Mi Vecino maduro me convirtió en su puta - Parte 4
Continuación de mis relatos anteriores.
Me levanté del sofá y fui hacia la cocina meneando el culo exageradamente. En el quicio de la puerta que separa el salón del pequeño distribuidor que lleva hacia el pasillo y hacia la cocina, me paré para comprobar si Jaime, me estaba mirando el culo.
Pero él, estaba liándose un cigarrillo. Más atento al cigarrillo que a mí. Eso, en vez de desilusionarme, me puso aún más.
Era curioso. Cuanto más desdén me mostraba, más me "picaba" yo y me esforzarba por gustarle.
Me dirigí, finalmente, hacia la cocina. Conozco la casa porque es idéntica a la mía y porque ya había estado en su cocina la vez anterior. Abrí la nevera. Lo que vi, haría poner el grito en el cielo a cualquier nutricionista. Apenas había verduras (solo una bolsa de judías planas) y no había frutas. En cambio, carne y embutido había para montar un supermercado.
Busqué las cervezas y encontré dos botellines en la puerta del frigorífico. Cogí una, como me había dicho Jaime, y busqué el abridor en los cajones que hay cerca de la pila. Abrí la cerveza, y me dirigí de nuevo al salón.
Cuando llegué, mi vecino, estaba sentado, fumando. La posición hacía que esa barriga velluda sobresaliera de manera extraordinaria. Además, unos chorretones de sudor corrían sobre esa barriga producto del calor de Julio. Esa imagen, provocaría la naúsea a cualquier mujer. Pero no a mí. Y menos cuando ví su mirada. Esa mirada de cerdo depravado que tanto me excitaba.
Me senté a su lado y le dí la cerveza. Mientras él combinaba tragos del botellín con caladas al cigarro, yo, como si fuera una novia adolescente, acariciaba su pecho. Bueno, más que pecho, eran tetas. Y así, sentado como estaba, diría que casi tenía más tetas que yo. Intenté besarle en los labios, pero rehuyó me hizo "la cobra".
Riendo, me dijo:
- Jaime: Bien, zorra Ahora, arrodíllate y chúpamela.
Me señaló el suelo, entre sus piernas, que abrió ligeramente.
No es necesario aclarar que rápidamente, me recogí el pelo, y me arrodillé, justo donde me señalaba. Entre sus piernas, Miré a sus ojos, pero la montaña que formaba esa descomunal barriga me lo dificultaba. Miré entonces a su miembro. Ese miembro, ya erecto, de 12 centímetros que tan loca me volvía.
La cogí entre mis dedos y empecé a chupársela. Pero, en ese momento, le oí decir:
- Jaime: Espera...aun no. Restriégatela por la cara, zorra!!!!
Obediente, cogí su miembro y me lo restregué por mis mejillas.
- Jaime: Ahora, saca la lengua..y golpéate en ella con mi polla.
Lo hice, como loca. Sin duda, sabía como excitarme. Mientras lo hacía, le oí reirse. Triunfal. Estaba claro quien mandaba. Así estue unos pocos segundos hasta que noté como Jaime movía una pierna como si fuera uno de los elefantes de la sabana africana. El talón de su pie derecho se situó a la altura de mi nuca...empujándome hacia él...obligándome a tragarme su miembro, mientras le oía decir:
- Jaime: Eso es puta, chúpasela a tu chulo!!!!
Durante unos segundos mantuvo su talón en mi nuca. No hizo falta más, yo ya chupaba su miembro con ansia. Excitadísima. Pero lo que vino a continuación, no me lo esperaba.
Mientras yo devoraba con ansia su miembro, Jaime...eructó. Y no fue un eructo pequeño y descuidado. Tembló el salón de la casa. No daba crédito a lo que acababa de oir. Mientras yo, complaciente, chupaba el miembro de ese gordo asqueroso, él, con una total falta de respeto hacia mí, había eructado sonoramente.
Pero él sabía que eso, ese trato, era lo que más me ponía. Porque si hasta ese momento, la mamada que le estaba haciendo era buena, después de oir aquel trueno, pasó a ser memorable. Yo estaba excitadísima. Cachonda perdida, Sin duda, Jaime, sabía lo que hacía. Y, según me reafirmó él, yo también estaba "haciéndolo bien".
Jaime: Joder, Saryta, qué zorra eres.
Yo: A que sí, eh? - Le dije sonriente. Unos hilillos de saliva salieron de mi boca. Continué con la mamada. El ritmo con el que movía mi cuello aumentaba cada vez más.
Jaime: Ufff, joder, zorra..vas a hacer que me corra. Y soy de un solo "tiro".
Pero yo no paraba. No podía. Pero sobretodo...no quería.
Efectivamente, al poquito tiempo (calculo que no debió ni pasar más de 2 o 3 minutos de mi gloriosa felación) noté como Jaime empezaba a convulsionar. Separé mi boca para que se corriera en mi cara, como la vez anterior. De nuevo, me sorprendió.
Esta vez fue su manaza, sudada, la que sujetó mi nuca. Al moverse hacia adelante, su barriga se hizo mas ostensible. Mucho más de lo que ya era. Presionó con fuerza mi nuca. Estaba claro lo que quería. Correrse en mi boca!!!!!!
Eso, solo lo habñia hecho mi actual novio. Y no siempre.
Pero Jaime...podía hacer conmigo, lo que quisiera. Y así fue, como empecé a notar como aquel fluido caliente inundó mi boca. La sensación de tener ese semen en mi boca, me pareció, simplemente, maravillosa. Yo estaba más cachonda y excitada que nunca. Jamás (creo) he estado tan cachonda.
Con su semen en mi boca, le miré. Jadeando. Sudando. Me incorporé para ir al baño a tirarlo. Jaime permaneció inmóvil en el salón.
En el baño, me miré en un momento en el espejo. Tenía la cara algo roja y la boca llena. Escupí en la pila del baño y me enjuagué bien la boca.
Volví a mirarme en el espejo. Me gustaba lo que veía. UNA PUTA. Yo.
Volví al salón, pero no ví a Jaime. Me asusté. Pero en seguida, lo vi regresar desde la habitación. Tenía un móvil en la mano.
Jaime: Dame tu móvil, zorra
Yo: ¿Qué? ¿No vamos a follar? Estoy súper cachona.
Me dio una bofetada.
- Jaime: Te repito que se hace lo que yo diga. Lo que tú quieras, no importa. - Hizo una pausa, mirándome a los ojos - Ya no tengo 20 años y soy de un solo "tiro". Aunque quisiera, ahora mismo no podría. Dame tú número.
Yo estaba algo enfadadas. Necesitaba sexo. Una polla dentro de mí. Pero Jaime, una vez, más tenía razón. Él mandaba.
Yo: ¿Para qué lo quieres?
Jaime: ¿Para qué lo quieres? - repitió en tono burlón - Para estar en contacto. Vamos.
Le di mi número. Le vi como lo tecleaba y luego pulsaba la opción de guardar. Pensé que iba a guardarme en sus contactos como "zorra" o "puta" o algo así. Pero no. Me grabó con mi nombre. Sara.
Como adivinándome el pensamiento, me dijo:
- A veces, los niños o la Olga me cogen el móvil. - Hizo una pausa - Ahora recoge tu ropa y lárgate. Estate atenta. En unos dos días, te mandaré un mensaje.
Después de eso...vi como encendía la tele. Y volvía a eructar. Esta vez un eructo más suave. Estaba claro. Yo ahí, sobraba.
Recogí mis cosas y me fui.
Esa noche, a Luis, mi novio, le hice el amor como nunca. Yo necesitaba una polla. Luis, había tenido, de nuevo, un día agotador en el trabajo. Pero necesitaba saciarme.
Deo decir, que mi chico, se "portó" como siempre. Genial. Solo que esta vez, mientras hacíamos el amor, era yo la que llevaba la iniciativa. Y de forma agresiva. Casi, vioándole.
- Luis: Joder, cielo, como estás esta noche, ¿no?
Cielo. Me llamaba, cielo. Nada que ver con lo que me llamaba Jaime.
- Yo: Será este calor, cariño. - Le decía yo. Pero no me podía qutar a Jaime de mi mente. Pensaba que esa misma mañana, Jaime me había "alquilado", como si yo fuera una vulgar ramera, a un tio de 68 años. Y después, se había corrido en mi boca. Pero lo peor, no había sido eso. Lo peor, sin duda, era lo muchísimo que yo habñia disfrutado.
Pensaba en eso, mientras notaba los espasmos de Luis, previos a su eyaculación. Ni lo dudé. Dejé la posición en la que estaba (a 4 patas) y me lancé a tragar sus 18 cm y lo que saliera de ahí. Como antes a Jaime. Solo que este semen, el de mi amor. El de mi chico, no sabía igual. Aún recordaba el sabor del semen de Jaime en mi boca.
Enseguida, el pobre Luis, cayó dormido.
Yo no podía pegar ojo. Nerviosa.
El día siguiente me lo pasé yendo y viniendo de la terraza. Salía con cualquier excusa. A fumar. A tender. A destender. Pero ni rastro de Jaime. No le veía.
Aproveché para salir a correr, a comprar. A ver si lo veía en el rellano. Pero nada.
El día pasó. Y así, los tres siguientes.
Luis, por las noches, quería repetir el "impetú". Peor yo quería. Me limitaba a sexo normal. Y lo de correrse en mi boca...nada. En mi boca. Y con suerte.
El pobre, no entendia nada. Pero yo sí.
Necesitaba a Jaime.
La mañana del quinto día, escuché el tono de mensaje de mi móvil. Pensé que sería alguna de mis amigas. Aunque era Miércoles, habíamos quedado para ir a la playa (mis amigas estaban en paro y yo en ERTE).
El teléfono que me había mandado el mensaje, no lo tenía registrado. Su mensaje de WhatsApp, era escueto: "Puedes hablar?". Respondí "Quien eres?".
La respuesta, me arrancó una sonrisa. "Soy Jaime. Si estás sola y puedes hablar, sal a la terraza".
Creo que, con la velocidad con la salí a la terraza, casi tiro el móvil al suelo.
Allí estaba él. Sudando. Y fumando. Con el móvil en una mano y el cigarro de liar en la otra.
ME saludó con un:
Jaime: Hola, zorra
Yo: Hola, papi.
(sonrió)
Jaime: Pero que puta eres, Saryta.
Yo: Gracias!!!!. ¿Quieres que vaya?
Jaime, dio una buena calada a su cigarro, antes de contestar. Me miró a los ojos. Mientras lo hacía, mi cuerpo temblaba.
Jaime: No. Quiero que me demuestres que eres una buena zorrra...digna de mí
Yo: Joder..Cerdo. Si hasta me alquilaste a un amigo tuyo. Te ganaste 80 euros a mi costa. ¿Qué mas quieres que te demuestre?
Jaime: Sí. Yo gané 80 euros. Pero tu..lo disfrutaste. eh?
Yo intenté mostrarme algo enfadada. Pero mi cara, esbozó una sonrisa
Jaime: Pues eso...solo es el principio. Quiero que el sábado vengas conmigo.
Yo: ¿El sábado? ¿Ir? ¿Dónde?
Jaime: ¿Quieres que te considere mi zorra?, ¿mi puta?, ¿mi Fulana?
Si había alguna duda, Jaime, sabía como excitarme. Solo hablándome. El cabrón, ya me había convencido. Y eso, que no conocía sus planes.
Yo: Sí, claro. Pero..no sé si podré. Es sábado y Luis...
Jaime: Búscate una excusa. ¿Tu chico no sale con sus colegas? - Yo, asentí- Pues búscate una excusa. A las 23:00 pasaré a buscarte en la pinada que hay al principio de la urbanización. Y quiero que vayas vestida como una fulana de polígono.
Yo: Pero, hay casi 2 Km desde aquí a la pinada. No puedo salir de casa como me dices.
Jaime: Joder, qué complicadas sois las mujeres. Coño, pues llévate una mochila con la ropa. Ah, y llevate maquillaje.
Yo: ¿Para qué?, ¿Dónde vamos?
Jaime: ¿Y a ti que te importa?, Tú, obedeces y punto. Recuerda. Sábado. Pinada. 23 horas. Si me fallas, olvídate de mi.
Al terminar de decir eso, se dio la vuelta y se metió en su casa. Ni siquiera se giró. No hacía falta. Él sabía lo que había provocado en mí. Sabía..que yo era suya. Sabía que iría.
Me pasé el día pensando en qúé excusa pondría. Aún tenía tiempo. Y pensaba también en donde iríamos. Qué tramaba el cerdo de mi vecino.
Nerviosa...no dí pie con bola en casa. Así que fme fui al Centro Comercial. Era pequeño y apenas había tienda. Solo una tienda de lencería. Pero nada. No encontraba nada.
Desesperada, cogí de nevo el coche y entré en la ciudad. Busqué el centro comercial más grande. Después de casi 30 miunutos en coche, entré en una pequeña tienda de "ropa para juegos". Ahí estaba.
Dudé si comprar el vestido de látex de catwoman, uno de enfermera o el de colegiala. Elegí este último. Por la mini falda. Más que una mini, parecía un cinturón. Venia todo el conjunto. Medias balncas, de rejilla. Tanga bñanco y una camisa. Era caro. Pero la ocasión, lo valía.
Rápidamente, volví a casa. Nerviosa...tiré la bolsa en la cama. Me lo probé.
Me veía reluciente. Decidí ponerme colorete en las mejillas y me hice unos moños en el pelo.
El resultado levantaría el sexo de cualquier hombre.
No sé muy bien por qué, cogí mi móvil y me hice dos fotos. Una de frente. Otra...de espaldas, con la cabeza girada. No sé muy bien el motivo. Sinceramente.
Solo sé que cuando lo hice. se las mandé a Jaime.
Luego pensé: "Dios..que he hecho. Si coge el móvil su mujer....". Nerviosa....traté de borrar el mensaje. Iba a darle al icono de la papelera. Cuando vi que estaban escribiendo. Era tarde. Fuera quien fuera, habia visto las fotos.
"Joder...de puta de polígono total!!!! Pero no me mandes esas fotos. Joder. Recuerda. Sábado. 23 horas"
Uff. respiré aliviada. Era Jaime. Menos mal. Borré las fotos y el mensaje.
El viernes se me pasó volando. Pero el sábado....Luis no me puso objeciones ni preguntó demasiado cuando le dije que salía con Vanesa y Aroa (mis amigas). Yo llevaba unos ceñidos vaqueros y una blusa "normalita". Elegí mis mejores tacones. Metí el vestido y maquillaje en un mini bolso mochila. En este caso, los vaqueros y la blusa solo eran "el camuflaje" para salir de casa sin sospechas. Luis, solo me dijo "Pasadlo bien". Y me dio un pico. y salí de casa hiper nerviosa.
Amaba a Luis. Era el "chico ideal". Pero yo, era la puta de mi vecino gordo, sudoroso.
Y lo disfrutaba.
Nerviosa, anduve los dos kilómetros hasta llegar a la pinada. No pasaron ni 30 segundos, cuando vi a aparecer un destartalado Opel. Me puse nerviosa. Más de lo que ya estaba.
Un par de fogonazos del coche, me dieron a entender que era Jaime. Caminé todo lo ráoida que mis tacones me permitieron hacia el coche.
Allí estaba el.
- Jaime: Pero qué puta eres, Saryta. - Me dijo, nada más subir al coche y cerrar la puerta.
Luego, dirigió sus labios a los mios. Me comió la boca, durante casi 1 minuto (más o menos). Me metía su lengua hasta dentro. Al terminar, metió la marcha y el coche emprendió la marcha. Yo le sonreía, como una novia enamorada. Con mi mano, busqué su miembro. Pero un manotazo, me apartó.
Jaime: NO!!! - Me dijo, con seriedad - Esta noche me desmostrarás si eres una puta digna de mi.
Yo: ¿Acaso tienes alguna duda?
Jaime: Ya lo veremos
Yo: ¿Donde me llevas?
Jaime: A una timba - Hizo una pausa...esperando el efecto que sus palabras provocaban en mi. Al ver que no apagaba mi sonrisa, continuó - Una vez al mes, juego una timba con mis colegas. Somos 4. Durante la partida, tu servirás las copas y la comida, encenderás nuestros cigarros. La idea es que les distraigas meneando ese culazo que tienes y enseñando "cacho". Algun problema, puta?
Yo: Ninguno, papi - Le dije...sonriendo más que nunca. Ya estaba mojada y la noche, no había hech más que comenzar.
Jaime: No se te habrá ocurrido ponerte sujetatetas, no?
Mirando a Jaime, me levanté la blusita con la que había salido de casa. Le mostré mis pechitos. Talla 85.
Jaime: Muy bien...Ya eres toda una profesional.
Yo: Una profesional - repetí, sonriendo.
Jaime: Si durante la partida, la mano de alguno de mis amigos se escapa y acaba en tu cuerpo, ¿no hay problema, verdad, puta?
Yo: Soy una profesionalm, tu lo has dicho.
--------------- CONTINUARÁ /-----------------