Mi vecino descubre mi hobbie 01

Una chica que adora ver vídeos bdsm es descubierta por su vecino que ahora va a hacer sus fantasías realidad. Primera sesión muy soft.

Me presento, soy Sofía y leo relatos bdsm desde que tengo 13 años. Desde pequeña adoraba jugar a que me secuestraban y ataban, y yo me tenía que escapar de mi captor. Por desgracia era un juego raro que pocos niños disfrutaban conmigo. Ya entonces sentía ese cosquilleo de placer en el estómago.

Con los años empecé a ver algunos vídeos y a leer relatos, y me calentaba colocándome pinzas en los pezones y hablando en chats con personas desconocidas que me decían todo tipo de guarradas. También fingía atarme las manos con gomas para el pelo mientras me masturbaba.

A día de hoy tengo 19 años y aún no he conseguido una pareja con gustos similares a los míos, por lo que me dedico a seguir haciendo cosas de ese estilo cuando estoy sola en casa y nadie me ve.

Todo esto empieza un día, en el que estoy sola, sentada en el sillón de mi habitación. Tengo un vídeo en el que un tipo se folla a un tipa atada a una mesa con el culo en pompa. Mientras veo el video tengo un vibrador en mi coñito, pinzas en los pezones y unas esposas de juguete que me unen las muñecas, también tengo unas bragas mías usadas en la boca. Mis piernas están abiertas completamente, con los pies apoyados en el escritorio y tengo un tanga puesto para que el vibrador no se salga de mi interior. Yo me siento súper cachonda, noto como todo mi interior vibra mientras veo como ese tipo le azota el culo en el vídeo y la cabalga a toda marcha mientras ella no puede hacer nada. Finalmente me corro y con cuidado bajo mis piernas del escritorio y desmonto toda la parafernalia que estaba usando.

Cuando ya me he repuesto, miro mi móvil. Tengo un whatsapp de un desconocido. Cuando lo abro es una foto mía, 5 minutos antes. Me la han hecho a través de la ventana desde otro edificio. Se me ve abierta de piernas, con el tanga y el bulto del vibrador,la mordaza y las pinzas en los pezones. También hay un vídeo en el que se me ve corriéndome. No sé quién es, pero me ha dejado un mensaje: “Sé desde hace tiempo lo que haces, si no quieres que esta foto circule por todo el barrio, nos vemos esta noche a las 22:00 en los garajes. Tápate los ojos cuando estés allí y espérame”

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Me ha costado mucho armarme de valor, pero sé lo que está en juego. Así que a las 21:55 salgo de casa y me dirijo a los garajes. Me voy hacia uno de los rincones más oscuros por si pasa algún vecino que no me vea y una vez allí me vendo los ojos y espero.

Me he puesto un vestido corto porque es verano, y es ahora cuando estoy pensando si he hecho lo correcto o no. Voy bastante normalita vestida. No sé lo que ese tipo quiere de mí. Espero que solo quiera dinero y que lo de la venda sea para que yo no sepa quién es, espero poder zanjarlo.

Parece que pasa una eternidad. Estoy segura de llevar más de 20 minutos esperando a oscuras pero no me atrevo a quitarme la venda. Tengo una sensación extraña que no sé describir. Es parecida a la que sentía cuando de pequeña quería que mis amigos jugaran a atarme.

Pasa un buen rato más cuando escucho el portazo de una de las entradas del garaje. Me pongo de espaldas, para que si es otro vecino no vea que tengo los ojos vendados. Se oyen pasos “clap, clap, clap”. Cada vez está más cerca.

-Oh, si la pequeña Sofía sigue aquí. Veo que has seguido mis órdenes. Desde mi ventana te he visto bajar a las diez, pero quería ver si eras obediente y leal y si serías capaz de esperar a tu amo tanto como tardase.

Se me paró el corazón al escuchar la palabra amo. A veces había tenido falsos amos en chats, pero nunca nadie me lo había dicho en directo.

-¿Qué quieres de mí? -pregunté a oscuras sin ver absolutamente nada.

-Creo que sabes lo que quiero. Te he visto y sé lo que te gusta, creo que podemos pasarlo bien juntos. Tampoco es que tengas muchas opciones, ya que tengo fotos en las que se ve lo guarra que eres y puedo mandarselas a varias personas muy cercanas a ti.

Tragué saliva sin decir nada.

-Bueno, es sencillo -continuó- solo tienes que acompañarme, yo te guiaré, no te vas a sacar la venda, no por ahora. Antes vas a estar un ratito conmigo -paró de hablar un instante que me pareció eterno-. Ahora sácate esas bragas y dámelas.

Dudé un segundo, pero sabía lo que estaba en juego, así que me las saqué y las tendí ante mí a oscuras. Él me las quitó.

-Me gustaba más el tanga que usaste con el vibrador. A partir de ahora cuando te llame vas a traer un tanga ¿entendido?

-Entendido -contesté. Inmediatamente se escuchó un sonoro “plaf”. Me acababa de levantar el vestido y darme una nalgada. Aún mantenía mi vestido alzada y debía de verse mi culo y mi coño.

-Llámame amo o señor -dijo muy serio

-Entendido amo -contesté.

-Muy bien perrita, es la hora de que vengas conmigo -me agarró de la muñeca y empezó a tirar de mí-, sé que deseas esto, tus bragas están húmedas, no te hagas la dura -la verdad es que había pensado en la posibilidad de que todo esto ocurriera.

Noto como me lleva por los garajes y abre una puerta. Pienso que vamos a subir a su piso pero me equivoco. Por el olor hemos entrado a uno de los cuartillos de almacenaje del garaje, debe de ser el suyo.

-Quédate ahí quieta de pie, perra -me dice, yo obedezco. Noto mi entrepierna resbalosa pero intento disimilar.

Escucho tintineos y sonidos varios pero no sé qué está haciendo. De pronto me agarra las muñecas, las rodea con lo que parece ser cuerda o cuero y las levanta sobre mi cabeza, ahí las engancha a algo y no las puedo mover, no puedo moverme del sitio.

Él no dice nada y continúa. Escucho ruido de cajones pero no se acerca a mí así que no sé que hace.

Agarra mi vertido y saca mis tetas por encima del sujetador, de manera que tengo el vestido puesto pero mis tetas asoman por encima de él. Él las acaricia suavemente y yo me estremezco.

Sin decir nada empieza a lamérmelas. Con una mano estimula uno de mis pezones y con su boca succiona el otro. Yo intento moverme, pero no puedo y agito mis piernas nerviosa. Se me escapa algún leve gemido mientras el mordisquea uno de mis pezones y empieza a pellizcar el otro. Cada vez es más brusco y da pellizcos mas fuertes y mas mordiscos. Yo empiezo a gemir mientras froto mis piernas. No sé por que lo hago, no sé quién es ni lo que va a hacer conmigo

-Calla perra, te van a oir los vecinos.

Yo intento callarme pero él sigue mordiendo y pinzando mis pezones, hasta que se aparta y me deja ahí, colgando sin saber qué pasa.

Acto seguido noto como acerca algo metálico a mis pezones y los pinza. Yo me estremezco por el dolor que a la vez me pone a mil. Él a su vez tira de un cordón que está enganchado a esas pinzas y noto como mis pezones arden. Sin poder evitarlo se me empiezan a escapar gemidos. Estoy a punto de correrme en más de una ocasión pero él lo nota y se detiene.

-No puede ser que seas tan guarra, si solo acabo de empezar. Te voy a prestar una ayuda para que nadie te oiga – en ese momento mete algo de tela en mi boca-. Son tus bragas, luego te las vas a llevar puestas así que no las babees mucho.

Entonces se aparta un momento sin decir nada y de repente vuelve, me lo hace saber tirando del cordoncito que va directo a mis pezones.

-Abre las piernas -dice, y yo obedezco.

Es entonces cuando introduce un consolador en mi interior, lleva unas correas y una vez introducido cierra las correas como si fuesen unas bragas.

-De rodillas -dice mientras desengancha mi manos, aún atadas, del techo. Yo obedezco y él me saca las bragas de la boca -abre bien

Yo abro mi boca y saco la lengua como he visto hacer en tantos vídeos, y entonces él empieza a golpear mi lengua con su polla.

-Qué buena perra. A ver como la chupas. Tengo un mando en la mano, si me gusta lo que haces vas a sentir placer ahí abajo. Cuánto más me guste más potencia vas a sentir. Es el momento de ue empieces a chupar.

Yo sin más dilación me meto su polla en la boca, aunque no puedo usar las manos porque están atadas. Él activa el mando y noto como mis entrañas empiezan a vibrar y él empieza a tirar de mis pezones.

Yo, ahora más caliente empiezo a succionar su polla como una loca, mientras noto como mis babas chorrean por mis comisuras. A él parece encantarle ya que aumenta la velocidad del vibrador.

-Venga perra, dame un espectáculo -me dice

Yo sigo succionando mientras se me escapan gemidos que van directamente hacia su polla y él tira y tira de mis pezones mientras mi coño vibra a mil por hora. Un frenesí en el que ambos gemimos hasta que me viene un orgasmo y todo mi cuerpo convulsiona. En ese momento el saca la polla de mi boca y noto como su semen chorrea por mi escote.

-Muy bien perra. Hoy me has dado otra sesión de fotos estupenda. Te las voy a mandar al móvil. Estate atenta, pronto volveremos a quedar. Creo que las bragas me las voy a quedar de recuerdo.

Mientras me dice esto suelta mis cuerdas y las pinzas, me coloca el vestido en su sitio y me ayuda a ponerme de pie. Sin sacarme la venda de los ojos me lleva a través de los garajes y me deja sola.

Cuando oigo el portón cerrarse y sé que se ha ido me quito la venda, tengo el vestido pegado por el semen y estoy hecha un desastre. Así que vuelvo a casa corriendo para arreglarme y que nadie descubra lo que he hecho.