Mi vecinita Sandra I

De como un día cualquiera puede cumplirse tu fantasía con tu joven vecinita...

MI VECINITA SANRDRA

I PARTE

Me desperté sobresaltado por el prematuro reclamo del despertador…

Aquella noche, antes de irme a dormir fijé un poco antes la hora para poder ver de nuevo a Sandra, la vecina de al lado, que me llevaba todo el día como loco con aquellas curvas casi perfectas y una ropa que dejaba muy poco a la imaginación…

Pero lo primero es presentarse, mi nombre es Gorka, soy un chico joven (23 años) y vivo solo en un piso de escasos metros cuadrados,  abundantes descorches en la pared y problemas con las cañerías. Es el fruto de salirme del instituto con 17 años para ponerme a trabajar en un taller de coches, trabajo que aún conservo y, al morir su dueño y dejármelo en herencia, considerándome un hijo, ha prosperado gracias a la sección de tuning y customización que he instalado en el taller, pero todavía no tengo el dinero como para hacerme con una vivienda decente, de momento me conformo con seguir pagando mis facturas.

Físicamente me mantengo muy en forma, ya que, aparte de practicar boxeo e ir al gimnasio a menudo, hago bastante ejercicio en el taller llevando y trayendo las piezas, agachándome y levantándome y, porque no decirlo, con algún ligue espontáneo que me da guerra en la oficina intentando que le rebaje el precio de alguna reparación.

El caso es que desde que me mudé a mi piso estoy enganchado a Sandra, la vecina que os he comentado… Es una chica más joven que yo, 19 tiernos añitos muy bien cumplidos, que comparte piso con una amiga suya, debido, por lo que he podido escuchar a través de las paredes de papel del edificio, a sus frecuentes peleas con su padre, demasiado autoritario.

Es morena, de ojos castaños y pelo alisado con un flequillo recto que corona su frente. Su piel es muy oscura, con pecas más oscuras todavía en su nariz y cuello, algo que me excita de un modo enorme por cierto…

Se nota que va a menudo al gimnasio, ya que tiene un cuerpo escultural con unos pechos firmes y un culo que dejaría mudo a cualquier hombre, y no sé de dónde saca tiempo porque según me ha comentado se esfuerza mucho con sus exámenes de física de la Universidad.

Volvamos a lo que nos ocupa… Aquella mañana me levanté más temprano únicamente para poder hablar con ella en el ascensor, eso sí, me puse “casualmente” la camiseta de tirantes que uso en el taller, mojada con aceite y bien apretada, no ya por la comodidad, sino para que pueda adivinar con tan solo un vistazo los musculados pectorales resultado del esfuerzo constante levantando cajas de herramientas y motores. Lo cierto es que nunca he sido de desarrollar abdominales, pero no podía quejarme de mis brazos y mi cuello.

Salí a la par que ella, escuchando sus pasos en la vivienda de al lado, y cerramos la puerta al unísono.

-Vaya, que casualidad Gorka – Sonrío al ver la aparentemente casual coordinación.

-Sí, jaja, quien lo hubiese dicho… ¿Vas a la universidad? – Sabía perfectamente que allí se dirigía, pero un tema banal para romper el hielo nunca viene mal con una chica simpática.

-Por desgracia sí, tenemos clase previa al examen del miércoles y tengo que estar despierta… ¿Y esa camiseta? Que cerdete vas Gorka… - Me dijo esto último mirándome de arriba abajo, justo como esperaba que hiciese aunque su último comentario no me dejo muy conforme…

-Me dirijo al taller y no me ha dado tiempo a lavarla, tengo el coche aparcado abajo en la puerta, si necesitas que te lleve…

  • No sé… me sabe mal que te molestes…

  • Para nada mujer, además, ya son menos veinte y con el tráfico que hay el autobús va a llegar a segunda hora – Alegué impresionado por mi propia actuación. – Ven conmigo que no muerdo.

-Jajaja de acuerdo. – Aceptó finalmente.

Mi segundo gran orgullo personal, aparte de mi capacidad para emprender un negocio, por superficial que parezca, es mi coche. Un Chevrolet Camaro, toda una ganga que me llevó al taller un “millonetis” que se negó a pagarme, según él por haberle rayado la puerta que me trajo ya con el arañazo. Tras muchos problemas con él, decidí no darle el coche y cuando la justicia iba a arrebatármelo falleció. Por suerte ni tenía descendencia ni mujer, resulta que se dedicaba a llevar las cuentas de no sé qué negocio de dudosa legalidad, y aquel coche era el único bien que pago a tocateja, así que mi buen abogado Mario me lo “regaló” por todo el trabajo que le proporcionaba.

Lo reformé de arriba a abajo y lo había convertido en todo un clásico actualizado, con pintura negra mate y cristales traseros tintados, un par de cenefas blancas en el capó y los laterales y… como no, mi nombre Aero grafiado en el parachoques trasero por un grafitero local con renombre. Después me arrepentí, pero lo dejé tal cual…

Sandra subió al coche observándolo con cara de asombro…

-Así que este es tu coche…. Te las llevarás de calle muchacho…

-No creas, prefiero que se fijen en mi personalidad y no en un pedazo de chapa. – Mentí.

-¡Que tierno!, eres un sol vecinito. – Dijo esto último con la mirada fija en mis ojos, lo que me hizo ponerme muy nervioso y sonreír forzadamente… Me limité a arrancar aquel monstruo y ponerme rumbo a la universidad.

Mientras sorteaba el denso tráfico como podía, Sandra recibió una llamada de un compañero de clase. Aparentemente su profesor estaba ingresado y aquel día no daría más que un par de clases.

-¡Menuda mierda! No enferma nunca y cuando más me hace falta se va cagando por las esquinas… - Dijo resoplando mi vecinita. – Pues no pienso ir para dar dos clases, déjame donde puedas Gorka y cojo el bus de vuelta…  Siento haberte hecho venir para nada…

  • Vaya lo siento… No voy a dejarte sola aquí en medio… Llamaré a Raquel, la chica que tengo como encargada y le diré que hoy no voy. Solo tengo tres o cuatro coches y entre ella y mi ayudante seguro que lo solucionan. – Mentí descaradamente sabiendo que tenía todo hecho un desastre y el tiempo pegado al culo… pero era una oportunidad perfecta para liarme con ella y no la dejaría escapar…

  • ¿Seguro? Me siento bastante mal por esto…

  • Tranquila, que por algo soy el jefe… - Envié un mensaje a Raquel, muy buena amiga mía, explicándole la situación, que entendió perfectamente y aseguró ocuparse de todo. Remato su respuesta con un “O te la follas o arreglarás cada puto coche esta semana tú solo”. Puede parecer raro que me hable así, pero más de 15 años de amistad le dan preferencia y no puedo decirle que no a una mujer con más cojones que el taller entero…

-Muy bien, ¿dónde le llevo?. – Dije esto poniendo el cronómetro del móvil como si fuese un taxista, lo cual le sacó una carcajada e hizo que descansase su mano sobre mi mano, puesta en el cambio de marchas.

  • ¿Por qué no vamos al centro y te invito a almorzar por las molestias? Es lo mínimo que puedo hacer…

Dicho esto, conduje hasta el centro, donde las cafeterías y los bares surgen como setas de las esquinas….

Fuimos a una cervecería bastante frecuentada por universitarios y estudiantes, ella dejó su mochila en el coche y al entrar me dijo:

-Bueno, ahora somos amigos y debes saber que los viernes me emborracho sí o sí, así que pienso empezar ahora…

-Sandra… son las ocho y media de la mañana….

-Jaja anda abuelete. – Me dijo en tono de burla. – Que poco aguantáis los currantes. Tú pídete un café si quieres que yo empiezo con los tercios…

Sus gestos, su voz… todo en ella me encantaba y me incitaba a hacerla mía… no iba a negarme a una propuesta tan sugerente…

-¿Abuelete? Vamos, si dejé el instituto para inflarme a chupitos… Tú no eres ni mi sombra así que pídeme un tanque con alguna tapa…

Comenzamos a contarnos nuestras vidas mientras bebíamos. Ella me comentó que tuvo un novio a los 17 y le hizo tanto daño que le mandó a la mierda. Por lo visto era el típico chaval súper correcto, que acude a misas y promete el cielo para encasquetarte algún que otro golpe donde no se pueda ver…

Yo le hablé sobre mis problemas con los estudios y mi temprana pasión por los coches, de cuando entré en el taller y me independicé para empezar mi propia vida…

La cerveza corría como un río, y en cuestión de unas horas comenzamos a entrar en el tema que me interesaba… El sexo…

Por lo visto era una chica de las que le gustan experimentar, aunque no había tenido demasiadas experiencias. La lista de cosas que no había probado era bastante más corta que las que había hecho. Estaba soltera, y con los exámenes no podía disfrutar de ningún rollo ya que vivímos alejados de la ciudad.

Yo confesé mis experiencias, desde que empecé a mis 16 años con una prostituta y un amigo (Juntamos ahorros y nos dio para una triste acabada…) hasta mis fugaces polvos con clientas del taller, las cuales no obtenían más que sexo, ya que el precio es el precio…

-Uff… Me está subiendo todo esto Gorka… - Dijo mordiéndose el labio y mirándome los brazos…

  • Jaja mejor no bebas más, vamos a mi casa y te hago algo de comer anda…

Pagamos y fuimos al edificio donde ambos vivíamos.

Cuando entró a mi casa y vio el desorden casi se lleva las manos a la cabeza, pero solo se reía, presa del alcohol, y se agarraba a mi cintura para no caerse.

Preparé un par de bocadillos de carne y los llevé al sofá, así veríamos Los Simpsons mientras seguíamos hablando.

Poco a poco ella se iba acercando más, cosa que me dejo perplejo, no tuve que hacer mucho para pasar la línea entre ligar y darse el lote, y en menos de una hora la tenía encima de mí comiéndome la boca como una leona en celo…

-¿Tienes algo de beber? – Me preguntó mientras cogía aire.

  • Vaya problema tienes tu jaja, ves a la cocina, allí hay ron y tequila.

Vino con un vaso de ron cola y siguió con lo que había empezado. Me había quitado la camiseta y mientras se entretenía acariciando mi pecho yo le agarraba el culo con firmeza.

-Joder Gorka vaya músculos tienes cabrón… - Esto último lo dijo con los ojos cerrados, frotándose con mi paquete y más ebria que sobria.

Me puso muchísimo el comentario y la agarré, llevándola a la cama en brazos y despojándola totalmente de su ropa.

Contemplé sus pechos… firmes y jóvenes, morenos (Al parecer hacía top-les) con los pezones aún más oscuros y endurecidos.

Su torso definido y… lo que más me gustó, su vagina completamente depilada, con labios hinchados y empapados en fluidos.

Esta vista hizo que me pusiese como un toro, y me abalancé sobra ella lamiendo todo su cuerpo, agarrándola de la cintura mientras me metía sus pechos en la boca, jadeando como un perro y ella gimiendo mientras se acariciaba los labios y se mordía los dedos…

Cuando me sacié de su piel, me arrancó, casi literalmente, el pantalón y la ropa interior, dejando a la vista mi pene, totalmente erecto y rodeado de venas definidas por toda la sangre que corría por ellas en ese momento. Tenía el glande hinchado y el líquido pre seminal me cubría el pene por completo.

Ella se incorporó y comenzó a lamerlo como si fuese una piruleta. Se lo metía hasta la mitad para después sacarlo, abrir la boca e introducírselo hasta la garganta.

Era genial verla mamando como toda una profesional, mirándome a los ojos y escupiendo de vez en cuando en mi glande… Estaba a punto de correrme cuando sacó un condón de su mochila y me lo puso.

-Sandra… ufff… no sé si deberíamos hacer esto… - Le dije mientras se la metía en el coño, pensando en que tal vez esto haría incómodo el ser vecino de ella.

-Tú cálla… ahhh… cállate y taládrame por dentro… uffff….

Me puso a cien lo que dijo y la bajé de encima de mí sin sacarle la polla, la puse boca arriba y comencé a bombear mientras le agarraba la cadera fuertemente.

Podía ver como se inflaban todas las venas de su cuello a medida que aumentaba el ritmo y gemía como una desesperada.

Cuando se hubo corrido un par de veces sonó su teléfono, me apartó de encima suya para verlo y enseguida comenzó a vestirse sin articular palabra.

Yo, empalmado y atónito le recriminé:

-¿Qué haces? ¿Vas a dejarme así?....

-Cierra la boca y vístete… que te vienes a mi casa… - Me dijo autoritaria mirándome el rabo…

-Pero….

-Que vengas que mi amiga nos ha oído y quiere conocerte…

Continuará…