Mi vecino Raúl

Mi primera experiencia sexual, con mi vecino. Nunca supe si fué completamente casualidad...

Vivía en mi bloque. Éramos de la misma pandilla, como la práctica totalidad de los niños de un pueblo tan pequeño, pero apenas habíamos tenido mucho contacto.

Él acababa de dejar la escuela para trabajar con su padre. Su madre nos envidiaba porque seguíamos estudiando, pero nosotros envidiábamos a Raúl, quien a pesar de tener sólo 17 años ya era un experto conductor.

La diferencia de apenas 2 años era una barrera casi infranqueable que había surgido casi de repente, en un verano, entre los mayores de la panda y los pequeños. Nosotros seguíamos jugando inocentemente mientras los mayores ya se habían dividido enre chicas y chicos. Y Raúl era el lider indiscutible de los mayores.

Su pelo negro, cuidadosamente despeinado, su frente despejada, sus ojos azules oscuro y su cara virilmente angulosa por el reciente estirón adolescente le hacían destacar entre los infantiles flequillos y las caras mofletudas. Pero en esos días de caluroso verano, esa diferencia se hacía abismal cuando íbamos a la piscina. Nuestras madre nos dejaban ir confiadas, seguras de vernos con chicos mayores que cuidarían de nosotros, y los mayores tenían con nosotros la coartada erfecta. A los ojos de los mayores serían uno más del grupo de inocentes niños

Pero una vez dentro de la piscina, conseguidos los objetivos, cada uno volvía a su grupo, ignorándonos mutuamente hasta la hora de la salida. Y era en los vestuarios el lugar donde tenía lugar la selección natural. Los pequeños veníamos de casa con el bañador ya puesto, evitando el vestuario, donde los mayores se recreaban con sus recientemente adquiridos trofeos viriles

Aquel día me había levantado tarde. Salté de la cama y corrí a la piscina sin ponerme el bañador. Llegué el último, los vestuarios estaban vacíos.

Ya oía a mis amigos chapotear el el agua, así que para no perder más tiempo dejé caer allí mismo mis pantalones y calzoncillos y salté en mi bañador lo más rápido que pude.,

"Hola Miguel, qué suerte que estás aquí…"

Los vestuarios estaban en un sótano excavado al lado de la piscina, y la única luz que había era la que se filtraba a duras penas por unos ventanucos situados cerca del techo y que no conseguían sacar la gran sala de la semipenumbra, de la que ahora surgía la figura de Raúl.

El susto que me dio oir la voz de Raúl, cuando yo pensaba que estaba sólo, casi me hace gritar, pero disimulé lo más virilmente que pude

"Hola Raúl, qué tal? Pensé que no había nadie…"

"… resulta que me he puesto el bañador y me he dado cuenta de que el cordón de la cintura se ha metido para adentro de un extremo y no me lo puedo atar. Así no puedo salir, imagínate si pierdo el bañador delante de las chicas…"

Era un problema nuevo, que apenas hace un año no parecía preocuparle, cuando disfrutaba tanto jugando a bajar el bañador a los otros chicos… En la cara tenía una medio sonrisa que parecía decir " tio, ya sé que tú no lo entenderás, pero son los problemas de ser tan popular entre las chicas…" Y efectivamente no lo entendía muy bien, sempre podía bañarse en calzoncillos, pero era un halago que el lider de los mayores me pidiera ayuda a mí

Con una mano me mostraba el extremo del cordón que todavía quedaba fuera y con la otra mostraba el orificio por donde se había perdido el otro cabo

" Si coges la punta así, con las dos manos, la puedes ir haciendo avanzar entre la tela, hasta que salga, yo con una mano no puedo

Tomé la tela por donde me decía, y al tirar de la cinturilla del bañador, el elástico se separó de su cuerpo, descubriendo una densa mata de pelo, sorprendentemente claro

" Cuidado¡¡, me vas a desnudar delante de todo el mundo, vamos mejor a un vestidor…, aquí…, ponte ahí, siéntate que voy a cerrar la puerta…" y se quedó de pié, a mi lado.

De repente me sentí muy importante. Ya no era uno de los demás, de los que había que esconderse, sino que era alguien en quien podía confiar

Volví a tirar y esa mata de pelo claro volvió a aparecer, ahora en frente de mi, casi a la altura de mis ojos. Todo ese pelo rompía todos mis esquemas de niño…, una novedad muy turbadora que apenas me dejaba mover los dedos.

"Pero tira sin miedo, así no vamos a terminar nunca…"

Obedecí y tiré de su bañador, que se deslizó hacia abajo, descubriendo completamente su vello púbico, que se extendía cubriendo el triángilo entre sus ingles y la base de su su polla, que entonces me pareció descomunal, quedando fuera de mi vista únicamente su glande, que se balanceaba pesadamente dentro del bañador cada vez que Raúl se movía.

Yo estaba acostumbrado a ver a mis amiguitos, y definitivamente lo que tenía frente a mi era completamente diferente a lo que había visto hasta entonces. Sería distinto porque Raúl había nacido en Alemania?

Por fin el cordón se movía, pero cada vez que avanzaba un poco, volvía a retroceder por los tirones. La postura era bastante incómoda, pero no iba a decepcionarle

"Mierda…" me pareció una expresión de lo más viril.

Raúl se movió impaciente, haciendo que su capullo se balanceara otra vez

" Ya sé, si lo sujeto con los dientes no se volverá a ir hacia atrás…" sin esperar su respuesta tiré de la goma para sujetarla con los dientes. Al tirar del bañador, también atraje a Raúl hacia mí, pegando su fuerte vello púbico a mi frente, y liberando por completo su polla, que ahora colgaba delante de mi nariz, inundándome con su aroma

Para no perder el equilibrio, apoyó su mano en mi hombro. Estaba consiguiendo hacer salir el cordón. Estaba eufórico. Raúl seguro que me pediría que me fuera a pasar el día con ellos, con los mayores…Si me daba más prisa seguro que estaría mucho más contento conmigo

Ansiaba terminar lo antes posible. Mis manos se movían con prisa, sin despegar la cara de su cuerpo. Noté que me hacía cosquillas en el cuello.,ya se estaba impacientando.

"Ya estoy terminando, jejeje"

Seguía notando sus cosquillas. Cuando fui a quitar su mano de mi cuello me di cuenta de que no era su ano la que me hacía cosquillas

Me aparté asustado dejando caer su bañador al suelo. Su polla, terriblemente erecta me apuntaba directamente a la cabeza. Lo miré. Tenía la cara completamente congestionada y los ojos cerrados.

Su mano dejó mi hombro y fue hasta mi nuca, presionando para que acercara la cabeza hacia él. Mis labios tocaron la punta de su polla. Estaba muy dura, muy brillante y húmeda… El holor casi me hace vomitar. Mucho más fuerte que el orín…Aguanté la respiración, intentando reprimir las arcadas. Su mano seguía insistiendo, pegando con más fuerza su polla a mis labios. Abrí la boca y su gorda cabeza entró hasta chocar con fuerza contra mi garganta. No pude controlarlo y la arcada mezcló el sabor del desayuno con ese nuevo sabor que me traía su polla

Tragué con fuerza, intentando tragar todo mi asco. La presión cedió por un momento y la polla retrocedió, pero apenas me dio tiempo a respirar cuando volvió a arremeter con fuerza contra mi garganta. Me volví a tragar otra vez la arcada, pero esta vez el nauseabundo sabor era menos intenso. A la tercera embestida el sabor había desaparecido y chupé por primera vez esa capullo gordo que apenas me dejaba respirar. Entonces la polla se quedó inmóvil.Y oí cómo Raúl gemía "síiiiiiiií , chupa…"

Empecé a chupar. Al pricipio tenía miedo de volverme a encontrar con aquel sabor otra vez. La piel era muy muy suave, mi lengua se deslizaba sin problemas, empecé a chupar por debajo, por los lados…, la saliva afluía con abundancia.

De repente sus gemidos pararon, dejando pasoa un grito reprimido

"Ahhhh"

No sabía que pasaba, intenté separarme pero sus manos me lo impidieron con fuerza.

La boca entonces se me inundó de un líquido más caliente y viscoso que mi saliva. Tragué el primer chorro. Me supo muy amargo. Retuve en la boca un segundo chorro, pero el tercero, aunque apenas tenía fuerza, hizo que me desbordara la boca, inundando lo poco de polla que quedaba fuera de mi boca, manchando su vello rubio hasta caer por sus huevos

Se quedó inmóvil por un segundo. Se subió el bañador y salió del vestuario corriendo. Y para mi sorpresa se zambulló en el agua. Todavía no había terminado de sacar el cordón