Mi vecinito..

Dejando que mi vecino se sacie..

Tengo 70 años recién cumplidos. Soy una abuela del sur. Grande, gorda, con unas tetas inmensas, nunca me he sentido una vieja, aunque mi pelo ya es cano y abajo hace algunos años que es como el de una niña pequeña, suave y sin vellos. Tengo unos labios grandes, colgones, y hacía mucho tiempo que no me tocaba, desde que murió mi marido no había tenido la necesidad de tocarme, lo tenía completamente olvidado.

Tengo 3 hijos ya casados y con hijos. Vivo sola en una barriada de la capital. Todas son casas antiguas y hechas por sus dueños. Justo enfrente de la mía, vive un matrimonio con un hijo. El chico es poco hablador, aunque es muy servicial, siempre ayudando en lo que puede, nunca me había fijado en él. Me había fijado, pero nunca había visto en él ningún tipo de atracción, hasta que llegó la pandemia.

Eso de no poder salir había hecho que descuidara mi vestimenta, no me vestía, siempre andaba en casa en camisón y bata, con el calor, ni siquiera con bata, solo el camisón. Por las mañanas lo primero que hago es levantar la persiana del balcón de mi salón, y luego la persiana de la ventana de mi cuarto de baño, las dos dan a la calle. El chico tiene su dormitorio justo enfrente, es raro que él tenga bajada la persiana.

Una mañana me llamó la atención ver como la cortina de su dormitorio se movía, es blanca y no muy tupida, por lo que se notaba el contorno de su figura detrás de ella, me hizo gracia ver que me estaba espiando.

Pasé una semana viendo como en cuanto subía las persianas veía su silueta detrás de su cortina, era un aliciente, un entretenimiento en esos días de aburrimiento, me asomaba más veces al balcón y a la ventana de mi cuarto de baño, y siempre que lo hacía estaba él mirando hacía mi casa. Una mañana no estaba, la cortina estaba algo abierta, pero él no estaba o yo no lo veía, salí al balcón y me coloqué de manera que pudiera ver por la parte que estaba abierta, lo que ví me dejó de piedra, estaba echado en su cama, con la polla fuera y se estaba pajeando, lo que ví hizo que me recorriera un calor por todo el cuerpo, era la polla más grande que había visto en mi vida, o por lo menos me lo parecía desde donde estaba, la tenía sujeta con su mano y aún quedaba medio tronco fuera de su mano.

La visión de ese chico pajeándose me turbó durante varios días. Además ahora cada vez que lo veía se tocaba la polla por fuera de los pantalones de chándal que siempre solía llevar, me era imposible no mirarlo, y lo hacía como una tonta con la boca abierta. Y lo peor es que sentía como algo ahí abajo palpitaba, se mojaba y me calentaba. Yo misma me reía al notar como todas las noches al cambiarme de braga estaban mojadas y no precisamente por las pérdidas de orina. También había notado como mis pezones se habían puesto mucho más sensibles, siempre los tenía duros y al mínimo roce con mis dedos o con el camisón me producía una agradable sensación.

Esa situación de verlo masturbarse se repitió varios días, miraba desde mi balcón como el chaval se la pelaba hasta correrse, veía como soltaba 4 ó 5 chorros sobre su abdomen, verlo por las mañanas me tenía caliente todo el día, no me atrevía a masturbarme, me daba como verguenza, pero cada día el deseo de hacerlo iba a más.

Una mañana a finales del mes de abril, fui como siempre a asomarme al balcón, pero ese día algo cambió, el chaval no estaba tendido en la cama, estaba sentado mirando hacia mí, seguía con su polla en la mano, meneándosela despacio. Me había pillado, y yo como una tonta sin poder dejar de mirarlo y con una sonrisa de oreja a oreja. No había hecho por taparse, ni se había quitado de mi vista, cuando vió que yo no me quitaba ni dejaba de mirarlo comenzó a masturbarse con más ganas, me mostraba la polla en toda su longitud, no podía dejar de mirarlo, miré a cada lado de la calle, y no había nadie, no era más de las 8 de la mañana. No tardó en comenzar a escupir su leche al frente, la había colocado mirando hacia mi. Salieron 5 chorros blancos que impactaron en el suelo del balcón y vi como le colgaba una última gota del prepucio, no pude reprimir abrir la boca deseando que esa gota cayera en ella. El chaval estaba extasiado, se había quedado con las piernas abiertas mostrándome como le palpitaba la polla sin dejar de mirarme. Por fin pude recobrar la respiración y cerrar la boca. No dejábamos de mirarnos. Le sonreí como una tonta y me metí para dentro.

Cuando entré en mi salón no pude reprimir subirme el camisón y meter mi mano dentro de mi braga, estaba muy mojada, hacía mucho tiempo que no notaba esa humedad en mi vagina, era flujo, me había calentado. El chaval con su polla había conseguido algo que ya tenía completamente olvidado.

A la mañana siguiente intenté no salir al balcón, no quería que el chaval pensara que estaba deseando verlo, me costó una barbaridad, pero no pude impedir que mi coño chorreara caldo espeso y caliente. Ese día sentí como me buscaba, nuestras miradas se cruzaron varias veces desde nuestras ventanas. Notaba el deseo en el chaval, y estaba seguro que él debía notar mi turbación.

Al día siguiente no pude reprimir las ganas, y allí estaba en mi balcón mirando como se masturbaba de nuevo para mí. Yo agarrada a la barandilla y mirando sonriendo, viendo como el chaval volvía a escupir una barbaridad de leche en el suelo. Esta vez incluso le hice un gesto con la mano indicando la cantidad de leche que soltaba. Era alucinante ver como después de soltar esa cantidad, esa polla seguía palpitando como si necesitara otra nueva paja, me dejaba claro que no quedaba satisfecho con una sola. Así estuvimos casi una semana. Por lo menos ese rato por la mañana me sacaba de mi  aburrimiento, y mi soledad.

A finales de Mayo, volviendo a poder salir, aunque seguía mirando como se pajeaba algo cambió. Yo llevaba días que me tocaba después de entrar en mi casa, no llegaba al orgasmo, pero me dejaba la braga mojada todo el día. Era una situación nueva para mi, andaba siempre pensando en la polla del chaval y eso me sacaba de mi monotonía. Había salido a comprar y volvía con el carro lleno de cosas. El chaval me preguntó si me ayudaba a subirlo. Titubeé unos segundos, pero antes incluso de que pudiera decir nada, ya estaba en mi puerta mirándome con cara de deseo, no me atreví a decir nada, dejé que cogiera el carro y comencé a subir la escalera de mi casa. Ya hacía calor y llevaba un vestido ancho, de los que se cuelan por la cabeza y no tienen nada más, floreado, sin mangas, debajo sujetador y braga. Él venía detrás, sentí varias veces como se pegaba mucho a mí, cuando llegué arriba, al mirar de reojo me dí cuenta que estaba agachado mirando por debajo de mi vestido, en vez de molestarme, sentir como el chaval se fijaba tanto en mi, deseando algo conmigo hizo que incluso abriera más las piernas para dejarlo mirar con más facilidad. Entré y él lo hizo detrás. Cerró la puerta, me senté en un butacón achacándolo a lo cansada que venía, miré su entrepierna, la tenía dura, no tenía duda, mis ojos se habían quedado clavados en esa polla que incluso sentía palpitar dentro del pantalón del chándal. Dió un paso hacia mí, lo miré un momento a los ojos, cuando volví a bajar la mirada estaba con la polla en la mano y se estaba pajeando despacio, de tan cerca parecía incluso mucho más grande. No podía apartar la mirada de ese badajo, ni por asomo era como recordaba la de mi marido, su capullo parecía un champiñón, muy gordo, todo era gordo y grande, fuí incapaz de decir nada, lo dejé hacer, volvió a dar un paso hacia mí, lo tenía casi pegado a mis piernas, me estaba mojando mucho y sentía mis pezones duros como piedras. Sentía mi respiración a cien, pero era incapaz de dejar de mirar como vibraba esa polla en su mano, de pronto sentí como se tensaba y salió el primer disparo, impactó en mi barbilla, no quise ni moverme, aunque me asusté ya que no lo esperaba, el siguiente cayó en mi escote, lo sentí caliente, todos los demás impactaron en mis tetas, fueron cuatro más, me había dejado bañada en leche. No dejó de masturbarse, parecía que iba a seguir, lo miré a los ojos y pasé mis manos por mis tetas, me estaba llenando las manos con la corrida del chaval. Cuando miré de nuevo la cara del chaval, noté la duda en su cara, se guardó la polla y salió corriendo dejándome bañada con esa leche caliente, me había llenado todas las manos, fue instintivo llevármelas a la nariz y la boca y pasar la lengua por esa leche, me gustaba el sabor y sobre todo había sentido una relajación que hacía siglos que no sentía, era como si hubiera alcanzado un orgasmo sin darme ni cuenta de ello. Incluso me llevé a la boca la tela del vestido para saborear más esa leche, no sabía que pensar, estaba extasiada, estaba relajada, me había gustado. Y estaba dispuesta a llegar más lejos. Era una pena que se desperdiciara esa leche en la ropa.

Aunque en los dos o tres días siguientes no volvió a enseñarme su polla, nos seguíamos mirando por las ventanas, intentaba mostrar mi aprobación por lo ocurrido, siempre le sonreía y lo saludaba con las manos. Estaba deseando volver a sentir esa leche encima mía. Así que a la cuarta mañana cuando lo ví asomado a su balcón le pregunté si podía subir a mi casa. No tardó ni un minuto. Lo hice pasar y cerré detrás de él. Yo estaba en camisón, ni siquiera me había puesto sujetador, debía ver mis gordos pezones abultando debajo de la tela, no quitaba ojo. Me volví a sentar en el butacón, y ya supo lo que deseaba, no tardó en tener la polla fuera y muy cerca de mí, estaba dispuesta a tocarla, acerqué mi mano y él retiró la suya, la cogí con miedo y comencé a pajearlo despacio,  no tardó en llevar la suya hasta una de mis tetas, no estaba previsto dejarme tocar, pero sentir esa mano apretando con esas ansias me hizo dejarlo y pajearlo con más ganas. Sentía como apretaba mi pezón entre sus dedos, como tiraba de ella hacia arriba levantándomela, se apretó más a mí, llegando a rozar su capullo por mi teta izquierda mientras él magreaba la derecha como un desesperado. Notaba como se tensaba, se iba a correr de un momento a otro.

Apreté su capullo a mi teta, la tenía apretando mi pezón, lo miré a la cara con una sonrisa en la mía y sentí como comenzaba a soltar su leche sobre ella, volvió a soltar cinco chorros de abundante esperma sobre la tela del camisón, sentí los impactos y como calentaba la tela, al mojarse me la había dejado transparente, podía  verse la oscuridad de mi pequeña areola y el tamaño de mi gordo pezón. Solté su polla y pasé la mano por la leche esparciéndola y llevándomela a la boca, me miró con la boca abierta, sentí como su badajo volvía a latir, esta vez no se la había guardado, seguía mostrándomela, y la verdad es que había bajado poco su tamaño. Yo estaba muy caliente. Notaba como mi vagina vibraba, necesitaba yo también sentir ese orgasmo, necesitaba correrme de una vez. Pero me daba verguenza. Me armé de valor.

.-Quieres más?

.-Sí!! Quiero que me hagas una cubana!!

.-No se lo que es eso!!

.-Una paja con las tetas!!

.-Para eso me tengo que quitar el camisón y me da verguenza!! Estoy muy gorda y vieja!!

.-A mi me gustas así!! Estoy deseando verte desnuda!!

Debía ser verdad, su polla seguía palpitando delante de mi barriga o ¿era un chaval con las hormonas desatadas y había encontrado la manera de desahogarse con la vieja de enfrente?. Aunque a mí me iba a dar igual, también había encontrado algo que pensaba que ya no volvería a tener, y no estaba dispuesta a perder la oportunidad de volver a sentir. No lo pensé dos minutos más, me levanté delante de él y tiré de mi camisón sacándomelo por la cabeza.

El chaval se agarró la polla y comenzó a pajearse, mientras yo de pie delante de él lo dejaba ver mi cuerpo. Mi braga tapaba por completo mi bajo vientre, la llevaba por encima del pliegue que hacía mi barriga, podía ver mi gorda y blanca barriga, mi hundido ombligo y mis dos inmensas tetazas que me colgaban. Mis pezones duros y muy oscuros apuntaban hacia abajo, a él parecía darle igual. Casi no tengo areolas, solo un pequeño borde alrededor de mis gordos pezones. Si hubiera esperado dos segundos más, habría salido corriendo de la verguenza que estaba sintiendo, pero soltó su polla y agarró mis dos tetas, su cara me gustaba, estaba embelesado, me las levantó las dos y acercó su cara a ellas, primero se pasó los pezones por las mejillas, por la nariz, por los ojos, las olió, hundió su nariz en ellas, en el canal entre las dos, pasó la cara por debajo de ellas, hasta que por fin pasó su lengua por mi pezón izquierdo, sentí una descarga de electricidad recorrer toda mi espalda y como mi coño había comenzado a manar caldo como una fuente, tuve que cerrar más las piernas, me daba la impresión que iba a comenzar a correrme por los muslos abajo. Tuve que dar un paso atrás y apoyar mi culo en la mesa del comedor, me temblaban las piernas.

No esperó, volvió a chupar mis pezones, ya lo hacía dicidido, se los metía en la boca y mamaba como si quisiera sacar leche de ellos, primero uno y luego el otro. Estrujaba las dos tetas, parecía un niño pequeño con un juguete nuevo, estaba desatado. Sentí que me corría cuando dejó mis tetas y bajó su lengua por mi barriga, apretaba mi barriga como había apretado antes mis tetas, parecía gustarle igual la blandura de mis carnes, hundió su lengua en mi ombligo, mordía mi barriga, fue un orgasmo silencioso, pude controlarlo. Pero sentí que me iban a faltar las fuerzas cuando sus manos tiraron del filo de mi braga hacia abajo, bajo el pliegue de mi barriga y dejó al descubierto mi bajo vientre, no tengo vellos, es liso como el de una niña chica, debía oler el aroma que desprendía, me había llegado hasta a mí, y tuvo que notar la braga muy mojada, pasó sus dedos por la tela y vi como sacaba la lengua y la chupaba. Me agarró por los muslos y pegó su cara a mi monte oliendo con fruición.

Estaba dejando que un mocoso tuviera su cara pegada a mi coño y me estuviera oliendo como huelen los perros a las perras.

Con 70 años y estaba dispuesta a dejar que un mocoso metiera su polla dentro de mi viejo coño. Mis labios mayores son grandes y blandos, suaves, y mis labios menores son grandes, colgones, los sentía hinchados por lo que me estaba haciendo sentir el chaval. Mi braga ya estaba en el suelo, tiró de mi muslo haciéndome girar, apoyé las manos en la mesa, hundió su cara en unos de mis cachetes, seguía oliéndome, llevó sus manos a mis nalgas, son grandes, igual que todo mi cuerpo, las apretó y me las levantó, sentí su nariz en el canal y como bajaba entre ellas. Hacía años que no me veía el agujero del culo, cuando follaba con mi marido siempre le gustó mi trasero, aunque no era un adicto, siempre me decía que lo tenía muy bonito. Hacía mucho que no me lo había mirado con un espejo. Por lo menos sabía que estaba limpio. El chaval hundió su nariz en él, sentía su respiración en mi agujero y me estaba poniendo aún más caliente.

Cuando sentí su lengua caliente en el agujero de mi culo no pude reprimir un gemido, gracias a que estaba agarrada a la mesa no me caí. Estuvo lamiendo un momento mi ojete, parecía gustarle, de pronto paró se puso de pie detrás de mí y sentí su capullo rozando el interior de mis muslos, sabía lo que venía ahora y estaba dispuesta a recibirlo ya. Tenía la polla caliente, la sentí apretando mis labios vaginales, sentí como la pasaba entre mis labios abriéndolos y sentí sus manos en mis riñones, su capullo no tardó en abrirse paso, era muy gordo, pero mi coño es grande, sentí como entraba, volví a gemir, me iba a correr de nuevo, siguió apretando y sentí como se colaba centímetro a centímetro hasta sentir sus vellos rozando mi piel. La tenía toda dentro y sus manos me acariciaban la espalda, las nalgas, la barriga, sacó y metió, volvió a sacar y meter. Se agarró a mis caderas y comenzó a moverse cada vez más rápido, no pude aguantar y me corrí como hacía años que no hacía, no pude evitar gemir como una posesa, él me seguía embistiendo como si no hubiera un mañana. Pero yo no podía soportarlo, me temblaban las piernas y tuve que hacerlo parar.

.-Para!! Para!! que no puedo más!! Me tiemblan las piernas!! Déjame que me siente!!

La sacó después de darme varias veces más con fuerza. No quise dejarlo así.

.-Ven!! Vamos a la cama!!

Como pude me giré, estaba desnuda delante de un chaval, con la sola vestimenta de unas zapatillas de paño, pero me daba igual, me dirigí a mi dormitorio, la cama aún estaba sin hacer, me tendí boca arriba y el chaval no tardó en estar entre mis piernas, se había sacado el pantalón, doblé las piernas y lo dejé que volviera a buscar la entrada de mi coño con su polla en la mano, me la metió de una sola vez y hasta los huevos, me miraba con una sonrisa.

.-Que buenas estás!!

Lo miré y le sonreí.

.-Vamos!! Dale a la abuela toda tu leche, cariño!!

Comenzó a darme con fuerza, estaba casi echado sobre mi barriga, esta se movía de delante a atrás lo mismo que mis tetas, solo se escuchaban los resoplidos del chico y el ruido que hacía su polla al entrar con fuerza en mi viejo coño. Yo no iba a correrme de nuevo, pero me extasiaba ver con el ímpetu que hundía su polla dentro de mí. Después de casi 10 minutos dándome con fuerza sentí como se contraía y como un mar de leche caliente me llenaba por dentro. No me había vuelto a correr, pero esa sensación de placer recibido me dejó satisfecha. Me miró y rió sabiendo que había conseguido lo que quería. Se tendió a mi lado. Resoplaba y reía. A mí me costaba respirar, no me lo podía creer, pero seguía con ganas de seguir sintiendo, no quería que acabara tan pronto. A los pocos minutos se giró, sentí de nuevo el contacto de su badajo sobre mi muslo, no estaba duro del todo, pero seguía con una buena erección, no creía que aún tuviera fuerzas para más.

No tardó en llevar sus manos a mi teta derecha, la que le pillaba más cerca, se había medio erguido en la cama. Comenzó a magrearla suavemente, pellizcaba mi pezón.

.-Que buena estás!! Que grandes y que blanditas!! Me gustan mucho!!

Reí la ocurrencia del chaval. Y lo dejé hacer, no tardó en estar chupando como un desesperado mis tetas, primero una y luego la otra, me las llenaba de saliva, me las estrujaba con las manos y las chupaba como si quisiera sacar leche de ellas, lo que no esperaba es que dejara las tetas y bajara su cara por mi tripa, me la mordió, estrujaba mi tripa lo mismo que había hecho con mis tetas, me hizo reír, hundió su lengua en mi ombligo y siguió bajando chupando mi bajo vientre. Estuvo una eternidad lamiendo cada centímetro de mi piel, mis ingles, el interior de mis muslos, hasta que por fin sentí su lengua recorriendo la raja de mi vagina. No recordaba la última vez que me habían comido el coño, debía de hacer por lo menos 20 años. Aguanté la respiración, no quería ni que eso me hiciera dejar de sentir, su lengua estaba caliente, la sentí chupando mis labios menores, sentía como se los metía en la boca y los chupaba, sentí como hundía su lengua dentro de mi raja, debía de estar muy mojado y seguro que con su semen saliendo de él, pero no parecía hacerle asco. Me había abierto los labios y sentía su lengua sobre mi clítoris, cada vez que lo chupaba sentía una descarga en mis piernas, me hacía gemir, no lo podía reprimir. Sentía como mi clítoris se estaba poniendo duro y grande, sentía las palpitaciones que me producía su lengua en él, metió sus manos por debajo de mis muslos y se agarró a mis nalgas, sentía los dedos gordos de cada mano tocando el agujero de mi culo a la vez que él se volvía loco con su lengua en mi clítoris, me estaba llevando a un orgasmo inminente, no podía reprimir los gemidos, eso debía excitarlo, porque no paraba con su lengua. Volví a correrme y lo hice en su boca. Me temblaba la mandíbula, estaba agarrada con fuerzas a las sábanas, me temblaban las piernas, sentía como salía mi flujo de mi coño, y sentía como se afanaba por chuparlo todo, cuando me dí cuenta tenía uno de sus dedos metidos hasta los nudillos en el orificio de mi culo, ni siquiera había sentido dolor, lo movía dentro y eso hacía que no dejara de sentir.

.-¿Que me estás haciendo condenado!!?

Sacó el dedo de mi culo y se lo chupó. Empezó a tirar de mi costado, como queriendo que me diera la vuelta.

.-Date la vuelta, quiero tu culo!!

Me hizo reír, y no podía decirle que no, estaba intrigada y deseosa de seguir sintiendo. Me dí la vuelta en la cama quedando boca abajo.

.-¿Que quieres hacer con mi culo?

.-Quiero comértelo entero y follartelo!!

.-Cochino!! Nunca me han hecho eso!!

Me hizo abrir las piernas y él se colocó entre ellas, estaba de rodillas y sentado sobre sus talones, con sus manos movía mis nalgas, parecía gustarle ver como se movían como flanes, apretaba mis nalgas y las soltaba, lo sentí estirarse detrás mía y sentí su cara en una de mis nalgas, me las apretaba con las dos manos y me estaba oliendo con ganas, hundía su nariz en mi nalga como si esta desprendiera un olor afrodisíaco. Mordió y chupó cada centímetro de ellas. Hasta que por fin las separó con las manos y metió la nariz en el canal entre ellas, lo hizo por encima del agujero de mi culo y fue bajando despacio, hasta sentir como colocaba la nariz justo en el agujero. Aspiraba con fuerza, subía la nariz y pasaba la lengua por el agujero y volvía a bajar la nariz aspirando. A la cuarta o quinta vez de hacerlo apretó con la lengua y sentí como se colaba la punta dentro, me estaba abriendo el agujero, a base de hacer fuerza estaba consiguiendo hacer latir mi esfínter, le gustaba, abría con más ganas con sus manos e intentaba meter más y más lengua dentro de mi culo.

A base de jugar con él, ya metía sus dedos hasta los nudillos, me estaba haciendo sentir sensaciones que jamás había sentido antes, nunca me habían metido de esa manera los dedos en mi puerta trasera, la verdad es que no recordaba que mi marido hubiera jugado con mi culo de esa manera en su vida. Me lo había follado un par de veces y siendo novios. Siempre me decía que teniendo un coño, para que quería un culo. Que iluso.

El chico volvió a erguirse, colocando las rodillas en la cama, sentí como pasaba su capullo por el canal, su polla quemaba y no me explicaba como después de haberse corrido un par de veces aún podía tener la polla así de dura. Pero la verdad me daba igual, a mí me estaba haciendo gozar. La colocó a lo largo y apretó las nalgas, la sentía aprisionada en medio de las nalgas. Hasta que por fin sentí su capullo en la entrada de mi orificio, apretó y sentí como entraba, dolió un poco, pero nada que no pudiera soportar, volvió a apretar y sentí como entraba un buen trozo, lo escuché resoplar. Hice fuerza con el esfínter y resopló más fuerte.

Nunca hubiera imaginado que se pudiera sentir tanto por el culo, al hacer fuerza sentía el tronco del chaval alojado dentro, era como si pudiera palpar con mi interior, él debía de estar alucinando, lo escuchaba gemir y reír a la vez. Aunque parecía que no quisiera meter más polla.

.-Sigue empujando!! Métela entera!! Quiero sentirla todo lo adentro que puedas!!

.-¿Seguro? Solo tengo metido el capullo!! ¿No te va a doler?

.-Tu mete!! Si me duele ya te lo digo y la sacas!!

No se hizo esperar, sentí como empujaba y sentí como algo duro se abría paso, era verdad que apenas había entrado, Sentí como mi intestino se llenaba, lo estaba haciendo tan despacio que no sentía dolor, solo sentía un extraño placer que me estaba llevando a un nuevo orgasmo. El chico no paró hasta tener toda su polla dentro de mi estrecho culo. Sentía sus huevos apretados a mi perineo y mis labios.

.-Ya no entra más!! Está toda dentro!! Es alucinante, nunca había sentido nada igual!!

.-Yo tampoco, te lo puedo asegurar!!

.-Siento como está mi polla apretada!!

El chico se había echado un poco sobre mí, sentía su cuerpo sobre mi espalda y mis nalgas. Volvió a sacarla despacio y la volvió a meter. No se si era por lo grande y lo gorda que la tenía, pero sentía todo el recorrido de ese badajo dentro de mi intestino y como mi esfínter palpitaba en la base de su polla, ya era algo que casi no podía controlar, sentía igualmente mi coño palpitar y como se aceleraba mi respiración. Comenzó un mete y saca despacio y profundo, casi la sacaba por completo y la volvía a meter hasta topar con los huevos en mi entrada. Yo solo me movía tímidamente, me estaba llevando a un nuevo orgasmo, pero no se lo quería decir, no quería que cambiara el ritmo que había imprimido. Pero poco a poco el ritmo se fue incrementando, aunque mi gusto también. La sacaba y la metía más rápido, tenía su cabeza pegada a la mía, no estaba echado todo sobre mí, pero sentía su peso en mi espalda, me gustaba, me sentía arropada. De pronto volvió a cambiar, ya no lo hacía sosegado, se había vuelto a levantar un poco y metía y sacaba con más fuerza, lo escuchaba gemir, parecía que le quedaba poco y a mí también, estaba casi segura que cuando sintiera su leche salir me correría como una posesa y así fue. Paró en seco con toda su polla metida dentro y comencé a sentir como me llenaba con una nueva corrida esta vez dentro de mi intestino.

Ese líquido caliente quemaba, me relajé y sentí un orgasmo totalmente diferente a lo que había sentido en mi vida. No pude evitar gemir de placer, incluso sentí como mi coño expulsaba líquido, sentía las contracciones y sentía como otro caldo igual de caliente que esa leche corría por mi bajo vientre a la cama. El chico por fin la sacó, fue una sensación muy rara, ahora si me dolía el culo, sentía como palpitaba sin control y como si me costara trabajo hacer fuerza con el esfínter. Era como si no lo sintiera. Se tendió a mi lado y yo me giré, ya me dolía el cuerpo de estar boca abajo. Me llevé la mano como pude al aguejro de mi culo, su leche estaba saliendo, lo sentía muy abierto, el dolor estaba pasando y me invadió una gran pesadez, necesitaba dormir, descansar. Le dije como pude que se fuera, que no hiciera ruido, y que me dejara descansar. Ni siquiera lo sentí cuando se fue. Caí rendida y me quedé dormida hasta bien entrado el mediodía.