matías el día ese que me lo comió por primera vez. No podía parar de jadear y gemir. Cerré mis ojos y me dejé llevar por la sensación. Estaba tan cachonda que tenía que estar poniéndole la boca fina con mi jugo.

La cara de Claudia estaba totalmente aplastada entre mis piernas y su boca abierta cubría totalmente la superficie de mis labios. Sus manos empujaban mi culo hacia ella. Su lengua pasó de darme esos lametones de antes, que me habían vuelto loca, a intentar abrirse paso en el interior de mi coño. La tela del sillón empezó a mojarse de una mezcla de mi flujo y sus babas, notaba que mi culo empezaba también a empaparse. Mi estómago se contraía con cada uno de mis intentos de respirar entre jadeos.

Mientras tirada de mi culo con sus manos empezó a follarme con su lengua. Podía sentirla con nitidez entrando y saliendo dentro de mí. Joder, cómo me estaba poniendo de malísima. Intentaba seguir empujando mis caderas contra ella, pero no podía dejar de moverme hacia todos lados. Su lengua se movía sin parar y un sonido líquido mezclado con mis gemidos se escuchaba por toda la habitación. Entonces dejó de sacar la lengua de entre mis labios y sentí cómo la mantenía dura en mi interior. Comenzó a moverla dentro como haciendo círculos. Era todo tan nuevo para mí, pero es que me estaba volviendo loca, joder.

Sacó sus manos de debajo de mis nalgas. Yo me mantuve con el culo escurrido en el sillón. La postura era bastante incómoda, pero me daba igual con lo que estaba viviendo. Sin separar su boca de mi coño, y sin sacar su lengua de mi interior, empecé a sentir por debajo de mi camiseta subiendo por mi cuerpo una de las manos de Claudia. Con un pequeño movimiento metió sus dedos por debajo de la parte superior de mi bikini, tiró de él hacia arriba hasta que de golpe uno de mis pechos quedó liberado. Me seguía follando con su lengua y comenzaba a manosearme la teta. Podía sentir mi pezón duro como una piedra entre sus dedos, y cómo jugaba con él. Era la primera vez que una chica me tocaba las tetas y tampoco pensé que eso fuese a pasar nunca, pero sí sabía lo mucho que me estaba gustando.

Cómo me gustaba esa lengua moviéndose en mi interior, estaba absolutamente empapada. Por cómo movía su mano en mi pecho me quedó claro que Claudia había tenido muchas ganas de jugar con mis senos, para variar en mi vida, y estaba aprovechando ese momento. Sin pensarlo de repente cogí con mis dos manos la cabeza de Claudia y apreté su boca aún más contra mi coño mojado, si es que eso era posible. Estaba a punto de correrme, podía sentir cómo se acercaba el momento mientras su lengua volvía a follarme entrando y saliendo a más velocidad que al principio.

De repente era yo la que movía mis caderas y frotaba mi coño contra su boca tirando de su cabeza hacía mí. No podía parar de moverme teniendo los ojos cerrados e intentando hacer fuerza con mis pies para impulsar mi cuerpo contra ella. Ella seguía moviendo la lengua y se dejaba hacer, me va a dar algo al recordarlo.

Claudia pellizcó con fuerza mi pezón. Sentí dolor, pero el placer que me estaba proporcionando más abajo hizo que ni le diera importancia. Mis gemidos ya eran constantes, no sé cómo no nos escucharon los de la pisci. Mi cuerpo vibraba y pude abrir los ojos para observar la cara empapada de Claudia pegada a mí y su mirada de golfa fija mirándome la cara.

Para terminarlo de arreglar, y mientras me seguía apretando el pezón con fuerza, llevo su otra mano a mi clítoris. Empezó a frotarlo con sus dedos a la misma velocidad que me continuaba follando con su lengua. Mi flujo y sus babas salpicaban por todos lados y mojaban mis muslos. No aguanté más y me vi sumida en un intensísimo orgasmo. Exploté en su boca con un grito y todo mi cuerpo se convulsionaba. Mis dedos se ocultaban en su melena oscura mientras tiraba con mis manos de ella empujando a la vez mi coño contra su boca. Sentía cómo estaba llenándola con mi flujo, y ella no paraba en ningún momento de mover sus dedos en mi clítoris y su lengua en mi interior. No tenía nada que ver con lo que había vivido antes, fue algo alucinante en ese momento. Ni que decir tiene que estaba a años luz de cuándo me lo comió un poco Matías.

Un rato después conseguí calmarme. Claudia se separó de mí y se puso de pie muy sonriente. El contorno de su boca estaba empapado con mi flujo. Se limpió la cara y las manos con la toalla y se quedó mirándome mientras yo seguía ahí tirada en el sillón.

-          Veo que te lo has pasado bien, Evita. Me alegro mucho. Ya me lo compensarás estos días. Voy a la piscina que estos van a preocuparse por nosotras jajajaja. – y salió de la habitación entre carcajadas.

Ahí me quedé yo un rato conmocionada por lo que acababa de pasar, aún no me lo podía ni creer.

Cuando pude volver en mí, me coloqué bien el bikini y la camiseta, me puse la parte de abajo y el short y salí a la piscina como si no hubiera pasado nada. Pensaba que todo el mundo me iba a estar mirando, pero estaban a su rollo, menos Claudia que ya estaba en el agua y me miraba entre risas. Me daba un poco de vergüenza, pero disimulé, me volví a quitar el short y me tiré al agua como si nada hubiese pasado.

Durante el resto de la tarde ya no hablé tanto con Claudia, pero ella me miraba todo el rato y se meaba de la risa. Por un lado, me había encantado lo que me había hecho, pero por otro estaba totalmente avergonzada.

Cuando empezó a oscurecer mi hermano y Claudia desaparecieron dentro de la casa y todos sus amigos empezaron con el cachondeo. A ellos les dio igual y obviamente fueron a follar. Pasó un buen rato y cuando salieron todos aplaudieron mientras mi hermano les insultaba y Claudia se reía, curiosamente ella me seguía mirando a mí fijamente.

Antes de cenar mi hermano y yo volvimos a casa. Él se despidió de ella con otro morreo guarro mientras yo les miraba y se subió a su bici. Claudia se despidió de mí con dos besos pero muy cercanos a la comisura de mis labios y de nuevo se volvió a partir de la risa. Me quedé mirando embobada hasta que reaccioné y seguí a mi hermano.

Como podéis imaginar durante toda la cena no dejé de darle vueltas a lo que había pasado con ella. No podía dejar de recordar las sensaciones y el morbazo que me había dado todo. Aún no me lo podía creer. Esa noche no salí ni a jugar con los de la urba. Me metí en la cama y me dediqué a mensajearme con Matías. Aún no sabía cuándo iba a volver. Me preguntó que qué tal había sido el día y yo le conté todo, menos la parte de su prima. Luego la conversación se volvió sexual y empecé a ponerme cachonda otra vez. Me estuvo diciendo lo mucho que se acordaba de mí y las ganas que tenía de volver a “tenerme a tiro”. Se había obsesionado con lo de acabar en mi boca, se pasó el rato hablando de cómo me la iba a follar y a llenármela con “su lefa” jajaja. Yo le seguí el rollito porque me había calentado y además empezaba a descubrir que me gustaba mucho tener esas conversaciones con él. Me empezó a pedir fotos y como mi hermana estaba ya dormida en la cama de al lado me desnudé como pude entre las sábanas, y le mandé un par que hice bajo la ropa sin que ella se diera cuenta. No tardé en ver el resultado cuando recibí una foto de su polla pringada totalmente con su semen. Eso hizo que ya no pudiera evitar tener que masturbarme, así que me despedí de él, dejé el móvil en la mesilla y me empecé a acariciar.

Estuve un rato tocándome acordándome de todo lo que ya había pasado con Matías, pero mi cabeza me acabó llevando a recordar la experiencia de esa tarde con Claudia, no podía alejar de mi memoria la imagen de su cabeza entre mis piernas, la sensación y el morbo que todo eso me había dado. Nunca me había sentido atraída así por otra chica. En unos minutos me corrí y al rato me quedé dormida en la cama tal cuál estaba.

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