Mi veranito 2
Pues os sigo contando lo que fue mi verano en el que cumplí 16 años.
Holaaaaa!!! Muchas gracias a todos los que me habéis escrito. No esperaba tener tanta repercusión y he alucinado un poco. Muchas gracias por lo consejos de escritura, los agradezco mucho. :) Alguno me ha dicho que no podía ser la primera vez que escribía y quiero dejar claro que escribir ya había escrito antes, pero otras "cosas" y sin publicar en ningún lado. La que me convenció para hacerlo aquí fue una amiga que sabe que escribo, y conoce mis "historietas". Me he animado a seguir contando mi verano después de leer los comentarios positivos y tantos emails, espero que os guste!
MI VERANITO 2
Mi pequeña vida social cambió desde ese día que me enrollé con Matías. Fui directamente adoptada por el grupo de amigos de mi hermano, cosa que a él no parecía hacerle mucha gracia. Tengo que reconocer que a esa edad me hizo tanta ilusión que no me di cuenta de que dejaba de lado a mi grupo de amigas de la urba, pero supongo que así son las cosas de la adolescencia. A las pocas chicas de ese grupo tampoco les hizo mucho gracia, aunque eso me dio igual tanto en ese momento como ahora jajajaj. Tampoco estaban con ellos todos los días, iban a su rollo.
A la mañana siguiente fuimos a la piscina como era habitual, pero esta vez cuando Matías y los demás chicos vinieron a buscar a mi hermano, me dijeron que fuera a la piscina con ellos. Yo estaba encantada claro, y fui con ellos sin dudarlo. De repente mi status había cambiado, y en la piscina ya no estaba en la zona del césped con los demás críos, ahora estaba sentada con los mayores, y yo era muy feliz. Me encantaba estar rodeada por todos ellos mientras me prestaban atención, aunque yo sabía que todo era cosa de Matías.
Así que como cada mañana me quité la ropa y me dispuse a estrenar otro nuevo bikini. En esta ocasión era blanco. La parte de arriba seguía sin ajustarse totalmente a mis pechos, pero ya me había acostumbrado. Así que tan contenta y con mi bikini blanco me fui a la ducha y opté por mantener la nueva tradición que había implantado hacía unos días, poner cachondos a los amigos de mi hermano con la ducha de antes de tirarme a la pisci, y por supuesto a Matías. Abrí el agua y comencé a ducharme mientras me acariciaba. Todo el grupo de mi hermano me miraban embobados otra mañana más, pero en esta ocasión ninguno desvió la mirada cuando me puse a mirarles yo, ni si quiera mi hermano. Me empezaba a encantar que eso sucediera, me sentía poderosa. Ya no era la niñata hermana de Carlos, ahora era para ellos otra cosa.
Cuando estaba bien empapada con el agua de la ducha me di cuenta de que mi bikini blanco se transparentaba bastante al mojarse. Mis pezones se marcaban claramente e incluso mi rajita era evidente. Por detrás no me veía, pero me lo podía imaginar. Así que de una carrera me tiré a la piscina bastante avergonzada, a pesar de que hacía unos instantes me entretenía poniendo cachondos a todos esos chicos. Me pasé la mañana metida en el agua, y cuando salía de ella echaba carreritas ridículas hasta tumbarme boca abajo en mi toalla, que además estaba en la zona de los chicos que me habían adoptado, lo que era aún peor al hacerlo así porque entonces se quedaban con los ojos fijos viendo mis tetas saltando en mis carreras.
A media mañana decidí darme un último chapuzón antes de la hora de comer. Ya me daba igual lo de la transparencia, me había acostumbrado, y además pensaba que era peor correr. De hecho, en mis carreritas anteriores me había dado cuenta de que había llamado la atención de algunos de los vecinos de chalet de mis padres. Me observaban varios padres, pero especialmente el señor Manolo que era el viudo sesentón que vivía justo en el chalet de al lado del nuestro y que me conocía desde que era una bebé. Yo tenía mucho cariño por el señor Manolo, pero reconozco que el descubrir que él también me miraba así me encantó. Los demás chicos no se habían acostumbrado a lo de mi bikini y de hecho parecía que esperaban impacientes que me levantara de la toalla. Así que ante la mirada de todos me volví a tirar a la pisci.
La piscina era enorme, así que, aunque se bañara mucha gente no tenías por qué molestar ni ser molestada por nadie. Podías nadar tranquila sin tropezar, o jugar con tus amigos sin incordiar a la gente mayor. A mí me encantaba ir nadando hasta la zona en la que había más profundidad, porque no había niños, y porque la gente que pasaba por allí era normalmente al ir y venir haciéndose el largo de la piscina. Así que yo nadaba hasta allí y me quedaba, y si me cansaba al no hacer pie me sujetaba en el borde de la pisci un rato para descansar.
Estaba en mi zona de la piscina de espaldas al borde y sujetándome a él con los codos. En la distancia comencé a ver que alguien nadaba directo hacia mí, era Matías. Mis tetas dentro de mi bikini transparentado flotaban y mis pezones se marcaba apuntando directamente hacia Matías que cada vez se acercaba más. Justo cuando llegaba hasta mí me di la vuelta dándole espalda. Quedé sujeta del borde de la piscina sólo por mis manos, así que del agua sólo asomaba mi cabeza y mis manos. Matías según llegó se pegó a mi espalda y me dijo al oído – Te queda muy bien ese bikini- y sin mediar más palabra comenzó a sobarme con las manos las tetas desde detrás, primero sobre el bikini, pero un segundo después ya había conseguido meter sus manos bajo la tela elástica blanca de mi conjunto.
En principio le separé de mí y le retiré las manos. Giré la cabeza asustada repasando a toda la gente que había alrededor de la piscina, temerosa de que alguien nos viera, pero todo el mundo estaba a su rollo y nadie parecía prestarnos atención. Tras unos pocos forcejeos al final dejé que se saliera con la suyas.
Matías empezó a apretar mis pezones que estaban muy duros con sus dedos, luego abría las manos de par en par para intentar atrapar con ellas toda la extensión de mis tetas, pero no tenía las manos tan grandes. Empezó a amasarlas a su antojo y a mí eso me estaba empezando a poner muy mala. Apretaba el borde de la piscina con mis manos como si lo fuese a arrancar mientras disfrutaba con los ojos cerrados. Se me escapó un jadeo y entonces Matías sacó una de sus manos de mi bikini y agarró el borde de la piscina para acercarse del todo a mí y aplastar mi cuerpo contra ese lateral. De inmediato pude sentir el tacto de su polla dura tras su bañador apretándose contra mi culito. Nunca había estado tan salida. Se me volvió a escapar otro gemido mientras seguía con los ojos cerrados y él mantenía frotando su polla contra mi culo y mi teta desbordaba su mano. –¿Te gusta?- me preguntó y yo le dije que sí entre suspiros. –¿Y si esta tarde no vienes a la piscina y te vienes conmigo un rato? - me volvió a preguntar. Yo asentí con la cabeza sin más. –A las tres te recojo en la calle- me dijo mientras sacaba la mano de debajo de mi bikini y se iba nadando sin más.
Yo me di la vuelta en seguida me fijé que el señor Manolo estaba bastante alejado junto a la piscina mirándome, no estaba segura si nos había visto y si lo había hecho esperaba que no se lo contara a mis padres. Comencé a nadar hacia el otro lado asustada sin dejar de mirar al señor Manolo hasta que hice pie. Entonces me acerqué al bordillo y salí de la piscina a toda prisa. Cuanto antes llegara a casa antes acabaría de comer, aunque también empecé a darle vueltas a la historia.
Pensé que eso de ir Matías y yo solos a algún sitio era un poco peligroso. Yo le conocía de toda la vida de ser amigo de mi hermano, también conocía a sus padres, pero me empezó a dar un poco de cosa. Por otro lado, llevaba tres semanas de vacaciones y para lo que era mi mundo hasta ese momento había pasado de todo, mi vida había cambiado, había que ser una chica valiente. Total él tampoco iba a hacer nada que yo no quisiera porque sabía que yo me chivaría a mi hermano, mis padres, los míos, se le echaría toda la gente encima.
Estaba tan nerviosa por lo de quedar con Matías que me enrollé la toalla, cogí mis cosas, y me fui a mi casa sin cambiarme ni nada. Sabía que por la tarde tendría que aparecer por la pisci, porque después de la siesta irían mis padres y no sabría explicarles dónde había estado yo estando allí todas mis amigas. También calculé que hasta las cinco mis padres no aparecerían por allí, así que podría estar más o menos dos horas sin pisar la pisci sin que nadie se enterara.
En cuanto llegué a casa comí como una pava, casi ni masticaba. Mi madre me echó un poco la bronca, pero yo sólo podía pensar en lo emocionante que era todo. Yo siempre había sido una niña buena que no había dado problemas a mis padres, ni me había escapado ni nada raro. Para qué negarlo, también pensaba en lo cachonda que me había puesto Matías en la piscina. No sabía muy bien qué iba a pasar esa tarde, pero quería experimentarlo.
En cuanto terminé me fui a mi habitación, me puse el bikini negro del primer día en la piscina porque lo iba a necesitar para disimular a partir de las cinco, y encima de él me puse una camiseta y un short muy corto vaquero. Me hice una coleta alta en el pelo. Le dije a mi madre que iba a casa de una amiga antes de la pisci y salí corriendo.
Hacía un calor alucinante a esas horas en la calle y desde mi chalet hasta la calle principal empecé a sudar la gota gorda, pero todo me daba igual. A pesar del solazo pude ver a lo lejos la moto de Matías, que ya estaba allí esperándome. Me dio un cascó, me subí en la parte de detrás de la moto, y salió zumbando carretera abajo camino hacia la casa abandonada de la noche anterior.
Llegamos rapidísimo ya que siendo de día Matías iba mucho más rápido que por la noche. Yo apretaba lo más fuerte que podía su cintura e iba acojonada, le dije que fuera más despacio pero él se reía. Las chicharras cantaban y el calor era insoportable a pesar de la sombra que había en la zona al ser un pinar.
Dejamos los cascos en el manillar de la moto, Matías entró en la casa y comenzó a gritar para confirmar si había alguien. Nadie contestó. Entonces ya entré yo siguiendo sus pasos. La primera habitación era la del botellón de la otra noche y de ahí yo no había pasado, pero Matías se conocía perfectamente todo el lugar. Tenía el pelo de la nuca y el cuello empapado, y mi camiseta empezaba a estarlo también, así que cuando Matías me dijo de ir más hacia el interior de la casa, porque haría más fresco, le seguí encantada.
Pronto llegamos a otra habitación de la casa, también estaba bastante destrozada con pintadas y cosas rotas por el suelo, pero al no darle el sol de lleno hacía mucha mejor temperatura. En esa habitación había como un sofá viejo completamente roto, pero en el que aún se podía sentar una cómodamente.
Matías se dejó caer sobre el sofá de golpe, sacó unas latas de cerveza de una bolsa que sacó de no sé dónde, pero que ya estaba allí, y me ofreció. Yo las rechacé. –Qué sosa- recuerdo que dijo, y eso me picó un poco. Estiró su mano hacia mí para que yo me sentara a su lado, y eso hice. No había pasado ni un minuto sentada en ese sofá cuando la lengua de Matías ya estaba en mi boca, y yo le correspondí con la mía. Mientras me comía la boca sus manos ya estaban debajo de mi camiseta magreando mis tetas. Mi bikini no era tan rígido como el suje de la noche anterior, así que esa tarde no le costó ningún trabajó bajármelo y liberarlas. Me las magreaba con fuerza y desesperación mientras mi boca ya estaba repleta de sus babas, y yo ya estaba malísima como en la piscina. Ese día es el que creo que descubrí que en el futuro y en cuestiones de sexo me iba a ir el rollo un poco “violento” jajaja.
Tras un rato de sobeteos me subió la camiseta a tirones. Entonces yo le paré y le calmé con un “Tranquilito” jajajaja aún recuerdo su cara de decepción. Ahí ya tuve claro que Matías era muy “malote”, era mayor que yo, pero era totalmente manejable.
Me separé de él un poco en el sofá, metí las manos por debajo de mi camiseta y desabroché el bikini sacándolo por una de las mangas de la camiseta. Él me miraba hipnotizado. Después me puse de pie delante de él, poco a poco fui subiendo la camiseta hasta que la saqué por la cabeza. Se quedó paralizado mirándome las tetas que en ese momento las tenía chorreando sudor.
Tras unos segundos que parecía congelado, Matías tiró fuerte de mí, y se lanzó de golpe a por ellas con su boca. Empezó a cogerlas con las dos manos mientras succionaba mis pezones, me estaba encantando verle así estando yo de pies y él ahí sentado, era como que yo era “superior”, no sabía explicarlo. Sentía cómo empezaba a estar tan mojada como la noche anterior.
De vez en cuando me mordisqueaba un poco mis pezones y yo no podía controlar mis gemidos, estaba gozando como una loca al sentir sus babas embadurnando mis pechos. No tengo que explicar que nadie me había tocado los pechos así hasta la noche anterior, pero comérmelos mucho menos.
Luego tiró otra vez de mí y volví a caer sobre el sofá mugriento. A ratos subía hasta mi boca para besarme y darme unos morreos húmedos que me daban escalofríos, pero luego volvía a bajar para seguir chupándomelas. Yo cada vez gemía más y tenía aún más calor que antes. No sé el tiempo que estuvo así hasta que empecé a notar que con su mano derecha había soltado mis tetas, e intentaba desabrocharme el short. Empezó a meter su mano por mi cintura, pero el short me estaba muy apretado, pero luego decidió abrir los botones, y yo me dejé hacer mientras seguía notando su boca comiéndome mis pechos.
Consiguió desabrochar los tres botones de mi short con cierta dificultad, yo pasaba de ayudarle porque me encantaba su cara de desesperación, además estaba ocupada comiéndole la boca de nuevo. Mientras me besaba con él empecé a sentir como su mano iba bajando por dentro de la parte inferior de mi bikini y yo ahí pensaba que me moría. Sus dedos fueron rozando poco a poco el pelo mi pubis y lentamente fue bajando hasta que sentí como uno de sus dedos separaba los labios de mi vagina y despacito iba introduciendo la punta en mi interior, sólo un poquito.
Nunca me habían tocado ahí, aunque como ya os he contado yo sí lo había hecho, muchas veces jajajaja. Yo cerraba los ojos y seguía besándole, pero el placer que empecé a sentir no lo había sentido cuando me lo hacía yo misma, era algo nuevo para mí y estaba cachonda perdida. Matías tuvo que alucinar porque estoy segura de que le empapé la mano según la empezó meter bajo mi bikini. Siguió metiendo ese dedo muy despacito, lo sacaba y lo metía muy poco y eso era de agradecer para mí. Había temido que si eso llegaba a pasar se le fuera la cabeza haciendo el bruto de la emoción, pero Matías venía aprendido, o eso me pareció.
Estuvo mucho rato jugando con su dedito mientras que su boca pasaba de mi boca, a mis tetas que apretaba con la mano que tenía libre. Yo cuando dejaba mi boca libre gemía al ritmo del dedito. :P Después recuerdo que me soltó las tetas sin dejar de mover su dedo ni comérmelas, y me agarró una mano.
Hasta ese momento yo me había limitado a tocar sus brazos, su pecho, su cabeza, su cara, no hace falta que repita lo pava que era. Entre sus chupetones a mis tetas, y mis jadeos, llevo mi mano directamente al bulto que yo ya había visto formarse en su pantalón de camuflaje. Supe perfectamente lo que venía después.
Yo no nunca había tocado antes una polla. Salvo la noche anterior cuando me atrapó contra la pared de esa casa, y por la mañana en la pisci, no había palpado una ni con ropa de por medio. Me parecía que estaba durísima y que debía de ser enorme. Torpemente empecé a manosear su bulto, la apretaba, la soltaba, pasaba mi mano de arriba abajo, intentaba imitar lo que había visto en la pelis.
Ese fue el primer momento en que me pareció que a Matías se le escapaba un gemido, eso me volvió loca e hizo que empezara a sobarle el bulto aún con más fuerza y velocidad. Era como una pequeña victoria para mí. Él también empezó a mover más rápido su dedito lo que hizo que con el resto de su mano empezara a frotar el resto de mi coño con más fuerza. Supongo que sin intención, pero mientras metía y sacaba el dedo a la vez frotaba mi clítoris, y yo me mojaba más y más y empecé a pensar que no sabía si iba a aguantar mucho.
Matías seguía amorrado a mis tetas, estaba obsesionado como un bebé, esto es algo que luego me ha pasado innumerables veces con mis parejas de “baile”, tanto con ellos como con ellas jajaja. Yo también estaba en plan frenética con mi mano en su bultazo, así que lo uno por lo otro. Aunque su dedo se movía a toda velocidad no intentaba introducirlo más, eso me dio mucha confianza, porque era otro de mis temores cuando había empezado la fiesta bajo mi bikini.
Entonces Matías volvió a soltarme las tetas y volvió a bajar su mano a su pantalón, se bajo la cremallera, bajo un poco su calzoncillo, y entonces la vi. Por la bragueta apareció su polla completamente dura. En la base asomaban pelos rizados de color negro, la piel era bastante clara, se le marcaban totalmente las venas por todo el tronco, estaba circuncidado, y su glande de color rosita estaba brillaba totalmente húmedo.
Nunca había tenido un pene erecto tan cerca viéndolo en directo. En las pelis había visto muchos, pero esta vez era totalmente distinto. Me pareció super gordo, era muy ancho, y de largo no estaba mal. Comparado con los de las pelis pues no era el de un actor porno, pero lo que me sorprendió como os cuento era lo ancho que era. Siempre había pensado que cuando viviera esto lo mismo me daba asco, pero es que era todo lo contrario.
¡Me moría de morbo! Esta vez no tuvo que acercar él mi mano, porque en cuanto asomó eso por la bragueta le eché mano mojándomela con el líquido de la punta. La tenía muy caliente y podía sentir como palpitaba. Él se separó de mis tetas y soltó un gemido, esta vez lo escuché claramente, eso hizo que yo me excitara aún más si es que era posible. Le miré la cara y tenía los ojos cerrados del gusto, me sentí la reina de la urbanización en ese momento.
Entonces dejó mis tetas, comenzó a apretar su mano contra mi coño aún con más fuerza y a meter a sacar el dedo a toda velocidad. Me estaba dando tanto gusto que tenía que hacer grandes esfuerzos para no cerrar los ojos ya que yo no podía apartar la mirada de su polla salvo por eso. Empecé a bajar y subir mi mano por toda su polla, había tomado apuntes de las pelis para cuando este día llegara jajajaja. Recuerdo que de la punta salían más gotitas de líquido y yo no entendía por qué, pero me encantaba verlo.
El seguía con los ojos cerrado y gimiendo, yo también lo hacía, pero fue dejar de mirarle la polla y verle la cara y justo llegó mi orgasmo. Empecé a gritar un poco, aunque intentaba silenciarlo. Me movía como si estuviese poseída mientras él seguía jugando con su dedo a toda velocidad. Sentí como si empapara todo, su mano, mi bikini, incluso pensé que había empapado mi short. Era el mejor orgasmo y el más intenso que había vivido hasta entonces.
Como me descontrolé del todo cuando me corría había parado de mover mi mano, aunque seguía sujetando con todas mis fuerzas la polla de Matías. Él me miraba con cara de cerdo mientras yo acababa de recomponerme, me encantaba su cara de guarro. En cuanto me calmé volví a pajearle con todas mis fuerzas. Movía mi mano, que estaba totalmente mojada, a toda velocidad y recuerdo el sonido del roce húmedo. Yo miraba fijamente a Matías con lo que yo pensaba que era mi mejor cara de guarra, y él intentó mantenerme la mirada hasta que ya no pudo.
Matías cerró otra vez sus ojos, dio un pequeño grito, y pude notar como desde el interior de la base de su polla empezaba a subir algo. Dejé de mirarle a la cara para justo empezar a ver como empezaban a salir disparados chorros de leche mientras yo no paraba de pajearle. De nuevo no me dio asco, aunque es lo que había temido, todo lo contrario. A pesar de que yo acababa de vivir mi orgasmo experimenté un morbo enorme.
Él gemía todo el rato, yo miraba como una enferma su polla y el semen empezó a salpicar por todos lados mientras yo seguía moviendo mi mano. La mayor parte cayó en su pantalón y su camiseta, pero también habíamos manchado aún más el sofá cochambroso. Según vi que se iba calmando fui bajando el ritmo del movimiento de mi mano sin dejar de apretar. Seguía saliendo semen, pero ya solo chorreaba por todos mis dedos y el resto de mi mano. Y entonces llegó la calma.
Solté su polla nos quedamos ahí en el sofá ese en total silencio. Así pasamos varios minutos sin decir nada. Lo primero que se escuchó fue a Matías decir –Me ha encantado Evita, joder con la niña…- Me sentí tan alagada que no me lo podía creer. Para mí en ese momento era como una victoria absoluta. Él ya había tenido sexo antes, era el chulito de la urba que todas las chicas de su edad querrían de noviete, yo era una pava, y él había dicho que le había encantado.
Pero también me había llamado “niña” así que me hice la indignada, le di en la cabeza con la mano que no tenía manchada, y le grité –¡¡Que no me llames niña!! Él se levantó corriendo partiéndose de risa me dijo que salía a mear y se fue fuera de la casa.
Ahí me quedé yo sola y empecé a colocarme la ropa, pero tenía la mano totalmente pringada y fui a frotarla con el sofá mugriento para no manchar mi ropa. En ese momento hice algo que no imaginaba que fuera a hacer. Tenía mucha curiosidad, porque lo había visto en la pelis, además nadie me veía.
Acerqué la mano pringosa a mi boca y saqué la punta de la lengua recogiendo un poquito del semen de Matías e intenté saborearlo. Al principio me vino un saborcillo extraño salado, curiosamente no me dio ningún asco, así que volví a sacar la lengua y esta vez me di un buen lametón en la mano. Volví a sentir ese sabor salado más claramente pero también era un poco amargo, de nuevo no sentí ningún asco sorprendentemente. Decidí probar por tercera vez y me chupé completamente el dedo que estaba más pringado. El sabor amargo se hizo más fuerte y comencé a sentir algo extraño en la garganta que no había sentido antes. Justo en ese momento entró por la puerta Matías y yo disimulé limpiando la mano en el sofá y tapándome las tetas con la parte de arriba del bikini. Mi curiosidad de cría, y este simple gesto guarro de esa tarde de verano, fue muy importante para lo que luego ha sido mi vida sexual, por eso siempre lo recuerdo, pero eso ya es otra historia :P
-Vámonos que llegas tarde- y tenía razón porque yo le había contado mi plan de llegar a la pisci antes de que llegaran mis padres. Así que me acabé de vestir rápidamente y salimos de la casa. Subimos en la moto, pero justo antes de ponerme el casco Matías me agarró la cabeza como la noche anterior y me metió un enorme morreo, y yo ahí tan encantada. Nos pusimos los cascos y emprendimos el camino de subida hacia la urba. Cuando llegamos a la calle principal, donde él me había recogido me bajé de la moto y él salió pitando con ella. Así podía yo ir a la pisci sin llegar en la moto de Matías para que no se enterara nadie de que habíamos estado juntos por ahí.
Yo salí corriendo a la piscina cagada por si ya habían llegado mis padres, pero tuve suerte y no fue así. Por no estar no estaba aún ni el grupito de mi hermano, luego me enteré que salvo Matías habían estado en mi casa jugando a la consola. Me integré en mi grupo de amigas, que tampoco sabían nada, y pasé la tarde disimulando mi emoción por lo que había vivido. Me moría de ganas de contárselo a ellas, pero sabía que se podía enterar alguien más así que pasé.
Mucho más tarde apareció Matías por la pisci, pero disimulamos los dos y ni nos dirigimos la palabra, aunque las miradas lo decían todo, yo creo que pensábamos que si hablábamos se iba a enterar todo el mundo de lo que habíamos hecho jajajaja.
Se fue haciendo de noche y así terminó otro bonito día de mi veranito en el que me habían comido las tetas por primera vez, me habían masturbado por primera vez, y había tenido una polla en mis manos por primera vez. Era muy feliz y estaba totalmente emocionada, pero el veranito aún no había acabado. :)
:*