Mi vecino
En la urbanización se ha mudado una nueva familia, pronto hicimos amistad con ellos, sobre todo yo con Angel.
Mi casa se encuentra en una urbanización de las afueras de la ciudad. Es la típica casa unifamiliar, que en los últimos años han aparecido por todas partes. Consta de dos plantas y un ático. Por delante tiene un pequeño porche y en la parte trasera un jardín con piscina, y un muro separa nuestro jardín con el del vecino.
En esa casa han vivido un matrimonio un poco mayores que nosotros hasta hace poco, en que se han mudado a un apartamento al centro. Sus hijos se han independizado y la casa era demasiado grande para dos personas solas, eso me comentaba Irene, la vecina.
Pusieron la casa en venta y enseguida fue ocupada por una familia, que parecían buena gente. La familia la formaba Daniel, Luisa y sus dos hijos Angel y Marta. Daniel y Luisa debían de rondar los 40 años y sus hijos, Angel los diecisiete o dieciocho y Luisa no más de ocho años.
Hicimos amistad con ellos y en los primeros días les ayudamos a instalarse y a conocer a la gente del barrio. Mi hijo Pedro hizo buena amistad con Daniel y sobre todo con su mujer Luisa, esto provocó en mi un poco de celos. Mi hijo tiene muy buena planta y Luisa no dejaba de tontear con él. Pero no creo que pasaran a nada más, estoy segura que si hubieran tenido algo, mi hijo me lo contaría.
A mi marido y a mi hijo les gusta que esté desnuda en casa, así, cuando ellos llegan y tiene ganas de follar ya me tiene lista. Pero claro al andar todo el día desnuda por casa, no pude evitar, que un día mientras hacía la cama de matrimonio, miré hacía la casa de los vecinos y en la ventana que está justo enfrente de la mía viese una figura a través de las cortinas. Rápidamente me aparté, pero la curiosidad me hizo acercarme junto a la ventana para ver quien era mi espectador. Cuando me asomé ya no había nadie y supuse que habían sido imaginaciones mías. No obstante en mi cabeza no se me quitaba la idea que uno de nuestros vecinos me estuviera espiando a través de su ventana, y claro, aquello me excitaba.
Un día, nada más llegar del trabajo subía mi habitación para desnudarme, y antes de hacerlo, corrí un poco las cortinas, lo suficiente para, que en caso de que alguien de la casa de los vecinos, se asomara, me pudiera ver con claridad. Me puse de espaldas a la ventana y lentamente me quité la ropa, una vez que estuve desnuda, me puse a hacer la cama. Me recreé en la tarea, moviéndome por toda la habitación y pasando, de vez en cuando cerca de la venta. En una de las veces que pasé cerca de la ventana, pude ver perfectamente como en casa de los vecinos había una figura a través de la ventana. Con mucho disimulo, para que no se asustara y se fuera, miré más detenidamente para ver quien era mi espectador, y como no, no podía ser de otra manera, era Angel, el hijo de mis vecinos. Pude ver perfectamente como usaba unos prismáticos, así que yo para que el chaval tuviera una buena ración de carne madura, corrí las cortinas para que tuviera una buena panorámica de su vecina.
Seguí con las tareas de la casa, eso sí, sin salir de mi habitación, limpié los muebles, el suelo. Estuve un buen rato exhibiéndome delante de aquel chaval. Una de las veces que miré hacia su ventana, pude ver que tenía en las manos una cámara, no sé si de fotos o de vídeo, aquello me encendió la libido, y sin dudarlo me tumbé en la cama, me abrí un poco de piernas y me masturbé. Cerré los ojos y pensé en la de pajas que se haría aquel chaval a mi salud. Aquellos pensamientos unidos al masaje que me estaba dando en el coño hicieron que tuviera un orgasmo. Cuando terminé miré con cuidado hacia la ventana y vi como Angel tenía apoyada una mano en la ventana, y por el movimiento que hacía, estoy segura que se estaba masturbando. Yo, para que no se cortara, me puse a cuatro patas y metiéndome la mano por detrás y simulé otro orgasmo. Cuando terminé vi como el chaval tenía de nuevo la cámara en las manos, me levanté, corrí las cortinas y salí de la habitación.
Una mañana, cuando iba al trabajo en mi coche, al pasar por la parda del autobús vi a Angel y a su hermana, al llegar a su altura detuve el coche y baje la ventanilla:
● Hola Angel, ¿dónde vais?
● Al colegio.
● ¿Queréis qué os acerque?
● No se moleste señora, el autobús no tardará en llegar.
● No es ninguna molestia, venga subid que os acerco.
Subieron al coche, Marta se sentó en el asiento trasero y Angel se sentó a mi lado.
● Muchas gracias señora.
● No hay de que hombre, las personas tiene que ayudarse.
Notaba al chico cortado, creo que el tener tan cerca a la mujer que hace unos días había visto desnuda, le hacía sentirse algo molesto. Yo intenté que la situación fuera de lo más normal, como si yo no supiera nada de su secreto de mirón.
● ¿Hoy no ha podido llevaros vuestra madre al colegio?
● No, ha tenido que llevar el coche a la revisión.
● ¿En qué curso estáis?
● Yo estoy en bachiller y mi hermana en 3º de primaria.
● ¿En bachiller, cuántos años tienes?
● Dieciocho.
● Vaya, ya eres todo un hombre.
Vi que Angel estaba más agusto, que ya no estaba tenso, así que puse manos a la obra y "sin darme cuenta" hice que el vestido se me subiera accidentalmente y que "yo no me diera cuenta". Le mostré a aquel chico una buena dosis de muslo, yo mientras seguía manteniendo con él una charla trivial, pero el me contestaba con sofoco, tartamudeaba. De vez en cuando le miraba de reojo y podía ver como tenía clavada su mirada en mis piernas, así que decidí dar un paso más y en otro de "mis descuidos" hice que el vestido se subiera un poco más, lo suficiente para dejar a la vista mis braguitas. El resto del camino hasta el colegio permanecí callada, no quería que Angel se sintiera mal, eso sí no me quitó la vista de encima. Cuando llegamos al colegio, su hermana salió rápidamente y me dio las gracias, su hermano se entretuvo un poco mirándome las piernas, estaba tan embobado que tuve despertarlo.
● Angel, ya hemos llegado.
● Si...si...gracias...señora.
Bajó del coche y yo seguí hasta mi trabajo. Durante el recorrido estuve pensando en lo ocurrido y me gustó eso de calentar al chico, claro que yo también me había calentado, así que nada más llegar al trabajo, me encerré en los lavabos y me tuve que masturbar para calmar mi calentura.
Al regresar a casa, se presentó en casa Luisa, la invité a pasar.
● Ana, venía para darte las gracias por haber acercado a mis hijos al colegio.
● Mujer, no tienes que darme las gracias, me cogía de paso al trabajo.
● De todas maneras tengo que darte las gracias.
● Para eso estamos los vecinos, para ayudarnos. Por cierto, ¿qué le ocurre al tu coche?
● Sólo es una revisión de rutina, lo malo es que voy a estar dos días sin coche.
● ¿Quieres qué te ayude en algo?
● No, gracias, mañana por la tarde ya me lo entregan.
● Si quieres acerco mañana también a lo chicos al colegio.
● No quiero molestarte.
● No es ninguna molestia, son unos chicos muy educados.
● No sabes como te agradezco que los acerque al colegio.
● Pues no se hable más, mañana que vengan a casa, que yo los acercaré al colegio.
Luisa, se fue muy contenta por mi ofrecimiento. Yo me fui corriendo a mi dormitorio, miré por la ventana, para ver si Angel estaba mirando a través de la ventana de su cuarto, pero me llevé una desilusión, estaba con su hermana. Dejé las cortina echadas, me desnudé y me puse a hacer las tareas de casa.
El primero en llegar a casa fue mi hijo, quien nada más llegar me agarró, me tumbó en el sillón y me folló. Aquel día mi marido llegó antes de trabajar, y cuando entró en la casa, nos sorprendió follando.
● Vaya, vaya. Veo que os estáis divirtiendo.
● Vamos papá...únete...a la fiesta.
Antonio se desnudó, y mientras Pedro me follaba, él me metió la polla en la boca. Luego cambiaron de papeles, y así estuvieron hasta que se corrieron. Yo disfruté mucho con aquella follada, sobre todo después del calentón que me había provocado el exhibirme ante nuestro vecino.
Pasé el resto del día pensando en qué me iba a poner al día siguiente para llevar a lo hijos de los vecinos al colegio, algo que provocara a Angel, pero que luego pudiera llevar sin rubor en el trabajo. Encontré la solución en un vestido celeste que hacía mucho que no me lo ponía, me lo probé pero me quedaba muy corto. Pero estaba lanzada, quería calentar a mi vecino y a la vez calentarme yo también, así que pensé en llevarme una falda para ponérmela encima del vestido antes de entrar en la oficina.
Por fin llegó la hora de salir para el trabajo y llevar a los hijos de los vecinos al colegio, mi marido y mi hijo ya se habían marchado, me puse el vestido celeste, me miré en le espejo, me quedaba muy corto, demasiado para mi edad, pero estaba lanzada, quería que Angel me viera bien las piernas incluso que se me vieran bien las braguitas, o mejor aún, que me lo viera todo. No me lo pensé mucho, me quité las bragas y las metí en la bolsa con la falda que llevaba para ponérmela encima del vestido para ir a la oficina.
Sonó el timbre de la puerta y fui corriendo a abrir la puerta.
● Buenos días señora.
● Buenos días chicos, venga ya estoy lista.
Marta se sentó en el asiento trasero y su hermano se fue a sentar con ella, pero yo le invité a que se sentara en el asiento delantero, Angel me obedeció y se sentó delante, yo me senté con mucho "descuido" y "sin querer" se me subió el vestido, tanto que quedó a la vista parte de mi coño. Miré de reojo al chico, tenía la vista clavada en mi entrepierna con los ojos muy abiertos. Durante el trayecto, que yo hice que se alargara lo máximo, mantuve con ellos una conversación amena y hacía que cada vez que tenía que pisar el pedal para cambiar de marcha el vestido se subiera un poco más. Llegó un momento en que tenía todo el coño al aire, entonces sentí una mano posarse en mi muslo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La mano estaba sudorosa y temblaba, miré a Angel, le cogí la mano y se la aparté. Él insistió y me la volvió a poner encima, pero ahora uno de sus dedos rozaba mi bello púbico, se la volví a quitar y le dije:
● Angel, no.
El chico se puso muy colorado y no intentó nada más en todo el recorrido. Llegamos al colegio y se despidieron de mi, dándome las gracias, Marta salió corriendo y Angel se quedó unos segundos parado con la mirada agachada, luego tartamudeó:
● Señora...yo...no quería...lo siento...
● Si tu no cuentas nada, yo tampoco le diré nada a tu madre.
● Muchas gracias...yo...yo...perdóneme...yo no...
● Venga que se te va a hacer tarde.
El chico me daba lástima, pero no era más que un crío, y aunque ya tuviera dieciocho años yo era mayor que su propia madre, y una cosa era jugar con él calentándolo y otra muy diferente pasar la línea y llegar a algo más.
Pero aquella situación me había calentado mucho, aceleré para llegar pronto al trabajo y meterme en los lavabos para aliviar mi calentura. Estaba tan descontrolada que olvidé por completo como iba vestida y olvidé en el coche la bolsa donde llevaba la falda y las bragas. Al pasar por la oficina camino del lavabo, el personal masculino de la misma se alteró bastante y me dedicaron toda clase de piropos. Al llegar a los lavabos tomé conciencia de como iba vestida y que sería el centro de atención en la oficina, eso hizo que mi calentura aumentara. Me encerré en uno de los lavabos y me masturbé, tenía que hacerlo, no respondía de mi, estaba fuera de control y si no me aliviaba sería capaz de montar una orgía con los chicos de la oficina.
Conseguí calmarme y pasé el resto del día con las piernas dentro del escritorio, eso si, mis compañeros pasaron por mi mesa con cualquier escusa para poder verme las piernas, tuve que mantenerlas todo el día juntas. Pero llegó la hora de salir, y al hacerlo no pude evitar que el chico que está enfrente me viera todo lo que tenía al aire. Se puso colorado, yo recogí todo rápidamente y me marché.
Una mañana de sábado mi marido y mi hijo se marcharon y me dejaron sola en casa. Estuve haciendo las tareas de la casa, desnuda por supuesto, al subir a mi dormitorio miré por la ventana y vi a Angel en su cuarto, corrí las cortinas y me puse a limpiar la habitación. De vez en cuando miraba para la casa de los vecinos y pude comprobar que Angel tenía la cara pegada a su ventana mirando hacía mi casa. Entonces se me pasó por la cabeza la idea de tumbarme el jardín a tomar el sol. Busqué un biquini que hacía tiempo que no me lo ponía porque se me había quedado pequeño. Me lo probé, me quedaba tan pequeño que apenas me tapaba las tetas y dejaba al vista parte de mi culo. Bajé al jardín y me tumbé en una hamaca, el chico seguía en la ventana mirándome y decidí darle una buena ración de carne, primero me solté la parte de arriba, dejando mis tetas al aire y me tumbé boca abajo. Estuve un rato en esa postura y luego me volví dejando mis pechos a la vista de Angel. Miré hacia la casa de los vecinos para comprobar que mi espectador seguía en su ventana, allí estaba el chico, que había abierto la ventana y me miraba descaradamente, nuestras miradas se cruzaron y no tuve más remedio que saludarle.
● Hola Angel, buenos días.
● Buenos días señora.
● ¿Están tus padres en casa?
● No, han salido al centro y mi hermana está con ellos.
● ¿Y tu no te has ido con ellos?
● Tenía que estudiar.
Decidí lanzarme e invité al chico a que viniera a casa.
● Angel, ¿quieres venir a casa a tomarte algo?
● No la quiero molestar señora.
● No es ninguna molestia, ven que te abro.
El chico no tardó nada en presentarse en mi casa, yo para recibirle me puse una bata transparente que dejaba ver perfectamente mis pechos.
● Entra Angel.
● Con su permiso señora.
● ¿Qué te apetece tomar?
● Un zumo.
Le serví el zumo y me puse otro para mi. Le conté que estaba tomando el sol en el jardín y le invité a que me acompañara para charlar un rato. Llegamos al jardín y me deshice de la bata dejando mis pechos a la vista de Angel, los miraba como con admiración, me tumbé en la hamaca y le pedí que me pusiera crema en la espalda. Aceptó y me estuvo untando crema en la espalda, pero al llegar al biquini se quedó parado y volvió a subir sus manos otra vez para la parte alta de mi espalda, entonces yo le dije que parara un momento, me incorporé y me quité la parte de abajo del biquini quedándome completamente desnuda ante él.
Su reacción fue la de empujarme con brusquedad sobre la hamaca, con una mano me sujetaba los brazos mientra que con la otra se sacó la polla y sin más preámbulo me la metió de un golpe. Quise quitármelo de encima, luché para hacerlo, pero aquel ch¡co era muy fuerte y mis intentos no dieron resultado.
● Angel no...no...esto no...
● Calla puta, calla
● Me haces daño...
● Pues estate quieta.
● No...Angel...no...
Mis súplicas no surtieron efecto, así que me dejé llevar por la follada de aquel chaval y le ayudé abriéndome de piernas para facilitarle el trabajo. Su juventud y su fuerza me llevaron a tener un orgasmo.
● Si Angel...si...si...
● ¿Te gusta puta...te gusta...?
● Si...si...
● Toma polla...toma polla...
● Si...si...dame...dame...
Me embestía con fuerza, con mucha fuerza, me metía la polla hasta el fondo, y cuando se corrió me inundó el coño con tanta leche que cuando sacó su polla pude sentir como chorreaba por mis muslos. Angel se subió los pantalones y se marchó sin decirme nada.
Me quedé un rato en la hamaca, instintivamente lleve mi mano hasta el coño metí dos dedos dentro y me los llevé a la boca, me gustó como sabía la leche de aquel chico.