Mi Vecino Carlos
Este es el primer relato que publico aquí. Carlos me ha dicho que escriba mi propia versión de lo que pasó. Si queréis leer la opinión de Carlos sobre lo ocurrido, visitad su perfil en esta página y leed el relato Mi vecinita Alis escrito por Carlos Javier.
Este es el primer relato que publico aquí. Carlos me ha dicho que escriba mi propiaversión de lo que pasó, aunque reconozco que no soy tan buena escritora, ni tengo tan buena memoria y he tenido que utilizar su historia como referencia para escribir la mía. Si queréis leer la opinión de Carlos sobre lo ocurrido, visitad su perfil en esta página y leed el relato “Mi vecinita Alis – escrito por Carlos Javier”.
Empezaré presentándome, me llamo Alis y tengo 22 años.
Apenas recuerdo cuando mi vecino Carlos se mudo al edificio en el que vivo con mis padres.
Se trata de un hombre bastante mayor que yo, pero increíblemente atractivo, alto, fuerte, siempre elegantemente vestido y muy educado.
Cuando mi sexualidad despertó, Carlos ya estaba allí e irremediablemente se convirtió en el centro de todas las fantasías eróticas que cruzaban mi mente.
Sin embargo, Carlos parecía completamente ciego a toda la suerte de insinuaciones y provocaciones que le profesaba.
Lo cual es comprensible porque yo era aún muy niña y su edad sobrepasa la mía en mas de 12 años, pero esta circunstancia, en lugar de frenarme, no hacía mas que avivar mi interés hacia el. A mis ojos resulta un hombre misterioso, interesante, experto y seguro de si mismo.
Recuerdo las retorcidas manipulaciones que tuve que hacer para conseguir que mis padres le invitasen a tomar un trozo de tarta el día de mi 20 cumpleaños, aparentaba ser una invitación inocente, pero mis intenciones no eran para nada inocentes, desplegué esa noche todos mis encantos y utilicé todos los trucos de mujer que conocía para conseguir despertar su interés y vaya si lo conseguí, no pude evitar notar como sus manos me tocaban al felicitarme el cumple y supe que Carlos me deseaba.
Completamente feliz, esa noche me masturbé pensando en Carlos.
Pero no pasó nada especial con él esa noche, ni después, sin embargo, a partir de ese día algo cambió en la forma con la que Carlos me miraba, yo procuraba coincidir con el en el ascensor y le sonreía de una manera especial, vestía provocativamente para él, y sé que Carlos me desnudaba con la mirada, pero aún así, nunca daba el paso y yo tampoco me atrevía a más.
Continué con mi vida dejando que Carlos fuera mi amor secreto, siempre intentando conquistarle, siempre abierta a lo que pudiera surgir.
Todo continuó igual hasta el sábado pasado, toda esta semana iba a estar sola en la casa porque mis padres habían salido a visitar unos familiares en el extranjero.
Ese día salí temprano de casa para ir al gimnasio como habitualmente.
Vestía un tanga negro, vaqueros y camisa blanca, la cintura desnuda.
Encontré a Carlos iba en el ascensor, súperguapo como siempre, vestido con su impecable traje negro con corbata, me dijo
“Vaya Alis, cada día estás más guapa chica”
“Hola”, le dije con mi mejor sonrisa, entrando en el ascensor y dando la vuelta al entrar en el ascensor, moviéndome lentamente, para exhibirme todo lo mejor posible para él
“Chica, hace tiempo que no me saludas con un par de besos. Uno de estos días tengo que invitarte a tomar algo en casa. Nos conocemos desde hace muchísimo y no conoces ni la casa de tu vecino”, dijo, a la vez que colocaba su mano en mi cintura desnuda para darme los dos besos de saludo y que yo nunca evitaba, mas bien procuraba fomentar cada vez que nos encontrábamos.
Mi corazón dio un vuelco, no solo por el contacto de su mano en mi cintura sino también por la posibilidad de aceptar esa invitación, jamás había estado en su casa, no sé si los nervios me traicionaron pero al girar la cara para el segundo beso en la mejilla, sus labios rozaron los míos, se me nubló la vista y el corazón se me aceleró, el tiempo empezó a pasar como a cámara lenta, notaba su mano en mi cintura y yo me derretía por dentro.
Instintivamente dirigí mi mirada hacia el bulto de sus pantalones y mi satisfacción fue tan enorme como el bulto que claramente marcado encontré allí, nerviosa, me dí cuenta que lo estaba mirando directamente en lugar de con el rabillo del ojo y que Carlos se había dado cuenta y me estaba mirando a los ojos, me azoré, pero en vez de desviar la mirada se la devolví con atrevimiento, como diciendo "si quiero", dispuesta a todo y entonces sucedió.
El ascenso se paró de repente!
“Vaya, otra vez el ascensor”, dijo Carlos. “Me pasó lo mismo ayer a la noche y tuve que llamar al técnico”.
“Jolín … pues sí que … dale otra vez al botón a ver si anda”, le dije, algo apurada
“No, espera, el técnico, ayer me dijo que debemos esperar 4 o 5 minutos y luego irá bien. Por lo visto el motor se recalienta y es mejor esperar un poco. Ayer empecé a darle al botón una y otra vez y terminé 30 minutos aquí encerrado hasta que vino el técnico a sacarme. Con el calor que hacía, no te puedes ni imaginar”.
“Vaya” … estaba desconcertada, por una parte me encantaba estar allí encerrada con Carlos pero por otra parte, iba a llegar tarde al gimnasio donde había quedado con mi amiga Carol.
De repente el siempre educado y comedido Carlos se transformó
- “¿Sabes? … ", me dijo, "desde hace ya un tiempo te has convertido en una zorrita deliciosamente sexy. Mira como me pones la polla de dura. No aguanto más sin desnudarte y follarte como la perrita viciosa que dicen tus ojos que eres”.
No me podía creer las palabras que oía, mientras Carlos decía estas palabras, me rodeó con un brazo, y cogiéndome del tanga por detrás, dio un tirón hacia arriba que hizo diese un apagado grito al notar mi ropa interior clavarse a la vez que se deslizaba violentamente por mi coñito.
- “Si quieres enseñarme las braguitas, mejor que las lleves así bien subidas y así sabremos todos que eres una zorrita deseando una buena ración de polla como la que te vas a llevar hoy, ¿no te parece?”.
El tirón de mi ropa interior hizo que su cuerpo y el mío se pegasen completamente, consiguiendo que yo notase su tremenda erección en mi cintura.
“¡¡Aaaauuuu!! … ¿pero qué haces?. ¡Me haces daño!”, protesté, hasta ese momento me sentía culpable por haber provocado en Carlos toda esa excitación acumulada y no me había atrevido a decir una sola palabra.
“Me estás enseñando las braguitas cada día, me dejas que te las toque, me dejas casi acariciarte el culo, me dejas que note esos pezones pegados a mi cuerpo y … ¿ahora dices que te hago daño?. Eres una calientapollas preciosa con carita de no haber roto un plato, pero algo me dice que eres una zorrita que le encanta follar de verdad, cabalgar una buena polla dura … ¿tengo razón o no?. Quiero follarte por todos los sitios como te mereces … no como lo hará tu novio, sino como la zorrita que llevas dentro y está deseando que se la follen ahora y aquí mismo”.
Tenía razón, lo estaba deseando, pero no podía reconocerlo por pudor y la violenta situación me daba algo de miedo, no podía reconocer al Carlos que había idolatrado tantos años, pero el contacto con su deseado cuerpo y el lenguaje obsceno que empleaba conmigo me excitaban mas de lo que podía reconocer.
Carlos me tenía levantada en vilo, sujetando con gran fuerza mi tanguita tirando hacia arriba de él, con la otra mano me sujetaba por la nuca con fuerza para mantener sus labios bien cerca de los míos, como a punto de besarme
- “Por favor, déjame. ¡Me haces daño!, suéltame ahora mismo”, dije, pero en mi interior estaba deseando que me besara
Me besó y sus labios se pegaron a los míos.
"Por fin", pensé, cerré los ojos, su lengua se introdujo en mi boca y me sentí en la gloria, pero esto no estaba bien, no había nada del romanticismo con el que había soñado durante tantos años, tan solo se estaba aprovechando de mi, me estaba utilizando para su propio placer, comencé a empujar fuerte y mover la cabeza lateralmente intentando soltarme
“¡¿Estás loco o qué?!. Suéltame por favor y no diré nada. Sino empiezo a gritar ahora mismo”
En lugar de soltarme, tiró aún mas fuerte de mi ropa que se empezó a romper
- “¡¡Aaauuuuu!!, me estás haciendo daño. Basta por favor”.
Carlos era muy fuerte y me dominaba completamente, no tenía ninguna posibilidad de soltarme, empezó a sobarme los pechos
“¡Pero qué tetitas tienes Alis!. ¿Qué pasa, qué te gusta ponerme cachondo enseñándomelas un poquito, verdad?. Pues ahora te las estoy sobando por calientapollas. ¿A que te gusta que te den caña … di la verdad?”.
“¡¡Auuuu!!, para jolín, que me estás haciendo daño”, contesté, no podía reconocerlo pero en realidad me gustaba mucho sentirme dominada por Carlos
“Pero qué pezoncitos más ricos tienes preciosa. ¿Sabes?, creo que te los voy a comer hasta que gimas como una gatita”.
En la posición en la que estaba, mis pechos quedaban completamente expuestos y Carlos aprovechó para tocarlos, acariciarlos y masajearlos, al principio por encima de la ropa, pero poco después consiguió desabotonar mi camisa y levantar mi sujetador y dejarme con ambos pechos al aire, sin parar de tocarme, y el contacto de su fuerte mano en mis pechos desnudos me hizo sentir como me mojaba entera
“Para, por favor. Para”, le miré con ojos suplicantes pero no para que me soltara
“Pero qué zorrita estás hecha. ¿Qué pasa, que ahora me vas a decir que no te está gustando que te sobe un poquito estas tetas tan bonitas?. No seas tonta y dime que te estás sintiendo como mi putita … con el tanga aprentándote el coñito y las tetas en mis manos”.
Con gran habilidad deslizó una mano por la cintura del pantalón y por debajo de mi tanga, metiendo mano en el coñito y situando un dedo exactamente en mi clítoris.
“¡¡Aahhhhh!!, pero … que … que … ¿qué haces?”.
“Mira tú que tenemos aquí. Un coñito depiladito entero. Pero bueno, bueno. No sabía yo que mi vecinita se cuidaba tanto y se depilaba el coñito. ¿Qué pasa, que te gusta parecer una nenita o que?. Igual lo que te gusta es que te lo cojan así como te tengo ahora, ¿no?. ¿Es eso lo que te gusta a que sí?. Seguro que sí, que lo llevas deseando desde mucho tiempo. Pero qué putita más deliciosa tenemos aquí”.
Eso ya fue demasiado. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo al sentir que me tocaba alli y casi me sentí desfallecer, tuve que apoyarme con una mano en uno de sus hombros, mis pezones se endurecieron y me quedé sin voz, un gemido apagado salió de mi garganta
“Este agujerito te lo voy a follar bien follado. Me tienes cachondo perdido desde hace dos años Alis y hoy por fin voy a hacer contigo todo lo que me apetezca. Te lo voy a dejar chorreando de leche. Vamos abre un poquito las piernas y deja que te meta mano como la putilla que eres”.
“¡Aahmmmm, mmmhhh!. Para por favor … ahhhh … para. No me hagas esooo”, le dije, pero en realidad me gustaba mucho como me estaba haciendo sentir y quería mas, mucho mas
Me colgué con ambos brazos de su fuerte cuello y me abandoné a todas las sensaciones que inundaban mi frágil cuerpo, me sentí como una puta en sus brazos, me gustaba, pero no quería reconocerlo
“Para por favor … para y déjame marchar … no diré nada a nadie”, dije suplicándole
“Cállate zorrita … tu cuerpo te está traicionando y estás pidiendo más guerra. Pero qué culazo te gastas Alis. ¿Sabes cuantas veces he fantaseado con follártelo?. Pues hoy lo haré. Después de follarte este coñito será el turno de este culito tan bonito”
“Mmnnnnhhh, aaahhhhh, por favor … para yaaaaa”.
Me sobaba el culo, me masajeaba el clítoris y terminó besándome en la boca, todas mis fantasías eróticas se estaban haciendo realidad y solo pensaba en que este placer inmenso no se terminara nunca
De repente, se separó de mi y de un tirón me bajó los pantalones y mi tanga hasta las rodillas
- “Ahora ponte de rodillas pequeña Alis … quiero comprobar aquí mismo si eres buena mamando pollas o no”.
Me hizo arrodillarme delante de el, yo imaginaba lo que venía a continuación, pero nunca le había visto desnudo
- “No por favor, aquí no. Nos puede pillar cualquiera. Por favor … nnnggooo”
Antes de que pudiera terminar la frase, Carlos se había sacado su enorme polla de los pantalones y me la metió en la boca, era la misma polla con la que había soñado tantas noches masturbándome, pero esta vez era de verdad y mucho mas grande de como la había imaginado
- “Mírate qué zorra que eres. Así con la ropa medio arrancada, desnuda, enseñándolo todo y mamándosela a tu vecino en el mismo ascensor. Pero cómo sabía yo que te encantan las pollas”.
No hizo falta que se la chupara, Carlos comenzó a follarme la boca sujetándome la cabeza por detrás, me la introducía hasta la garganta y eso me gustaba muchísimo
De repente el ascensor comenzó a moverse
- "Mierda", pensé, "¡ahora no!"
Carlos reaccionó rápido, pulsó el Stop y luego el botón de nuestra planta.
- “Será mejor que vayamos a mi casa. Te tengo preparada una sorpresa zorrita. Ven levántate”.
No tuve que levantarme, casi desnuda como estaba, me cogió en brazos, y yo me abracé a su cuello por instinto, para no caerme pero también para sentir el contacto de sus fuertes hombros.
- “¡Aahhh!, pero, pero … ¿qué haces? … basta por favor, déjame en el suelo. Deja que me vaya, esto es una locura”, susurré, todo esto era una locura, pero ¿acaso no era esto mismo lo que siempre había soñado y deseado en secreto, durante tanto tiempo?
Siempre había sido suya, aunque Carlos no lo supiera y ahora simplemente estaba ejerciendo sus derechos de posesión sobre mi y yo estaba encantada, cachonda perdida, hubiera ido a dondequiera que me llevara y me llevó a su apartamento, por primera vez cruce el umbral de su puerta y era como descubrir un mundo nuevo.
Cerró la puerta detrás nuestro y me dí cuenta que estábamos solos, ya no había el peligro de que nadie nos descubriera o interrumpiera, y eso también me asustaba, necesitaba sentir que me deseaba y que no era solo un capricho temporal, como si leyera mi mente, así en brazos como estaba, Carlos me dio un largo beso en la boca sin dejar de tocarme.
“Mmmmhhhhh …. Ahhhhhhh”, gemí mientras Carlos me besaba
“Pero qué ganas tienes de una buena polla. Estás empapada mi pequeña zorrita”, me susurró mientras introducía un dedo en mi coñito, y era verdad
“¡¡Aahhhhhh!! … paraaaaa, por favor. Para, no sigassss”, le dije
Me introdujo bruscamente un dedo en el coño mientras Carlos me volvió a besar en la boca, sin nadie que nos pudiera descubrir ya no me importaba entregarme completamente a él aunque me daba miedo su brutalidad.
Me tiró sobre el sofá, me quitó los zapatos, y con tirones bruscos me quito el resto de la ropa,
- “Aahhh, no por favor … basta. Me haces daño”
Enseguida acabé completamente desnuda y, por pudor, me tapaba como podía cubriéndome con las manos
- “No hace falta que te cubras zorrita … ¿crees que no te he visto ya desnuda o que?. Además te voy a seguir viendo durante un buen rato o sea que no te me hagas ahora la estrecha. Solo mírate el coñito chorreando y reconoce que estás deseando recibir más polla”.
Esperaba que ahora se abalanzara sobre mí y me hiciera suya, pero en lugar de eso, Carlos me sorprendió sacando unas cuerdas de un cajón y utilizarlas para atarme con fuerza mi mano derecha a mi pie derecho e inmediatamente mi codo derecho a mi rodilla derecha, no entendía que es lo que pretendía …
- “¡Pero, pero, qué haces por favor!. ¡¡Basta, por favor, paraaa!!”, dije confusa y bastante asustada tratando de evitar inútilmente que me atase.
Sin responderme hizo lo mismo con mi mano y pié izquierdos así como con mi codo y rodilla izquierdos.
“Suéltame por favor. Esto no. Por favor … suéltame”, me estaba asustando y mucho, así atada me sentía completamente vulnerable, estaba completamente a su merced
“Basta, suéltame y te prometo que no digo nada por favor. No sigas, por favor te lo pido. ¡Suéltame por favor!”
En lugar de soltarme, me levantó en brazos y me tumbó sobre la mesa del comedor, me puso atravesada, y la mesa no era demasiado ancha, así que solo mi espalda se apoyaba en ella, mi cabeza colgaba por un lado y mi culito colgaba por el extremo opuesto. Carlos ató un cabo de cuerda a las ataduras de una rodilla, y pasando la cuerda por debajo de la mesa, ató el otro cabo a las ataduras de la otra rodilla, tensando la cuerda previamente, dejándome muy abierta, completamente expuesta e imposibilitada para moverme lo mas mínimo
Yo forcejeaba para intentar soltarme, porque todo esto me estaba asustando mucho, pero era imposible,
- “Lo primero vamos a estar seguros de que estaremos un ratito tranquilos”
Girando la cabeza, que era lo máximo que podía moverme, pude ver que Carlos registraba en mi mochila y sacaba mi móvil
-. “Por lo que veo dentro de la mochila ibas al gimnasio, ¿no?”.
Mientras Carlos me hablaba, se acercó a mí y empezó a jugar con mi clítoris
“Sí, sí … iba al gimnasio … suéltame por favor”, le contesté
“¿Habías quedado con alguien allí o pensabas estar sola?” , me preguntaba cosas mientras su mano seguía allí , tocándome, a duras penas podía contestar
“N … n … noo. Ha … había quedado con Ca … Ca … Carool”, contesté como pude, incapaz de pensar ninguna estrategia o mentirle, a causa de la excitación
“Pero cómo te gusta que te toquen vecinita. Mira que pensaba que tenías que ser una zorrita … pero tanto … eres una super zorrita”, sentía como si me estuviera torturando, pero esta era una tortura deliciosa
“Pues tienes que llamarla y poner cualquier excusa de por qué no vas. Que suene convincente, ¿eh vecinita?”.
“Va … va … aaahhh … vale. Pero pa … pa … paraaaaa, por favor”, contesté, casi me había olvidado de mi amiga Carol, había quedado con ella para ir al gimnasio y ya debía estar preocupada
Carlos me puso el teléfono en el oído y pude oír el tono de llamada, pero Carlos no dejaba de tocarme, y ahora mis pechos …
“Hola Alis, ¿Dónde te has metido’, que llevo aquí un buen rato esperándote!”
“Ho … hola Carol. Oye, que no voy al gimnasio. No me esperes. He dormido super mal porque me duele la cabeza y prefiero quedarme en casa tranquila”.
Oh vaya, ¿pero ahora estás mejor?
“Sí, tranquila, e … e … estoy mejor, pero no me apetece ir”, las caricias de Carlos estaban afectando a mi tono de voz
- Chica, si que debes estar malita, te noto la voz temblorosa… iré al gimnasio sola, que ya sabes que hoy tengo la clase con el monitor ese que me gusta tanto
- “Vale, vale, bueno”.
- pero luego me pasaré por tu casa para ver si estas mejor, que me tienes muy preocupada, mira que ponerte malita justo ahora que no están tus padres …
- “No, no te preocupes. No hace falta. Ya … ya …”
- Tu ahora descansa, enseguida que acabe la clase subo yo a cuidarte, un besito …
“Carol, ¡eh Carol!” … “Ya está. Ha colgado” le dije a Carlos
“¿Todo OK?. ¿Eres toda mía?”. Me preguntó Carlos mientras sus manos volvían a tocarme en mi coñito
“Aaahhhh. Basta por favor. Sí … digo no … o sea Carol irá sola al gimnasio pero me ha dicho que luego se pasa por mi casaaaa … ahhhhhh … a … a ver cómo estoy”.
“Vaya … o sea que luego se pasará por aquí tu amiguita … bueno … tenemos un rato tú y yo solitos. Ya pensaremos luego lo que hacemos con esa amiguita tuya. ¿Esa es la rubita de ojos azules, no?”
“Aaaahhh … mmmmhhhh … si … sí. Para por faaaavor”. En ese momento la mano de Carlos ya masajeaba directamente mi clítoris, jugando con fuerza con él y haciendo que me estremeciera, yo notaba un fuego arder dentro de mí y sabía que estaba muy próxima a correrme delante suyo, lo deseaba pero me daba mucha verguenza
“No quiero que te corras sin pedirme permiso … ¿está claro vecinita?. Solo te correrás cuando yo quiera … sino tendré que castigarte. ¿Me has oído, vecinita?”,
Yo no quería correrme delante suyo y la amenaza de un castigo, en las condiciones de indefensión en las que me encontraba, resultaba una amenaza mas que real, pero ¿cómo podía evitarlo?, intenté retorcerme, pensar en otra cosa, pero era inútil, oleadas de placer inundaban mi cuerpo, mi respiración era agitada y fuerte y si Carlos no dejaba de tocarme no podría evitar correrme … lo sentía venir … en un último esfuerzo desesperado, cerré los ojos para intentar evitarlo …
- “Siii, ssiiii … paraaa por favor. Ahhhhh, ahhhh. No aguanto másss
Entonces y sin avisar Carlos dejó de tocarme, y justo en el límite, pude evitar correrme, el esfuerzo había sido extremo
- “Ahora que te tengo bien calentita quiero que me enseñes lo bien que la chupas solita mientras me quito la ropa”, me dijo Carlos
Carlos se situó al lado de mi cabeza y su polla estaba al alcance de mi boca, estaba en erección y parecía aún mas grande que en el ascensor, abrí la boca y la chupé con ansia, estaba dura y me encantaba chuparla, y quería que Carlos se corriese y darle ese placer del que me estaba privando a mi, se la chupe todo lo mejor que supe y parece que le gustaba, porque le oí gemir
- “¡¡Aaaahhhh!!, pero que cabrona que es mi vecinita … eso me ha encantado. Menuda pequeña mamona estás hecha. Me encanta, vamos sigue …”.
Mientras seguía chupándole la polla con ansía, Carlos empezó a sacarse la ropa hasta quedar completamente desnudo
- “Pero qué zorrita que estás hecha Alis. Como te gusta mamar. Me quieres exprimir la lechita, ¿verdad? Ven aquí déjame ahora que sea yo quien te folle esa boquita. Quiero metértela hasta el fondo”.
Carlos sujetó con una mano mi cabeza por la nuca mientras con la otra seguía acariciándome el coñito. Durante años había soñado en mis fantasías con chuparle la polla a Carlos y siempre que algún novio me pedía que le hiciese una mamada, me imaginaba que su polla era la de Carlos, ahora por fin, se trataba de la verdadera polla de Carlos y me encantaba sentirla bien dentro de mi boca.
Empezó a moverse para follarme la boca, cada vez mas profundamente hasta terminar llegando a tocar mi garganta en cada penetración, a veces la dejaba allí, clavada en el fondo de mi garganta, unos segundos que se me hacían interminables, porque no podía respirar, mientras tanto no dejaba de masajearme el clitoris
- “Eres maravillosa Alis mamando una polla … quien iba a decir que esta carita de buena se convertiría en una zorrita comepollas en cuanto se calentase un poquito … te entra entera … mmmhhhhh …. Joder …. Que maravilla. Tienes que haber practicado un montón para hacerlo tan bien zorrita mía”.
Estaba absolutamente cachonda y quería correrme, pero recordé que necesitaba su permiso para hacerlo
“Mmmhhhh, mmmmmgggggg”, trataba de hablar con su polla clavada en mi boca
“¿Quieres decir algo?, dijo Carlos, sacando un segundo su polla de mi boca.
“Necesito correrme por favor, negggggcccaaamm …” alcancé a decir justo antes de que me volviera a penetrar con su polla
“Correte cuando quieres. Vamos, quiero que te corras con mi polla bien metida en la garganta”, dijo Carlos
La mano con la que me sobaba el clítoris empezó a mover más rápidamente sin dejar de follarme la boca.
El orgasmo que había estado intentando controlar todo este rato se abrió paso ahora creciendo desde mi interior, imparable, brutal, arrastrándolo todo a su paso, estremeciendo y tensando todo mi cuerpo, atada como estaba, doy una sacudida tras otra mientras el orgasmo recorre mi cuerpo con violentas contracciones.
Casi al mismo tiempo Carlos tenía su polla clavada en lo más profundo de mi garganta y noté las contracciones de su polla en mi boca. Carlos estaba a punto de correrse, y lo iba a hacer dentro de mi boca, así que me preparé para tragar todo lo que saliera porque en la posición que estaba no podía hacer otra cosa, casi inmediatamente pude sentir como se corría y su semen entraba directamente a mi garganta en largos chorros, uno detrás de otro, perdí la cuenta de cuantos fueron, pero fueron muchos, mientras se corría en mi garganta no podía respirar y me estaba ahogando, cuando al final sacó la polla de mi boca pude por fin respirar, agitadamente
“Ahhhh, ahhh, ahhh … eres un cabrón … te has corrido en mi garganta. Ahhhh, ahhh, … casi no podía respirar”.
“Y tu una delicia de vecinita obediente”, y me besó en la boca
“Me encantas zorrita … preparate porque te vas a correr hoy unas cuantas veces”.
“¿Quee¨? … basta por favor, suéltame ya. Ya has jugado conmigo. No diré nada te lo prometo”, la experiencia ya había resultado muy intensa y no estaba segura de si podría soportarla mas tiempo
“Claro que no dirás nada … te lo estás pasando genial tú también. Te gusta sentirte utilizada, ¿te crees que estoy ciego?. Estas deseando que te folle ahora mismo … pero poco a poco. Tenemos tiempo”.
Se situó entre mis piernas y mientras me masajeaba los pechos con ambas manos, empezó a lamer mi coñito con su lengua, jugando con mi clítoris e introduciéndome la lengua, follándome con ella, y lamiendome también el culito
“¡¡Aahhhhh!! … ¡¡paraaaaa, ahora no hagas esooo!!”, lo tenía cerrado después de haberme corrido previamente y la sensación era muy fuerte, me retorcia ante sus nuevas caricias, poco a poco me volví a abrir y el placer volvió a inundar mi cuerpo
“Joderrr … para por favor … me vas a volver loca”.
“Pero qué rica estas Alis. Jamás había comido algo tan delicioso como esto. Me encanta. Tú relájate … necesito unos minutos de descanso … pero enseguida vas a notar mi polla abriéndote ese coñito … y este culito”
Estaba deseando sentir a Carlos dentro de mí, después de los anteriores orgasmos, ya no podía esperar mas, necesitaba mas, tenía hambre de sexo, sexo salvaje y brutal.
Carlos recorría con la lengua mi coño y el clítoris, mientras me masajeaba los pechos, me soplaba en el clítoris húmedo y la sensación me estaba volviendo loca.
“Quiero notar cómo te corres así, solo con mi lengua vecinita. No te imaginas lo delicioso que está este coñito así depiladito”, y seguí unos segundos más comiéndote suavemente. “¿Por qué te lo depilas zorrita?, ¿pensando en mostrarte así bien abierta de piernas a cualquiera?, ¿te gusta que te lo coman así tranquilamente, a que si?”
“Aaaahhhhh, jolin, paraaa. Aaaahhhh. No te soporto, paraaaa”
“Te he preguntado algo. ¿Te lo depilas porque quieres enseñarlo, a que sí?”
“Aahhhh, bastaaaa. No, me … me … gusta asíiii sin mas”, le contesté
Carlos no parecía convencido de mi respuesta y me pellizco los pezones con fuerza
- “¡¡Aauuuu!!, suelta por favor, me haces daño”.
“Dime la verdad … te gusta sentirte un poco putita así con el coñito depilado, ¿a que sí?”
“Aaahhhh, si. Me gusta, jolin …. Siiiii, me gusta verme asíii”.
“Mmmhh pero qué rica estás … a partir de hoy vas a ser mi pequeña zorrita … con las ganas que yo te tenía … encontrarme ahora con este coñito depiladito como el de una niña”.
Mientras me tocaba, uno de sus dedos se empezó a introducir en mi culito.
“Pero buenooo … ¿y este culito tan tragón? … ¿Qué pasa, a ver si va a resultar que este culito está bien acostumbrado a recibir pollitas? … ¿Eh? … vamos dímelo”.
“Ahhh …. Joer … paraaa por favor … no te aguanto máaaas”.
“Dime, ¿a que tus novietes se han follado ya este culito? … dime la verdad”.
“Aaaahhhh … siiiiii … me lo han hecho por detrás, síiiiii … ahhhhh”.
“Pero qué golfa que eres … o sea que te encanta seguro notar cómo te dan por el culito”.
“Aahhhhh… síiiii, me encantaaaa, pero házmelo despacio por favooooor”.
Carlos siguió masturbándome suavemente y sin parar hasta que me llevó a un nuevo orgasmo, me corrí como una loca, no solo por lo que me estaba haciendo sino por lo que sabía que me iba a hacer a continuación.
“Mmhhh … pero qué rica estás. Vámos córrete, saca esa zorrita que llevas dentro … mmhhh” … su boca volvía a tu clítoris.
“¡¡Aaaaahhhhhh!!, no pareeees …. Ahhhhhhh, ahhhhh, ahhhhh. Para, paraaa, que ya no te aguanto … paraaaa”.
Aún estaba corriéndome, cuando noté como Carlos, presionándome los pechos con ambas manos, me introducía su polla por el culo, y sin detenerse un momento, me penetró hasta el fondo, su polla estaba durísima otra vez y se abría paso dentro mío sin ninguna consideración
- “¡¡Aummmmmm, nnnnnnnnngoooo!!”.
Me besó en la boca, me sentí indefensa, en sus brazos
“Pero qué culito tienes, Alis … qué apretadito está. Me parece que a partir de hoy voy a tener que follartelo todos los días”, dije retirando mis labios de los tuyos.
“¡Auuuuu!, más despacio jolín … ahhhh”
Carlos me sodomizaba con brusquedad, me dolia, pero fue aún peor cuando la sacó completamente para volverme a ensartar dolorosamente de un solo empujón, y repitió la operación una vez y otra
“Aauuuu, cabroooon, no la saqueees ... déjala dentrooo”.
“Qué pasa zorrita, ¿te gustaba más mi lengua que mi polla en tu culito? … ¿No te gusta notar mi polla entrando y saliendo de este culito tan rico?.. ahora es mi turno de correrme y quiero llenarte de leche … a ver si te lleno el culito o el coñito … no lo sé aún donde correrme”.
“Déjala dentrooooo … auuuuu”, le supliqué
Parece que mi dolor le excitaba aún más, afortunadamente el dolor cedía y cada vez me dolía menos y resultaba más y más placentero
Carlos dejó dentro su polla moviéndola rápidamente a la vez que sobaba mi clítoris nuevamente.
“Pero qué cabrona eres mi pequeña … ¿ahora ya te gusta, a que sí?”.
“Aaahhhh … sí … joeeeer … asi me encanta”, tuve que reconocer
El aumento del ritmo me hizo reconocer que Carlos estaba pronto a correrse, pero Carlos la sacó completamente y dando la vuelta a la mesa me la volvió a meter en la boca
“Abre otra vez esa boquita cariño … me ha encantado lo bien que te entra mi polla hasta el fondo. Dejalá bien lubricadita que luego voy a por tu coñito”.
“No, por favor, eso nmmmpppffff … aaggggghhhh”.
Sujetándome la cabeza sin compasión alguna me metió la polla hasta el fondo de la boca, yo estaba mojadísima y deseando como loca que me penetrará por el coño.
“Ahora prepara el coñito Alis … te lo voy a follar a pelo y me voy a correr dentro … más vale que tomes algo, porque te lo voy a llenar de lechita”.
“¿Cómo?, no!, no te corras dentro”, deseaba que me penetrase por el coño, pero no que se corriese dentro porque no estaba tomando nada!, quise advertirle, pero con su polla en mi boca no se me entendía nada.
“Mmhhhh, nggggoooo, ammmmmmfffff “,
Me la sacó de la boca y dio la vuelta a la mesa para enfilar mi coñito.
“No por favor, no te corras ahí. Hazmelo en la boca si quieres o ponte un condón tío por favor … por faaaaahhhhhh. ¡¡Mmmmhhhh!!”, le grité, pero en realidad no podía aguantar mas, necesitaba sentirle dentro de mí y corriéndose dentro de mí, haciéndome suya.
“Pero qué zorrita que eres y qué ganitas tenías de sentir este coñito bien, lleno, ¿no?”.
Me penetró hasta el fondo por mi coñito y Carlos se puso a follarme rápida y profundamente
- “Cabron, joder …. Ahhhhh, no te corras ahhiiiii”
Se volcó sobre mí y penetrándome profundamente se corrió dentro de mí, la sensación fue brutal y yo tuve un orgasmo tremendo, el placer inundó mi cuerpo y sentí que mi ser desaparecía y ya no era yo, era parte de él y Carlos podía hacer lo que quisiese conmigo.
Me besó con pasión sin sacar la polla de mi cuerpo y le devolví el beso
Entonces me sobresalto el sonido de mi móvil
“Joder, quien te llama ahora”, dijo Carlos cogiendo mi teléfono y mirando la pantalla. “Vaya, creo que es tu amiga la rubita. Si es que ya ha pasado más de una hora desde que hablaste con ella … ¿no dijo que iba a venir a tu casa? Cogela y dila que suba con toda la normalidad”.
“¿Qué suba?, ¿pero si en mi casa no hay nadie?”.
“Tú dila que estabas duchándote y que suba normal a tu casa”.
Me puso el teléfono en el oído
“Alis, ¿estas bien?, llevo un buen rato picando en la puerta y no contestabas, estaba preocupada”
“Hola Carol, es que estaba en la ducha y no te había oído, sube, ahora te abro”, le conteste como Carlos me había ordenado
Carlos fue hasta el recibido y abrió la puerta de su piso
“Muy bien Alis. Tendremos que improvisar algo. Estate calladita, yo me encargo”.
“¿Pero qué vas a decirle?. Seguro que está ya en el ascensor”.
“Tu calladita hasta que yo te pida que digas algo… no hagas el tonto”.
Carlos se puso algo de ropa y salio a toda velocidad, pensé que como Carolina iba a mi piso, Carlos habría cogido las llaves de mi bolso y la iba a esperar dentro del piso de mis padres, para abordarla cuando entrase.
Espere hasta oírla llegar al rellano, pero no podía oír nada desde donde estaba.
En un momento dado, me pareció oír algo, así que elevé mi voz para avisarla, lo suficientemente alto como para que mi voz llegue al rellano de la escalera, pero no tanto como para que Carlos pudiera oírme desde dentro del piso de mis padres
- “¡Carol, estoy aquí!”
Carol entró en el salón y me encontró como estaba, completamente desnuda, atada y con todo mi coñito chorreante de semen
- “Pe… pe… pero, ¿Alis? … ¿Qué pasa aquí?”.
Iba a explicarme pero me quedé sin palabras, mi estrategia no había servido de nada porque pude ver que Carlos había entrado al piso detrás de ella, cerrando la puerta y bloqueando la única salida.
Carolina estaba confusa y yo estaba muerta de vergüenza y culpa, Carlos me había utilizado y Carolina estaba ahora también atrapada en el piso y Carlos, detrás de ella, se estaba quitando la ropa de nuevo …
(Continuará…)
Acabas de leer mi versión de lo ocurrido. Si quieres leer la versión de Carlos, visita su perfil en esta página. El relato es “Mi vecinita Alis – escrito por Carlos Javier”.