Mi vecino Jacinto (3)

A Rebeca se le fue la situación de las manos, con mala solución...

Después de mis vacaciones de cuatro días con Jacinto estaba saciada, ese viejo me había follado con una energía que ya quisiera mi marido tener

por no hablar de las situaciones morbosas como la del club de intercambio que me habÌan encantado. Jacinto había despertado en mi algo nuevo,

desde luego.

Salí hacia mi trabajo en la guardería junto a mi marido que también iba al trabajo cuando en el portal vi a Jacinto parado en la puerta. Sin

dirigirnos la palabra se apartó para dejarnos pasar con una media sonrisa triunfante. Nos despedimos, le di un beso a mi marido desde la acera

mientras encendía el coche y se marchaba. Yo volví sobre mis pasos y me encaminé de nuevo hacia el portal.

  • Te llevo a la guardería - me dijo el viejo

  • No te preocupes voy andando

  • Sube - dijo mientras abría el coche con el mando a distancia.

Montamos en su coche y se encaminó hacia la guardería que estaba relativamente cerca, un trayecto en coche de no más de cinco minutos.

  • No aguanto a tu marido, es un gilipollas - empezó a decir - se cree más que nadie y no sabe que es un puto cornudo de mierda.

  • Jacinto, no hable así de él - le dije un poco avergonzada

  • Quiero vengarme de él, quiero humillarle, quiero que todos se rian de él - dijo cada vez más enfadado y elevando la voz.

En ese momento me miró y se rió

  • Me vas a ayudar a que sí?

  • No le parece poco, follándose a su mujer, no es suficiente?

  • Claro que no, disfrutamos nosotros dos pero el muy gilipollas ni se entera sigue en su mundo de gilipollez y de presumir. Quiero que la gente

lo humille, que sea el hazmerreir, y tu me vas a ayudar.

  • No entiendo

  • A que hora vuelve tu marido?

  • A las 9

  • Estaré en tu casa a las 5


A las 5, como siempre puntual, Jacinto aporreaba mi puerta, le abrí y entró rápido, le miré y en cuanto cerré la puerta me quedé enfrente de él.

Llevaba un vestido vaquero de una pieza con botones y falda a medio muslo. Empecé a sacarme los botones mirándole

  • Llevo todo el día caliente, Jacinto...

Le cogí su mano y la llevé a mis tetas ya libres del vestido pero aún en el sujetador.

  • Apriétame las tetas.

Mientras me sobaba las tetas yo bajé mi mano y empecé a sacarle su camisa

  • Estuve pensando en lo que me dijiste, Jacinto

Poco a poco me fui poniendo de rodillas, saqué su polla y me la metí en la boca. Le tragaba la polla con ganas, todo lo que podía.

  • Y que has acordado, puta...

  • Vamos a la cama...

Me levanté y fui hacia mi dormitorio, Jacinto se tumbó el cama con su polla erecta y yo fui directa a sentarme encima. Nada más metérmela, con lo

mojada que llevaba todo el día, entró de golpe. Salté encima suya mientras jadeaba y Jacinto me apretaba las tetas.

  • Haré lo que tu me digas, soy tuya...

  • Quiero humillar a tu marido hasta el último extremo, quiero que todos se rian de él

Cada vez follábamos más fuerte.

  • Dime puta a quien te quieres encamar para humillar a tu marido - me dijo mientras me comía las tetas y yo lo cabalgaba

  • A quien tu quieras Jacinto - le dije en medio del éxtasis.

  • Quizás a Raul...

  • No a Raul no

  • A Raul sí, perra, a Raul sí...

  • AAAAAAAA, odia a Raul, mi marido odia a Raul...

  • Raul te follará a que sí...

  • SIIIII, si joder lo hará...


  • Rebeca te llaman, un tipo te espera en el recibidor, en la puerta de entrada. - me dijo mi compañera mientras recogía mis cosas para ir a comer a mi casa tras la mañana en la guardería.

Cuando salí vi a ese obeso, calvo y feo tipo en la puerta y me di cuenta enseguida que Raul había venido a algo malo.

  • Vengo de parte de Jacinto - me dijo con una sonrisa malvada

No dije nada, solo le miré de forma seria y volví hacia mi despacho. …Él entró detrás y cuando cerró la puerta y quedamos cara a cara recordé como ese tipo había gritado en la puerta de nuestra casa aquel día delante de mi marido cuando supo que había sido despedido con una mínima indemnización debido al informe que mi marido había escrito. La furia de Raul era mayor porque se sintió traicionado, ya que siempre fue el perrito faldero de mi marido hasta esa estocada final. De echo, acabó perdiendolo todo, debido a su obesidad y edad ya no tenÌa buen mercado laboral, tenía una novia que tampoco continuaba a su lado y ya con casi 50 años, intentaba sobrevivir como podía.

Al sentarse en la silla de mi despacho me miró y se rió. Llevaba un jersey fino pero sin escote arriba, era bastante flojo por lo que sexy sexy no iba. Pronto empezó a sonar mi teléfono, era Jacinto. Me puse nerviosa y no sabía que hacer hasta que decidí contestar.

  • Si

  • Estas con Raul?

  • Si - decÌa bajando el tono de voz, como en bajo.

  • En tu despacho?

  • Si

  • Estas caliente?

  • Un poco

  • Tócale la polla por encima del pantalón y cuéntame que notas

Aún con el teléfono en mi oreja acerqué mi mano a la entrepierna de Raul que medio sorprendido se dejó hacer. Sobé el bulto un poco para ver como reaccionaba para después apretarlo más fuerte.

  • Está duro y es grande - le dije a Jacinto por teléfono mientras miraba a Raul

  • Bien, eso te gusta, verdad Rebeca. Pregúntale a Raul que quiere hacer contigo

  • Raul, tu que quieres hacer conmigo - continué mirándole, mi calentura estaba al máximo, el viejo Jacinto me estaba haciendo jugar a un juego muy caliente para mi

  • Quiero vengarme de tu marido - contestó Raul - Èl me jodió la vida y yo quiero joder a su mujer.

  • Uy Rebeca, te lo ha dicho bastante claro, no se... tu decides - me dijo Jacinto justo antes de colgar el teléfono. Miré para mi móvil y vi como la llamada había finalizado.

  • Haremos lo que tu quieras - le acabé por decir a Raul.

  • Quiero verte en sujetador - me dijo

Obedecí, saqué mi jersey y mi camiseta y me quedé en sujetador delante de Raul.

  • Ven y bésame.

Me acerqué a él y junté mi boca a la suya. Inmediatamente me agarró y me empezó a meter la lengua. Eso me puso a cien y me acabé sentando con las piernas abiertas encima de él en la silla. Nos besábamos con ganas. Me resultaba curioso que de momento Raul no me tocaba, sus manos estaban fuera de mi cuerpo.

SeguÌamos besándonos y yo no podÌa más. La situación me estaba calentando hasta que como si de unas palabras mágicas se trataran me solté.

  • Siempre me has puesto muy cachondo, Rebeca.

  • Si?, querias follarme cuando eras amigo de mi marido? - le dije apartándo el pelo de mi cara.

  • Prefiero follarte ahora que no lo soy

  • Quieres humillarle...

  • Si, follándome a su mujer...

  • Lo harás... - y le besé, me volví a tirar a la boca de ese feo, gordo de Raul

Me aparté y metí mi cuerpo entre sus piernas. Le fui abriendo el pantalón y saqué su polla. La masturbé dos veces antes de metermela en la boca.

No dejé de mirarle ni un segundo mientras le lamía su polla. Poco a poco fui más rápido y ya no lamía, metía la polla de Raul y sacaba como si follase con mi boca.

  • Para o me correré - me pidió.

Me rei, me levanté y de pie delante de él empecé a sacarme la ropa. Bajé mis pantalones de espaldas a él para que viese poco a poco mi culo

  • Fóllame ya entonces...

Se levantó rápido quitándose la ropa mientras yo me sacaba el sujetador y me sentaba en mi mesa. Entendió rápido y metió su polla en mi coño. Me folló Raul, el enemigo de mi marido me estaba follando en mi despacho.

  • Te estoy follando, Rebeca.

  • Siii, vamos sigue...

  • No voy a aguantar mucho más...

  • No me importa solo quiero follarte, Raul, vamos, córrete...

Y se corrió, se corrió dentro de mi. Entiendo que un poco avergonzado, se vistió y se fue... yo seguía muy caliente y llena de semen del enemigo de mi marido...


Fui a casa corriendo, necesitaba relajarme, aún no eran las 4 y mi marido vendría pronto, no podía verme así... lo había humillado sí, pero tampoco quería dar pie a nada más. Raul me había dejado más caliente que saciada, decidí hacer un poco de deporte la hora libre que me quedaba y evadirme, sudaría la calentura y pensaría las cosas de otra manera. Me puse mi malla gris con mi top rosa de tirantes y la sudadera por encima.

Empecé a correr y sonó el timbre...

Salí a abrir y mi vecino Walter, de abajo, sin mediar palabra entró y empezó a gritar.

  • Sabes el ruido que haces en la mierda de cinta esa... parece que cae la casa, joder.

  • No creo que sea para tanto... además que quiero correr y corro

Walter era otro de los vecinos que mi marido odiaba, siempre protestaba por todo lo que haciamos, en las reuniones se ponía en nuestra contra y no era la primera vez que subía a llamar la atención. Normalmente cuando mi marido no estaba y yo era la que me las comía.

  • Pues haz otros ejercicios, no te jode la tía, no tendrás que correr haciendo el ruido de un elefánte

La verdad es que no estaba oyendo mucho lo que me decÌa, el calentón de antes estaba aún presente y aumentó en el momento que creí que Jacinto estaría

orgulloso de saber que también Walter estaba en la lista.

  • Si sabes alguno tú...

  • Menos mal, que pides consejo a un hombre de verdad y no al flojo de tu marido que solo sabe correr...

Walter se apoyó en la pared estiró las manos y las piernas las puso en forma de correr

  • Ponte así.

Copié su pose y el se puso detrás de mi.

  • La pierna izquierda más adelante, la espalda recta...

En ese momento noté sus manos en mi cintura

  • Te digo que la espalda recta, joder... baja el culo

Empecé a hacer la sentadilla hasta que Walter me dio una palmadita en el culo

  • Ahora la otra pierna, vamos...

  • Oye, me has tocado el culo?

  • Si, te lo he tocado, calla y sigue moviéndote...

Me giré hacia la pared y continué haciendo el ejercicio... Mientras, el vecino fue a por una silla.

  • Ahora siéntate ahí

Me sentó y me dio mis mancuernas. Él estaba enfrente de mi mientras las iba levantando y efectivamente estaba tan excitado o más que yo. Tenía un buen bulto en sus sucios pantalones cortos que siempre usa. Hice varias repeticiones...

  • No estoy muy cómoda haciendo esto con ese bulto tuyo delante...

  • Y que querias con ese culo tuyo delante y ahora bamboleandome las tetas... que piensas que somos todos pichaflojas como tu maridito

  • No creo que debas hablarme así en mi casa...

  • Pues no lo mires... y sigue...

Intenté seguir pero en dos repeticiones paré.

  • Que no que no me concentro asÌ.

  • O sigues con el ejercicio o me la saco y te la meto en esa boquita que tienes

  • Que dices!

  • Que sigas

  • No

  • Vale pues genial...

Walter se bajó los pantalones y su polla salió disparada apuntándome. Mi temperatura ya estaba fuera de control. Walter se acercó y yo le agarré la polla e igual que hice con Raul me la metí inmediatamente en la boca. Walter enseguida agarró mi cabeza y fue marcando el ritmo.

  • Que zorra eres, de haberlo sabido hubiese venido antes...

Me folló la boca literalmente unos minutos. Mientras me lo hacÌa no paró ni un minuto de insultarme

  • Que puta, joder. Mira que eres zorra. Voy a venir todas las tardes a darte polla joder. Malfollada de mierda. Traga carne chupona...

Me soltó y saqué su polla de mi boca.

  • Ahora te vas a poner en la postura de antes y le vas a pedir a tu vecino que te folle como tu marido no sabe y le vas a decir a tu vecino quien manda en tu

casa a partir de ahora y en todas las discusiones que tengamos...

Lo hice, me puse como el me dijo

  • Walter, ven a follarme, mi marido no me folla como un hombre debe, quiero que tu me folles como se debe, a partir de ahora mi macho eres tu...

  • Bájate la malla un poco

Me bajé la malla por debajo del culo y Walter encaminó su polla a mi coño aun empapado de restos de Raul y de humedad

  • Pero si ya vienes follada y pides más... - dijo Walter

  • Se lo pedí a un tipo pero te necesito a tí

  • Toma - me dijo al tiempo de metermela.

Walter me folló, me folló mientras me intentaba sujetar a la pared. Ahora si que estaba disfrutando de una buena follada. Me tenía que apretar las tetas del placer que ese tipo me estaba dando. Otro al que mi marido no tragaba que se estaba follando a su mujer. De pronto grité, mucho, Walter había llevado su lengua a mi coño y me había echo cerrar los ojos mientras gritaba de placer. Volvió a follarme rápido. Agarró mis tetas y me hizo acercar mi espalda a su pecho. Acercó su boca a mi oído y mientras me follaba volvió a sus sucias palabras.

  • Esto es un hombre de verdad, a una puta como tú hay que follarsela fuerte. Y estas tetas hay que mostrarlas - me dijo para tirar de mi top para abajo y dejarlas al aire. Me las volvió a apretar. Se salió y se sentó en la silla

  • Súbete aquí, quiero que folles esta polla hasta que te corras...

Eso hice, me follé a Walter, lo cabalgué hasta que me corrí, gritándo, justo cuando mi marido entraba por la puerta yo agarraba la cabeza de Walter y me la llevaba a mis tetas .

  • Cómeme las tetas mientras me corro, macho mío...