Mi veranito 5

Pues siguen pasando los días de ese verano tan intenso que viví.

Hola a todos una vez más!!! De nuevo dar las gracias por todos los emails que recibo con opiniones y consejos, me encanta leeros. Quiero dar las gracias especialmente a los que se molestan en valorar con las estrellitas de la página cada relato que subo, aunque sois menos que los que me escribís al email me hace mucha ilusión!! Este me ha quedado un poco más largo también, pero espero que os siga gustando mi historia. :*

MI VERANITO 5

Llegó la mañana siguiente. Me estaba desperezando en la cama acordándome de lo que había vivido la noche anterior, aún estaba totalmente emocionada. Repasaba cada detalle mentalmente y lo disfrutaba mucho sólo con eso. Mi ensoñación acabó cuando escuché el grito habitual de mi madre para que fuéramos a desayunar. Bajamos a la cocina todos los hermanos. Coincidí con mi hermano Carlos mientras bajábamos las escaleras.

-          Ya me he enterado que has hecho las paces con Matías. ¿Qué tal, eeeeeeh? – me soltó con una amplia sonrisa de cabrón. Yo me quedé petrificada y me dio un vuelco el corazón.

-          Por favor Carlos no les digas nada a papá ni a mamá – le contesté yo con cara de pánico.

-          No te preocupes Evita. Matías es mi amigo de toda la vida y es un tío guay, no tienes por qué preocuparte. Claudia y yo os vimos salir del garaje del señor Manolo el otro día cuando estábamos escondidos, así que tened más cuidado. También sé que anoche te fuiste un ratito con él en su moto. Luego le pregunté a él y no ha quiso decirme nada, pero no soy subnormal. Al final su prima le ha hecho pressing y me lo ha confirmado. Ya vas siendo mayorcita así que tú sabrás lo que haces, te salvas porque es él, y él sabrá lo que hace también. – me volvió a decir bastante serio.

-          Muchaaaaas graciaaaas – le dije mientras le daba un fuerte abrazo y él flipaba. No estaba acostumbrado a esas muestras de afecto por mi parte.

-          Anda, quita niñata – y me apartó sin miramiento.

-          ¿Quién más lo sabe? – pregunté asustada.

-          Lo sabe Claudia, Javi, y Alberto, pero nadie más, ten cuidadito, niña – me contestó mientras yo respiraba aliviada.

Casi me muero ahí mismo del susto. Me quedó claro que mi hermano y sus amigos ya sabían lo mío con Matías, lo que no me quedó claro es qué hacía él escondido con Claudia jajajajaj. Me lo podía imaginar. Suponía que los días que yo no había querido salir de mi casa habían pasado “cosas” entre ellos que yo desconocía. A saber qué había pasado cuando yo estaba con mis tíos. El verano se animaba para toda la familia. :P

Desayunamos todos juntos y me fui a prepararme para la pisci. Fui directa a por el bikini blanco, ya había comprobado el problema de transparencia que tenía cuando se mojaba, pero es que eso buscaba ese día. No sólo era lo del agua, es que como ya os conté no me ajustaba bien ni de coña. Me tapaba bien los pezones, mis aureolas, y el contorno, pero casi el resto de las tetas quedaban un tanto al aire. Era un poco show, pero quería que Matías no dejara de estar loco por mí, incluso si podía que me deseara aún más. Me encantaba verle cachondo por mi culpa. Me puse una camiseta encima del bikini, unos leggings finitos y unas zapatillas cómodas.

Salimos directos a la pisci. Yo iba todo el rato pensando en Matías. Cuando llegamos ya estaba todo el grupito de mi hermano que acababan de llegar, incluida Claudia y también Matías. Me puse taaaan contenta. Saludamos a todos y mi hermano fue directo a Claudia y le dio un pico, yo me quedé alucinada, pero a todo el mundo le pareció lo más normal. Estaba claro que me había perdido varios capítulos jajajaj. Matías y yo seguimos disimulando. Una cosa es que lo supiera mi hermano y su grupito de amigos cercanos, y otra distinta que lo supiera toda la urbanización y se enteraran al final mis padres. Era mejor para todos que nuestra historia siguiera oculta. Que mi hermano estuviera con Claudia daba igual, eran más o menos de la misma edad, aunque ella un poco mayor. Eso era aceptable para mis padres.

Me quité la ropa sobre la toalla en el césped de la pisci. Me fui a la ducha y empecé mi show. Abrí el agua y mi bikini blanco se transparentó de inmediato. Ese día ya no me daba vergüenza, al revés. Al contacto del agua mis pezones se pusieron duros de inmediato y con la transparencia era un cantazo, pero me daba igual. El grupo de amigos de mi hermano me miraban babeando, estaba claro que me habían echado de menos todos esos días que no había ido a la pisci. Mi hermano estaba a lo suyo hablando con Claudia. Yo me empecé a frotar con las manos todo el cuerpo con el agua mirando fijamente a Matías que tenía también la mirada fija en mí. Me di la vuelta y les enseñé una panorámica perfecta de mi culo mientras el agua hacía lo suyo en el blanco de mi bikini. Recuerdo que llegué a agacharme un poco y todo, como si me preocupara mucho limpiarme los pies y las piernas jajajaja. Salí muy digna de la ducha y mientras caminaba a la pisci pude ver como algún que otro padre también me observaba, y por supuesto el señor Manolo se me había quedado mirando, pero hoy tenía la misma cara que los amigos de mi hermano, eso no me gustó tanto. Me tiré a la piscina con mi mejor salto de cabeza.

Cuando yo ya estaba en la pisci, me fijé que Claudia se quitaba su camiseta negra ancha y sus pantalones bermudas anchos, llevaba unos de esos de skater como Matías, para mí era un poco ropa de chico. Y entonces se quedó con un bikini rojo monísimo y se encaminó a la ducha. No pude dejar de mirarla.

De inmediato me fijé en que la parte de abajo del bikini era un tanga con dos cuerdecitas a los lados de las caderas. El día que la conocí ya os conté que era muy guapa, pero este día presté más atención, certifiqué que mi hermano tenía muy buen gusto. Lo que más destacaba era su melenaza oscura ondulada y su piel morena. En la parte de detrás de su melena llevaba una especie de trencita finita larguísima con un cascabel, era más larga que el resto de su melena y eso me llamó la atención. Parecía como si hubiera tomado mucho el sol, pero es que era así directamente, qué envidia. Claudia era más alta que yo, debía llegar al 1,70 fácilmente. Al ser más alta, y aunque yo no estaba gorda, parecía también más delgada, era como si estuviera estirada toda ella. Me llamaron la atención sus piernas larguísimas, que terminaban en un firme culazo sin pizca de celulitis que el tanga resaltaba en todo su esplendor, me daba también un poco de envidia. En la competi de pecho yo era clara ganadora como ya os comenté. Aun así, tenía las tetas bien colocadas. A ojo calculé una 90, pero con una copa más normal que la mía, posiblemente una C. Desde su hombro derecho bajando por todo su brazo llevaba un montón de pajaritos volando tatuados, me pareció un tatuaje super chulo, siempre me han gustado ese tipo de tatuajes. También llevaba un tatuaje de un símbolo que yo no conocía en la parte de atrás de la espalda justo dónde empezaba el cuello. Era algo oriental, pero ni idea de qué era. Un piercing plateado adornaba su ombligo. Tenía carita de niña, de cara parecía más de mi edad que de la suya. Ojos azules claros, nariz respingona adornada también por un arito en uno de sus laterales que no había visto el primer día con mi enfado, y sus labios eran gruesos.

Se empezó a duchar y me jodió bastante ver que todos los amigos de Matías, mi hermano incluido, se quedaban embobados mirándola. No sólo eso, el número de padres mirones era considerable, y obviamente también el señor Manolo. Ella no forzaba sus movimientos en la ducha para hacerse la sexy, pero daba igual, lo era directamente. Todo el mundo piscinero masculino estaba hipnotizado, y yo también. Terminó de ducharse y se tiró a la piscina de cabeza como también había hecho yo. Yo estaba bastante mosqueada con todo eso, así que me fui a nadar a la otra punta.

La mañana transcurrió sin pena ni gloria, yo no podía cantearme con Matías, pero Claudia sí lo hacía con mi hermano. Se daban el lote dentro de la pisci sin exagerar, pero se besaban sin ocultarlo. De nuevo me corroía la envidia, aunque podía entender perfectamente a mi hermano, Claudia estaba muy buena, era muy sexy, y además era mayor que yo. A mí lo que me jodía es no poder hacer lo mismo con Matías, pero bueno.

Llegó la hora de comer y me fui a los vestuarios a quitarme el bañador mojado antes de irme a casa, había días que lo hacía y otros que me iba con él puesto directamente. Allí encontré a Claudia y nos quedamos mirándonos la una a la otra. No habíamos hablado en toda la mañana, tampoco había coincidido.

-          Hola. – le dije sonriente.

-          Hola… – me contestó muy seria.

-          Oye… siento mucho cómo me comporté el día que nos conocimos… pero es que… - le dije temerosa.

-          Ya, pensabas que era la novia de mi primo o alguna mierda semejante, jajajajaj ¡Ni con un palo! – me dijo carcajeándose. Yo me moría de vergüenza.

-          No pasa nada, Evita, me lo contó tu hermano y ya se ha aclarado todo. ¿Verdad? Evita te llamas, ¿No? – me preguntó desafiante, la verdad es que me daba mucho respeto esa chica, era muy macarra y se la veía muy despierta.

-          Sí… - le contesté con miedo.

-          No pasa nada. Además, por ahora eres mi “cuñada” y hay que llevarse bien con la familia jajajaja. – me soltó partiéndose de risa.

-          Estoy con tu hermano.  ¿Tú te lo estás pasando bien con mi primo, no? – me soltó sin cortarse, menos mal que en el vestuario no había nadie más.

-          Bueno, si… - le contesté totalmente cortada.

-          ¡Pues qué mal gusto tienes, tía jajajajaj! – me soltó mientras se acababa de poner su ropa. Yo me quedé en bikini en silencio alucinando.

-          Lo que está claro, por lo que veo, es que mi primo sí que tiene muy buen gusto. ¡A ver si espabilas tú jajajajaja! – me dijo mientras se dirigía a la puerta del vestuario sin parar de reírse. El colmo fue que justo cuando acabó la frase pasó a mi lado y me metió un azote en el culo, pero bien fuerte. Sin más se fue y yo me quedé ahí paralizada sin saber qué había pasado.

Me miré el culo en el espejo y Claudia me había dejado sus dedos totalmente marcados. No sabía cómo reaccionar a eso, así que me vestí y me fui a mi casa pensando todo el camino en la conversación que había vivido con ella, y obviamente en el azote. Menuda era la Claudia esa, me daba mil vueltas, tenía más calle que toda mi familia junta, e intuía que también más que Matías.

Cuando llegué a casa me puse un bikini rojo que tenía seco, para prepararme para por la tarde en la pisci. Sí, pillé el rojo por Claudia, ya lo sé, era así de envidiosa. También me estaba pequeño porque era de los nuevos. No era con tanga como el suyo, pero yo le sacaba más partido en su parte de arriba que ella jajajaja. Me vestí con la misma camiseta y el leggings de por la mañana, y bajé a comer. Según llegué yo, mi hermano ya había terminado, tenía mucha prisa de repente. Lo del desayuno todos juntos era sagrado, cosas de mi padre, pero lo de la comida no, así que se fue sin más. Yo comí lo más rápida que pude porque obviamente tenía excursión con Matías al chalet, y me moría de ganas.

Otro día más salí corriendo de mi casa y bajé hasta el lugar de encuentro con Matías de otras veces. Miramos que no hubiera nadie y me metió un muerdo húmedo que yo correspondí. Estaba muy emocionada, tenía incluso “hambre”, ya me entendéis. :P Me puse el casco y partimos al chalet a toda prisa. Nunca pensé que le iba a pillar tanto cariño a ese chalet tan cutre y abandonado aajajajajjaja.

Cuándo ya se veía el chalet a lo lejos, Matías paró la moto en seco.

-          Hay alguien, tía, hay bicis. – me dijo según paró. A mí eso me cabreó bastante porque se nos jodían nuestros planes.

-          Vamos a ver quiénes son. – me dijo hablándome más bajito. A mí me pareció bien porque ya que nos habían cortado el rollo, por lo menos saber si íbamos a poder ir allí más días.

Matías aparcó la moto entre dos pinos fuera del camino hacia el chalet. Fuimos subiendo la cuesta de arena despacito.

-          Matías, esa es la bici de montaña de mi hermano. – le dije susurrando sonriendo mientras me aguantaba la risa.

-          Sí, pues la otra es mía, no la uso desde que tengo la moto. – me dijo descojonándose.

-          Sssssh shhhhhhh, vamos…-

Fuimos caminando lentamente por la cuesta que daba al chalet, casi de puntillas. Cuando llegamos a la puerta principal Matías se asomó primero, pero no vio a nadie. Yo entré despacito detrás de él. En cuanto entré me fijé que en el sillón que siempre había en esa habitación había ropa tirada. Me acerqué lentamente y la cogí para ver qué era. La estiré y se la enseñé a Matías, era la camiseta negra ancha que llevaba su prima Claudia esa misma mañana en la pisci. Nos empezamos a morir de risa los dos mientras intentábamos controlarla.

-          Shhhhh… shhhh… - dijimos a la vez entre risas.

-          Ven. – me dijo Matías y le seguí.

Matías volvió a salir del chalet por la puerta principal mientras yo le iba siguiendo. Hacía solazo, mucho calor, y las chicharras lo daban todo. Empezó a rodear toda la casa hasta que llegamos al lateral que daba a la habitación del sofá que tantos buenos momentos no había proporcionado. :P

En ese lateral del chalet había una ventana sin terminar de construir que daba a la habitación del sofá. Nos acercamos a ella desde el exterior intentando hacer el mínimo ruido posible. De inmediato pudimos escuchar sonidos, uno estaba claro y era un cascabel jajajaja. La pared de la ventana quedaba bastante alejada de dónde escuchábamos los ruidos, que dimos por hecho que provenían de “alguien” usando nuestro sofá. Siempre había estado pegado a la pared interior de esa habitación, así que pensamos que podíamos mirar qué pasaba sin ser detectados. Primero se asomó Matías lentamente, de inmediato vi que se meaba de la risa. Me hizo un gesto con la mano y ya me asomé yo por la ventana.

Lo primero que vi fue el sofá y efectivamente, seguía en el mismo sitio pegado a la pared de enfrente. Luego vi a mi hermano Carlos. Estaba sentado en el sofá mugriento y miraba hacia el techo, estaba colocado justo frente a nosotros, pero a una distancia considerable, además que no nos miraba. Me fijé en sus piernas y estaba desnudo de cintura para abajo. Entre sus piernas arrodillada se encontraba la espalda desnuda y sudorosa de Claudia y sus tatuajes. Los pocos rayos de sol que entraban en esa habitación hacían que brillase. Ella estaba desnuda de cintura para arriba pero aún conservaba los bermudas de por la mañana. Mi hermano tenía sus manos apoyadas en la cabeza de ella mientras subía y bajaba, no había muchas dudas de que se la estaba chupando. Con cada movimiento de su cabeza el cascabel de la trencita de su melena negra suelta se movía y sonaba, eso era lo que habíamos escuchado antes.

Me dio mucho corte ver a mi hermano así, también un poco de repelús, pensé en irme inmediatamente. Entonces miré a Matías y seguía a mi lado asomado a la ventana sonriendo, deduje que él no tenía problemas en ver a su prima así, incluso que la podía haber visto antes en esas situaciones, estaba disfrutando con ello así que no dije nada y volví a mirar. Siempre tenía tiempo de irme cuando quisiera.

Seguimos observando asomados un poco a la ventana. La cabeza de Claudia subía y bajaba a toda velocidad. De vez en cuando se detenía, y aunque no podíamos verle la cara se oían como unos impactos, estaba claro que se golpeaba con la polla de mi hermano en la cara o algo similar, como en las pelis que yo había visto. Desde el primer momento que nos pusimos a cotillear saltaba a la vista que ella tenía mucha experiencia en estas cositas. También la escuchábamos escupir muy fuerte un par de veces, para después volver a ver su cabeza subiendo y bajando a toda prisa. Mi hermano tenía los ojos cerrados, pero los abría para mirarla de vez en cuando. No paraba de bufar. Estando así era imposible que se diera cuenta que le veíamos por esa ventana. Por su cara parecía que se iba a morir ahí mismo.

Pronto dejé de tener repelús por estar viendo a mi hermano, la verdad es que a él le miraba poco, estaba hipnotizada mirando lo que hacía Claudia. Observaba cómo se movía con la mirada fija. Esa espalda morena con esos tatuajes empapados, la cabeza a toda velocidad, y el sonidito del cascabel una y otra vez. No entendía por qué, si por la situación de estar ahí escondidos viendo eso, si porque yo quería estar haciendo eso con Matías, si era por ella, pero empecé a notar que me ponía un poco mala. Por mi hermano os aseguro que no era, lo siento por los fans de esas cosas. J

-          Para, que me corro. – le dijo mi hermano mientras detenía su cabeza con las manos.

Entonces Claudia paró y vimos que se ponía de pie. En ese momento Matías y yo agachamos las cabezas por si nos pillaban. Matías volvió a subir un poco para mirar por la ventana de nuevo y me hizo un gesto para que yo asomara de nuevo también, y eso hice.

Lo primero que vi cuando volví a mirar fue la polla de mi hermano, qué asco me dio joder, aunque la curiosidad me podía. Aunque estábamos a distancia podía verla toda erecta. Era bastante menos gorda que la de Matías, aunque de largo parecía similar. También tenía la piel más clara que él, tanto la de la polla como la de los testículos, ya sabéis la genética familiar. El pelo rizado que podía apreciar a esa distancia también era más claro, mi hermano y yo compartíamos color de pelo y palidez de piel, así que era normal. Sacó un condón del bolsillo de su camisa y lo abrió para ponérselo. Casi me dan arcadas…

Me fijé en Claudia que seguía de espaldas a nosotros. Estaba ahí de pie mientras mi hermano peleaba con su condón. Desabrochó su pantalón que cayó al suelo de inmediato. Ella utilizó uno de sus pies para lanzarlo lejos de dónde estaban. Seguía llevando el tanga del bikini rojo de por la mañana y volví a alucinar con ese culazo firme que tenía. Cogió con los dedos uno de los dos cordoncitos del tanga y tiró de él deshaciendo el lazo. El tanga se soltó de su cadera y ella, con un suave gesto de manos, tiró de él mientras la tela se deslizaba entre sus nalgas hasta que quedó totalmente desnuda salvo por sus zapatillas. Pude ver la cara de mi hermano que debía de ser la misma que cuando yo miraba la polla de Matías.

No habían pasado ni diez segundos y pude ver cómo Claudia se empezaba a sentar a horcajadas sobre mi hermano, que ya había conseguido ponerse el condón. Con su mano derecha cogió su polla, vi desde detrás como la dirigía hacia su entrepierna, y cómo empezaba a dejar caer todo su peso sentándose sobre las piernas de mi hermano mientras su polla desaparecía en el interior del coño de Claudia lentamente. Justo ahí fui consciente del todo de que yo me estaba mojando, la situación me sobrepasaba y me parecía muy excitante.

-          Aprende. – me soltó Matías al oído por lo bajini.

-          ¡Calla! – le dije yo susurrando mientras le daba un golpe en la espalda sin hacer mucho ruido y sin mirarle. Estaba demasiado concentrada viendo lo que veía como para hacerle caso alguno.

Mi hermano puso sus manos en el culazo de Claudia, y yo pude empezar a ver cómo su polla aparecía y desaparecía entre sus muslos mientras ella subía y bajaba. Podía escuchar los jadeos fundidos de ambos. Las gotas de sudor de Claudia empezaban a escurrir hasta las manos de mi hermano, y a mí ver todo eso me estaba subiendo la temperatura a toda pastilla. Comencé a sudar como ellos, y como ya os he dicho, no sólo a sudar...

De repente, sentí la mano caliente de Matías abrirse paso bajo mis leggings, y cómo empezaba a manosearme el culo. Yo le dejé hacer sin inmutarme, no podía dejar de mirar la escena que tenía a unos metros. Matías se colocó un poco más a mis espaldas sin dejar de mirar por la ventana, y noté como su otra mano subía bajo mi camiseta rozando mi estómago. Un poco de aire se coló dentro de mi camiseta y sentí como tenía el canalillo empapado. En cuanto llegó a la parte de arriba de mi bikini rojo tiró de él hacia abajo haciendo que una de mis tetas saliera por encima del bikini en su esplendor. Yo seguí sin hacerle caso, aunque lo que me faltaba para estar ya completamente cachonda era eso. Me empezó a sobar ese pecho y el culo con ambas manos.

-          ¿Qué pasa, que te está gustando ver follar a tu hermano? – me preguntó en voz baja el imbécil.

-          ¡Claro que no, que te calles! – le dije yo susurrando de nuevo.

Claudia botaba cada vez a un ritmo más rápido sobre mi hermano. De vez en cuando veía cómo se inclinaba sobre él y podía intuir como él le debía de estar comiendo sus tetas en esa posición. Los dedos de Matías bajo mi camiseta pasaron de sobar manoseándome totalmente toda la superficie de mi teta, a pellizcar suavemente el pezón del pecho que se había escapado de mi bikini. Yo seguía mirando la escena, pero sentía por el rabillo del ojo como Matías me miraba a mí y ya no hacía caso a los otros dos. Yo ya estaba cachonda perdida.

Matías soltó con su otra mano mi culo y la sacó de debajo de mis leggings. Agarró con sus dedos la cintura de mi prenda y empezó a tirar de ella hacia abajo hasta que consiguió que quedara bajada hasta mis rodillas. Yo seguía sin mirarle observando el culo de Claudia moverse. Matías miraba la parte de mi cuerpo que había dejado descubierta y eso me encantaba. Ya no prestaba atención alguna a los otros dos.

Volví a sentir los dedos de Matías en mi cintura, en esta ocasión agarrando la parte de debajo de mi bikini. Apretó el pellizco de mi pezón con más fuerza y me bajó el bikini a tirones hasta las rodillas, no de manera suave como los leggings. Joder, cada vez me gustaba más que actuara conmigo bruscamente, no sabía lo que me pasaba con eso, pero me ponía mala.

El culo moreno de Claudia seguía su baile, sus jadeos y gemidos cada vez subían de volumen, sobre el mío estaba la manaza de Matías que me lo amasaba y en ese momento decidió pegar su cuerpo al mío. Podía sentir su polla gorda y dura bajo su pantalón mientras él la apretaba contra mi muslo. Sentí un escalofrío de inmediato, pero seguí dejándome hacer sin mirarle.

Yo estaba de pie apoyada en la pared de la ventana asomando mi cabeza por ella un poquito. En mis rodillas se acumulaba la ropa que me había bajado Matías y se estaba poniendo fino a sobarme el culo y el pecho. Empezó a frotar su polla también contra mí, me costó no prestarle atención :P. Me estaba mojando tanto con todo que hasta me dio igual que estuviéramos en el exterior de la casa de día y yo semi desnuda.

-          ¿Cuándo me vas a dejar follarte, Evita? – me preguntó Matías al oído mientras se frotaba contra mí.

-          Jo, aún no Matías, no sé… - le contesté mientras empezaba a jadear un poco.

-          ¿Por qué aún no, Evita? ¿No te gusta lo que ves? – me dijo apretándome el culo y yo sin dejar de mirar por la ventana.

-          Ay… no sé tío, espera un poco más… estos días, jo… - le contesté, aunque ya me iba empezando a costar hablar un poco así bajito.

Entonces Matías me soltó el culo y me metió dos de sus dedos desde detrás en mi sexo de golpe, como la última noche que habíamos estado en el chalet contra una pared. Los sentí en mi interior y di un pequeño respingo de sorpresa, aunque yo ya estaba muy mojada por toda la situación y entraron sin problema. No los había metido hasta el fondo pero no me lo esperaba. Di un pequeño gemido.

-          Pues sí que te está gustando lo que ves… - me dijo con voz de guarro mientras comenzaba a mover sus dedos.

Giré la cabeza y le miré. Lo de sus dedos ya había llamado mi atención del todo. Tenía la cara de loco salido esa que me gustaba tanto. Le empecé a comer la boca mientras sentía sus dedos entrar y salir.

-          Jo, Matías, espera un poquito más, porfa. Ya dentro de poco te dejaré que lo hagas. – le dije con mi mejor cara de niña buena mientras veía como la suya reflejaba disgusto.

Volví a comerle la boca metiéndole mi lengua y él empezó a jugar con la suya. Seguía moviendo sus dedos dentro de mí despacito. Con mi mano izquierda empecé a buscar la cremallera de su pantalón, y cuando la encontré se la abrí. Mi manita se metió por ese agujero hasta que conseguí bajarle el calzoncillo y su polla dura apareció de golpe a la luz al liberarla. Todo esto lo hice sin dejar de jugar con mi lengua en su boca.

Agarré su polla con mi mano, mientras me la llenaba con su calor y podía sentir la humedad que la cubría. Comencé a pajearle mientras volvía a girar mi cabeza para mirar por la ventana, quería saber qué más estaban haciendo ellos.

Fue todo muy rápido. Cuando volví a mirar dentro de la casa Claudia ya no estaba de espaldas a mí, ahora estaba de cara a la ventana. Seguía sentada sobre mi hermano follándoselo en el sofá, pero se había dado la vuelta en los instantes que yo había dejado de mirar. Tenía los ojos cerrados, y lo que pasó lo viví como a cámara lenta, aunque no fue así. Poco a poco vi cómo abría los ojos sin dejar de saltar sobre mi hermano y percibí claramente cómo su mirada se cruzaba con la mía. Me había visto en la ventana, no había duda, me dio un vuelco el corazón. Antes de que yo me escondiera pasó lo más extraño, empezó a sonreírme y yo no me lo podía creer. En un primer momento pensé que es que no me estaba mirando realmente, pero no, claro que me estaba mirando y además sonreía. Su cara me pareció hasta un poco maléfica y su arito de la nariz brillaba un poco. Era increíble. Le daba igual que yo les estuviera viendo. Matías no se había enterado de nada porque ya no miraba, estaba más interesado en mi culo y en sus dedos en mi coño mojado que no paraba de mover haciendo pequeños círculos en mi interior.

Le eché valor y no me escondí, en cambio decidí mirarla yo también fijamente, ella seguía mirándome sonriente. Mi hermano no veía nada con ella encima. Me moría de morbo, joder. Toda su piel brillaba por su sudor, como antes había podido comprobar en su espalda. Flexionaba sus largas piernas abiertas para subir y bajar sobre mi hermano al que se le escuchaba resoplar. Podía ver perfectamente sus muslos en tensión y cómo sus labios vaginales, bastante más pronunciados y visibles que los míos, rodeaban el latex que cubría esa polla dura que yo no quería mirar, pero que ahí estaba, entrando y saliendo del coño de Claudia. Ahí es cuando me di cuenta de que iba rasurada del todo, como muchas de las de las pelis. Lo que pensé que era su flujo empapaba todo su pubis visiblemente. Su estómago plano también seguía con su baile, incluso podía ver cómo se le marcaban suavemente sus abdominales al tensar sus piernas y subir. Tenía un ombligo diminuto, hacia el interior, y resaltaba el brillo del piercing que lo adornaba. Aunque sus tetas eran más pequeñas que las mías eran muy bonitas, redondas, con unos pezones oscuros duros que apuntaban hacia arriba y una aureola pequeña a juego que los rodeaba. Sus tetas se balanceaban levemente y casi ni temblaban con sus movimientos, saltaba a la vista que eso estaba firme. El sonido de su cascabel se escuchaba por todos lados.

Repasé su cuerpo en unos segundos y volví a cruzar mi mirada con ella. Ahí seguía su sonrisa, mientras que toda su cara reflejaba el morbo que a ella también le estaba dando el verme ahí. Yo estaba cada vez más mala y empapada. Matías se dio cuenta de eso y empezó a meter y sacar sus dedos, casi me parecía que sin él saberlo me follaba con sus dedos al mismo ritmo que Claudia se dejaba caer sobre la polla de mi hermano. Yo gemía intentando evitar elevar mi voz, aunque era consciente de que ya me habían pillado, al menos Claudia.

Los dedos de Matías cada vez iban más rápido y su otra mano ya había sacado mi otro pecho por encima de mi bikini. Manoseaba mis dos tetas bajo mi camiseta y me follaba con su mano más y más rápido. Se me movían al ritmo de la mano de Matías. Claudia también saltaba sobre mi hermano a más velocidad y empezó a no poder mantener sus ojos abiertos mientras me miraba. Sus tetas se movían también más rápido. A mí me pasaba lo mismo y mi flujo cada vez inundaba más mi coño mientras jadeaba. Tenía que estar empapando la mano de Matías, pero no iba a dejar de mirar a Claudia para comprobarlo. Seguía pajeando la polla de Matías sin mirarle, cada vez la apretaba más fuerte y movía mi manita más rápido, tenía la mano mojada con su liquidito. De vez en cuando Matías se acercaba a mí y tocaba con la punta de su pene mi culo rozándolo y manchándome mi nalga, podía sentir su humedad en él.

De repente pude ver cómo la cara de Claudia se desencajaba mostrando un gesto de placer absoluto y comenzaba a gritar, estaba claro que se estaba corriendo. Además, abrió sus ojos y me miraba mientras lo hacía, eso me dio taaaaanto morbo que una sensación de electricidad recorrió todo mi cuerpo. Los dedos de Matías no podían ir más rápido y unos segundos después que ella llegó mi orgasmo. Fue una explosión entre mis piernas y Matías lo sintió y no paraba con sus dedos. Yo intentaba ahogar mi grito y casi lo conseguí del todo mientras se me cerraban los ojos, fue muy intenso. No me quedó claro si me corría por lo que me hacía Matías, por la situación morbosa, o directamente por estar mirando a Claudia, pero me corrí como una bendita, eso os lo aseguro.

Mientras Claudia intentaba recuperar el aire quieta y sentada con la polla de mi hermano en su interior, yo intentaba hacer lo mismo. Matías sacó sus dedos despacito. Yo seguía apretando su polla, aunque había tenido que parar de pajearle al llegar mi orgasmo. Seguía apoyada mirando por esa ventana sin poder apartar la vista de la peli que tenía delante. A Matías parecía no importarle mucho y volvió a ponerse a mi altura, apoyándose también en la pared de la ventana, comenzando a comerme el cuello. Me lo empezó a babear mientras volvía a mirar en el interior de la habitación. Yo a la vez seguí moviendo mi mano y reactivando la paja que le estaba haciendo de espaldas a él.

Dentro de la habitación Claudia se puso de pie del todo sacándose al fin la polla de mi hermano. Entonces pude ver cómo, sin cruzarse ni una palabra, ella apoyaba sus manos y sus rodillas en el sofá situándose a cuatro patas. Mi hermano se puso detrás de ella y vi cómo con sus dedos orientaba su polla para seguir follándosela a lo perrito. Estaba claro que no era la primera vez que follaban, también quedaba claro que yo me había perdido muchas cosas esos días de verano.

Ellos quedaban de lado frente a nuestra ventana y mi hermano sólo miraba lo que estaba haciendo intentando clavarle la polla a Claudia. Ella en cambio seguía mirando a la ventana girando su cabeza hacia un lado levemente, continuaba sonriendo con cara de guarra. Parecía claro lo mucho que estaba disfrutando con nuestra presencia. En ese momento Matías ya había vuelto a mirar por la ventana, y yo seguía pajeándole sintiendo la humedad de su polla en mi culo y en mi mano.

-          Menuda guarra está hecha mi prima, pero si nos está viendo y todo, ajajajaj. – me dijo Matías al oído al darse cuenta de ello.

Mi hermano consiguió metérsela a Claudia y dio un empujón violento pegándose a su cuerpo, clavándosela del todo. Los pechos de ella se balancearon con fuerza por ese movimiento y soltó un grito. Mientras Matías y yo les observábamos, ella nos seguía mirando con cara de guarri de mis pelis. Podía sentir el interior de mis muslos empapados por mi reciente orgasmo. Movía mi mano a toda prisa pajeando a Matías con fuerza y sentía su polla mojando mi glúteo. La situación se me iba de las manos, me parecía el culmen del morbazo.

Matías comenzó a lamerme la oreja y el cuello y podía escuchar perfectamente su respiración acelerada, sus jadeos, y sus pequeños gemidos provocados por los rápidos movimientos de mi manita. Estaba otra vez mojándome. Mi hermano había puesto sus manos sobre el culo de Claudia y se la follaba con fuerza y velocidad. Yo estaba hipnotizada con el movimiento de las tetas, los gemidos, y la cara de Claudia. Madre mía, que me moría…

Matías gimió fuerte en mi oído y explotó. Sentí el calor de varios chorros de su leche impactando sobre mi culo, nunca había sentido eso ahí, y no me importó, al contrario. Él seguía jadeando y yo no paraba de mover mi mano mientras su semen bañaba mi nalga y manchaba mi mano. La polla de mi hermano aparecía y desaparecía, pero ya no me daba asco ni repelús ver eso, me daba igual, en quién yo me estaba fijando era en Claudia.

Cuando noté que Matías se calmaba apreté mi mano rodeando su polla de abajo a arriba exprimiendo las últimas gotas de su leche y frotándola con mi culo manchado. Sentía el líquido chorrear desde mi culo por mi muslo, pero tampoco me importó mucho, yo seguía mirando a la otra pareja y él también, aunque no me fijé en su cara.

Un rato después mi hermano empezó a gritar mientras daba tres fuertes embestidas contra Claudia. Él se estaba corriendo y ella cerraba los ojos con una expresión de felicidad. Yo observaba todo sin perder detalle y Matías estaba a mi espalda, había cogido su polla al haberla soltado yo ya, y empezó a jugar con ella y la leche de mi culo. Yo volvía a notar que estaba empapada de nuevo

Lo último que recuerdo ver por esa ventana fue a mi hermano separarse de Claudia y quitarse el condón usado. Dejé de mirar por ella y me bajé. Ahí seguía Matías con su polla en la mano mirándome con su cara de cerdo. Tenía el glande lleno con restos de su leche. Yo estaba otra vez cachonda perdida, pero ya no nos iba a dar tiempo a nada más. Intenté mirarme el culo y lo tenía fino. Tenía la mitad de él cubierto de líquido blanco y grumoso, y como ya dije notaba que había chorreado por mi muslo. Ahí me vino la preocupación de mancharme la ropa.

-          ¿Tienes algo para que me limpie, Matías? – le pregunté.

-          Tengo un pañuelo, pero me lo vas a manchar. Si primero me limpias tú me lo pienso. – me dijo el cabrón sonriendo. Tuve claro a lo que se refería.

Sin pensarlo le agarré otra vez su polla manchada de su leche con la mano, me agaché un poco, y me la metí en la boca rodeando la punta con mis labios y sin dejarle pensar. Estaba ya bastante blandurria. Me miró muy sorprendido. Le di chupetones en ella muy rápido, como si fuera algo que yo hiciera todos los días. Así más blandita me cabía entera en la boca y me la comía entera. La saqué de mi boca de golpe. Quedó perfectamente limpia. Saboreé de nuevo ese gusto salado y amargo de la leche de Matías, me seguía encantando, volvía a tener esa sensación rara en la garganta. Él seguía mirándome alucinado.

-          ¿Bueno, ahora ya me dejas el pañuelo, o qué coño pasa? – le dije muy seria.

Él sacó un pañuelo negro del bolsillo de su pantalón, de estos para ponerse al cuello, y me lo dio sin decir ni una palabra. Empecé a limpiarme su leche con él hasta que me aseguré que al subirme la ropa no la manchaba. Le devolví el pañuelo, muy digna, y me coloqué el bikini guardando mis tetas en él. Luego subí los de las piernas. Matías se encaminó hacia la puerta principal del chalet y yo le seguí.

Esperamos escondidos en la puerta principal y al rato salieron mi hermano y Claudia. Matías se puso a aplaudir y dedicarles una ruidosa ovación, yo la verdad es que me partía de risa. Claudia salió riéndose, pero mi hermano tenía cara de mosqueo.

-          ¿Qué pasa que sois gilipollas? - dijo mi hermano todo nervioso en cuanto nos vio.

-          ¡OEOEOE! – gritaba Matías mientras mi hermano le intentaba coger para darle una hostia mientras él corría.

Yo me seguía riendo mientras Claudia se meaba de la risa conmigo y me miraba con una cara que me pareció un tanto extraña. Ya era muy tarde y había que ir a la pisci a disimular :( . Yo seguía bastante cachonda después de todo lo que había visto y de lo que había vivido. Ellos cogieron sus bicis y emprendieron el camino hacia la urba, y yo me subí en la moto de Matías y nos encaminamos hasta allí. Al día siguiente por fin celebraba mi cumple y esa tarde solamente iba a la pisci para invitar y confirmar quién iba a ir al día siguiente a la fiesta, y eso hice. Obviamente de invitados este año estaban mis amigas de siempre, pero también Matías y todo el grupo de mi hermano, mis nuevos mejores amigos ajajajajaj.

Me pasé la tarde pensando en lo que había sucedido en el chalet, lo que había visto, y cuestionándome por qué me había puesto tan mala mirando a Claudia. Además, seguía estándolo. Fue una situación super morbosa, pero es que me estaba dando cuenta de que ella directamente, el verla desnuda, el verla follando, también había sido parte de mi profunda excitación. Tenía tantaaaas dudas en la cabeza. Hasta entonces nunca me había atraído una mujer, o por lo menos nunca me había puesto así por una. No entendía muy bien lo que me estaba pasando y estaba echa un lío.

Esa noche no podía salir a jugar con los demás, así que no podía tampoco “jugar” con Matías, y yo me estaba muriendo desde por la tarde, pero tenía que esperar mínimo al día siguiente. :( Tenía que preparar con mi madre todo lo del cumple, ir al pueblo a comprar cosas, así que un asco todo. Seguía dándole vueltas a lo de Claudia, no paré hasta que me acosté.

Como podéis suponer en cuanto mi hermana pequeña se durmió yo no pude evitar tocarme. Seguía malísima desde el mediodía. Empecé a hacerlo recordando las sensaciones con Matías, el calor de su leche en mi culo, la paja que le había hecho, y mi reacción y el sabor al limpiársela con la boca como una guarra ajajajja. Pero luego mi cerebro me llevó directa a las imágenes de Claudia. Seguía obsesionada con su sudor sobre su piel, cómo se movía, y sobre todo con su cara mirándome. Acordándome de su mirada fue cómo llegué a tener un fuerte orgasmo. Cuando me quedé calmadita se me cerraron los ojos pensando en lo que depararía mi cumple al día siguiente.

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