Mi venta (09: Usada en casa del Amo por mi nuera)

Nunca hubiera concebido que mi hijo mayor,Joan, consintiese que mi nuera Montse anduviese en tales aventuras sexuales. ¿Quizá transmití a mis hijos mi masoquista naturaleza? ¿Quizá el ambiente social en que me muevo es así? Ya les contaré.

Lo siguiente que pude ver me asombró:

El/la esclava Van apareció nuevamente con una cámara digital. Mientras la divina Gloria animaba con sus manos y boca las pollas de los dos Señores invitados, Alba comenzó a trabajar con su boca el coño de mi nuera que se acariciaba y amasaba las tetas henchidas por el preñado. Cuando llegaba al orgasmo lo aviso:

  • ¡Ya llego! Daniel, ¡Ya llego!

En ese momento Alba dejó de comerle el coño y el Amo le arreó a Dama Montse un sonoro y despiadado golpe en el coño con una estrecha pala látex flexible de una anchura poco mayor que la de un cinturón ancho, que no dejaba dudas sobre su utilidad, porque otra no le encontré.

Dama Montse aulló de dolor pero de inmediato soltó sus tobillos y se puso a friccionar su clítoris como una posesa metiendo de cuando en cuando tres o cuatro dedos en aquel agujero que manifestaba una dilatación ya presta a la salida del bebé. Otra vez Alba se aplicó a mamonear en su coño hasta que la Dama volvió a anunciar su inminente orgasmo. Nuevo azote del Amo en el coño y orgasmo nuevamente aventado.

Van no paraba de grabar la escena y yo me percataba de los movimientos del zoom del objetivo.

Para el cuarto azote en el pubis de mi nuera yo ya estaba al borde de la muerte. Sentía las piernas hormigueando, mis ingles y rabadilla eran un foco de dolor inaguantable y mis pezones ya estaban en franca rebeldía con su resorte de alargamiento. Por otro lado los músculos de mi abdomen ya no podían sostener el peso de las bolas de acero y, mirando hacia abajo, comprobé que mi barriga era tan abultada como la de mi nuera.

Menos mal que a la quinta vez Dama Montse se dejó llevar por un orgasmo tantas veces abortado por causa de su masoquismo, y tan morboso por proporcionárselo la boca de Alba al tiempo que los dos señores vaciaban sus testículos con un esperma sabiamente administrado por Gloria sobre su barriga de embarazada que –no me extraña- soltó por su siempre contenida boquita de pudorosa señora unos aullidos y unas soeces expresiones de puta incontinente que anoté para mi adentro, … como el nombre de mi Amo por fin conocido. Lo dijo ella: Daniel.

Mientras Gloria me liberaba del reclinatorio sujetándome, ya que mis piernas aún salían dolorosamente del adormecimiento, Dama Montse le pidió al Amo una copia de lo grabado por Van ya que mi hijo Joan quería verla. Imagínense, mi hijo quería ver como su lasciva y masoquista esposa se sometía al dolor voluntariamente y por placer. Y encima estando a punto de parir.

Quedé asqueada de mi familia. Si ya lo estaba en parte sin saber a ciencia cierta la causa, ahora ya la conocía. Y coincidía con el título de una película: "Vicios privados, Públicas virtudes" o algo así. Seguro que mi otro hijo era similar. Realmente solo Corina se salvaba. Y yo la entregaba para ser una esclava ramera toda su vida. Pero de una madre depravada qué puede salir. Seguramente que si no cedo a Corina a la SEC, ella llegaría a ser depravada de por sí. Herencia genética. Más valía que fuera entrenada antes que ocurrirle como a mí: Una ingenua desconocedora de sus más bajos instintos que le fueron revelados a una edad impropia. Ya sé, no me lo reprochen, es una manera de justificar lo que no puedo.

Gloria me ayudaba a salir del gran salón con su infernal reclinatorio para regresar a las dependencias de esclavas. Pero en ese momento el Amo la interrumpió:

  • Lleva a Neus al jardín. Mis amigos y mi amante quieren ver como expulsa las bolas de sus cavidades.

En procesión salimos al jardín por una de las puertas acristaladas del enorme salón, atravesamos la zona enlosada y llegamos a la de césped, cerca de la piscina y de mobiliarios de jardín de teka y plástico. Por supuesto a mi me debieron sujetar Gloria y Alba pues ya no podía con el peso del lastre y tan siquiera podía dar un paso sin sentir mortales dolores en mis ingles.

Ya caminando se me escaparon dos bolas de la cavidad vaginal y otra de la rectal. Cosa que provocó comentarios desfavorables de los señores y que mi Amo sin duda tomó en cuenta. Hubiera querido morirme antes de mostrar tal falta de calidad como esclava, pero estaba derrengada.

Alba y Gloria me dejaron ponerme en cuclillas delicadamente y los Señores y Dama Montse se tumbaron para observar cómo yo expulsaba las malditas bolas metálicas.

Y por suerte me empezaron a salir de ambos agujeros al mismo tiempo. Sin duda por la posición de cuclillas y además por la bendita ley de la gravitación de Newton, a quién bendije.

Cuando me sentí tan aliviada que creí que las había expulsado todas, Gloria, que las iba contando, anunció que me faltaba una del recto y dos del coño. Me resultó increíble, pues no las sentía ¿Hasta qué punto se habían dilatado mis cavidades?

A partir de entonces sufrí una absoluta humillación por parte de los Señores y de la Dama:

  • ¡Venga, vieja inútil! Expulsa ya.

  • Golfa, tus esfínteres están tan atrofiados que no notarías mi una polla dentro.

  • Seguro que tu clítoris está igual de atrofiado.

  • ¡Venga, haz fuerza! O no, que a lo mejor te hernias.

  • La próxima vez te metemos patatas y seguro que la cosecha alimenta a Sudán entero.

Y cosas así cada vez más humillantes, todos ellos mirándome y yo impotente para empujar las bolas fuera de mis agujeros. Como es propio de mí se juntaron mi tendencia a disfrutar sexualmente de la humillación y me rechazo educativo-religioso. Así que si mi coño rezumaba el néctar del placer, mi mirada, arriesgándome a otro correctivo, se dirigió suplicante a Mi Amo para que interrumpiese tan indigno tratamiento. Afortunadamente no me sorprendió mirándolo. Tenía una sonrisa divertida. Disfrutaba del espectáculo. Pues si disfrutaba, yo debiera darle más disfrute y decidí humillarme más.

  • No puedo expulsarlas ¿alguien me puede ayudar?

Y sin pedir permiso abandoné mi posición de gallina poniendo huevos y me tumbé de espaldas sobre el césped, me agarré los tobillos y exponiendo mi coño y culo a mi Amo, ya que los demás estaban tumbados grité:

  • ¡Soy una vieja inútil! Pero es de buena educación y de Ley Natural ayudar a los impedidos ¿Algún Señor o Dama tendría inconveniente en meter su respetable mano en mis orificios para aliviar mis molestias?

Con un poco de demora por la sorpresa reaccionaron los tres al mismo tiempo. Por los tres me refiero a mi Dama nuera y los dos Señores. Dama pegó un codazo a Don Aleix en el hígado para adelantarse a hurgar en mi ano en busca de la bola. Por su parte, Don Eduard comenzó a introducirse en mi vagina.

Afortunadamente las bolas ya estaban embocadas a su salida, por lo que Dama Montse sacó la de mi ano con sólo introducir dos dedos. El Señor Eduard, nada más abrirme el esfínter vaginal con tres dedos facilitó que saliesen por sí mismas las dos bolas restantes. Si pensaban meter sus manos hasta el fondo de mi cuerpo se quedaron con dos palmos de narices. Pero no esperaba lo siguiente:

  • Amor: ¿puedo mear en la cara a esta golfa y que beba mi orina?

  • Por supuesto, cielo, pero con la condición de grabarlo para que lo vea tu marido y mi buen amigo Joan.

  • Mejor … mejor lo dejo para otra oportunidad.

  • Oye DN –intervino Don Aleix- ¿Puedo mearla yo?

  • Vamos a hacer lo siguiente: Yo al meo primero ya que es mi propiedad y aún no conoce el sabor de mi orina. La mearé en la boca y se beberá todo lo que pueda. Después la meáis los dos, pero sin beber ¿eh?

  • Vale.

  • Oye Dani, y yo qué.

  • Montse, ya te dije mi condición. Tu marido debe verlo. Es el acuerdo.

  • ¡Mierda de mierda! Algún día la mearé y la cagaré en la boca. ¡Puta vieja ladrona!

Obviamente mi nuera ya sabía que mis bienes se habían separado de los de mi marido y que éste ya no ejercía ninguna posibilidad de control sobre ellos. Mi Amo se sonrió ladinamente ante aquella última expresión.

Las diligentes Alba y Gloria me guiaron delicadamente para adoptar una posición acorde con la merced que el Amo iba a otorgarme. Arrodillada ante él con las piernas bien abiertas mostrando impúdicamente mi depilado pubis, las nalgas sobre los talones, las manos cruzadas atrás, la columna vertebral recta, la cabeza erguida, la boca bien abierta y, sorprendentemente, me susurraron:

  • Esta vez mírale todo el rato a los ojos, muy fija, incluso con soberbia, indícale que sus humillaciones son tu orgullo, que son como una medalla. Mírale bien a los ojos y transmítele con la mirada que no eres nada sin él.

Aunque era difícil tragar físicamente su meada y al tiempo transmitirle con la mirada mi orgullo por recibir su don, creo que lo hice bien, pues Mi Amo terminó sus últimas deyecciones con el bálano de su venerado pene sobrepasando mi garganta y, a continuación, percibí la bendición de su orgasmo depositando su semen en mi esófago. Alba se había equivocado. Mi idolatrado Amo no solamente me había penetrado, sino que me había bendecido con su semen nuevamente en una sola tarde.

No tuve inconveniente en mostrar satisfacción mientras Dama Montse y los Señores me meaban por todas partes. Si a algún sitio de mi cuerpo no alcanzaba su dorada lluvia, yo la extendía con gran alarde de placer. Los señores quedaron satisfechos de mi proceder. Dama Montse me miró torvamente.

Ese acto constituyó el fin de la jornada. Alba fue con el Amo a despedir a Dama Montse y los Señores, evidenciaba ser la favorita del Amo y su mano derecha.

Gloria me acompañó a la sala de esclavas y me hizo tomar un maravilloso y relajante baño con sales facilitándome unos comprimidos analgésicos.

Mientras me secaba, regresó Alba e, imitando a Fray Luis de León dijo: como te decía antes:

-A- regla seis: Cuando prestes servicios como prostituta, y solo en ese caso, nunca deberás consentir que un pene pase directamente de tu ano a tu coño, aunque sí al contrario. Siempre debes cambiar previamente el condón al caballero. En los casos de cesión, en que no se usa condón, antes de que un pene albergado en tu recto pase a la vagina, deberás limpiarlo antes con la boca, salvo que haya sido meada o cagada, en cuyo caso deberás anunciar tu menoscabo y pedir instrucciones.

-A- regla siete:

-G- vaaaa Alba. Tiene tiempo para aprenderlas. Está molida y mañana debe ir a lo de los adornos.

-A- Bueno, pero si el Amo decide castigarnos por no instruirla bien te echaré la culpa. Escucha esclava vieja:

Mañana irás al banco como de costumbre. El director de la sucursal te ordenará ir a la central, al departamento de personal, a recibir un nuevo destino. Vas y ya está. A las 10.30 estarás aquí para que el Amo te lleve a adornar ¿Entendido?

  • Y en el departamento de personal del banco ¿que pasará? ¿Adónde me destinan?

-A- Pasará lo que pasó con tu marido más o menos. Pasas de ello y te vienes.

  • Ah … Vale.

-A- Toma este pene inflable para perfeccionar la elasticidad de tu ano. Como has comprobado, te falta algo de holgura, no ha sido bien acogido el trabajo que habías hecho. Quizá estabas nerviosa, pero más vale prevenir que curar. Te metes el pene, lo inflas con la pistola y lo mantienes lo más que puedas durante diez minutos. Después haces ejercicios de contención de algo delgado con el esfínter lubricado. Eso cada hora. A cada sesión, el barómetro de la pistola de inflado debe marcar cinco milibares más. Si sangras te vas a urgencias a que te den los puntos necesarios.

  • ¿Y qué digo en urgencias?

-A- Lo que debes decir: que eres una ramera que prepara su culo para que entren dos penes con comodidad y que te has pasado o que tu esfínter es endeble.

  • Y … ¿joder! ¿cómo voy a decir eso?

-A- y ya empezamos otra vez con la mierda de vieja. Gloria, explícale.

-G- Neus, cariño: sigues manteniendo en tu fondo una reacción perturbadora para lo que eres. Tienes que admitir que eres una esclava sexual y que públicamente se manifestará tarde o temprano. Si ya lo sabe tu marido, lo sabe tu nuera y, con toda seguridad, toda tu familia ¿Qué te importa que lo sepa un médico? Dicen que se pilla mejor a un mentiroso que a un cojo. No mientas. Pero tampoco hagas alardes.

  • Sssi … tenéis razón. Si yo ya lo he asumido todo eso, pero de vez en cuando mi educación … es que ya soy mayor … me cuesta mucho adaptarme a los cambios.

-G- Tranquila, cariño. Tú no reniegues de tu condición de esclava, que tu Amo te amparará siempre.

  • Pues no dicen eso el dolor de mi pubis y mis pezones.

-A- ¿Lo ves Gloria? Esta vieja parece novata. Pero abuela: ¿Nunca has sido castigada en cinco años por tu anterior amo?

  • Bueno, sí, pero era muy benévolo.

-A- ¿Y no es benévolo quien te condena solamente a 15 minutos de sentada en la cuña por haberte exhibido descaradamente en tu presentación como una vedette en el escenario de un teatro y mirado con gesto jactancioso a la cara de una Dama?

  • Sssi … pero tenéis que entender que mi anterior Amo solo me utilizaba personalmente o en servicios de prostitución. Esto de hoy era nuevo para mí.

-A- Mira Gloria, a esta vieja no la entiendo. Como si no fuera fácil obedecer, ser usada y punto.

G- Ten en cuenta, Alba, que la vieja empezó a los 45. Ni tiene 15 como tú ni 17 como yo. Escucha la tele: "respeto a los mayores". Nosotras venimos de la SEC y ella ha sido educada en un ambiente de ignorancia sobre la nueva sociedad que el emperador Busch, el Papá y los islamistas radicales impondrán en la Sagrada Cruzada que han emprendido para evitar las veleidades femeninas. Como nuestro San Agustón decía: "De las mujeres es dudoso que se pueda decir que tengan alma. Y si así fuere, es de una condición inferior a la del hombre". Por eso, querida, toda mujer debe ser sumisa ante varón o ante mujer otorgada de poderes por otro varón.

-A- Mira Gloria, en la SEC te educaron para misionera de la Nueva Sociedad, pero a mí solo como hembra de uso, genitora y dómine de esclavas. Así que no te entiendo. Dejemos la discusión, que la vieja se vaya a su casa con su marido, y que mañana regrese para ser utilizada, que es para lo que el Derecho Natural nos ha predeterminado. Pero como me coma una tortura con la picana, tú me acompañas ¡Palabra!

Continuará