Mi vecino viejito y yo
De como mi vecino me hizo otra vez feliz.
Mi Vecino viejito y yo
Hola amigos, soy Lucia y les cuento otro encuentro que tuve con mi viejito vecino, sin dientes, pero que me hace gozar mucho, conociendo mis “vicios”.
No hace muchos días, estando reunida con unas amigas del barrio y por supuesto como casi siempre se habla de sexo. Una de ellas comentó como su novio le había chupado su pepita por primera vez. Con otra amiga que estábamos de charla quisimos que nos contara todo con lujo de detalles y así fue, y lo hizo de una manera tan elocuente que mi cosita comenzó a mojarse. Cosa rara en mí, je je. De inmediato pensé en mi viejito, que me hace feliz cuando me la chupa, una vez finalizada la “reunión”, Salí disparada para casa, mirando para todos lados para tratar de descubrirlo, y no me fue difícil, recuerden que mi barrio no es grande. Le hice la clásica seña y despacio me dirigí a su casa dándole tiempo a llegar. Primero pasé por la mía a dejar la bici, avisar a mi mamá de mi llegada y no quise lavarme la pepita pues estaba húmeda y así le gusta mi viejito.
Salí a la vereda y ya estaba en su casa seguramente esperándome, y no me hice esperar pues estaba con ganas de una buena chupada de pepita, como siempre entré y dije :”- Buenas tardes don Berkes ”- y seguí rauda para el dormitorio donde ya me estaba esperando desnudo y con la verga parada, en dos pasos me saque la ropa y ahí quedamos desnudos los dos, primero un beso húmedo con mucha lengua en su boca sin dientes, seguí para abajo y me metí la verga en la boca, realmente estaba necesitada, se la trague toda rosando mi nariz en sus pelitos púbicos. Me asió el de mis cabellos y empujo su pelvis hacia adelante tratando de meterla más, pero era imposible, estaba toda dentro de mi boca, no me dejo sacarla aunque mis arcadas eran muchas, quedando roja de cara por la falta de aire.
Nos tiramos a la cama y me puse sobre su cara dándole mi conchita que sin miramiento alguno clavó su encía en mi granito, haciéndome lanzar un grito de dolor y ganas, de inmediato me incliné y sin sacar mi entrepierna en su cara me metí de un solo empuje su pija. Maravilloso lo que sentía al tener su lengua pasando por mis labios vaginales y dos por tres mordiendo con las encías. No quería sacar su pene de mi boca, aunque mis arcadas eran muchas y el ruido que hacía con ellas lo enloquecían a mi viejito y trataba de meter mi vagina en su boca. Clavaba mis uñas en sus pies y trataba de que mil labios vaginales pudieran introducirse en su boca bajando abruptamente mis caderas, tanta era nuestra desesperación que tuvimos un orgasmo tremendo, de su pija broto como pocas veces mucha lechita y con fuerza regando mi garganta con generosidad, al mismo tiempo que de mi panocha salía tanta leche que se pudiera semejar a mi orina. Quedamos un rato casi sin respiración, y al fin pudimos movernos, pudiendo tener una buena entrada de aire a nuestros pulmones.
Unos minutos más tarde, me levanté como pude me vestí y cuando vi que estaba bien, le di un piquito y salí rumbo a mi casa, para recomponer mi atuendo y sacar un poco el sudor.
Mi viejito quedó como un trapito, tirado en la cama, respirando con dificultad, pero bien. Solo me hizo seña con la mano y me fui.
Bien amigos esta fue otra de mis travesuras con mi viejito sin dientes, agradezco los mensajes que me envían. Un beso para todos. lucia