Mi vecino viejito y yo
Esta vez mi mama me señalo el camino de un veterano, quien me hizo feliz
Mi vecino viejito y yo
Hola amigos, otra vez por acá. Soy Lucia, ¿lo recuerdan verdad? Sucede que me ha gustado esto de escribir mis aventuras amorosas, que lo hago con bastante asiduidad, es que soy una chica muy querendona, más ahora que tengo de aliada a mi mamá, quien me ha cubierto varias salidas. Pero he estado pensando que siempre escribo lo mismo, pues el sexo es eso, goce y goce y créanlo lo he hecho bastante. He probado de todo desde ser esclava hasta ser ama y todo ha sido muy placentero, pero en definitiva es lo de siempre tener un buen pene adentro de mis tres agujeritos, sentir el sabor de una buena eyaculación y poco más. Me gusta mucho esa ecuación, pero para afrentarla, no para escribirla pues es todo lo mismo.
Esta vez la acción estuvo con un señor mayor, me gusta tener sexo con ellos. Con mi mama fuimos a visitar a una familia amiga suya, donde la señora estaba algo enfermita. Tenían cerca de los sesenta ambos y eran novios desde jóvenes, según me comento mi mama. Cuando llegamos el marido llamado Mariano, nos abrió la puerta y abrazo a mi progenitora, pues hacia bastante tiempo que no se veían, nos introdujo a su hogar y fuimos directos al dormitorio donde estaba su señora. Con los consabidos alabes a mi persona que estaba grande y no sé cuántas cosas, y por supuesto también mi mami de lo bien que estaban ellos, nos sentamos. Yo llevaba una pollera ancha y bastante corta, que según nos miramos con mi mama, el hombre de la casa, se deleitaba con mis formas bien marcadas. Y realmente me agradó, y para que no dejara de hacerlo disimuladamente, cuando cambiaba de posición mis piernitas se abrían, mostrando cada vez más arriba. Acto que no pasó desapercibido por mamita, que me miraba dos por tres sonriendo socarronamente, como diciendo ya está putita. Hasta que la enfermita le dijo a su hombre que aprontara un mate, y mi madre sabedora de lo mío, dijo:”- Luci ayude a don Mariano ”. Y como toda nena buena sali detrás del veterano. Al llegar a la cocina me adelante y le pregunte donde estaba la yerba, lo cual me dijo en el estante de abajo, y ni corta ni perezosa, con mi ponchita mojada, me incliné para buscar el mencionado elemento mostrando algo un poquito más arriba de lo normal, tuve que correr algún elemento por eso mi posición fue cada vez más agachada, mostrando la bombachita. De reojo me fijé en el hombre y lo vi que se estaba tocando su pene por encima del pantalón, por lo que decidí mostrarle un poquito más, abriendo mis piernas y levantando mi culito, ya era todo un destape. Don Mariano se animó y me metió el dedo entre mis muslos acertando en mi pocillito marrón, arrancando un gemido de mi parte al sentirme tocada en mi lugar íntimo. Ahí supe que sentiría la lechita del viejito dentro mía, lo que si ignoraba era en que agujerito seria, pues tenía que ser un rapidin. Levante más aun mi colita, quedando toda a la vista del hombre, que ni corto ni perezoso, puso su dedo por debajo de la manga del bikini y me lo enterró en la conchita que estaba muy mojada y lubricada. Moví mis caderas para la mejor introducción y esto animo a don Mariano que quiso levantarme al clavarme su dedo, me hizo trastabillar, pero me agarré de la mesada y ahí pude guardar el equilibrio, ofreciéndole una mejor metida. Con la otra mano se abrió la bragueta y saco su pija, no grande ni gruesa, pero para la ocasión, no había que ser muy selectiva, como estaba algo morcillón, me di vuelta y me la puse en la boca, haciéndole una buena mamada que a los segundos ya estaba dura, me di vuelta y baje mi bikini ofreciéndole lo que quisiera, opto por la colita, se puso mucha saliva, la enfilo a la puerta, la acomodo, me agarro de las caderas y empujo fuerte, entrando la mitad sin problema. Saco un suspiro fuerte de mí, y de inmediato yo misma con un movimiento de nalga la introduje toda. Y ahí comenzó la saca y mete, como queriendo meter más de lo que tenía, me gustaba como lo hacía, me tenía bien agarrada y chuleándome fuerte, no sentía nada de dolor, solo placer ayudándolo con un suave movimiento de cadera. Miro rumbo a la puerta que estaba detrás de nosotros y veo a mi mamita asomada, al coincidir nuestros ojos me hace una guiñada picaresca y desaparece. El morbo me invadio y mi conchita creo que hasta comenzó a gotear, ahora era yo quien movía mi culito en redondo para darme placer y hacerlo sentir bien a mi macho del momento, pero no aguanto, me tomo de los hombros y empujo, sentí su pene calentarse y tirarme adentro de mi toda la leche. A los segundos quedo flácida y salió, me di vuelta y le limpié la cabecita que tenía una gota de lechita. Me subí el bikini y preparé el mate, llevándolo hacia el dormitorio. El hombre feliz fue al baño a lavarse. Tomaron mate y hablaron de sus cosas, mientras yo sentía en mi culito la lechita rica. Así nos fuimos, siendo por supuesto interrogada por mama, pero no le conté nada de lo ella hubiera ya visto. Pero me dijo que se bajaría antes, tenía que ir a lo de Mercedes, se acuerdan de la amiga veterana? Porque después de ver como gozaba con la verga de don Mariano a ella le habían venido ganitas. :” ahora se a quien sali tan trola ”-le dije y nos reímos. Gracias por los mensajes que envían, contesto a todos y todas. Un besito