Mi vecino sacó la mujer ardiente que había en mí 4

Mis amigas me ofrecían para que mi cuerpo pagara al final la cuenta, y de esa manera muchos hombres terminaron entre mis piernas al final de cada borrachera.

Mi vecino sacó la mujer ardiente que había en mí. 4. En el fondo.

La vida puede ser tratada por uno como mas le plazca a uno, eso es lo que hizo Luisa con la suya, pero se dejó llevar por sus instintos más lejos de lo que ella misma hubiera deseado, hasta el punto de no retorno. Fue muy difícil continuar esta historia por las condiciones en que ella se sentía, ustedes lean y emitan su comentario. Falta el final de esta historia.

La cabeza me daba vueltas, abrí los ojos para ubicarme, no recordaba donde estaba, lo primero que vi, fue un espejo en el techo, el lugar se encontraba en penumbras, miré alrededor y nada me era conocido, una mesa de concreto con dos sillas, una silla reclinada mas al rincón, una puerta que se encontraba cerrada y otra puerta mas semi abierta que era la del baño, un enorme espejo en una pared, me encontraba totalmente desnuda  acostada en una enorme cama, al lado mío solo veía un bulto envuelto en una sábana, no acertaba a deducir de quien se trataba, me incorporé y me senté en la orilla de la cama, mis pies se asentaron en la frialdad del piso y un escalofrío me recorrió desde ellos hasta el cerebro.

La cabeza me dolía, me llevé las manos a mi sien apretando tratando de ahuyentar ese punzante dolor que hacía sentir que estallaba mi cabeza, en la mesa vi que se encontraban botellas de cerveza y de refrescos, como desesperada me acerqué a ella y tomé un refresco a que se encontraba a medias y con desesperación me lo bebí, la sensación de sed desapareció y me sentí más calmada, aunque el dolor no desaparecía, me dirigí  el baño a realizar mis necesidades, cuando regresé me volví a sentar a la orilla de la cama, mi mente trataba de ubicarse y poco a poco empecé a armar el rompecabezas del caos que era mi mente.

Me recordaba, con mis amigas Luz y Sandra, bebiendo en un lugar al que llamábamos la palapa, al que ahora me había vuelta asidua junto con ellas, 4 hombres acompañándonos en la mesa, bailamos, bebimos, nos divertimos, del final solo recuerdo que alguien me abrazaba y me llevaba a un taxi, y dentro de él me manoseaba y yo colaboraba a sus manoseos y mas abría las piernas para que se satisficiera  él y el taxista que miraba como me trataba este hombre.

El destino final el lugar donde ahora me encontraba, me imagino que todavía bebimos en este lugar y que de una manera u otra él se aprovechó de mi cuerpo, ya que me encontraba desnuda y con huellas de haber tenido sexo.

A todo esto como es que había llegado a perder la conciencia y realidad de mis actos, esto tenía que ver con la mujer caliente y adicta a la bebida en la que me había convertido, su origen no fue la primera vez que me poseyó don Agustín, ni su insinuación a convertirme en su putita personal, que al final resulté en una puta cualquiera, tampoco fueron las experiencias a las que me sometieron esos 4 hombres de la construcción, que sometieron mi cuerpo a todas sus pasiones, tomándome las veces que se les dio la gana, no fueron ellos, es mas ellos ya eran parte del pasado, ninguno de ellos formaba parte ya  de la jauría que se hartaba de mi cuerpo, siempre deseoso y ansioso de tener una verga entre las piernas. A don Agustín terminé por perderlo, y a los otros hombres no los volví a ver, algo mas, también había perdido a mi marido, el me había abandonado al ver que yo era incorregible.

Creo yo que el origen de todo esto fue haber dejado entrar en mi vorágine sexual no un hombre sino a una mujer, una amiga llamada Luz.

Ella era una vecina que desde que llegué a esa casa me brindó su amistad, pasábamos tiempo juntas, salíamos de vez en cuando junto con mis hijos, todo era una amistad natural, ella era una mujer abierta, vivía solo con sus hijos, era libre de salir a la hora que quisiera y con quien quisiera, era parte de la vida de ella que yo sabía y ella solo sabía de mí lo que mostraba, mis andanzas primero con don Agustín y luego con los albañiles no eran de su conocimiento.

Ella siempre me decía que salía de copas con amigas, que tenía relaciones con hombres y en cierta forma trataba de insinuarme que hiciera lo mismo, solo que no le hacía demasiado caso a sus pláticas, ella era bajita de estatura casi de la mía, solo que era más llenita y mucho mas nalgona, ese era su atractivo, sus voluminosas nalgas.

Solo que cometí un error, uno de los ayudantes de los albañiles que había participado de la posesión de mi cuerpo, después de terminada la construcción y que desaparecieron de mi vida, el regreso en dos ocasiones a mi casa a saciarse de mi cuerpo y yo lo acepté, solo que la última vez que llegó yo me encontraba sentada en el zaguán de mi casa ya era de noche y me encontraba a oscuras, estaba sola, mis dos hijos ya dormían, cuando lo vi el ya estaba frente a mí, su aliento era de alcohol, andaba bebido, sin darme tiempo a hablar el se aceró donde estaba sentada, se arrodilló frente a mí y sin darme tiempo a nada me tomó de las rodillas con sus manos abriendo mis piernas completamente y dejándome expuesta a él, metió una de sus manos entre mis piernas y sin cuidado ni precaución ni nada hizo a un lado mi tanga introduciendo un dedo en mi sexo, como me encontraba sin excitar ni nada me lastimó y lo empujé y golpee, tratando de quitármelo de encima y diciéndole que me dejara, solo que el impuso su fuerza y sacando rápidamente su verga la posó en la entrada de mi rajada y sin titubear me penetró  provocando que me quejara, solo que de quejarme y después de varias embestidas pasé a disfrutar y dejé que me poseyera, aprovechando mi entrega el me subió la blusa que traía junto con el brasier y sacó mis tetas, amasándolas y  con su boca me proveyó de caricias y me las besaba e introducía en su boca mordisqueando mis pezones,, mi naturaleza ardiente afloró en medio de un orgasmo intenso, oprimiendo mi cuerpo al de él y tratando de sentir más intensas sus embestidas, después de satisfacerse se vino dentro de mí.

Esperando reponernos permanecimos unidos un momento, después de lo cual le reclamé ya que podrían habernos visto, pero era indudable que yo tampoco puse ningún obstáculo a lo que me hizo, a lo cual el hizo referencia aduciendo que era muy caliente para negarme y que además no negara que lo había disfrutado, palabras más palabras menos, lo despedí diciéndole que ya no me buscara.

Después de unos momentos hizo su aparición mi amiga Luz, su sonrisa indicaba que había visto todo, yo me sorprendí de verla, ella me dijo que no había problema, que el muchacho era guapo y que estaba bien bueno.

Luego de haberme sorprendido, ella era más asidua a mi casa buscando encontrarme de nuevo en una entrega pero eso ya no sucedió ya que este muchacho no regresó más, solo que ya no era solo un secreto mío nada más y tenía miedo de que ella lo divulgara, cosa que no sucedió, pero poco a poco ella se fue introduciendo en mi vida, en mi mente y en mis pensamientos.

Todo empezó cuando ella llevó unas cervezas para brindar conmigo, se hizo común que 2 o 3 veces por semana ella llevara bebidas y tomáramos juntas, hasta ahí todo era discreto, pero poco a poco bebíamos más, hasta que mi marido harto de encontrarme borracha me dijo que dejara de beber o me atuviera a las consecuencias.

Harto de decirme y yo no hacerle caso, me pegó una madrugada que llegó y me encontró bien borracha, después de eso fueron meses de hablar y pelear, me detenía un poco pero luego caía de nuevo, al grado ya de salirme de casa con Luz en las noches cuando mis hijos dormían y antes de que el llegara y empecé a hacerme asidua a ese lugar al que llamábamos la palapa, aunque no se llamaba así, ahí conocí a otras amigas de ellas, la más común con nosotros era una chica llamada Sandra, muy joven ella, solo 20 años, pero de un cuerpazo hermoso, bebía igual de fuerte que nosotras, muchas veces amigos de ellas u hombres que ahí conocíamos nos invitaban.

Ese fue el principio de mi destrucción moral total, al principio solo era convivir y beber, después esos hombres no se conformaban con solo acompañarnos e invitarnos, nos abrazaban, manoseaban, besaban, Luz aunque discretamente se retiraba a acompañarlos para tener sexo, era la más lanzada de todas, pero todo cambió cuando posaron los ojos en mí, era la presa deseada por ellos y realmente no batallaron mucho para obtener de mí lo que querían, mi cuerpo.

No había fin de semana en que no termináramos en la noche en ese lugar al que acostumbrábamos ir, sabíamos que alguien al final nos invitaría a beber, era cuestión solo de ir y siempre había alguien que nos invitaría.

Como dije pronto también, mi cuerpo pagaría esos favores recibidos, a cambio de invitarnos a beber, estos hombres buscaban que les pagáramos el favor con nuestros cuerpos y solo fue cuestión de tiempo para que yo fuera la presa deseada y lograda por ellos, al final comprendí que yo era el pago por beber, mis amigas me ofrecían para que mi cuerpo pagara al final la cuenta, y de esa manera muchos hombres terminaron entre mis piernas al final de cada borrachera, yo ya no era dueña de mis actos solo me interesaba beber y luego recibir sexo.

Pero todo esto sucedió ya cuando en mi vorágine de alcohol y destrampe, mi marido me abandonó, el me había advertido que si no me corregía me atendría a las consecuencias, mi voluntad no pudo superar esa advertencia, llegar y encontrarme borracha muchas veces, e inclusive algunas él llegaba de trabajar y yo no llegaba todavía, una vez, llegué amaneciendo y él me esperaba en la puerta para recibirme a golpes, todo eso no me importaba, e incluso no me importó cuando de plano el se fue sin decirme nada, llevándose su ropa y dejándome con mis hijos. Mi mente ofuscada por el alcohol y andanzas no me permitía ver la inconveniencia de ello.

Don Agustín terminó por alejarse de mí al ver mi conducta, el apoyo económico que recibía de él también se terminó, mi marido me enviaba lo necesario para los alimentos de mis hijos, que muchas veces lo invertía en cervezas, y solo contaba con el apoyo de luz, que a pesar de ser como era, me ayudaba con los alimentos de mis hijos, pero hasta ahí.

Solo que con don Agustín no fue solo eso, a él lo engañé varias veces y él se dio cuenta, en una ocasión, fui a unos festejos de carnaval que se daban en nuestro lugar, yo andaba con Luz, ya éramos muy amigas de andanzas, y él nos alcanzó a media noche, Luz ya sabía que algo me traía con él, yo ya llevaba una buena cantidad de alcohol y estaba muy lanzada, bailaba con Luz, ya que a él no le gustaba bailar, los hombres se nos acercaban a bailar con nosotras y les dábamos entrada, estuvimos hasta la madrugada, cuando el nos dijo de irnos, yo le dije que no quería irme todavía, para esto ya un hombre se me había pegado mucho y bailaba con él a cada rato, al grado de invitarlo a la misma mesa, don Agustín no dijo nada y yo seguí divirtiéndome a mi manera, en unas de esas veces fui a los baños, cuando salí de ellos me esperaba este hombre y me abrazó besándome, yo le dejé y él lo tomó como aceptación, abrazados me condujo a las partes oscuras de las instalaciones del carnaval, cuando me di cuenta yo estaba apoyada en una pared con la blusa levantada y los senos fuera de mi brasier, los cuales el abarcaba con su boca mientras sus dedos hurgaban en mi pantalón buscando abrirlo para luego introducir su mano y palpar mi entrepierna por encima de mis braguitas, este cachondeo pronto me hizo gemir, caliente por naturaleza, me entregué a sus lascivas caricias, el abrió mi pantalón bajándolo hasta medio muslo y pronto sentí su erección al natural intentando penetrarme, impedido solo por mi ropa interior,  ya entregada abrí lo más que pude las piernas, a lo que él con una de sus manos hiciera a un lado mi tanguita  para que su miembro invadiera mi intimidad, el me tomaba con una mano de las nalgas y con la otra apretujaba mis senos, mientras su boca invadía la mía jugando nuestras lenguas en un frenesí de ansia carnal.

Luego él se salió de mí y me volteó de frente a la pared para que yo aceptara su insinuación, inclinándome hacia el frente apoyándome de la pared y levantando mi trasero para que el me tomara de la cadera y apoyando su verga en la entrada de mi ardiente vagina me la introdujera de un golpe para enseguida martillar mi trasero mientras una de sus manos iba a mis desnudos senos amasándolos y pellizcando mis pezones.  Me hizo venir dos veces antes de venirse el, solo que antes de venirse me la sacó para hacer que me volteara y arrodillara frente a él para venirse en mi cara embarrándome de semen.

El muy maldito, habiéndose saciado se guardó su verga y se marchó, dejándome ahí casi tirada en el suelo, una vez recuperada me incorporé para arreglar mis ropas y limpiarme la cara lo mejor posible  y de nuevo me dirigí a los baños para lavar mi cara, arreglarme y regresar a la mesa, cuando llegué a ella solo vi a Luz, le pregunté por el viejo como le decíamos, y me dijo que él me había seguido a los baños, que demoró y cuando regresó solo pagó lo que habíamos consumido y se había marchado, -pensé que había estado contigo, como los dos demoraron-, dijo ella. La situación fue obvia, me había visto seguramente mientras ese hombre me poseía, sin importarme solo dije, -entonces que se vaya a la verga-.

Después de semanas de enojo de parte de él, regresó por mí y por mi cuerpo, era su puta privada y sabía que conmigo podía hacer lo que quería, mi cuerpo estaba a su disposición.

Pero en otra ocasión con permiso de mi marido había ido a los inicios de las posadas que se ofrecía en un parque, estaba con una prima y su hija y unas amigas de ella, mi prima ya lo conocía así que no había problema, el nos alcanzó allá y estuvimos bebiendo y bailando, solo que llegó un concuño mío, un hombre que siempre me tiraba los perros pero que nunca había logrado nada, sobre todo porque siempre andaba con su mujer, hermana de mi esposo; solo que ahora andaba solo, y a partir de que llegó me acaparó para bailar, casi olvidándome de don Agustín.

Cuando terminó la posada, don Agustín nos llevó a todos en su camioneta, fuimos a dejar a mi prima y sus amigas y solo quedamos en la camioneta mi concuño, el y yo; don Agustín propuso que rematáramos en un antro para las últimas y fuimos los 3, ahí seguimos bebiendo y bailando, solo que casi no le hacía caso a él, y mi concuño me acaparaba, cuando don Agustín iba al baño, mi concuño  me atraía hacia él y me besaba, yo ya tomada y desenfrenada aceptaba sus besos y caricias, ya que me agarraba de las caderas y deslizaba su mano por mis nalgas y piernas, llegando inclusive a tocarme la entre pierna, solo que como traía pantalón, no podía hacer mas.

Abandonamos el antro ya borrachos los 3, como a las 3 de la madrugada, solo que al salir ya mi concuño me había dicho que lo dejáramos y nos fuéramos en un taxi, yo no le contesté pero al salir había un taxi a la entrada del antro y el abrió la puerta trasera y tomándome de la cintura me guió a meterme a él, don Agustín se había retrasado, yo solo me metí sin decir nada, ya dentro él le dio la dirección de mi casa, cuando llegamos pensé que él se iría por qué no me insinuó nada, hasta había pensado que me llevaría a un hotel.

Pensé que se despediría, le di la mano, él la tomó y no me dijo nada y me metí, la casa donde ahora rentábamos tenía el baño afuera, me dirigí a él a hacer pis, terminé y al limpiarme y con las bragas y pantalones a la rodilla, una sombra delató la presencia de  alguien, era mi concuño, que se acercó a mí y sin darme tiempo a nada me abrazó besándome y manoseándome, una de sus manos viajó a mi entrepierna expuesta desnuda y me masajeó, introduciendo un dedo para de plano abandonarme a sus caricias, él me besaba entrelazando su lengua con la mía mientras me sobaba mi entrepierna, mis nalgas y senos, se sacó su virilidad, la cual tomé con una de mis manos para acariciarla y terminar de excitarlo y endurecer.

La dirigí a mi entrepierna y me la tallé en ella excitándome más, ya solo fue cosa de acomodarse y pronto su miembro resbalaba en las paredes de mi sexo, la posición era incómoda para el ya que era más alto que yo y con los pantalones a la rodilla no había mucha comodidad, me sacó su miembro de mi sexo y terminó de despojarme del pantalón y la tanguita, y poniéndome frente a la pared levanté mi trasero para recibir su embestida por detrás, el me tomaba de la cadera para martillar mi sexo con el suyo, en esa posición mi venida fue inmediata, mordiéndome los labios para evitar gritar.

El se sentó en la taza del baño y me jaló invitándome a montarlo, yo obedecí parándome de espaldas a él y separando mis pies, uno a cado lado de el, me fui bajando para ensartarme por mi misma en su palpitante virilidad, sentir esa sensación al ir tocando su miembro mi intimidad lentamente, era algo que me hacía sentir viva, gozar de esa lenta penetración inducida por mí, era algo que me gustaba disfrutar al máximo, salí de mi ensoñación al sentir el contacto de mis nalgas con sus piernas, en clara muestra de una penetración completa. El me tomaba de la cintura y subiendo y bajando mi cuerpo suavemente, gozaba de mi intimidad, mientras yo me apoyaba en sus rodillas para también colaborar, una de sus manos viajó hacia mis senos por debajo de mi blusa y apartando la parte inferior de mi brassier se apoderó de mis pechos, alternando su manoseo en ellos, y oprimiendo alternadamente mis pezones haciéndome gozar mas, me vine por segunda vez incrementando la velocidad de mis embestidas en el, solo gemía quedamente para no delatar nuestra acción  disfrutando de esa sensación placentera de mi orgasmo, el retardo lo mas que pudo su venida para con un resoplido y apretando fuertemente mi cuerpo alcanzar su orgasmo derramando dentro de mí su semen.

Me incorpore después de reponerme y tambaleante por la bebida y los orgasmo experimentados me limpie lavando con agua mi hambrienta rajadita para calzarme mi tanga, el hizo lo mismo acomodando su ropa y manoseando y apretando mis pechos se despidió, dejándome con solo la tanga puesta.

Me quede mojando mi rostro en el lavabo, cuando sentí que me tomaban de la cadera, -eres una puta sin remedio-. Escuche que me decían al oído, mientras bajaban mi tanga nuevamente. Era don Agustín que seguramente habría visto o escuchado lo que había pasado, sentí que se bajaba el pantalón y posaba su verga en la entrada de mi culo, yo solo acomode mi trasero para que el tomara posesión de él, su embestida fue fuerte y sin miramientos, mi culo fue ensartado sin misericordia por el viejo que me empezó a penetrar a su antojo, no hizo ningún comentario más y disfruto de mi trasero solo aferrándose a mi cadera, mientras mi calentura afloraba gozando de sus embestidas y gimiendo quedamente mientras él me penetraba y mordía mi oreja.

Se vino con ansias en mi trasero empujando fuertemente como queriendo meter hasta el fondo de mis entrañas su esencia de hombría, de macho dominante, una vez satisfecho, sin limpiarse ni decir nada se acomodo sus ropas y se marchó, dejándome sumida en una rara sensación de mezcla de placer y culpabilidad porque me había descubierto entregando mi cuerpo a otro hombre y estaba segura que había observado u oído como me poseían y que además me había poseído una vez que ese otro hombre había terminado de venirse dentro de mí.

Fue la última vez que don Agustín se acercó a mí, ya no volvió a buscarme, yo lo busqué varias veces y le hablaba por teléfono pero siempre se negaba a verme, me dijo que era una borracha perdida, que abría las piernas en cuanto un hombre se me acercaba.

Mi esposo me abandonó poco después y me quedé sola con mis hijos, ahora era libre para hacer lo que quisiera, mis salidas ya eran más constantes con mis amigas, bebía casi diario, y ahora mi cuerpo casi siempre terminaba en brazos de alguien que se cobraba lo que gastaba con nosotras en bebidas. Es decir yo era la putita que mis amigas ofrecían al mejor postor para quien quisiera invitarnos a beber.

De esa manera muchos hombres pasaron entre mis piernas y se aprovecharon de mi cuerpo, solo que muchas veces ni siquiera recordaba como llegaba a un hotel, menos si había disfrutado del sexo, para mí lo que más placer me daba era beber.

Ya la cabeza no me dolía, me empezaba a recuperar, me paré y me dirigí a bañarme, el agua tibia recorriendo mi cuerpo me dio una sensación de confort y seguridad, salí del baño a buscar mi ropa, me calcé mi tanga y brasier y cuando terminaba de calzarme el pantalón, mi amante ocasional despertó, casi con las mimas sensaciones que padecí yo al despertar, el buscó una cerveza a medio acabar y se la engulló, hablamos algo de lo sucedido sin que yo le tomara mucho interés, se aseó, se vistió y antes de salir le pedí que me diera algo de dinero, a lo que el amablemente y generosamente me dio lo suficiente para menguar las necesidades de alimentos de mis hijos.

Antes de llegar a mi casa pasé por un six de latas de cerveza, al llegar mis hijos todavía dormían, me apuré a alistar las cosas que mi hijo llevaría a la escuela y me dispuse a cumplir con mis obligaciones.

Durante el día me esforzaba en cumplir con mis hijos, mi problema era al llegar la noche, es donde afloraban mis instintos y mi moral bajaba a los suelos, no sabía que haría ni en brazos de quien caería, había tocado fondo.